Cesena, el legado de los Malatesta
por el 9 Oct, 2013 • . Actualizado 21 Ene, 2014 • 20 comentariosCesena es uno de los motivos por los que he vuelto, una vez más, enamorada de Italia. Una ciudad que se mueve al ritmo de las dos ruedas -casi imposible captar una imagen suya sin que una bicicleta se cuele en tu encuadre-, de rancio abolengo, de edificios únicos y de gente amable y cercana. Una ciudad que sabe a piadina y a squacquerone. Que hay que degustar a paso lento, sorbo a sorbo. Como se debe tomar el Sangiovese, uno de sus vinos más preciados.
Si tienes previsto visitar esta ciudad, lo primero que debes saber es que Cesena es una localidad que puedes recorrer a pie ya que sus principales puntos de interés están muy cerca. Así que olvídate del transporte público, hazte con un buen mapa en la oficina de turismo (Piazza del Popolo, 15) y descubre a tu ritmo los mejores rincones de la que es, junto a Forlì, una de las dos capitales de la provincia de Forlì-Cesena.
Un buen punto de partida para empezar a desentrañar los secretos de Cesena es la propia Piazza del Popolo. Esta plaza fue construida a principios del siglo XV por orden de la Casa Malatesta, una familia italiana que gobernó esta ciudad y a la que Cesena debe buena parte de su rico patrimonio artístico y monumental. Cuando la visité, un sábado por la mañana, verdaderamente hacía honor su nombre. Era día de mercado y era prácticamente imposible disfrutar de su fisonomía con tanta gente fisgoneando entre las paradas. Puestos de ropa, caramelos, bolsos y maletas… Un mercadillo en toda regla. Suerte que pudimos regresar unas horas más tarde para recorrerla ya vacía.
Aquí, además del Ayuntamiento, situado en el Palazzo Albornoz, se encuentra uno de los símbolos más universales de la ciudad, la Fontana Masini, una preciosa fuente construida en piedra blanca de Istria en 1588, diseñada por Francesco Masini, un arquitecto local que pertenecía a una de las familias patricias más ilustres de la ciudad.
Justo detrás de esta fuente, una empinada calle empedrada nos lleva hasta las inmediaciones de la Rocca Malatestiana, una de las fortalezas más imponentes que podemos encontrar en Emilia-Romagna. Aunque se empezó a construir por iniciativa de Galeotto Malatesta en 1380, hasta 1480 no finalizaron las obras de este complejo defensivo que domina la ciudad. Precisamente gracias a su ubicación, sobre la colina de Garampo, nos ofrece unas espectaculares vistas de la ciudad cuando recorremos su cinturón de murallas. En días despejados, incluso se puede ver el mar Adriático ya que está a tan solo 15 kilómetros. En su gran patio interior destacan dos torres: la Torre Palatium -sede del Museo de Historia de la Agricultura- y la Torre Maestra que alberga una interesante colección de armaduras de la época.
Si volvemos sobre nuestros pasos y salimos de la Piazza del Popolo por la siempre animada Vía Zeffirino Re, enseguida llegaremos al Palazzo del Ridotto y al Duomo di San Giovanni Battista. En el Palazzo del Ridotto, una gran escultura de bronce honra la figura de Pío VI. Como nos explicó nuestra guía, Elena Righi, Cesena se conoce como la «ciudad de los tres papas» aunque en realidad solo dos nacieron aquí: Pío VI y Pío VII. Eso sí, también fue sede del obispado de Pío VIII y de ahí su sobrenombre.
Por su parte, el Duomo de Cesena nos muestra una fachada exterior, sobria, sencilla y típicamente románica, que poco tiene que ver con los tesoros que alberga en su interior. Como la Capilla de la Madonna del Popolo, una de las más bonitas que he visto durante este viaje, con sus columnas corintias de mármol policromado y sus frescos de Corrado Giaquinto.
Muy cerca de aquí se encuentra uno de esos rincones que por sí solos ya justifican la visita a esta ciudad. Te hablo de la Biblioteca Malatestiana. Este espacio, levantado en 1447 por voluntad de Malatesta Novello, está considerado la obra maestra de las bibliotecas humanístico-conventuales ya que ha llegado intacta hasta nuestras días conservando la misma estructura y el mobiliario que lucía en el siglo XV. No puedo mostrarte ninguna foto de su interior porque está prohibido fotografiar la sala absidal de tres naves en la que se conservan sus 340 valiosos códices. De hecho, para no alterar el microclima ni las condiciones de temperatura y humedad de la sala, aquí jamás se ha empleado la electricidad, ni siquiera una vela, y solo se puede entrar en grupos reducidos y siempre bajo la atenta mirada de su vigilante. Pude contemplarla solo un par de minutos, pero te aseguro que el fue el momento más fascinante que viví en Cesena. Sentí como nunca el peso de la historia sobre mis hombros. La tímida luz de la mañana entrando por los ventanales, el silencio, los manuscritos reposando en el mismo lugar que fueron dejados… Casi 600 años de historia frente a mí. Dos curiosidades más: fue la primera biblioteca pública de Italia y forma parte del programa Memoria del Mundo de la UNESCO. El precio de la entrada es de 5€ pero es una visita guiada.
Donde sí está permitido tomar fotografías es en el resto de dependencias que forman parte de esta biblioteca, como la Biblioteca Antica, donde se conservan cerca de 250.000 volúmenes, entre ellos 287 incunables y manuscritos que van del siglo XVI al siglo XIX.
La última parada que realizamos en Cesena nos llevó hasta el Teatro Alessandro Bonci (Piazza Mario Guidazzi). Se inauguró en 1846 y hoy está considerado uno de los mejores teatros de la región gracias a la perfección de su acústica.
Nota: Este post forma parte de mi viaje por la provincia de Forlì-Cesena durante el Buonvivere Blog Tour, organizado por la Settimana del Buon Vivere en colaboración con 21grammy.