Descubriendo Gran Canaria, una isla con infinitas posibilidades

Descubriendo Gran Canaria, una isla con infinitas posibilidades

Acabo de regresar de Gran Canaria, un paraíso en forma de isla que, como dicen los lugareños, es todo un continente en miniatura que fascina por sus contrastes. Ahora puedo dar fe de ello. Y es que, a pesar de su reducidas dimensiones, Gran Canaria es una sorpresa a cada paso que combina sus codiciadas playas con la variedad paisajista que le confiere su posición central dentro del archipiélago canario. Palmerales, dunas, acantilados, caminos reales, profundos barrancos… Regalos que la naturaleza ha otorgado a esta tierra y que la UNESCO ha sabido reconocer declarando el 46% de la isla Reserva de la Biosfera.

Durante los cuatro días que he pasado allí, formando parte del blogtrip #GranCanariaExperience, he podido captar buena parte de su magia a través de una serie de experiencias diseñadas para sentir y vivir Gran Canaria con los cinco sentidos. Actividades de lo más diversas que iré desgranando en próximos artículos y que ahora te presento a modo de pequeñas pinceladas que espero sirvan como aperitivo para despertar tu interés por esta isla. Comenzamos.

Momentos únicos en plena naturaleza

El singular relieve orográfico de Gran Canaria hace de esta isla un enclave perfecto para la práctica del senderismo en cualquiera de sus 33 espacios naturales protegidos por los que desfilan una vasta red de senderos y caminos reales. Una de estas rutas es la que discurre en la parte oeste del municipio de San Bartolomé de Tirajana conectando la Presa de Chira con la Presa de Soria.

La llegada a la Presa de Chira no pudo ser más emocionante ya que recorrimos en 4×4 una complicada pista de tierra que nos permitió contemplar, entre traqueteo y traqueteo, algunos de los paisajes más bonitos de la isla.

En 4x4 rumbo a la Presa de Chira. Gran Canaria

Paisaje del interior de la isla. Gran Canaria

Una vez allí iniciamos una caminata de cinco kilómetros salpicada de originales formaciones rocosas y barrancos de impresión que pusieron a prueba mi vértigo y mi pericia al transitar por los tramos más complicados. Eso sí, cada parada era un regalo para la vista. Sensacionales panorámicas que alcanzaban el Roque Nublo -símbolo natural de Gran Canaria-, caseríos como La Palma, pequeños embalses naturales y, cómo no, la imponente Presa de Soria con sus 120 metros de altura sobre el cauce del barranco de Arguineguín. ¿Valió la pena el esfuerzo? Júzgalo tú mismo con estas imágenes.

Presa de Chira. Gran Canaria

La belleza natural de Gran Canaria

Descendiendo hacia la Presa de Soria. Gran Canaria

Presa de Soria, Gran Canaria

Presa de Soria. Gran Canaria

Gran Canaria desde el mar

La excusión marítima entre Puerto Rico y Mogán fue uno de mis momentos estrella de este viaje. Solo fueron 30 minutos de travesía pero, para alguien que en Madrid se siente como una sirena varada en tierra, contemplar la isla desde el mar fue todo un regalo. La cálida brisa sobre mi rostro, los acantilados que recuerdan su origen volcánico, calas solitarias, las playas de Amadores, del Cura, Taurito, Mogán…

La belleza del litoral de Gran Canaria

Playa de Mogán. Gran Canaria

Gran Canaria desde el mar

No es de extrañar que el sur sea la zona turística por excelencia de Gran Canaria. Las montañas del interior son una barrera natural que frenan las nubes del norte dando como resultado días despejados que invitan a realizar todo tipo de actividades náuticas. Pesca deportiva, vela, surf y bodyboard, windsurf, submarinismo…

¿Un bautizo de submarinismo? ¿Por qué no?

Debo confesar que cuando leí que nuestro programa incluía un bautizo de submarinismo pasé de la sorpresa al respeto en un segundo. Iba ser mi primera vez y temía que mi claustrofobia y mi habitual torpeza me jugaran una mala pasada. No fue así y desde aquí quiero agradecer a Álvaro Ojeda, mi instructor del Zeus Dive Center, la infinita paciencia que tuvo conmigo y el cariño con el que me trató en todo momento.

Con su ayuda me enfundé el traje de neopreno, las aletas y el resto del equipo, y me sumergí en las aguas de la playa de Amadores. La verdad es que al principio cuesta adaptarte al respirador y aprender a contrarrestar la flotabilidad del traje pero, si te relajas, respiras con calma y te concentras solo en disfrutar del momento, es una experiencia única que te deja con ganas de repetir.

Bautizo de submarinismo con Zeus Dive Center. Gran Canaria

Buceando frente a la playa de Amadores. Gran Canaria

Pero esta no fue la única actividad que realizamos en la playa. Aunque no pudimos practicar parascending por el viento, la alternativa que nos propuso la organización no pudo ser más divertida. En plan supervivientes, tuvimos que construir una balsa para llegar desde la playa de Mogán al Big Bang Jet Boat que nos estaba esperando. La sensación de surcar el mar a una velocidad tremenda a bordo de esta lancha rápida es fascinante. Te sientes como si estuvieras en un rally pero en el agua, saltando del asiento cada dos por tres y dando trompos de 360º. Un subidón de adrenalina en toda regla.

De la balsa a la lancha rápida. Gran Canaria

Un paseo por el Puerto de Mogán

El Puerto de Mogán es uno de los rincones más pintorescos de la isla. Su entramado de callejuelas peatonales y canales de agua salada, los pequeños puentes, el olor de las buganvillas que decoran cualquier recodo, sus coquetas casas, los muelles donde comparten espacio lujosos yates y barcas de pesca, las terrazas con vistas al mar, su peculiar ubicación… Se diría que en este barrio marinero, situado en el suroeste de Gran Canaria, todo está diseñado para ser disfrutado con calma. Y más al atardecer, cuando el sol acaricia con suavidad su litoral.

Puerto de Mogán. Gran Canaria

Callejeando por el Puerto de Mogán. Gran Canaria

Canal del Puerto de Mogán. Gran Canaria

Puerto de Mogán, Gran Canaria

Por cierto, según tengo entendido, el municipio de Mogán en una de las zonas con mejor clima de todo el archipiélago y los fondos de su costa son muy apreciados entre los submarinistas por su belleza y diversidad.

Perder la mirada en un mar de dunas

La Playa de Maspalomas, con sus tres kilómetros que van desde el Faro hasta la punta de Maspalomas, donde muda su nombre por Playa del Inglés, alberga la Reserva Natural Especial de las Dunas de Maspalomas. Un enorme mar de arena dorada a la vera del océano que no deja indiferente a nadie por su belleza y en el que recalan todos aquellos que visitan la isla.

Reserva Natural Dunas de Maspalomas. Gran Canaria

Dunas de Maspalomas. Gran Canaria

No es para menos. Ya sea desde el paseo marítimo o hundiendo tus pies en la arena, la sensación de estar en un espacio de excepcional valor te invade y podrías pasarte mil horas contemplando las dunas. Sus matices de color, sus formas, las huellas que otros dejaron antes que tú…

Las dunas y el océano. Gran Canaria

Detalle de las dunas de Maspalomas. Gran Canaria

Descubriendo los secretos de la cocina canaria

Sazona tu alma. Condimenta tu felicidad. Sonríe cocinando. Este es el inspirador lema de Smile Cooking, un aula de cocina donde aprendí a elaborar, de la mano del cocinero Roberto Bernal, platos tan típicos como las papas arrugadas y el gofio, pescados como la sama y deliciosas salsas como el mojo verde y el mojo rojo.

Roberto Bernal. Smile Cooking. Gran Canaria

Con las manos en la masa. Smile Cooking. Gran Canaria

Papas arrugadas y gofio. Smile Cooking. Gran Canaria

Fue una experiencia culinaria muy recomendable porque el ambiente que se creó entre los fogones, con una buena copa de vino en la mano y participando en cada una de las elaboraciones, resultó tan íntimo como enriquecedor. Además de seminarios de cocina local, en Smile Cooking realizan talleres de gastronomía marroquí, libanesa, japonesa… Este punto de encuentro creado para disfrutar del placer de cocinar cuenta también con una tienda gourmet de productos exclusivos. Si te animas a ponerte con las manos en la masa, solo tienes que acercarte al barrio de Triana en Las Palmas de Gran Canaria (C/ Travieso, 22).

Vegueta bajo la luna

Las Palmas de Gran Canaria, fundada en 1478, cuenta con un interesante casco histórico cuajado de muestras de arquitectura tradicional. Su nombre es Vegueta y recorrerlo supone adentrarse en la historia de la capital. Un buen punto de partida para conocer este atractivo espacio urbano es la Plaza de Santa Ana. Este conjunto monumental, que mezcla con armonía diversos estilos, fue la primera plaza mayor planificada en España y su modelo se exportó a toda la América Colonial.

Desde su construcción fue ideada como espacio cívico y administrativo y por ello en torno a la plaza podemos ver la Catedral, las Casas Consistoriales, el Obispado, la Casa Regental, el Tribunal Superior de Justicia de Canarias y el Archivo Histórico. Sus guardianes son unos perros de bronce que se instalaron a finales del siglo XIX. La plazoleta del Espíritu Santo, la Casa de Colón o la plaza de Santo Domingo son otros rincones de Vegueta que conservan el ambiente de la vieja ciudad.

Plaza de Santa Ana. Las Palmas de Gran Canaria

Hubiera deseado tener más tiempo para recorrer este barrio que junto al de Triana conforman los más antiguos de la ciudad. En cualquier caso, este paseo nocturno cumplió su objetivo: despertar mis ganas de volver algún día a Las Palmas de Gran Canaria.

Alameda de Colón. Las Palmas de Gran Canaria

Disfrutando de la dolce vita canaria

Todo viaje que se precie precisa algún momento de relajación, una pausa en el camino para recuperar fuerzas y disfrutar con calma de las bondades de la tierra que pisas. Y más en Gran Canaria, una isla que gracias a la benevolencia de su clima y a sus aguas se ha convertido en un destino de salud y bienestar reconocido internacionalmente. Yo tuve ocasión de relajarme y desconectar del mundo en el Siam Spa, un auténtico spa tailandés ubicado en el hotel Bohemia Suites & Spa. ¿Mi elección? El Bali Massage.

Imagina conmigo. Una cabina deliciosamente decorada. Silencio. Aromas a mandarina, romero y naranja dulce que en forma de aceites van recorriendo tu cuerpo mientras unas manos expertas presionan tu espalda con las palmas de las manos, haciendo hincapié en los puntos claves de energía. Un lujo asiático para recuperar el equilibrio basado en la sabiduría popular de los balineses.

Siam Spa. Bohemia Suites & Spa. Gran Canaria

Bali Massage. Siam Spa. Gran Canaria

Si quieres vivir una experiencia como ésta, te recomiendo que visites la web de la asociación Gran Canaria Spa, Wellness & Health donde encontrarás una amplia oferta de centros donde cuidarte y mimarte.

Acostarme y despertarme con el rumor de las olas  

Eso es lo que hice durante mi estancia en Gran Canaria. Mi amplia y luminosa habitación del Seaside Palm Beach fue mi hogar y mi refugio, el lugar perfecto para descansar tras largas jornadas recorriendo la isla. No voy a extenderme en contarte más sobre este exquisito y acogedor hotel porque próximamente voy a dedicarle una reseña. El motivo es simple: sencillamente me encantó. Como adelanto, te dejo con las vistas desde mi terraza.

Vistas desde mi habitación. Hotel Seaside Palm Beach. Gran Canaria

Nota: Este artículo forma parte de mi viaje a Gran Canaria durante el blogtrip #GranCanariaExperience organizado por Nautalia Viajes, el Patronato de Turismo de Gran Canaria y Turismo de Canarias en colaboración con Hoteles Seaside y Air Europa.

San Sebastián en clave de cine. 7 tomas para descubrir la ciudad

San Sebastián en clave de cine. 7 tomas para descubrir la ciudad

San Sebastián no es Madrid ni Barcelona. Ni falta que le hace. Le basta y le sobra con saberse la dama del norte. La chica guapa del baile, la que recibe todas las flores y deja a su paso una hilera de admiradores que matan por un guiño suyo. Por sentir el abrazo de su bahía, por una caricia en forma de ola, por un beso gourmet. Para plasmar su apabullante encanto he buscado un hilo conductor que fusiona mis dos grandes aficiones: viajar y el séptimo arte. El resultado lo tienes a continuación. Si Alfred Hitchcock se paseó por su Festival Internacional de Cine para presentar Con la muerte en los talones y Vértigo, Coppola, Llueve sobre mi corazón, y Fellini, Las noches de Cabiria, yo te presento San Sebastián en clave de cine.

El Peine del Viento de Eduardo Chillida. San Sebastián

Si tuviera que lanzarle un piropo a la capital guipuzcoana, le diría que es una ciudad tremendamente fotogénica. El paraíso para cualquier técnico en localizaciones. Y es que, por mucho que se empeñen en colocar la alfombra roja en el Kursaal, su impagable plató está a cielo abierto y delimitado por el Cantábrico.

Toma 1. Playa de La Concha, Ondarreta, Isla de Santa Clara y Zurriola

Dicen que La Concha es el arenal más bonito de la cornisa cantábrica y una de las mejores playas urbanas del mundo. Para mí es un kilómetro y medio de puro glamour, que aparece y desaparece a merced de la marea, enmarcado en la bahía y flanqueado por un paseo que cualquier ciudad desearía tener. Todos sus compañeros de reparto rezuman elegancia: sus delicadas farolas que dan forma al Premio Donostia, los distinguidos edificios que la contemplan y, sobre todo, su preciosa barandilla que nunca te cansarías de fotografiar. Imagina a Audrey Hepburn apoyada sobre ella con su mirada perdida en el mar y dime si no es un escenario de película, amenace lluvia o haga sol.

Paseo y playa de La Concha. San Sebastian

Playa de La Concha. San Sebastián

Centro Talaso-Sport La Perla. Playa de La Concha. San Sebastián

Farola del Paseo de la Concha. San Sebastián

Aunque se acuse a La Concha de copar todos los planos, no es la única playa de San Sebastián. Hay tres más, cada una con su propia personalidad y su público. Su vecina más inmediata es Ondarreta, que se extiende desde la falda del Monte Igueldo hasta el Palacio de Miramar, donde la reina María Cristina fijó la residencia veraniega de la corte. A pesar de ser bastante más pequeña que La Concha, es la más popular entre las familias donostiarras que acuden aquí a jugar al volley, al fútbol o las palas. Su imagen, salpicada por la silueta de sus tradicionales casetas -en las que aún se cambian los bañistas más pudorosos-, está inevitablemente ligada a la Isla de Santa Clara que, a su vez, cuenta con una pequeña playa con espectaculares vistas a la ciudad.

Playa de Ondarreta desde el Paseo Eduardo Chillida. San Sebastián

Playa de Ondarreta. San Sebastián

Familia jugando en la playa de Ondarreta. San Sebastián

Isla de Santa Clara desde el paseo marítimo. San Sebastián

Al este de la desembocadura del río Urumea, en pleno barrio de Gros, se encuentra Zurriola, una de las playas con más oleaje de la costa cantábrica. Territorio de expertos surfistas y de aficionados que acuden a sus escuelas para aprender a cazar la ola perfecta a la sombra de las dos rocas varadas frente al mar que ideó Rafael Moneo, el Palacio de Congresos y Auditorio Kursaal.

Kursaal y playa de Zurriola. San Sebastián

Escuela de surf en la playa de Zurriola. San Sebastián

¿La conexión de este atractivo litoral con el cine? El entorno natural de San Sebastián ha sido tradicionalmente un filón para rodar películas. El año pasado, sin ir más lejos, la ciudad atrajo 86 rodajes. Centrándonos en sus arenales, te pondré varios ejemplos. La playa de La Concha fue el telón de fondo en el que Marlene Dietrich y Gary Cooper desataron su Deseo allá por los 40, también se dejó ver en El cantor de México, y más recientemente en la ópera prima de Fernando Franco La Herida. La playa de Ondarreta aparece en Hoy como ayer y Zurriola en el largometraje indio Shivaji.

Toma 2. El Peine del viento

Nuestro segundo escenario nos lleva al final de Bahía de La Concha para descubrir tres esculturas de hierro, aferradas a las rocas, que llevan resistiendo los envites del Cantábrico desde 1977, el Peine del Viento. Este conjunto escultórico es la materialización del sueño adolescente de Eduardo Chillida, un chaval que hacía novillos los días de temporal para venir hasta aquí y quedarse ensimismado viendo cómo las olas penetraban en San Sebastián por la falda del monte Igueldo. Su anhelo era lograr que «el viento entrase peinado a la ciudad» y así bautizó esta obra que el tiempo convirtió en un símbolo.

Peine del Viento. San Sebastián

Encontrar el mejor encuadre y el mejor momento del día para inmortalizar este finisterre donostiarra no es fácil. Demasiada magia junta, demasiados cambios de luz, demasiados ángulos posibles, demasiadas sensaciones. El viento, las rocas del acantilado, el hierro, una niña jugando con los respiraderos que permiten a las olas seguir su curso, una pareja de enamorados… No imagino cuántos storyboards se podrían dibujar en un entorno como éste.

Confesiones en el Peine del Viento. San Sebastián

Jugando con los respiraderos. Peine del Viento. San Sebastián

Toma 3. El Monte Igueldo

Subir al Monte Igueldo supone protagonizar un flashback en toda regla que nos transporta al San Sebastián de 1912. Lo coronaremos a bordo de un viejo funicular rojo -el más antiguo de Euskadi- que aún conserva su carrocería de madera original. En tres minutos nos dejará en el centenario parque de atracciones. Fantasea conmigo de nuevo. Fíjate en su Montaña Suiza -que no rusa-, en las casetas de feria, en el carrusel, y visualiza todo el conjunto en blanco y negro. ¿Eres capaz de imaginar a la reina María Cristina inaugurándolo rodeada de la alta sociedad donostiarra? Yo sí y por eso, más que trasnochado y decadente, lo encuentro cargado de solera y seductoramente nostálgico.

Funicular de San Sebastián

Caseta del parque de atracciones de San Sebastián

Tras este ejercicio de divagación temporal, vuelve al color y prepárate para rodar una espectacular panorámica que recoge toda la fuerza de la bahía con la isla de Santa Clara y la impresionante silueta del otro guardián de la ciudad, el Monte Urgull. Será muda porque te dejará sin habla.

San Sebastián desde el Monte Igueldo

El Monte Igueldo y el mar. San Sebastián

Anotación al pie: Si quieres hacer un alto en la camino, pásate por su terraza self service. Toma algo, olvídate del mapa y del reloj, y disfruta. Estás en San Sebastián.

Cafetería en el Monte Igueldo. San Sebastián

Toma 4. Lo Viejo

El centro histórico de San Sebastián, más conocido como Lo Viejo, es donde se tejen y se desarrollan los mejores guiones. Basta pasear por sus estrechas y bulliciosas calles, encajadas entre el puerto y la desembocadura del río Urumea, para comprobar que aquí se cuecen todo tipo de historias que nos hablan del pasado y del presente de la ciudad.

Paseando por Lo Viejo. San Sebastián

La mayoría llegamos a esta zona atraídos por la fama de sus pintxos, esas pequeñas obras de arte en miniatura que copan las barras de sus bares y que fusionan tradición y vanguardia a partes iguales. Es un buen planteamiento que mejora si, además, nos ponemos en la piel de un enamorado de la cocina vasca como era Orson Welles. Eso sí, que impere la calma porque la oferta parece no tener fin en calles como Fermín Calbetón, 31 de Agosto, Pescadería o la Mayor. Si nos sabes por dónde empezar, puedes consultar la ruta de pintxos que elaboré hace poco. Una osadía, lo sé, pero cada vez que la releo mis papilas gustativas me recuerdan que debo volver.

Si tu cartera te lo permite, no olvides que además de las del firmamento y de las que desfilan alrededor del Festival de Cine, San Sebastián atesora otras igual de apreciadas: las estrellas que reconocen la labor de chefs como Arzak, Berasategui o Subijana, entre otros. 16 estrellas Michelín nada menos.

Casa Vergara. San Sebastián

Recorriendo Lo Viejo, te toparás inevitablemente con la Plaza de La Constitución, cuyos coloridos balcones numerados nos hablan de su pasado como plaza de toros, y con dos de sus templos más importantes: la Basílica de Santa María del Coro -patrona de la ciudad- y la Iglesia San Vicente, su templo más antiguo.

Plaza de la Constitución. San Sebastián

Homenaje a la población civil tras el incendio de 1813. San Sebastián

Basílica de Santa María del Coro. San Sebastián

En esta zona también se encuentra el Museo San Telmo y el renovado mercado de La Bretxa, llamado así por ser el lugar que eligieron las tropas inglesas para iniciar el asalto a la ciudad en 1813. Este asedio fue una auténtica película de terror para la ciudad ya que un desolador incendio arrasó Lo Viejo casi por completo. Hoy en día aquí acuden los grandes cocineros en busca de las mejores materias primas y también los tenderos que ofrecen sus productos traídos directamente de la huerta.

Mercado tradicional de La Bretxa. San Sebastián

Toma 5. El Puerto

Por sus dimensiones podría parecer que el puerto no es más que un actor secundario de San Sebastián. Nada más lejos de la realidad. Es pequeñito, sí, pero absolutamente encantador. Protegido bajo la ladera rocosa del Urgull y a los pies de la estatua del Sagrado Corazón, da cobijo a barcos de pesca y de recreo que ofrecen paseos por la bahía, a sencillas casas blancas de pescadores, a restaurantes de pescado y marisco y a viejos marineros que añoran volver a faenar. También acoge el Aquarium -uno de los más modernos de Europa- y el Museo Naval que muestra la ancestral relación de los vascos con el mar.

Puerto de San Sebastián

Museo Naval. San Sebastián

Paseando por el puerto de San Sebastián

Aquarium de San Sebastián

Barcas en el puerto. San Sebastián

Anotación al pie: Si quieres sentir la fuerza del Cantábrico, toma el Paseo Nuevo que bordea el Monte Urgull desde el Puerto. Y si buscas un espacio cargado de romanticismo, acércate al Cementerio de los Ingleses, en la ladera norte del monte. ¿Otra opción? El Castillo de la Mota, testigo de las guerras que han sufrido los donostiarras a lo largo de la historia.

Toma 6. Del Boulevard al parque de Araba

Este recorrido por los principales escenarios de San Sebastián quedaría incompleto sin mencionar el conjunto urbano que discurre a lo largo del Ensanche, diseñado a mediados del XIX tras el derribo de la muralla. Es lo que se conoce como área romántica, una zona que comienza en el Boulevard y que nos lleva a descubrir algunos de los rincones con más solera de la ciudad sin apenas cruzarnos con construcciones modernas. Como el actual Ayuntamiento que nació con vocación de Gran Casino y que vio desfilar a la flor y nata local de la Belle Époque donostiarra entre sus ruletas. O como la Plaza de Gipuzkoa, la Catedral del Buen Pastor o la calle Prim, con sus distinguidas fachadas y portales modernistas de principios del siglo XX.

Ayuntamiento y monumento en memoria de las víctimas del terrorismo y la violencia. Jardines de Alderdi Eder. San Sebastián

Vista de la Catedral del Buen Pastor desde la calle Loiola. San Sebastián

Elegantes fachadas como ésta jalonan la calle Prim. San Sebastián

Pero para escenario elegante y sereno el que envuelve el Urumea, con sus románticos puentes, su Paseo del Árbol de Gernika y, sobre todo, abrazando a la pareja más cinematográfica de la ciudad: el dúo inseparable que forman el Hotel María Cristina y el Teatro Victoria Eugenia. Un plató de brutal belleza por el que han desfilado y desfilan los grandes del cine: Audrey Hepburn, Coppola, Lana Turner, Al Pacino, Robert de Niro, Almodóvar, Tarantino… Aún recuerdo la imagen de La Loba recogiendo el Premio Donostia en el escenario del Victoria Eugenia. Vestida de negro, fumando y muy enferma, pero tan Bette Davis como siempre. El cine y San Sebastián. Donostia y el séptimo arte.

Hotel María Cristina y Teatro Victoria Eugenia. San Sebastián

Estatua homenaje al Almirante Oquendo. San Sebastián

No olvido la otra sede del Festival Internacional de Cine, el Kursaal. Me puede gustar su estampa en forma de cubos que se enfrentan al mar pero no juega en la misma liga porque no deja de ser un principiante al lado de ambos. Le falta el encanto y la magia de un pasado centenario.

Anotación al pie para cinéfilos: Para tomarte algo rodeado de todas las estrellas que han pasado por la ciudad, el Café Oquendo, y para dormir sintiéndote una de ellas, el Hotel Astoria7.

Toma 7. Los protagonistas y su banda sonora

Por mucha belleza que ostente, San Sebastián no sería lo que es sin su paisanaje. Un casting de primera formado por gente que se muestra amable con los de fuera, cercana y con un sentido del humor muy peculiar, muy del norte. ¿El resultado? Consiguen que los cameos, o lo que es lo mismo, los más de 450.000 visitantes que recibe cada año, se marchen pensando en volver. ¿Y su banda sonora? San Sebastián suena a viento, a oleaje, a tintineo de vasos y platos en sus bares de pintxos, a risas contagiosas, a saludos a voz en grito y a silencios.

Parque de Araba. San Sebastián

Aquí concluye mi rodaje en esta ciudad única que nació para ser admirada. Llega el momento de despedirse de los actores y de los escenarios, apagar las cámaras, guardar los focos y la claqueta. Llega el momento de que seas tú quien se lance a escribir su propio guión en San Sebastián.

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Títulos de crédito: Si quieres exprimir al máximo tu estancia en la ciudad, hazte con la San Sebastián Card, una tarjeta turística que podrás utilizar en el transporte público y que te permitirá obtener importantes descuentos en museos, restaurantes y comercios. Puedes comprarla en las oficinas de San Sebastián Turismo.

Qué ver en Lekeitio, visitas y experiencias imprescindibles

Qué ver en Lekeitio, visitas y experiencias imprescindibles

Lekeitio es una villa marinera situada en la comarca de Lea-Artibai donde la naturaleza, la historia y sus gentes se han confabulado para crear uno de los rincones más hermosos de la costa vizcaína. Yo caí absolutamente rendida a sus encantos en mi último viaje a Euskadi y por eso te lanzo estas 10 propuestas para que tú también te enamores de Lekeitio.

Panoramica de Lekeitio
Panorámica de Lekeitio

Qué ver en Lekeitio

Voy a hablarte de su casco antiguo, de sus playas, de sus tradiciones y de los enclaves únicos de este pueblo que mira de frente al Cantábrico con elegancia, sin olvidar ni por un instante su estrecha vinculación con la pesca y el mar. O lo que es lo mismo, si quieres saber qué ver en Lekeitio, sigue leyendo.

El puerto y los arrantzales

Una de las visitas imprescindibles para tomarle el pulso a esta villa marinera, es en el puerto. Aunque ya no alberga una gran flota pesquera como en el pasado, mantiene intacto su encanto con sus coloridas barcas de pesca que contrastan con las modernas embarcaciones de recreo.

Puerto de Lekeitio
Puerto de Lekeitio
Vendedora de pescado
Vendedora de pescado

Cualquier momento es bueno para recorrerlo e impregnarte de la atmósfera que se respira. El olor a mar, el viento, el rumor del agua… Podrás ver cómo los pescadores (arrantzales) descargan sus capturas y reparan las redes, a orgullosas vendedoras que exhiben sus mercancías, los balcones de madera que se asoman al Cantábrico. Y disfrutar de preciosas vistas en el rompeolas a mar abierto de La Tala.

Hablando de vistas, no olvides acercarte a la ermita de San Juan. La panorámica que desde allí se contempla abarca toda la costa.

Pescadores faenando en el puerto de Lekeitio
Pescadores faenando en el puerto de Lekeitio
La Tala de Lekeitio
La Tala de Lekeitio

Casco antiguo de Lekeitio

Otra de las piezas que hacen de Lekeito un atractivo destino es su encantador casco antiguo de trazado medieval. Recorrer su empedradas calles supone revivir el pasado pesquero y artesano de esta villa entre casonas, palacios, iglesias, torres y conventos.

La calle principal del barrio de pescadores es la Arranegi Kalea donde comparten espacio un buen número de palacios blasonados con modestas casas de pescadores. Detente en la plazuela de Arranegi para contemplar la Upa-Etxea, ejemplo de casa señorial barroca, y un poco más adelante en la calle Ezpeleta para ver el monumental edificio de estilo neoclásico de la antigua Cofradía de Pescadores de San Pedro.

Plazuela de Arranegi. Lekeitio
Plazuela de Arranegi
Casa señorial Upa-Etxea. Lekeitio
Casa señorial Upa-Etxea

La Gamarra enparantza es el punto de encuentro de estos dos barrios históricos. Muy cerca se encuentra el Ayuntamiento que con sus amplias balconadas y su noble fachada representa un bonito ejemplo de las casas consistoriales barrocas de Esukadi. Junto a él está el precioso Palacio de Oxangoiti, hoy reconvertido en hotel. Desde el punto de vista arquitectónico también destacan otros palacios como el Uriarte, Abaroa y Urribarria, los restos de la muralla medieval y la Torre Turpin, una de las residencias más antiguas y mejor conservadas de la época de los Reyes Católicos. Si quieres conocer más detalles del casco histórico de Lekeitio, acércate a la Oficina de Turismo y hazte con una audioguía (3€).

Casa Consistorial de Lekeitio
Casa Consistorial de Lekeitio
Palacio de Uriarte. Lekeitio
Palacio de Uriarte
Torre Turpin. Lekeitio
Torre Turpin

Basílica de la Asunción de Santa María

Quizá te sorprenda que un pueblo de poco más de siete mil habitantes tenga una iglesia como la Basílica de la Asunción de Santa María. Desde el exterior, este bello ejemplo del gótico tardío vasco parece un catedral, con arbotantes, gárgolas y contrafuertes rematados por pináculos.

Basilica de la Asuncion de Santa Maria. Que ver en Lekeitio
Portada occidental de la Basílica de la Asunción de Santa María

En su interior custodia un impresionante retablo de estilo gótico-flamenco, policromado y bañado en oro. Es el tercero más grande de España, tras los de Sevilla y Toledo. No dudes en gastarte un euro en iluminarlo porque solo así podrás apreciar todos los detalles de esta obra de arte: la imaginería de los paneles, las 70 imágenes de los nichos y columnas, la detallada filigrana de los baldaquinos… Y presidiendo todo el conjunto, una Andra Mari (Virgen María) inspirada en la imagen de Nuestra Señora de la Antigua, titular de la parroquia.

Retablo de la Basilica de la Asuncion de Santa Maria. Lekeitio
Retablo de la Basílica de la Asunción de Santa María

Otros ejemplos de arquitectura religiosa son el Convento de Santo Domingo y la iglesia barroca de San José que alberga un precioso sepulcro donde descansan los restos mortales de José Javier de Uribarren, gran benefactor de Lekeitio, y de su esposa.

Las playas de Lekeitio

No es casualidad que la reina Isabel II, la emperatriz austro-húngara Zita y otras figuras de la aristocracia y burguesía centroeuropea eligieran el Lekeitio del siglo XIX para sus días de veraneo. Su tranquilidad, sus paisajes y sus playas bastaron para cautivarlos.

Hoy en día, el litoral de Lekeitio sigue siendo uno de sus grandes atractivos. Una franja costera que crece y mengua siguiendo los dictados de la marea y que en la desembocadura del río Lea se materializa en las playas de Isuntza y Karraspio. Tanto Isuntza, situada en el mismo casco urbano, como Karraspio, que pertenece al municipio de Mendexa, cuentan con todo tipo de servicios y son accesibles para personas con movilidad reducida.

Lekeitio desde la playa de Isuntza
Lekeitio desde la playa de Isuntza
Playas adaptadas de Lekeitio
Playas adaptadas de Lekeitio
Playa de Karraspio. Que ver Lekeitio
Playa de Karraspio

Cuando la marea está baja y el Lea se retira, aparece una tercera playa, la Salvaje. Un espacio más íntimo, rodeado de naturaleza y enmarcado con unas vistas magníficas. Sin duda, la del río Lea es una de las desembocaduras más hermosas que he visto nunca.

Desembocadura del rio Lea. Lekeitio
Desembocadura del río Lea

La isla de Garraitz

La isla de Garraitz, situada en la pequeña bahía que el Cantábrico forma frente a la playa de Isuntza, es la pincelada final que hace de Lekeito una villa de postal. También conocida como isla de San Nicolás, este risco cubierto por pino marítimo se utilizó en su día para aislar a los enfermos de lepra y proteger así al resto de la población.

Isla de Garraitz. Lekeitio
Isla de Garraitz
Vista de la Isla de Garraitz desde la carretera. Lekeitio
Vista de la Isla de Garraitz desde la carretera

Solo se puede acceder a la isla en marea baja por la arena o por el malecón, que, por cierto, resbala muchísimo. ¿La recompensa al llegar a la cima? Un espléndido mirador que te permitirá contemplar la belleza de Lekeito desde otra perspectiva. Eso sí, estate atento a las fases de la marea no vaya a ser que te quedes encerrado en ella.

Los mejores bares de pintxos y restaurantes de Lekeitio

Como en toda la costa vasca, comer en Lekeitio es un lujo. Aquí encontrarás buenos bares de pintxos y restaurantes con todo tipo de tentaciones surgidas de los fogones lekeitiarras, entre las que destacan los pescados y mariscos que entran a diario desde el puerto. ¿Algunas sugerencias? Prueba los famosos txipis del bar Erkiaga (Uribarren Kalea), las raciones de la taberna Lumentza (Buenaventura Zapirain, 3), o cualquiera de los pintxos que sirven en el Gallo (Igualdegi Kalea, 2) o en el Txalaparta (San Kristobal Enparantza). Si buscas una carta tradicional, puedes dejarte caer por el restaurante Aroa, un pequeño y agradable local situado en el nº 6 de la calle Gamarra.

Comer en Lekeitio
Comer en Lekeitio

Otra buena opción, sobre todo para cenar, es en el muelle Taxtxo donde desfilan una decena de restaurantes y mesones especializados en su mayoría en productos del mar. Conseguir mesa en sus terrazas no es tarea fácil pero vale la pena para disfrutar del ambiente del puerto bajo la luz de la luna. Si quieres tomarte un café o una copa con vistas a la bahía, acude al pub Talako. Está situado justo encima de la Cofradía de Pescadores San Pedro (Txatxo Kaia, 5).

Restaurantes y tabernas del puerto de Lekeitio
Restaurantes y tabernas del puerto de Lekeitio

Faro de Santa Catalina

Sería imperdonable abandonar esta villa sin pasar por el Faro de San Catalina. Este centinela del Cantábrico, que lleva vigilando sus costas desde 1862, es el primer faro visitable de Euskadi. En sus instalaciones se encuentra el Centro de Interpretación de la Tecnología de la Navegación, una visita muy recomendable, sobre todo si viajas con niños, ya que conocerán  las técnicas de navegación e incluso podrán realizar un viaje virtual en barco desde Lekeitio hacía el Elantxobe.

Faro de Santa Catalina. Que ver en Lekeitio
Faro de Santa Catalina
Vistas desde el Faro de Santa Catalina. Lekeitio
Vistas desde el Faro de Santa Catalina

Junto al faro está la Ermita de Santa Catalina y la atalaya del monte Otoio con unas vistas espectaculares de los acantilados de este pedacito de costa vizcaína. Quédate a ver la puesta de sol, otea el horizonte y ponte en la piel de un atalayero que espera paciente la llegada de las ballenas.

Las regatas de traineras

Las regatas de traineras forman parte de la cultura y de la tradición vasca. Pero, ¿conoces el origen de este deporte? La invención de la trainera, allá por 1750, supuso una revolución para los pescadores que se lanzaban al mar en busca de los mejores caladeros ya que la rapidez y agilidad de esta embarcación les permitía llegar antes a puerto y, por tanto, el precio de sus capturas, al ser las más frescas, aumentaba en las lonjas. De esta forma nacieron las primeras competiciones de traineras que con la aparición de los barcos de vapor dejaron de ser una pugna económica para convertirse en desafíos deportivos en los que se retan los equipos de las localidades costeras. El de Lekeitio es el equipo del Club de remo Isuntza.

Club de remo Isuntza
Club de remo Isuntza
El equipo del Club de remo Isuntza dispuesto a entrenar. Lekeitio
El equipo del Club de remo Isuntza dispuesto a entrenar

Vivir los San Pedros

Si visitas Lekeitio a finales de junio, tendrás la oportunidad de vivir los San Pedros, una fiesta que pone de manifiesto el interés de esta villa por mantener vivas sus tradiciones más arraigadas. Su día grande es el 29, festividad de San Pedro, el patrón de los pescadores.

Lekeitio durante los San Pedros
Lekeitio durante los San Pedros

No te sorprendas si a las 7 de la mañana oyes unas voces que llegan de la calle. Son las Dei eittekuak  o llamadoras, un grupo de mujeres que rememoran cómo antaño se despertaba a los marineros para que se preparan para salir a faenar, al grito de Gora jaugoikuen ixenian (Arriba, en nombre del Señor). Tras este singular buenos días, disponte a camuflarte entre el paisanaje para no perderte los principales actos de esta jornada. Tal vez, tras ver las regatas de embarcaciones tradicionales en el puerto, tengas suerte y te topes, como yo, con un amable lekeitiarra entrado en años dispuesto a explicarte los entresijos de esta festividad y sus recuerdos del pasado de Lekeitio.

Regatas en el puerto de Lekeitio
Regatas en el puerto de Lekeitio

Él fue quien me relató el origen de la Kilin-Kala, una ceremonia que se lleva a cabo cuando la procesión de San Pedro llega a la altura del puerto donde se halla una hornacina con otra imagen del Santo. Oficialmente es un rito propiciatorio o interrogatorio en relación con la pesca, que consiste en inclinar la imagen de San Pedro hacia el agua varias veces. O lo que es lo mismo, en palabras de mi nuevo amigo vasco: «Aquí no nos andamos con tonterías y así le advertimos a San Pedro que, si no tenemos una buena temporada de pesca, al mar que va».

Procesion de San Pedro. Que ver en Lekeitio
Procesión de San Pedro

A continuación, presenciarás un baile único en todo Euskadi: la Kaxarranka. El origen de esta tradición se remonta al siglo XV. En aquellos tiempos, los miembros de la Cofradía de Pescadores elegían dos mayordomos para que cuidasen los libros de cuentas y repartieran las ganancias del año. Estas se guardaban en el arca sobre la que baila el danzante de la Kaxarranka, que demuestra una gran destreza ya que el arcón tiene poco más de 1 m2. Ocho marineros la sostienen sobre sus hombros.

El danzante frente a la imagen de San Pedro. Lekeitio.
El danzante frente a la imagen de San Pedro

¿Te has fijado en la indumentaria del danzante? Antiguamente su aspecto representaba a San Pedro, pero como el clero no estaba conforme, tras duros pleitos, se decidió adoptar una curiosa vestimenta civil: frac, camisa y pantalón blancos, chistera en la mano derecha y banderín rojo con las insignias de San Pedro en la izquierda.

La Kaxarranka. Que ver en Lekeitio
La Kaxarranka

Ni que decir tiene que el ambiente es increíble. La música, el gentío que inunda el arco de San Pedro, la emoción de los locales, la sorpresa de los turistas… Después, el baile se repite en varios puntos del pueblo entre ellos la Plaza de la Independencia (Independentzia enparantza), donde también se reviven danzas típicas como la Eguzki dantza, un baile dirigido por mujeres.

Txistularis. Lekeitio
Txistularis en Lekeitio
Bailes tipicos
Bailes típicos

Aviso para navegantes: Además de esta fiesta que rinde culto a su pasado y presente marinero, Lekeitio celebra a primeros de septiembre sus fiestas patronales, los San Antolines.

Conoce a sus gentes

Más allá de sus playas y de su precioso casco viejo se esconde el verdadero tesoro de Lekeito, sus gentes. Un pueblo que ama su tierra, que custodia sus tradiciones con celo y en el que prácticamente toda la población habla euskera. Los lekeitiarras llevan en sus genes la herencia de sus antepasados, pescadores de ballenas, aventureros y navegantes, y eso se nota en su carácter noble y hospitalario. Y es que la pesca ha sido y es un componente básico de la idiosincrasia de este pueblo bañado por el azul del Cantábrico.

Independentzia enparantza. Lekeitio
Independentzia enparantza

Lo podrás comprobar charlando con ellos en la barra de un bar, cuando preguntes una dirección, quieras saber qué pone en un cartel o qué canción están cantando. No pases de puntillas por Lekeitio y conócelos. Son un derroche de amabilidad y les encanta que te intereses por su cultura. Si además les lanzas un egun on (buenos días), un eskerrik asko (gracias) o un agur (adiós), les robarás una sonrisa.

Te he sugerido solo diez propuestas pero podrían ser muchas más las cosas que ver en y hacer Lekeitio: conocer los centros de interpretación del Lagar de Sosoaga -la prensa de txakolí más antigua de Euskadi- y del Molino Marierrota, practicar deportes acuáticos, subir a la cima del monte Lumentza para contemplar toda la villa, asistir al Festival Internacional de Teatro de Calle, bordear el río Lea hasta Munitibar…

Acércate a Lekeitio, enamórate y enriquece esta lista de planes con tus propias vivencias.

Cómo llegar a Lekeitio y dónde dormir

Aunque hay diferentes itinerarios para acceder a Lekeitio, aquí tienes los más comunes.

Desde Bilbao: Coger la autopista A-8, dirección Donostia-San Sebastián, hasta la salida 18 (Amorebieta-Etxano). Allí tomar la carretera BI-635, dirección Gernika-Lumo. En esta localidad enfilar la BI-638 hacia Lekeitio pasando por Kortezubi y Solarte-Gallete.

Desde Donostia-San Sebastián: Coger la autopista A-8 dirección Bilbao hasta la salida 13 (Itziar-Mutriku-Ondarroa) y continuar por la carretera GI-638 hasta llegar a Ondarroa. Una vez allí, tomar la GI-633 dirección Markina-Xemein hasta alcanzar la BI-2405 dirección Lekeitio.

Voy a hablarte de su casco antiguo, de sus playas, de sus tradiciones y de los enclaves únicos de este pueblo que mira de frente al Cantábrico con elegancia, sin olvidar ni por un instante su estrecha vinculación con la pesca y el mar. O lo que es lo mismo, si quieres saber qué ver en Lekeitio, sigue leyendo.
Paseando por Lekeitio

La oferta de alojamientos en Lekeitio da respuesta a todo tipo de bolsillos. Puedes encontrar hoteles de una, dos y tres estrellas, pensiones, casas rurales y agroturismos, un albergue y dos campings. Yo me alojé en el Hotel Oxangoiti, un antiguo palacio situado en pleno centro.

Dónde aparcar en Lekeitio

Como aparcar en el centro de Lekeitio no es tarea fácil, te recomiendo que utilices los dos parkings públicos y gratuitos que encontrarás en las dos entradas al pueblo. Hay una tercera zona de aparcamiento detrás de la avenida de Santa Katalina, pero es mucho más pequeña.

Qué ver en los alrededores de Lekeitio

A poco más de 20 km de Lekeitio está Gernika-Lumo, todo un símbolo de la cultura vasca, y el bosque de Oma de Agustín Ibarrola. También merece mucho la pena visitar las playas de Laga y Laida en Ibarranguelua y localidades como Ipaster, Munitibar, Amoroto, Elantxobe y Ondarroa. 

Gijón, una atractiva ciudad teñida de azul y verde

Gijón, una atractiva ciudad teñida de azul y verde

Si eres un lector habitual de este rincón viajero, ya sabrás que soy una apasionada del mar. Me crié jugando en las playas de Barcelona, al son de Mediterráneo, un tema de Serrat que canturreo cuando extraño su presencia. Por eso ahora quiero hablarte de una de mis ciudades favoritas a la que apodo con cariño mi casa del norte. ¿Quieres conocerla? Está en Asturias y aquí te la muestro: qué ver en Gijón.

En mi anterior escapada por la costa asturiana, Gijón quedó como un destino pendiente, como una espinita clavada en mi corazón marinero. Ahora, tras conocer la capital de la Costa Verde, esa astilla viajera ha desaparecido. Se diluyó en las aguas del mar que la abraza, en el casco antiguo que guarda su memoria, entre cachopos, bocartes y sidrinas, aprendiendo un puñado de palabras en asturiano y disfrutando del calor de los gijoneses.

¿Me gustó lo que vi? Tanto como para decir que Gijón me presta (me encanta). Mis razones, a continuación.

Qué ver en Gijón: los mejores planes para una escapada

Las Letronas de Gijón

Gijón y el mar

Gijón es una ciudad que vive mirando al mar, a un enérgico y poderoso Cantábrico que a veces acaricia su costa y otras la golpea bruscamente en forma de temporal. Un mar que ha marcado su historia a lo largo de más de 5000 años y que le ha regalado un puñado de playas, urbanas o escondidas entre acantilados, que aparecen o desaparecen al ritmo que marca la marea y que los gijoneses disfrutan sin atender a los dictados del calendario.

Gijón, el mar y el sonido de una gaita

La playa principal, y en mi opinión la más bonita, es la de San Lorenzo. Tiene forma de concha, está bordeada por un precioso paseo marítimo de casi tres km. y dicen que es uno de los mejores lugares de España para practicar surf. En ella se encuentra La Escalerona, una de las construcciones más famosas de la ciudad cuya terraza se asemeja a la proa de un barco. La Playa de Poniente, por su parte, es un extenso arenal situado en la parte oeste de la ciudad, junto al puerto deportivo, que se creó en la década de los 90.

Playa de San Lorenzo. Gijón

La Escalerona. Paseo de San Lorenzo. Gijón

Puerto deportivo de Gijón

Lamentablemente, no tuve tiempo de visitar el resto de playas de Gijón pero te puedo asegurar que contemplar el mar apoyada en la barandilla del paseo fue uno de los regalos más preciados que he traído en mi maleta de vuelta. Ya lo dije al principio, lo mío con el mar es pura adicción.

Contemplando el Cantábrico en Gijón

Qué ver en Gijón: el barrio de Cimavilla

Cada ciudad tiene un rincón especial que la hace única. En el caso de Gijón se llama Cimavilla, el antiguo barrio de pescadores, marisqueras y cigarreras, en torno al cual Gijón desplegó sus alas. Un cerro cargado de historias marineras, de vestigios arquitectónicos y de plazuelas donde corre la sidra. Un barrio que concentra la esencia de Gijón y pide a gritos ser fotografiado.

Yo pude conocerlo durante un recorrido guiado de dos horas que me mostró lo mejor de su pasado y lo más destacado de su presente.

Barrio de Cimavilla. Gijón

Callejeando por Cimavilla. Gijón

Así fui descubriendo rincones como la Iglesia Mayor de San Pedro, que remata los jardines de Campo Valdés junto a las Termas Romanas. Este yacimiento-museo alberga los restos de los baños públicos que existieron en la ciudad y una parte de la muralla del siglo III d.C.

Iglesia de San Pedro. Gijón

Monumento a Octavio Augusto. Plaza Campo Valdés. Gijón

Termas romanas de Campo Valdés. Gijón

También me resultó muy interesante recorrer las salas del Museo Casa Natal de Jovellanos. Además de recuerdos del hijo más ilustre de Cimavilla, y de pinturas y esculturas de artistas asturianos contemporáneos, este museo guarda un tesoro en su interior. Se trata del Retablo del Mar, la obra maestra del escultor Sebastián Miranda que ensalza en madera la ancestral tradición pesquera de este barrio.

Retablo del Mar de Sebastián Miranda. Casa Natal de Jovellanos. Gijón

La Torre del Reloj, la plazuela de la Corrada, la calle del Rosario con sus casas típicas, la Capilla de La Soledad -antigua sede del Gremio de Mareantes- o la Cuesta del Cholo son otros de los nombres propios que hacen de Cimadevilla un barrio realmente atractivo. Por no hablar de sus plazas, llenas de sidrerías y animadas a cualquier hora. Un buen ejemplo es la Plaza de Arturo Arias, más conocida como la Tabacalera.

Capilla de Nuestra Señora de la Soledad. Gijón

Plaza Periodista Arturo Arias. Gijón

Antigua casa de pescadores. Gijón

Rincón de la Plaza de la Corrada. Gijón

Tras callejear por las empinadas cuestas del barrio, enfilamos la calle Artillería para subir al Parque del Cerro de Santa Catalina desde donde se divisan unas fantásticas vistas de la costa gijonesa. Aquí se encuentra el que está considerado el símbolo universal de Gijón: el Elogio del Horizonte de Eduardo Chillida. Una enorme escultura de hormigón que emerge en la península de Cimavilla y que yo interpreté como un gran abrazo que acoge entre sus brazos la ciudad que discurre a sus pies. Una curiosidad: Chillida concibió esta escultura para ser contemplada desde su interior ya que se crea un efecto caracola que permite escuchar el eco del mar y que se magnifica al estar asentada sobre un antiguo búnker militar.

Elogio del Horizonte. Cerro de Santa Catalina. Gijón

El tiempo pasado en el Cerro de Santa Catalina fue otro de mis momentos estrella en Gijón. Puse la mente en blanco, respiré profundamente y dejé que la brisa del viento y el batir de las olas se filtraran por cada poro de mi cuerpo para llevarme conmigo un trocito del Cantábrico.

Parque del Cerro de Santa Catalina. Gijón

Nuestra visita guiada acabó en la Plaza del Marqués, frente al Palacio de Revillagigedo y bajo la atenta mirada de la estatua del Rey Pelayo que luce en su mano derecha la Cruz de la Victoria, símbolo de Asturias.

Plaza del Marqués. Gijón

Monumento a Pelayo. Gijón

A partir de aquí continué caminando sin rumbo fijo en compañía de Marta Aguilera, para descubrir otros rincones de la ciudad como la Plaza Mayor, sede del Ayuntamiento, el Árbol de la Sidra y la Capilla de San Juan Bautista, la Capilla de San Lorenzo y, cómo no, las famosas Letronas de Gijón situadas al lado del puerto deportivo.

Ayuntamiento de Gijón

El árbol de la sidra y la Capilla de San Juan Bautista. Gijón

Capilla de San Lorenzo y Torre de los Jove-Hevia. Gijón

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Aunque no forman parte del conjunto de Cimavilla ya que se encuentran alejadas del centro, sería injusto no nombrar las otras dos joyas de la ciudad: el Jardín Botánico Atlántico y la Laboral Ciudad de La Cultura. Este monumental edificio ideado por el arquitecto Luis Moya, donde confluyen cultura, arte, ocio y educación, fue el escenario elegido para celebrar los talleres y ponencias del #TBMGijón.

Laboral Ciudad de la Cultura. Gijón

En Gijón se vive bien y se come mejor

Si algo me ha quedado claro tras visitar Gijón es que es una ciudad amable, que vive de puertas afuera, que combina con acierto su carácter marinero con su faceta más moderna e innovadora y que además es un destino turístico sostenible ya que ostenta la certificación Biosphere Destination.

Respecto a la gastronomía, en Gijón es una forma de vida. No es de extrañar teniendo en cuenta que su condición de municipio costero les permite preparar exquisiteces como sopas de pescados y mariscos, pulpu con patatines, fritos de pixín, cachopos, bocartes o calamares de potera, entre otras muchas especialidades locales. ¿Un lugar para comer? Mi recomendación sería la Sidrería Los Espumeros, en Cimavilla. Todo lo que sale de su cocina es casero y sus cachopos son una delicia.

La sidra nunca falta en Gijón

Ensalada Los Espumeros y cachopos de pollo. Sidrería Los Espumeros. Gijón

Aunque no tuve tiempo de visitar un llagar, sí pude comprobar que la sidra en Gijón es mucho más que una bebida, es un símbolo de identidad. La excusa perfecta para compartir cualquier momento entre culín y culín. Eso sí, como dicen los del terreno, quien escancia no come. Si estás interesado en profundizar en el mundo de la sidra, puedes apuntarte a la Ruta de la Sidra Gijón, un producto turístico que te permitirá disfrutar de todos los matices de la cultura de la sidra.

Las noches de Gijón

Como no puedo hablarte en primera persona ya que le agotamiento me impidió disfrutar de la noche gijonesa, te remito al estupendo artículo de JR Álvaro González, Gijón, all night long, que recoge los mejores pubs para salir de marcha, entre los que no falta La Plaza, cuna del movimiento Xixón Sound.

Bar La Plaza. Gijón

Me dio mucha rabia porque iba con la lección bien aprendida pero no importa. Ya tengo una excusa más para volver. Espero que tú, tras conocer qué ver en Gijón, también lo hagas.

Sigue descubriendo Asturias:

Un paseo otoñal por las playas de Barcelona

Un paseo otoñal por las playas de Barcelona

Tal vez porque parece ser que el frío ha decidido instalarse definitivamente en Madrid o por pura y dura morriña, hoy quiero hablarte de una de las cosas que más me gustaba hacer en Barcelona por estas fechas: pasear por sus playas. Los que me conocen saben que no soy muy aficionada a ir a la playa en verano y que no aguanto más de cinco minutos tumbada al sol. Soy más bien de las de un buen baño y al chiringuito a leer la prensa. En cambio, en otoño, la cosa cambia. Me encanta abrigarme y rendirme al placer de pasear por la arena, con los pantalones remangados, dejando que la brisa golpee mi cara y con la mejor banda sonora que puedo imaginar, el rumor de las olas. Un partido de voley-playa con los amigos y una buena paella frente al mar. ¿Quién dijo que las playas sólo son para el verano?

Una mañana de otoño en las playas de Barcelona

Viendo lo estupendo que luce en la actualidad el litoral de Barcelona, cuesta creer que durante mucho tiempo la ciudad viviera prácticamente de espaldas al mar. Y es que hasta la primera mitad del siglo XX, a excepción de la playa de la Barceloneta, buena parte de la costa era un enjambre de fábricas y guetos marginales con unos niveles de degradación considerables. El gran cambio llegó a raíz de los Juegos Olímpicos de 1992. La celebración de las Olimpiadas no sólo puso a Barcelona en el punto de mira internacional sino que supuso una reestructuración de todo su litoral que se completó con la últimas intervenciones realizadas con motivo del Fórum Universal de las Culturas de 2004. ¿El resultado? Una ciudad abierta al mar con casi cinco kilómetros de playas accesibles que nos que invitan a disfrutar del Mediterráneo durante todo el año.

Barcelona playa a playa

Barcelona cuenta con 10 playas muy bien comunicadas gracias al transporte público. A primera vista pueden parecer todas iguales, con su arena fina y dorada y sus aguas poco profundas, pero si me acompañas en este paseo pronto comprobarás que cada una de ellas tiene su propia personalidad, su ambiente y su público. Te propongo un trayecto de sol y playa, sí, pero también un recorrido por la historia de Barcelona y su relación con el mar.

Mapa de las playas de Barcelona

Si iniciamos este paseo por el sur, la primera playa que nos encontramos es la de Sant Sebastià, una de las más antiguas y tradicionales de la ciudad. Como curiosidad te diré que aquí se instalaron los primeros establecimientos de baño que se abrieron en Barcelona a mediados del siglo XX. Uno de los más populares eran los baños de San Sebastián ya que fueron los primeros en crear una zona de baño en la playa que podían frecuentar tanto hombres como mujeres. ¡Toda una revolución en aquellos tiempos!

Playa de Sant Sebastià. Barcelona

Hoy en día, la fisonomía de esta playa está marcada por la presencia del hotel W Barcelona que desde 2009 ya forma parte del skyline de la ciudad. A muchos les parece una atrocidad ya que atenta contra la ley de costas y a otros, en cambio, les encanta ver esta enorme vela ondeando estática sobre el cielo de Barcelona. Polémicas al margen, lo cierto es que desde las inmediaciones de este hotel se divisa una preciosa panorámica de la costa. Tip de viaje: hablando de vistas espectaculares, en el Passeig Joan de Borbó puedes coger el Teleférico del Puerto, un trasbordador aéreo que enlaza el puerto con el Mirador de Miramar, en la ladera de Montjuic.

Hotel W Barcelona

Panorámica del litoral barcelonés

Teleférico del Puerto. Barcelona

Tras rebasar los 420 metros de la playa de Sant Miquel, llamada así por la cercana iglesia de Sant Miquel del Port, llegamos a la playa de la Barceloneta, una de las más populares y animadas de Barcelona. Como está muy cerca del centro, aquí los turistas acuden en masa ya que está llena de chiringuitos y locales para tomar una copa. También cuenta con muchos equipamientos deportivos y de ocio como pistas de voley-playa y zonas de juegos infantiles, además de varias tiendas que alquilan equipos de surf y bicicletas.

Voley-playa en la playa de la Barceloneta. Barcelona

La playa de la Barceloneta toma su nombre del barrio más marinero de Barcelona ya que los pescadores fueron los primeros en establecerse en esta zona de la ciudad. Afortunadamente, la Barceloneta aún conserva ese aire de pueblo que siempre la ha caracterizado. Calles estrechas, fachadas ennegrecidas por el salitre, ropa tendida en los balcones…. Un barrio humilde, sí, pero, pero muy auténtico y atractivo, en el conviven comercios de toda la vida, viejas bodegas y bares, junto a algunos de los mejores restaurantes de la ciudad para comer pescado y marisco fresco. Dos tips gastronómicos: en el restaurante Can Solé, todo un clásico de Barcelona, preparan un delicioso arroz caldoso con bogavante. No es barato pero merece la pena (C/ Sant Carles, 4). Una opción mucho más económica la encontrarás en Can Paixano, una tasca muy conocida por su bocadillos y sus vinos espumosos a precios populares. Lo malo es que siempre está hasta la bandera (Carrer de la Reina Cristina, 7).

Playa de Somorrostro. Barcelona

Siguiendo rumbo hacia el norte, nos encontramos con la playa del Somorrostro. Hasta el 2010 este tramo del litoral formaba parte de la playa de la Barceloneta pero el ayuntamiento decidió, en un acto de memoria histórica, cambiarle el nombre para recordar que aquí hubo un barrio chabolista en el que malvivían miles de barceloneses. Entre ellos Carmen Amaya, la bailaora de flamenco más famosa de todos los tiempos. Este barrió fue derribado en 1966 coincidiendo con la visita de Franco a Barcelona para asistir a unas maniobras navales.

Por suerte, aquellos días ya han quedado para la posteridad y la imagen que nos ofrece es bien distinta. Una playa moderna y cosmopolita que se extiende a los pies del pez metálico diseñado por el arquitecto Frank Gehry. Tip de viaje: si quieres vivir una experiencia original y divertida, a pie de playa está el Icebar, un bar de hielo en el que podrás tomarte una copa a 5 grados bajo cero. ¿Más opciones? Los clubs Shoko y Sotavento.

Icebar. Playa de Somorrostro. Barcelona

Entre las playas de Somorostro y la Nova Icària está el Port Olímpic que se construyó para albergar las competiciones de vela de los Juegos Olímpicos del 92. Desde entonces, se ha convertido en una de las zonas de ocio más populares de la ciudad tanto de día como de noche gracias a su variada oferta de restaurantes y a su animada vida nocturna. Aquí están  los dos rascacielos más altos de Cataluña, el Hotel Arts y la Torre Mapfre.

El Hotel Arts, laTorre Mapfre y el pez dorado de Frank O. Gehry. Barcelona

Puerto Olímpico. Barcelona

Pasado el Port Olímpic, llegamos a la playa de la Nova Icària que se creó a raíz de la urbanización de la Vila Olímpica. Al igual que la Barceloneta, es una de las más frecuentadas del litoral de Barcelona tanto por los turistas como por los locales. Es el mejor lugar para ver y ser visto y una de las playas mejor equipadas: punto de información, consigna, duchas y lavabos públicos adaptados, equipamientos deportivos, zonas de juego para los más pequeños…. Tip gastronómico: justo encima de la playa, en el paseo, está El Chiringuito Las Sardinitas de Moncho’s, un local al que suelo acudir siempre que puedo para comerme una paella frente al mar. Si te dejas caer por allí, pide una ración de calamares. Están buenísimos.

Playa de la Nova Icària. Barcelona

Paella del Chiringuito Las Sardinitas de Moncho's. Barcelona

La playa del Bogatell también es fruto del legado olímpico que impulsó la apertura de la ciudad al mar. Su público es mayoritariamente gente joven y deportista que accede a esta playa en bici para correr, jugar al ping-pong o al voley-playa. Prácticamente encontraremos el mismo ambiente en la siguiente playa, la Mar Bella, donde también acude mucha gente para hacer deporte, estudiantes de las facultades cercanas y los vecinos del barrio del Poblenou. Cuenta con una base náutica que organiza salidas en crucero, kayak y catamarán por el litoral de la ciudad y con un complejo deportivo. Tip de viaje: si te gusta practicar el nudismo, hay una zona protegida por una pequeña colina cerca del espigón de Bac de Roda que también frecuenta el público gay.

Playa del Bogatell. Barcelona

Playa Mar Bella. Barcelona

Las dos siguientes playas, Nova Mar Bella y Llevant, son las que están más alejadas del centro y por tanto las más tranquilas y familiares de toda la costa. Dos buenas elecciones para los que buscan un momento de relax frente al mar sin aglomeraciones. La playa de Llevant está justo al lado del Fórum que cuenta con su propia zona de baños. Una playa artificial de agua salada a mar abierto con tumbonas de piedra y zona de juegos infantiles, marcada por la presencia escultórica de la placa fotovoltaica del Fórum. Tip de viaje: en la Nova Mar Bella hay un parking gratuito para dejar el coche.

Niños jugando en la playa de Llevant. Barcelona

Y hasta aquí este recorrido por las playas de Barcelona. Un litoral que forma parte del día a día de la ciudad durante todo el año y que espero haberte animado a conocer en tu próxima visita a Barcelona.

Cómo llegar a las playas de Barcelona

Aunque hay muchas líneas de autobuses que llegan hasta la Vila Olímpica, la forma más rápida para llegar a las playas es el metro, en concreto, la línea 4 pasa muy cerca de las playas.

Castro Urdiales, mi primer contacto con Cantabria

Castro Urdiales, mi primer contacto con Cantabria

Desde que vivo en Madrid, extraño el mar más que nunca. Noto que algo me falta, que el puzzle no está completo. Por eso, en cuanto puedo, me escapo en su busca y, si lo que descubro lo merece, disfruto recomendándotelo desde estas líneas. No debe sorprenderte. Si eres un lector habitual de este blog, ya sabrás de mi debilidad por las villas marineras.

En esta ocasión, quiero presentarte el único destino cántabro que conozco hasta la fecha, Castro Urdiales. Una preciosa localidad situada en el extremo más oriental de Cantabria,  muy cerca de Vizcaya, que junto a Laredo, Santander, Santillana del Mar y San Vicente de la Barquera forma parte de la vía secundaria del Camino de Santiago que recorría la costa del Cantábrico.

El Cantábrico y Castro Urdiales

Había oído que en Cantabria el mar y la montaña se aliaban para crear paisajes increíbles a lo largo de sus más de 200 km de costa. Que sus pueblos marineros recogían buena parte de la belleza del norte de España. Castro Urdiales no hizo más que confirmarme que todas estas afirmaciones son ciertas.

La primera imagen que recibes de Castro ya merece los kilómetros recorridos. A orillas del mar, dominando la bahía y protegido por los Picos de Europa que presiden las verdes montañas de la Cordillera Cantábrica.

Puerto de Castro Urdiales. Cantabria

Bordeando el mar en Castro Urdiales. Cantabria

Un buen punto de partida para conocer Castro Urdiales es visitar su conjunto monumental, también conocido como Puebla Vieja, que fue declarado Conjunto Histórico Artístico en el año 1978. Su estampa más emblemática, la que aparece siempre en todas las fotografías, es el conjunto que forman la iglesia de Santa María de la Asunción, el castillo-faro que se encuentra junto a ella, el puente medieval y las ruinas de la iglesia románica de San Pedro.

Iglesia de Santa María de la Asunción y castillo-faro de Santa Ana. Castro Urdiales. Cantabria

La impresionante iglesia de Santa María de la Asunción, con trazas de catedral, es el mejor ejemplo del gótico clásico que encontraremos en todo el Cantábrico. Comenzó a edificarse a principios del siglo XIII, bajo el mandato del rey Alfonso VIII de Castilla que repobló y fortificó las villas de esta costa, y sus trabajos se prolongaron hasta el siglo XV. El castillo formaba parte, junto a esta iglesia, del entramado defensivo de la villa que se completaba con la desaparecida muralla. Se utilizó por primera vez como faro en 1.853.

Iglesia de Santa María de la Asunción. Castro Urdiales. Cantabria

Tras conocer lo más importante de su rico patrimonio, te recomiendo que deambules sin prisas por la calles del casco viejo para descubrir cómo Castro Urdiales sabe combinar el encanto de un pueblo pesquero con su pasado ilustre como uno de los destinos estivales preferidos de la burguesía cántabra y vizcaína. A tu paso por la antigua Flavióbriga romana, que sirvió de origen a esta villa medieval, encontrarás sus características casas con balconadas de madera, el Ayuntamiento e interesantes edificaciones de finales del siglo XIX y principios del XX como la Casa de los Chelines. En esta zona se congregan buena arte de los restaurantes, tascas y mesones así que, si quieres probar los exquisitos besugos o las famosas anchoas de Castro, ya sabes dónde acudir.

Casa de Los Chelines. Castro Urdiales. Cantabria Castro Urdiales. Cantabria

Paseando por Castro Urdiales. Cantabria

Este recorrido por Castro Urdiales quedaría incompleto si no mencionara el precioso litoral que lo envuelve entre abruptos acantilados y playas. Uno de los arenales más frecuentados por los castreños es la Playa de Brazomar que junto el Solarium de Don Luis forma una pequeña bahía. Ostende, por su parte, es una bonita playa artificial con forma de concha, situada en el extremo occidental de la ciudad, de aguas tranquilas, perfecta para ir con niños. Entre ambas playas, muy cerca del casco antiguo, en el barrio de los marineros, encontramos un capricho de la naturaleza, El Pedregal. Como su nombre indica, es una playa de piedras que se esconde entre los acantilados creando una piscina natural en la que puedes darte un baño mientras escuchas cómo el Cantábrico rompe con fuerza en las rocas. También te sugiero que te acerques a Oriñón. Está muy cerca de Castro Urdiales y tiene una inmensa playa rodeada de acantilados donde se dan cita muchos surfistas.

Solarium de Don Luis. Castro Urdiales. Cantabria

Playa de Ostende. Castro Urdales. Cantabria

Playa El Pedregal. Castro Urdiales. Cantabria

Una última recomendación. Si tienes tiempo, quizá te interese conocer el importante patrimonio minero que se extiende por la zona oriental del este municipio. Puedes hacerlo a través de las Vías Verdes de Castro Urdiales, cinco itinerarios culturales que recorren los antiguos trazados del ferrocarril y las vías mineras.

Nota: El azar quiso que visitase Castro un 26 de junio coincidiendo con la Semana Grande y la fiesta de San Pelayo, patrón de la ciudad. De ahí los adornos marineros que verás en algunas de las fotografías. Aún recuerdo el sabor de la ventresca de atún y de las sardinas que comí en una de las casetas situadas junto a la Cofradía de Pescadores.

Sitges: paisajes, arena, cultura y fiestas en la Costa del Garraf

Sitges: paisajes, arena, cultura y fiestas en la Costa del Garraf

No exagero al decir que lo mío con Sitges es puro vicio. Hay destinos que te atrapan, con los que conectas enseguida, que te hacen sentir bien y a los que siempre volverías. Ya sabes de qué hablo… Sitges para mí es uno de ellos. Esta pasión, querencia, o como quieras llamarlo, me ha acompañado desde siempre. De pequeñita, aprendiendo a nadar en sus aguas. Con la carrera terminada, cuando me las ingeniaba para acreditarme en el Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya y me colaba en los jardines del hotel Meliá Sitges para observar a la gente del cine que pululaba por allí. O cuando me escapaba con mi jefe de la redacción de la revista de viajes en la que trabajaba y nos íbamos al Port d´Aiguadolç para salir a navegar. Y también ahora, un presente en el que aprovecho cualquier vuelta a casa para volver a reencontrarme con esta villa que sigue seduciéndome y que no me canso de recomendar cuando me preguntan qué visitar cerca de Barcelona.

Mi respuesta es siempre la misma. Alquila un coche, toma la C-31 y bordea la costa. Disfruta del serpenteante trazado de la carretera. Sin prisas. A tu derecha, el macizo del Garraf. A tu izquierda, el Mediterráneo. Frente de ti, un puñado de miradores que te permitirán disfrutar de Sitges desde la distancia. No cometas el error de ir por la autopista de peaje Pau Casals (C-32). Es más rápido sí, pero nadie ha invitado a doña prisas a este viaje.

Panorámica de Sitges desde uno de los miradores de la C-31.

Una vez allí, hazte amigo de la cara de Sitges que más sintonice con tu forma de ser y de viajar. Tienes mucho donde elegir. ¿Algunas sugerencias?

Recorre el casco antiguo

Sitges es una localidad a escala humana en la que todo está cerca. Empieza a conocerla desde sus orígenes, recorriendo las encantadoras calles del centro. A tu paso encontrarás antiguas casas de pescadores, restos de la muralla y rincones tan especiales como el “Racó de la Calma”. A pesar de estar en obras, este espacio que comunica el Palau Maricel y el Cau Ferrat con la iglesia de Sant Bartomeu y Santa Tecla sigue haciendo honor a su nombre y nos traslada al ambiente artístico, bohemio y creativo del Sitges de finales del XIX. Unos años en los que Sitges se convirtió en la musa de escritores y pintores como Santiago Rusiñol, quien fijó aquí su residencia -el Cau Ferrat- y colocó a Sitges en el punto de mira internacional con sus conocidas fiestas modernistas. A su muerte, legó a la ciudad sus colecciones de pintura, cerámica y hierro forjado que forman parte del Museo Cau Ferrat.

El Palau Maricel, por su parte, fue construido en 1910 junto al Cau Ferrat por otro enamorado del modernismo, el financiero norteamericano Charles Deering. Su intención era construir una residencia que también fuera museo. Los Museos Cau Ferrat y Maricel permanecen actualmente cerrados por labores de restauración.

Palau Maricel. Racó de la Calma, Sitges.

El Ayuntamiento, el Carrer Major, las estrechas callejuelas que desembocan en el mar, el baluarte Vidal i Quadras -con sus fantásticas vistas sobre la playa de Sant Sebastià- o el legado arquitectónico que los llamados “americanos” dejaron en calles como el Carrer de l’Illa de Cuba son otros de los imprescindibles del centro de Sitges. Hablando de aquellos que se fueron a América en busca de fortuna, quizá el más famoso sea Facundo Bacardí, fundador de esta conocidísima marca de ron cuya historia puedes revivir en la Casa Bacardí (Plaça Ajuntament, 11).

Carrer d'en Tacó. Sitges

Baluarte Vidal i Quadras. Sitges. Barcelona

Monumento al Doctor Robert, figura destacada de la Cataluña de finales del siglo XIX. Plaça de l'Ajuntament. Sitges

Carrer de la Davallada, Sitges.

Ramón Casas y Santiago Rusiñol siguen conversando frente al mar En Sitges

El Mediterráneo y Sitges, una combinación perfecta

Disfruta de sus playas

Más de 300 días de sol al año y cuatro kilómetros de litoral dan para mucho. Calas pequeñas y tranquilas, playas urbanas y familiares como Sant Sebastià o la Ribera, con redes de volei y campos de fútbol como la Fragata, naturistas como Cala Morisca o Balmins, artificiales como Les Anquines –perfecta si viajas con niños pues al estar protegida por dos espigones apenas hay oleaje-, zonas de ambiente gay como la playa de la Bassa Rodona o L’home mort… Un total de 17 playas, situadas tanto fuera como dentro de la población, con ambientes muy diferentes pero con un denominador común: su arena dorada, fina y clara. ¿Una curiosidad? En el Paseo de la Ribera, a pie de playa, se encuentra el primer local de España que fue bautizado con el nombre de ‘Chiringuito’.

Playa de Sant Sebastià. Sitges. Barcelona

Tarde de playa en la Ribera. Sitges

Tómate una copa en la calle del Pecado

Si quieres descubrir por qué Sitges es todo un referente en ocio nocturno, solo tienes que sentarte en una de las muchas terrazas que se apiñan a lo largo del Carrer del Pecat. Salvo los lugareños, bien pocos saben que el verdadero nombre de esta calle es Primer de Maig. En cualquier caso, lo dicho, pide tu consumición, arrellánate en tu silla y disfruta con el desfile de razas y credos que discurre a tu alrededor. Pueden pasarte mil cosas, salvo una: aburrirte. Otras zonas para exprimir las noches sitgetanas las encontrarás en el frente marítimo y en el Port de l’Aiguadolç donde, por cierto, está el primer Pachá del mundo que abrió sus puertas hace ahora 46 años.

Un xató, si us plau

Sitges, además de ser la capital gastronómica del Garraf, es una de las paradas obligatorias de la Ruta del Xató: una propuesta que une turismo y gastronomía en las comarcas del Alt Penedès, el Baix Penedès y el Garraf. Esta delicia culinaria es un plato frío que se elabora con escarola, bacalao, atún, anchoas y aceitunas arbequinas, y que se acompaña con una salsa a base de ajo, frutos secos, ñoras escaldadas, pan frito, bicho, aceite, vinagre y sal. ¿Más propuestas? Ranxos marineros y suquets y arròs a la sitgetana.

Café Bar Roy. Carrer de les Parellades

Escoge tu momento

Aunque para mí cualquier momento es bueno para dejarse caer por Sitges (en pleno invierno es una gozada pasear bien abrigada por la playa), debes saber que Sitges ofrece más de 40 propuestas culturales, religiosas y festivas al año. Mis preferidas, a continuación:

Viendo ensayar a la Colla Jove de Castellers de Sitges. Palau del Rei Moro. Sitges

  • Carnaval (febrero): celebrado desde hace más de un siglo, el Carnaval sitgetano congrega a miles de personas que se acercan a Sitges para participar en sus rúas y bailes de disfraces. Aquí realmente verás que todo es posible por Carnaval.
  • Gay Pride Sitges (junio): el carácter tolerante y la mentalidad abierta de sus gentes ha posicionado a Sitges como uno de los mejores destinos gayfriendly de Europa. Y es que aquí la diversidad ha sido siempre bienvenida. Sin distinguir entre nacionalidades, religiones ni inclinaciones sexuales. Un lugar para la convivencia que se viste de fiesta cada verano con la llegada del Pride. Conciertos, desfiles, espectáculos… Cinco días de auténtica locura en los que el paseo marítimo se transforma en el “Gay Village”.
  • Festa Major de Sitges (agosto): Sitges no tiene una sino dos fiestas mayores. Una por patrón. La primera, en honor a Sant Bartomeu, se celebra a finales de agosto y es una oportunidad estupenda para acercarte al mundo del castellers, la sardana, las habaneras y la bebida que mejor las acompaña: un buen cremat
  • Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya (octubre): nació en 1968 como homenaje al cine fantástico. Hoy, con más de 40 ediciones a sus espaldas, es todo un referente internacional para los amantes de este género. Este año se celebra entre el 11 y el 20 de octubre.

Tentado quedas. Busca un hueco en tu agenda viajera y acércate a Sitges. Ya me contarás si te seduce tanto como a mí.

CÓMO LLEGAR A SITGES DESDE BARCELONA

En coche: Sitges está a 38 km de Barcelona.

Por la carretera C-31 (Costa de Garraf)

Por la autopista C-32 Pau Casals (peaje) dirección Sitges, Tarragona. Salida 30.

Toma nota: En el centro de Sitges es bastante difícil dejar el coche aunque sea en zona azul, pero hay una red de aparcamientos públicos y otros parkings privados y municipales. Para saber dónde aparcar te aconsejo consultar la web del ayuntamiento.

En tren: Línea de Cercanías (Rodalies) R2 Sud. Trenes directos cada media hora desde las estaciones de Passeig de Gràcia, Sants y Estació de França. Duración del trayecto: 30 minutos aprox. Ver horarios Renfe

Blog tour internacional Cesenatico Bellavita: fotogalería de una travesía por el Adriático

Blog tour internacional Cesenatico Bellavita: fotogalería de una travesía por el Adriático

Que no llueva mañana, que no llueva mañana, que no llueva mañana… Finalmente, nuestro mantra funcionó y, a modo de despedida, Cesenatico nos regaló una mañana de domingo apacible y soleada. Perfecta para navegar. Cuando llegamos al puerto-canal, a las nueve de la mañana, el sol, remolón y tímido, se hacía de rogar. Aun así, la ausencia de nubarrones en el cielo presagiaba que esta vez el paraguas no saldría de la mochila.

El Barchèt. Cesenatico

Allí estábamos los tres integrantes de dos piernas de la Camping PeopleSara, Alberto y la que narra el cuento- y nuestra mascota de cuatro patas, Kiba. Aunque escudriñaba el barco con recelo y husmeaba inquieto en tierra firme, sus ojos le delataban. Le podía la curiosidad y con su mirada parecía decirnos: “me da miedo el agua sí pero, si hay que subir al barco, se sube”. Kiba, nosotros, el resto de bloggers y nuestras maletas. ¿Maletas? Sí. Sara y yo teníamos el vuelo de regreso a Madrid a las 18:45 y, tras la experiencia del vuelo de ida -próximamente en tu pantalla-, decidimos cargar con ellas hasta que llegara el momento de coger el tren rumbo a Bolonia. Queríamos exprimir las horas que nos quedaban en suelo italiano y volver al camping para recogerlas suponía una pérdida de tiempo que no quisimos asumir.

Subiendo las maletas al barco. Así es la vida bloguera... Cesenatico

Hora de izar las velas. Cesenatico

Con Kiba a bordo. Cesenatico

Tras asistir a la ceremonia de izado de las velas a la antigua usanza, embarcamos en una de las joyas del Museo della Marineria de Cesenatico: un trabaccolo de 1925 construido en Cattolica, una localidad de la provincia de Rímini. ¿Su nombre? Barchèt. ¿Sus medidas? 13.40 metros de eslora y 3.80 metros de manga. ¿Su magia? Está perfectamente conservado y solo sale a navegar una vez al año. Salvo este 2013, claro.

Una vez a bordo, pusimos rumbo a mar abierto. Fotos y más fotos, charlas viajeras con los demás bloggers y con la tripulación, subir mis impresiones a las redes sociales… ¡Alto! Me habían mencionado en un tuit: “The crew sayd at @objetivo_viajar: ‘we aren’t on cruise! Why you have a luggage?” Yo no me percaté que uno de los marineros me había hecho ese comentario al subir las maletas al barco y fue la simpatiquísima Liliana Monticone quien inmortalizó en 81 caracteres el momento “¿si no estamos en un crucero por qué llevas equipaje?”.

Anécdotas 2.0 al margen, la travesía, como puedes imaginar, fue magnífica. Más aún para una sirena varada en Madrid que extraña muchísimo el Mediterráneo que baña Barcelona. Seguramente por esa ansia de mar que a veces me invade, en un momento dado decidí desconectar. Olvidar por unos minutos que si estaba allí era porque estaba trabajando. No más Facebook, ni Twitter, ni Pinterest… Era mi momento. Íntimo y personal. El Adriático y yo. Y en mi cabeza, sin previo aviso, empezaron a sonar las notas de una de las canciones más maravillosas que han escuchado mis oídos, Caruso, interpretada por el maestro entre maestros, Luciano Pavarotti. Esta fue la banda sonora que mi mente escogió para detener el tiempo.

Iniciamos la travesía por el Adriático. Cesenatico

Me encanta navegar. Cesenatico

Cesenatico desde el mar

Navegando con expertos. Cesenatico

Vista de Cesenatico desde el Barchèt. Cesenatico

Charlas viajeras y el mar. No se puede perdir más. Cesenatico

Embarcaciones en el puerto-canal de Cesenatico

Sara, Kiba y yo. El que se esconde tras la cámara es Alberto de XprimeViajes

Regresando a Cesenatico tras una experiencia increíble. Cesenatico

Descubriendo Cesenatico en el blog tour internacional #cesenaticobellavita

Descubriendo Cesenatico en el blog tour internacional #cesenaticobellavita

Mi primer blog tour internacional. Suena bien, ¿verdad? Para mí ha sido una experiencia única, cargada de grandes momentos imposibles de olvidar. Y es que en el fin de semana que pasé en Cesenatico, rodeada de bloggers procedentes de Irlanda, Hawaii, Nueva Zelanda California o Italia, entre otros países, por primera vez me sentí realmente parte de esta comunidad de locos viajeros que pretende acercar el mundo a todo aquel que quiera leernos.

Antes de empezar a relatar lo que dio de sí estos tres días en la ribera de Emilia-Romagna, quiero dar las gracias al Consorcio Cesenatico Bellavita -organizadores de este blog tour-, al Cesenatico Camping-Village y, en especial, a Alessandra Catania de 21Grammy por enseñarnos con tanto cariño todo lo que Cesenatico tiene que ofrecer. Y, por supuesto, a mis compañeros de aventuras, dos blogueros encantadores que se suman a mi pequeña gran familia viajera: Sara de Mindful Travel by Sara y Alberto de XprimeViajes. Y no me olvido de ti, precioso Kiba. Has sido una mascota genial y el centro de todas las miradas en este blog tour.

Vista del puerto-canal de Cesenatico

Si has seguido nuestro periplo italiano por Twitter, bajo el hashtag #cesenaticobellavita, ya sabrás que nuestra llegada a Cesenatico fue, digámoslo así, un poco rocambolesca. Olvídalo de momento. Ya lo trataré en un futuro post que he decidido titular “La precuela boloñesa” (tantas anécdotas, situaciones almodovarianas y risas deben ser compartidas). Ahora me pongo en modo periodista de viajes y voy a hacer mi trabajo: enseñarte Cesenatico.

Para empezar, situémonos en el mapa. Cesenatico es una localidad italiana de la provincia de Forlì-Cesena, situada junto al Adriático, entre Ravenna y Rimini. Un destino turístico tradicional de la ribera de Emilia-Romagna, cuyo atractivo va mucho más allá de sus siete kilómetros de costa. De hecho, este era uno de los objetivos de este blog tour: difundir la vertiente menos conocida de Cesenatico. Su rico pasado histórico, su política de promoción cultural, su estrecha vinculación con el mar… Pedazos de un atractivo puzzle, con piezas tan importantes como el carácter campechano y hospitalario de sus gentes y la tranquilidad que emana su pintoresco centro histórico, que pronto me dejaron claro que el ambiente que se respira en Cesenatico no es otro que la bella vita.

Vista del canal con la iglesia de San Giacomo al fondo. Cesenatico

La identidad marinera de la que fue en su día una aldea de pescadores se materializa de forma espectacular en el centro de Cesenatico. Aquí, dividiendo la ciudad en dos, se encuentra su famoso puerto-canal, un capricho estético capaz de fulminar la tarjeta de memoria de cualquier cámara sin apenas esfuerzo. El artífice de su aspecto final fue el mismísimo Leonardo da Vinci que en 1502 acudió a Cesenatico para cumplir el deseo del Duque de Toscana, César Borgia, que anhelaba agrandar y fortalecer el puerto.

En sus márgenes, cada tramo tiene una foto, una historia que contar, un momento para ser vivido. Terrazas en las que rendirse ante un helado, restaurantes típicos, pequeñas galerías de arte, el Ayuntamiento -destruido completamente por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial y cuya reconstrucción no se salvó da la polémica ya que muchos hubieran deseado que conservara su estilo original-, los pilares bizantinos que conectan las dos riberas del canal, la casa del escritor local Marino Moretti, la iglesia de San Giacomo…

Una estampa del puerto-canal de Cesenatico

Ayuntamiento de Cesenatico

Casa Marino Moretti. Cesenatico

La memoria de Anita y Giuseppe Garibaldi también nos acompaña en nuestro paseo. En la casa en la que el héroe nacional y su mujer encontraron refugio tras escapar de Roma, en los bustos que se alzan en la vía que lleva su nombre, y en la Piazza Carlo Pisacane, donde se encuentra el primer monumento erigido en Italia en su honor. Una estatua que nos traslada a la noche del 2 de agosto de 1848, momento en el que Garibaldi, con apenas 200 hombres, zarpó de Cesenatico para ir al rescate de Venecia, capitaneando una flota de trece barcos pesqueros.

Corso Giuseppe Garibaldi. Cesenatico

Piazza Carlo Pisacane. Cesenatico

Detalle del monumento a Garibaldi. Piazza Carlo Pisacane. Cesenatico

Aún así, por muy atractivas que sean las riberas, los ojos siempre vuelven al canal para perderse entre las embarcaciones que flotan en el agua. Diez de ellas, las situadas en la parte más antigua del canal, pertenecen a la sección flotante del Museo della Marineria, el único en Italia que dispone de una “sala de exposiciones” al aire libre tan fantástica como esta. Barcos tradicionales que antaño surcaron la zona media y baja del Adriático y en cuyas coloridas velas se aprecian los símbolos de las diferentes familias de pescadores que faenaron en Cesenatico. Lo que no sabíamos es que al día siguiente navegaríamos en uno de ellos…

Las embarcaciones de la sección flotante del Museo della Marineria. Cesenatico

No imagino una mejor sala de exposiciones que esta. Puerto-canal de Cesenatico

Embarcación Giovanni Pascoli. Sección flotante del Museo della Marineria. Cesenatico

Ya en el interior del museo, realizamos una detallada visita por cada una de sus secciones. Allí descubrí que en el 1500 Cesenatico era el puerto más importante del Adriático después de Venecia, que los dos tipos de barcos de pesca más utilizados en los tiempos de la navegación a vela eran el trabaccolo y el bragozzo, y muchos más aspectos de la intrínseca conexión de esta población con el mar. Como curiosidad, te diré que en este museo te invitan a tocar todo lo que quieras y a hacer tantas fotos como desees. ¡Buena filosofía! También tuvimos ocasión de visitar el Antiquarium, donde nos sumergimos en el tiempo para revivir la vida cotidiana de Cesenatico en la época de los romanos.

Fachada del Museo della Marineria. Cesenatico

Trabaccolo Il Cidia (izq.) y bragozzo Il Vigo (dcha.). Museo della Marineria. Cesenatico

Museo della Marineria. Cesenatico

Visitando el Museo della Marineria. Cesenatico

Tras este baño cultural, pudimos conocer, y nunca mejor dicho, otro de los platos fuertes de Cesenatico: su gastronomía. Una cocina marinera tradicional, a base de pescados y mariscos frescos, en la que también hay espacio para las carnes y, cómo no, la pasta. Nuestro anfitrión fue el Ristorante-Pizzería Capo del Molo que nos regaló un elaborado bufet de degustación, regado con caldos de la región de Emilia-Romagna.

Aperitivos salados. Ristorante-Pizzeria Capo del Molo. Cesenatico

Realmente delicioso. Ristorante Capo del Molo. Cesenatico

Degustando un vino de la región de Emilia-Romagna. Ristorante-Pizzeria Capo del Molo. Cesenatico

El momento más dulce. Ristorante Capo del Molo. Cesenatico

Fue una velada fantástica, llena de conversaciones viajeras, de la que salimos con mote y todo: Sara, Alberto y yo pasamos a ser The Camping People. ¿La razón? Éramos los únicos que estábamos instalados en el Cesenatico Camping-Village. De hecho, los demás bloggers estaban alojados de forma individual en el resto de hoteles que conforman el Consorcio Cesenatico Bellavita.

Que no llueva mañana, que no llueva mañana, que no llueva mañana… Con este mantra nos fuimos a dormir. Toda la mañana del sábado había llovido y temíamos que la climatología nos volviera a jugar una mala pasada y nos impidiera salir a navegar. No fue así, el tiempo nos dio un respiro y el domingo a primera hora pudimos disfrutar de una maravillosa travesía por el Adriático, a bordo de un barco de 1925. Lo dejo aquí de momento. Esta experiencia me gustó tanto que he decidido que merece un post propio en forma de fotogalería.

Relajándonos mirando el mar. Cesenatico

Tras la excursión en barco y bajo un sol radiante, nos lanzamos a deambular por Cesenatico mapa en mano. Uno de los rincones que más me llamó la atención es la Piazzeta delle Conserve. Está situada en una preciosa zona peatonal de calles pavimentadas con piedras y adoquines y se llama así porque conserva una estructura circular a modo de pozo que se utilizaba, desde el siglo XVI hasta finales del XX, como nevera para conservar el pescado y otros alimentos. En la propia plaza y en sus aledaños, hay un pequeño mercado con puestos de frutas y verduras, denominado kilómetro cero, donde los fabricantes venden sus productos directamente al consumidor. Más naturales y frescos, imposible.

Piazzeta delle Conserve. Cesenatico

Mercado de frutas y verduras. Cesenatico

Así nadie puede resistirse a comprar. Puesto de la Piazzeta delle Conserve. Cesenatico

Puesto de quesos en la Piazzeta delle Conserve. Cesenatico

Otra de las cosas que me sorprendió es la cantidad de bicis y, por tanto, ciclistas que hay en Cesenatico. Mires donde mires hay una bici. Transportando niños, a señoras a la compra, a turistas por las calles… Cesenatico es totalmente llano y, visto lo visto, desplazarse en bicicleta también forma parte de la relajada bella vita.

Niño en bici. Cesenatico

Bici en Cesenatico

Ir en bibi no tiene edad. Cesenatico

Una bella vita que lamentablemente llegaba a su fin y de la que me despedí saboreando la comida que nos prepararon los pescadores en las instalaciones del Museo della Marineria: un risotto que todavía recuerdo y unas sardinas a la parrilla que nos sirvieron acompañadas con la famosa piadina, un pan ázimo característico de esta zona realmente riquísimo.

Preparando un delicioso risotto en las instalaciones del Museo della Marineria. Cesenatico

Y de segundo, sardinas a la parrilla

Aquí finaliza la primera de mis entradas sobre este blog tour. Si te he convencido de que Cesenatico es mucho más que una città di mare, objetivo cumplido.

        Próximas entradas del blog tour internacional Cesenatico Bellavita: