La Palma, diez experiencias para enamorarte de la Isla Bonita

La Palma, diez experiencias para enamorarte de la Isla Bonita

Hace un par de meses La Palma se cruzó en mi camino. Me retó a imaginármela a través de sus paisajes sonoros, piezas de audio captadas por toda la isla que traté de hilvanar en un guión cinematográfico que recogía lo que intuía me esperaba en ese rincón canario bañado por el Atlántico. Ahora, tras cuatro días descubriéndola, siento que La Palma ya es un poco mía, que buena parte de su magia se coló en mi maleta de vuelta. Diez experiencias bastaron para que haya vuelto enamorada. Diez experiencias que comparto contigo para que tú también sientas el efecto La Palma. Porque esta isla no es solo bonita, también es única y sorprendente.

Jugar con las olas en un playa virgen

Mi ruta palmera soñada empezaba en una playa desierta rodeada de impresionantes acantilados. Aquella estampa fruto de mi imaginación se hizo realidad en la playa de Nogales, en Puntallana. Por un instante, contemplándola desde el mirador, pensé que había regresado a la costa occidental de Irlanda. Imposible no asombrarse frente a las paredes de roca que se precipitan súbitamente hacia el mar enmarcando una lengua de arena negra que se resiste a desaparecer a manos del océano.

Playa de Nogales desde el mirador. La Palma

Para alcanzarla hay que seguir el sendero que bordea el acantilado. Sin prisas, disfrutando de esta preciosa antesala que desemboca en la playa. Una vez allí sientes la necesidad de descalzarte para experimentar el suave tacto de la arena en tus pies. Súmale la brisa marina acariciando tu rostro, el olor a mar y el sonido de las olas amplificado por los imponentes barrancos que la delimitan, y comprenderás porqué para muchos es la playa más hermosa de la isla.

El sendero que bordea el acantilado. Playa de Nogales. La Palma

Playa de Nogales. La Palma

Y es que La Palma no se distingue por ser un destino de sol y playa al uso con arenales kilométricos. Ni falta que le hace. El encanto de su litoral reside en playas y calas que nos recuerdan su pasado volcánico en forma de paisajes vírgenes. Como Echentive en Fuencaliente, una playa que se formó tras la erupción del volcán de Teneguía en 1971 y que esconde unas charcas naturales que parecen sacadas de otro mundo.

Charcas naturales. Playa de Echentive. La Palma

Adentrarte en las entrañas de la Caldera de Taburiente

La joya más preciada de esta isla, declarada en su totalidad Reserva Mundial de la Biosfera por la UNESCO, es el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente. Un espectacular entorno natural tan hermoso como abrupto, fruto de las erupciones volcánicas, la fuerza erosiva del agua y los grandes deslizamientos.

Caldera de Taburiente. La Palma

Los senderos señalizados sobre el terreno permiten bordearlo o adentrarse hasta su corazón. En mi caso, seguí una ruta de 18 kilómetros que me regaló paisajes que difícilmente podré olvidar. Te hablo de rincones como el mirador de Los Brecitos, con sus espectaculares vistas hacia el interior del parque, de escarpadas laderas verticales pobladas de pino canario, de ese spa natural que forma el río en la playa de Taburiente, de la Cascada de Colores, una pared de roca de colores naranjas, amarillos y verdes por la que se precipita el agua, y del impresionante cauce del Barranco de las Angustias.

Playa de Taburiente. La Palma

Cascada de colores. La Palma Contagiarte del ritmo de vida palmero en Santa Cruz de la Palma

Si quieres contagiarte del tranquilo ritmo de vida que se respira en la isla, nada mejor que dar un paseo por su capital, Santa Cruz de La Palma. Una coqueta ciudad, declarada Conjunto Histórico-Artístico, que fusiona con acierto su carácter marinero y su estética colonial. La mejor de las bienvenidas la hallarás en la Avenida Marítima con sus balcones repletos de flores y cubiertos de celosías que miran al mar.

Avenida Marítima. Santa Cruz de La Palma

Balcón de la Avenida Marítima. Santa Cruz de La Palma

Luego tus pasos deberán encaminarse hasta la Plaza España para contemplar el conjunto renacentista más importante de Canarias presidido por el Ayuntamiento, que ostenta con orgullo el hecho de haber sido el primer ayuntamiento de España de elección popular en 1773. La iglesia del Salvador y las casas Monteverde, Lorenzo, Massieu y Pereyra completan este centro neurálgico que aúna los poderes político, religioso y civil. A partir de aquí callejea libremente sin rumbo. Ríndete al slow travel y disfruta del calor de sus gentes.

Plaza de España. Santa Cruz de La Palma

Retroceder en el tiempo en el Bosque de los Tilos

El municipio de San Andrés y Sauces guarda con celo un auténtico tesoro. Se trata de Los Tilos, uno los bosques de laurisilva más importantes del archipiélago canario. Entrar en este exuberante ecosistema vegetal heredado de la época terciaria y que todos tus sentidos se pongan en alerta es todo uno. Es como internarte en una preciosa selva cuajada de altísimos árboles cuyas copas apenas dejan pasar la luz del sol, entre helechos, lianas, especies endémicas y cascadas. Un entorno húmedo y sombrío donde el silencio solo se ve turbado por la presencia de agua y el canto de los pájaros. No me extraña que esta cautivadora masa verde fuera la primera Reserva de la Biosfera de La Palma. Verdaderamente merece esa distinción.

Bosque de Los Tilos. La Palma

Cascada. Bosque de Los Tilos. La Palma

Disfrutar de la gastronomía palmera

 ¿A qué sabe La Palma? Sabe a papas arrugadas, a mojo rojo y mojo verde, a deliciosos quesos de cabra con Denominación de Origen, a pescados como los meros, las viejas y morenas, a gofio, a carne de cerdo, conejo o cabrito, y a platos de cuchara como la sopa de picadillo, la sopa de garbanzas y el potaje de trigo.

Papas arrugadas y queso asado. Casa Goyo. La Palma

Los deliciosos pescados de Casa Goyo. La Palma

Todo ello regado con los vinos palmeros, unos caldos únicos ya que se elaboran con variedades que ya han desaparecido otras regiones europeas. Destacan los blancos secos, tintos y rosados y, cómo no, el Malvasía, el más emblemático de los vinos de La Palma, cuya calidad lo sitúa a la altura de los grandes vinos dulces del mundo y que combina muy bien con la repostería local.

Hablando de dulces, los palmeros son muy golosos y cualquier momento es bueno para endulzar el paladar con postres como los almendrados, el bienmesabe o el Príncipe Alberto. Una última recomendación: no podrás decir que has estado en La Palma sin tomarte un barraquito, un café que lleva leche, leche condensada, canela, corteza de limón y licor. Engancha y mucho, avisado quedas.

Caminar entre volcanes y salinas

Aunque es prácticamente imposible decantarse por uno, guardo muy buenos recuerdos del municipio de Fuencaliente. Es el más meridional de la isla y en él la impronta volcánica se deja sentir a cada paso. Como en el Volcán de San Antonio, un gigante dormido que despertó en las erupciones de 1677 dando paso a uno de los lugares más bellos de la isla. Bordear su cráter supone alcanzar magníficas panorámicas que incluyen el Volcán de Teneguía y las Salinas de Fuencaliente que con su blancura rompe la paleta de marrones, ocres y rojizos que discurre hasta donde alcanza la mirada.

Bordeando el Volcán de San Antonio. La Palma

Cráter del Volcán de San Antonio. La Palma

El Volcán de Teneguía y las salinas desde la cumbre del Volcán de San Antonio. La Palma

Tocar el cielo con las manos en el Roque de los Muchachos

Subir al Roque de los Muchachos, deteniéndote a observar el mar de nubes provocado por los vientos alisios, es una experiencia increíble. Estás a 2.426 metros sobre el nivel del mar, en el punto más alto de la isla, y te invade una sensación de libertad absoluta cuando contemplas desde lo alto la Caldera de Taburiente. Tu cámara tratará de captar en vano lo que ven tus ojos. No lo conseguirá. Hay que estar allí, en el mirador por excelencia de La Palma, para sentir el vértigo frente a los barrancos, la coreografía de las montañas, el aire puro… En definitiva, el latido de la tierra.

Mar de nubes. La Palma

Mirador del Roque de los Muchachos. La Palma

Vistas desde el Roque de los Muchachos. La Palma

Roque de los Muchachos, isla de La Palma

Visitar el Observatorio Astrofísico y entrar en el GRANTECAN

Justo aquí, en el techo de La Palma, se ubica el Observatorio Astrofísico del Roque de los Muchachos, uno de los complejos de telescopios más completos del mundo. ¿Por qué en esta isla? Porque su cielo es uno de los mejores del planeta para ver las estrellas gracias a su situación geográfica, a sus inmejorables condiciones de estabilidad atmosférica y a la aplicación de la Ley de Protección del Cielo, que vela por regular la correcta iluminación de los núcleos urbanos y reducir la contaminación lumínica. Por cierto, aprovecho para felicitar a toda la isla ya que este año La Palma celebra el octavo aniversario de su declaración como entorno ‘Starlight’ por la calidad y transparencia de su bóveda celeste.

Observatorio Astrofísico del Roque de los Muchachos. La Palma

Uno de estos telescopios es el GRANTECAN (Gran Telescopio de Canarias), el mayor del mundo de sus características. Conocerlo por dentro era uno de mis sueños palmeros que se hizo realidad. Si te apasiona el mundo de la astronomía, debes saber que tu también puedes solicitar tu visita a través del Instituto de Astrofísica de Canarias.

GRANTECAN. La Palma

Interior del GRANTECAN. La Palma

¿Más opciones para contemplar el universo? Puedes acercarte a alguno de los 16 miradores astronómicos naturales que hay en la isla, como el Pico de la Cruz, el Llano del Jable, Puerto Naos o La Muralla entre otros, o acudir a empresas especializadas que te harán ver el cielo con otros ojos. De hecho, en los últimos años el astroturismo se está consolidando con fuerza y buena parte de la industria turística isleña está vinculando sus servicios al mundo de la astronomía.

Mirador astronómico. La Palma

Contemplar amaneceres y puestas de sol de ensueño

Se diría que hasta el astro rey, testigo mudo de cuanto acontece bajo sus pies, está prendado de esta isla. Un pasión que demuestra cada día regalándole increíbles amaneceres y puestas de sol.

Durante mi estancia lo vi desperezarse a diario, perfilando en el horizonte la silueta de Tenerife y tiñendo el océano de mil tonalidades de azul. No me importó robarle horas al sueño. En esos mágicos minutos, en la terraza de mi hotel y acompañada por el canto de los pájaros más madrugadores, La Palma era solo para mí. El frescor de un nuevo día, el rumor de las olas, las últimas luces iluminando Santa Cruz… Y allí estaba yo cada mañana, con la mirada perdida en el horizonte y embelesada ante un espectáculo de luces y colores que soy capaz de recordar con tan solo cerrar los ojos.

Vistas desde mi habitación. H10 Taburiente Playa. La Palma

Amanece en la playa de Los Cancajos. La Palma

El sol, el Atlántico y La Palma

Su adiós no le va a la zaga. Desde un mirador o a pie de playa, resaltando con sus últimos rayos la salvaje orografía de su litoral. Amarillos, naranjas, rojos y la hora azul. El sol se pone y el negro da paso al siguiente acto: la aparición de un nítido manto de estrellas que cubre toda la isla.

Puesta de sol. Playa de Echentive. La Palma

Navegar en un mar de estrellas

Otro de los grandes momentos de mi viaje a La Palma lo viví gracias a Toño González, miembro de la Agrupación Astronómica Isla de La Palma, guía Starlight y director de la empresa Cielos-La Palma. Con su ameno y didáctico recorrido por las constelaciones, salpicado de referencias mitológicas, consiguió que me quedara prendada del increíble cielo de esta isla. Imagíname tumbada en el suelo, dibujando constelaciones y viendo pasar las estrellas fugaces más impresionantes que he visto en mi vida. Es cierto lo que dicen, con esta bóveda celeste, dormir no es una opción sensata en La Palma.

Toño, además, es todo un experto en fotografía paisajística nocturna y se encargó de inmortalizar este momento tan especial.

Foto del equipo de #EscuchaLaPalma

Observación de estrellas con Cielos-La Palma

Y hasta aquí mi repaso por las diez experiencias que hicieron que regresara a Madrid prendada de esta pequeña isla marcada por la diversidad de sus paisajes. Si te ha sabido a poco, no te preocupes. Habrá más artículos dedicados a la Isla Bonita. Pienso cumplir mi objetivo: que tú también sientas el efecto La Palma.

INFORMACIÓN PRÁCTICA: Vuelos a La Palma

  • La Palma – Bilbao con Vueling. Comenzará a operar el próximo 23 de junio y contará con 1 frecuencia semanal durante los meses de julio y agosto.
  • La Palma – Barcelona con Vueling. Dos vuelos semanales confirmados hasta final de año.
  • La Palma – Madrid con Iberia Express. 6-7 vuelos semanales.
  • CanaryFly, por su parte, conecta La Palma con los aeropuertos de Gran Canaria y Tenerife Norte desde donde parten vuelos frecuentes a diferentes puntos de la península.

Nota: Este artículo forma parte de mi viaje a la isla de La Palma durante el blogtrip #EscuchaLaPalma organizado por el Patronato de Turismo de La Palma en colaboración con el Centro de Iniciativas y Turismo TEDOTE La Palma, Iberia Express, Vueling y CanaryFly

  • NO VIAJES SIN SEGURO
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Mi ruta palmera soñada en 35 mm.

Mi ruta palmera soñada en 35 mm.

Hace poco oí en boca del cineasta Juan Antonio Bayona una frase que, con su permiso, hago mía: «En España podría rodarse perfectamente La vuelta al mundo en 80 días«. No puedo estar más de acuerdo. Cada vez que visito un destino de nuestro país se confirma; tenemos el mejor plató para enmarcar cualquier tipo de escena.

¿A qué viene esta introducción tan cinematográfica? Sencillo. Hoy me pongo en el papel de una guionista para aceptar la propuesta de Visit La Palma: diseñar mi ruta palmera soñada a través de los sonidos que emergen de esta isla. Un original mapa sonoro creado para despertar sensaciones, para invitaros a subir a un avión y lanzarnos a descubrir por qué esta tierra rodeada de mar recibe el sobrenombre de la Isla Bonita. Para esbozarla debo transformar sus piezas de audio en verbo y, como buena amante del séptimo arte, escribir el argumento de la película que desearía protagonizar en La Palma. Todo un reto, lo sé, pero al fin y al cabo… ¿qué es el cine sino viajar? Descubrir nuevos horizontes, nuevos paisajes y paisanajes, pequeñas y grandes historias que suman y no restan, que derriban fronteras y nos hacen más humanos. Concurso #EscuchaLaPalma. Mi ruta palmera soñada

Escena 1. En busca del mar

Como buena barcelonesa varada en Madrid desde ya hace unos años, mi primer impulso es ir en busca del mar y las playas. Conecta el audio, cierra los ojos e imagina este plano secuencia. ¿Me ves? Estoy en una playa prácticamente desierta, virgen y rodeada de impresionantes acantilados. Es abril y me acerco a la orilla para ver cómo el Atlántico besa con fuerza la costa, doy un paseo descalza jugando con las olas y las cálidas temperaturas me invitan a darme un chapuzón en sus aguas.

Escena 2. Verde que te quiero verde

¿Escuchas mis pasos? Recorro el sendero que me conduce hasta el corazón del Parque Nacional de La Caldera de Taburiente. Su dificultad media-alta es asumible y el esfuerzo para llegar al Barranco de las Angustias tiene su recompensa: flora y fauna exclusivas de la isla, roques, miradores y el agua, su bien más preciado, que se cruza a mi paso en forma de riachuelos y cascadas de colores. Me siento abrumada entre tanta biodiversidad. Lleno mis pulmones de aire puro, lo necesitaré cuando regrese al frío, gris y contaminado asfalto madrileño.

Escena 3. Tomándole el pulso a la capital

Tras rodar algunos de los paisajes más reconocibles de la isla, pongo rumbo a Santa Cruz de la Palma. Me cuelo por sus rendijas en uno de sus mercados. Frutas de temporada, mojos, quesos y vinos con denominación de origen son deliciosos planos recurso que despiertan mi apetito, así que acabo charlando con un grupo de palmeros en el bar de la esquina. Debería seguir mi ruta por la capital y perderme por su casco histórico pero lo dejaré para más tarde. Adoro el slow travel y mis papas arrugadas siguen muy calientes.

Escena 4. El sur también existe

Antes de que anochezca me voy al sur en busca de un atardecer junto al mar. Dicen que la Punta de Fuencaliente es una preciosidad y suelo fiarme de las gentes del lugar. Me han hablado de dos faros, de unas salinas, de arena negra y rocas de origen volcánico. De un paisaje que difícilmente se olvida y que mi cámara ansía captar.

Escena 5. El cielo palmero, ¿tan espectacular como dicen? 

No he hallado o no he sabido encontrar un paisaje sonoro que haga referencia al cielo de La Palma, uno de los mejores del planeta para ver las estrellas. Estoy acostumbrada a casi tocarlas con las manos en mi pequeño refugio turolense de la comarca Gúdar-Javalambre y me gustaría, y mucho, contemplar el increíble tapiz de cuerpos celestes que intuyo allí me espera. En sus miradores astronómicos naturales, desde una casa rural o, puestos a soñar, en el mismísimo Observatorio del Roque de Los Muchachos.

Tras estas cinco escenas, apago los focos, desconecto la cámara y guardo la claqueta. Llega el fin de mi Palma en 35 mm. y, tal vez, el inicio de una nueva aventura. Me encantaría que mi ensoñación se tornara realidad en breve para llenar estos huecos con experiencias, momentos y fotografías que me permitan, como siempre, mostrarte el mundo a través de esta ventana. Si no es así, no importa. Es un reto que acepté y el hecho de haberlo cumplido me llena. Y sí, consiguió su objetivo: despertar mi interés por descubrir La Palma más allá de sus paisajes sonoros.

Descubriendo Gran Canaria, una isla con infinitas posibilidades

Descubriendo Gran Canaria, una isla con infinitas posibilidades

Acabo de regresar de Gran Canaria, un paraíso en forma de isla que, como dicen los lugareños, es todo un continente en miniatura que fascina por sus contrastes. Ahora puedo dar fe de ello. Y es que, a pesar de su reducidas dimensiones, Gran Canaria es una sorpresa a cada paso que combina sus codiciadas playas con la variedad paisajista que le confiere su posición central dentro del archipiélago canario. Palmerales, dunas, acantilados, caminos reales, profundos barrancos… Regalos que la naturaleza ha otorgado a esta tierra y que la UNESCO ha sabido reconocer declarando el 46% de la isla Reserva de la Biosfera.

Durante los cuatro días que he pasado allí, formando parte del blogtrip #GranCanariaExperience, he podido captar buena parte de su magia a través de una serie de experiencias diseñadas para sentir y vivir Gran Canaria con los cinco sentidos. Actividades de lo más diversas que iré desgranando en próximos artículos y que ahora te presento a modo de pequeñas pinceladas que espero sirvan como aperitivo para despertar tu interés por esta isla. Comenzamos.

Momentos únicos en plena naturaleza

El singular relieve orográfico de Gran Canaria hace de esta isla un enclave perfecto para la práctica del senderismo en cualquiera de sus 33 espacios naturales protegidos por los que desfilan una vasta red de senderos y caminos reales. Una de estas rutas es la que discurre en la parte oeste del municipio de San Bartolomé de Tirajana conectando la Presa de Chira con la Presa de Soria.

La llegada a la Presa de Chira no pudo ser más emocionante ya que recorrimos en 4×4 una complicada pista de tierra que nos permitió contemplar, entre traqueteo y traqueteo, algunos de los paisajes más bonitos de la isla.

En 4x4 rumbo a la Presa de Chira. Gran Canaria

Paisaje del interior de la isla. Gran Canaria

Una vez allí iniciamos una caminata de cinco kilómetros salpicada de originales formaciones rocosas y barrancos de impresión que pusieron a prueba mi vértigo y mi pericia al transitar por los tramos más complicados. Eso sí, cada parada era un regalo para la vista. Sensacionales panorámicas que alcanzaban el Roque Nublo -símbolo natural de Gran Canaria-, caseríos como La Palma, pequeños embalses naturales y, cómo no, la imponente Presa de Soria con sus 120 metros de altura sobre el cauce del barranco de Arguineguín. ¿Valió la pena el esfuerzo? Júzgalo tú mismo con estas imágenes.

Presa de Chira. Gran Canaria

La belleza natural de Gran Canaria

Descendiendo hacia la Presa de Soria. Gran Canaria

Presa de Soria, Gran Canaria

Presa de Soria. Gran Canaria

Gran Canaria desde el mar

La excusión marítima entre Puerto Rico y Mogán fue uno de mis momentos estrella de este viaje. Solo fueron 30 minutos de travesía pero, para alguien que en Madrid se siente como una sirena varada en tierra, contemplar la isla desde el mar fue todo un regalo. La cálida brisa sobre mi rostro, los acantilados que recuerdan su origen volcánico, calas solitarias, las playas de Amadores, del Cura, Taurito, Mogán…

La belleza del litoral de Gran Canaria

Playa de Mogán. Gran Canaria

Gran Canaria desde el mar

No es de extrañar que el sur sea la zona turística por excelencia de Gran Canaria. Las montañas del interior son una barrera natural que frenan las nubes del norte dando como resultado días despejados que invitan a realizar todo tipo de actividades náuticas. Pesca deportiva, vela, surf y bodyboard, windsurf, submarinismo…

¿Un bautizo de submarinismo? ¿Por qué no?

Debo confesar que cuando leí que nuestro programa incluía un bautizo de submarinismo pasé de la sorpresa al respeto en un segundo. Iba ser mi primera vez y temía que mi claustrofobia y mi habitual torpeza me jugaran una mala pasada. No fue así y desde aquí quiero agradecer a Álvaro Ojeda, mi instructor del Zeus Dive Center, la infinita paciencia que tuvo conmigo y el cariño con el que me trató en todo momento.

Con su ayuda me enfundé el traje de neopreno, las aletas y el resto del equipo, y me sumergí en las aguas de la playa de Amadores. La verdad es que al principio cuesta adaptarte al respirador y aprender a contrarrestar la flotabilidad del traje pero, si te relajas, respiras con calma y te concentras solo en disfrutar del momento, es una experiencia única que te deja con ganas de repetir.

Bautizo de submarinismo con Zeus Dive Center. Gran Canaria

Buceando frente a la playa de Amadores. Gran Canaria

Pero esta no fue la única actividad que realizamos en la playa. Aunque no pudimos practicar parascending por el viento, la alternativa que nos propuso la organización no pudo ser más divertida. En plan supervivientes, tuvimos que construir una balsa para llegar desde la playa de Mogán al Big Bang Jet Boat que nos estaba esperando. La sensación de surcar el mar a una velocidad tremenda a bordo de esta lancha rápida es fascinante. Te sientes como si estuvieras en un rally pero en el agua, saltando del asiento cada dos por tres y dando trompos de 360º. Un subidón de adrenalina en toda regla.

De la balsa a la lancha rápida. Gran Canaria

Un paseo por el Puerto de Mogán

El Puerto de Mogán es uno de los rincones más pintorescos de la isla. Su entramado de callejuelas peatonales y canales de agua salada, los pequeños puentes, el olor de las buganvillas que decoran cualquier recodo, sus coquetas casas, los muelles donde comparten espacio lujosos yates y barcas de pesca, las terrazas con vistas al mar, su peculiar ubicación… Se diría que en este barrio marinero, situado en el suroeste de Gran Canaria, todo está diseñado para ser disfrutado con calma. Y más al atardecer, cuando el sol acaricia con suavidad su litoral.

Puerto de Mogán. Gran Canaria

Callejeando por el Puerto de Mogán. Gran Canaria

Canal del Puerto de Mogán. Gran Canaria

Puerto de Mogán, Gran Canaria

Por cierto, según tengo entendido, el municipio de Mogán en una de las zonas con mejor clima de todo el archipiélago y los fondos de su costa son muy apreciados entre los submarinistas por su belleza y diversidad.

Perder la mirada en un mar de dunas

La Playa de Maspalomas, con sus tres kilómetros que van desde el Faro hasta la punta de Maspalomas, donde muda su nombre por Playa del Inglés, alberga la Reserva Natural Especial de las Dunas de Maspalomas. Un enorme mar de arena dorada a la vera del océano que no deja indiferente a nadie por su belleza y en el que recalan todos aquellos que visitan la isla.

Reserva Natural Dunas de Maspalomas. Gran Canaria

Dunas de Maspalomas. Gran Canaria

No es para menos. Ya sea desde el paseo marítimo o hundiendo tus pies en la arena, la sensación de estar en un espacio de excepcional valor te invade y podrías pasarte mil horas contemplando las dunas. Sus matices de color, sus formas, las huellas que otros dejaron antes que tú…

Las dunas y el océano. Gran Canaria

Detalle de las dunas de Maspalomas. Gran Canaria

Descubriendo los secretos de la cocina canaria

Sazona tu alma. Condimenta tu felicidad. Sonríe cocinando. Este es el inspirador lema de Smile Cooking, un aula de cocina donde aprendí a elaborar, de la mano del cocinero Roberto Bernal, platos tan típicos como las papas arrugadas y el gofio, pescados como la sama y deliciosas salsas como el mojo verde y el mojo rojo.

Roberto Bernal. Smile Cooking. Gran Canaria

Con las manos en la masa. Smile Cooking. Gran Canaria

Papas arrugadas y gofio. Smile Cooking. Gran Canaria

Fue una experiencia culinaria muy recomendable porque el ambiente que se creó entre los fogones, con una buena copa de vino en la mano y participando en cada una de las elaboraciones, resultó tan íntimo como enriquecedor. Además de seminarios de cocina local, en Smile Cooking realizan talleres de gastronomía marroquí, libanesa, japonesa… Este punto de encuentro creado para disfrutar del placer de cocinar cuenta también con una tienda gourmet de productos exclusivos. Si te animas a ponerte con las manos en la masa, solo tienes que acercarte al barrio de Triana en Las Palmas de Gran Canaria (C/ Travieso, 22).

Vegueta bajo la luna

Las Palmas de Gran Canaria, fundada en 1478, cuenta con un interesante casco histórico cuajado de muestras de arquitectura tradicional. Su nombre es Vegueta y recorrerlo supone adentrarse en la historia de la capital. Un buen punto de partida para conocer este atractivo espacio urbano es la Plaza de Santa Ana. Este conjunto monumental, que mezcla con armonía diversos estilos, fue la primera plaza mayor planificada en España y su modelo se exportó a toda la América Colonial.

Desde su construcción fue ideada como espacio cívico y administrativo y por ello en torno a la plaza podemos ver la Catedral, las Casas Consistoriales, el Obispado, la Casa Regental, el Tribunal Superior de Justicia de Canarias y el Archivo Histórico. Sus guardianes son unos perros de bronce que se instalaron a finales del siglo XIX. La plazoleta del Espíritu Santo, la Casa de Colón o la plaza de Santo Domingo son otros rincones de Vegueta que conservan el ambiente de la vieja ciudad.

Plaza de Santa Ana. Las Palmas de Gran Canaria

Hubiera deseado tener más tiempo para recorrer este barrio que junto al de Triana conforman los más antiguos de la ciudad. En cualquier caso, este paseo nocturno cumplió su objetivo: despertar mis ganas de volver algún día a Las Palmas de Gran Canaria.

Alameda de Colón. Las Palmas de Gran Canaria

Disfrutando de la dolce vita canaria

Todo viaje que se precie precisa algún momento de relajación, una pausa en el camino para recuperar fuerzas y disfrutar con calma de las bondades de la tierra que pisas. Y más en Gran Canaria, una isla que gracias a la benevolencia de su clima y a sus aguas se ha convertido en un destino de salud y bienestar reconocido internacionalmente. Yo tuve ocasión de relajarme y desconectar del mundo en el Siam Spa, un auténtico spa tailandés ubicado en el hotel Bohemia Suites & Spa. ¿Mi elección? El Bali Massage.

Imagina conmigo. Una cabina deliciosamente decorada. Silencio. Aromas a mandarina, romero y naranja dulce que en forma de aceites van recorriendo tu cuerpo mientras unas manos expertas presionan tu espalda con las palmas de las manos, haciendo hincapié en los puntos claves de energía. Un lujo asiático para recuperar el equilibrio basado en la sabiduría popular de los balineses.

Siam Spa. Bohemia Suites & Spa. Gran Canaria

Bali Massage. Siam Spa. Gran Canaria

Si quieres vivir una experiencia como ésta, te recomiendo que visites la web de la asociación Gran Canaria Spa, Wellness & Health donde encontrarás una amplia oferta de centros donde cuidarte y mimarte.

Acostarme y despertarme con el rumor de las olas  

Eso es lo que hice durante mi estancia en Gran Canaria. Mi amplia y luminosa habitación del Seaside Palm Beach fue mi hogar y mi refugio, el lugar perfecto para descansar tras largas jornadas recorriendo la isla. No voy a extenderme en contarte más sobre este exquisito y acogedor hotel porque próximamente voy a dedicarle una reseña. El motivo es simple: sencillamente me encantó. Como adelanto, te dejo con las vistas desde mi terraza.

Vistas desde mi habitación. Hotel Seaside Palm Beach. Gran Canaria

Nota: Este artículo forma parte de mi viaje a Gran Canaria durante el blogtrip #GranCanariaExperience organizado por Nautalia Viajes, el Patronato de Turismo de Gran Canaria y Turismo de Canarias en colaboración con Hoteles Seaside y Air Europa.

Isla Saona: una escapada imprescindible

Isla Saona: una escapada imprescindible

Una excursión a la Isla Saona que empezó así… Son las 7 de la mañana, estamos en la recepción del hotel y a duras penas podemos mantener los ojos abiertos. La fiesta en la playa de la noche anterior se alargó más de la cuenta porque nadie pudo resistirse al último tragto de Vitamina R, que es como los dominicanos llaman al ron. Pero ahora toca madrugar. Hemos contratado la que nos aseguran es la excursión más vendida en la República Dominicana: la visita a la Isla Saona. 160 € por persona. ¿Valdrá la pena?

Dos horas de recorrido en autobús entre plantaciones de caña de azúcar y café, salpicadas por humildes poblaciones, nos llevan hasta la provincia de La Romana, mundialmente conocida como la Casa de Campo, un complejo de ocio y recreo para millonarios al que acuden fielmente ‘celebrities’ como Julio Iglesias, Oscar de La Renta, Bill Clinton, Shakira o Sharon Stone. Allí nos espera nuestro catamarán, “el encargado de llevarnos hasta el paraíso”, comenta nuestro guía.

Catamarán. Isla Saona

Isla Saona Tras una relajante travesía por un Caribe manso y cálido, y abrazados por el ritmo de una bachata (género musical que va ganando terreno al clásico merengue), nuestra embarcación se detiene a 400 metros de la costa. Estamos en el banco de arena más grande de la zona, una piscina natural de poco más de un metro de profundidad, en la que habitan muchas especies marinas como las estrellas de mar.

Regresamos al barco y Manuel nos recibe con una bandeja de canapés y unos chupitos. Este domicano, de tez mulata y barriguita de bon vivant, es, sin duda, el alma de la tripulación. Una de sus frases favoritas: “Venga, señorita, que siempre es buen momento para tomar un roncito”. El turismo es su vida y disfruta como un enano entreteniendo a los turistas. Y aunque su día a día es una rutina sin apenas sorpresas (agasajar a los visitantes, entretenerles enseñándoles a mover los pies al son del merengue, servir el marisco a la hora de la comida, etc.), no lo cambiaría por nada. De hecho, un amigo de Higüey le ha ofrecido el triple de su sueldo actual por estar al frente de su tienda de souvenirs. Pero “de eso nada, aquí vivo como un rey, me río mucho con los turistas y no soportaría estar encerrado en una tienda todo el día. Esto es el Caribe y hay que disfrutarlo mientras el cuerpo aguante”.

Mientras charlamos con él, notamos que el barco se para de nuevo. En un abrir y cerrar de ojos, la cubierta del catamarán se ha llenado de gafas de buceo, aletas y snorkels. Por fin vamos a descubrir la riqueza de los fondos marinos de la zona, una fauna y una flora marina que discurre entre magníficos arrecifes de coral.

La primera en volver al barco es Maite, una guapísima valenciana de 21 años que conocimos en el avión. Su cara tiene la misma expresión que la del resto del grupo. Radiante. Feliz. Como para la mayoría, esta es la primera vez que practica el buceo de superficie y sencillamente está alucinada. “Aunque me ha dicho que hay enclaves mejores que éste para ver peces tropicales y corales, para mí ha sido increíble. Al principio me daba mucho miedo por si rozaba algún coral pero luego me he relajado y ha sido fantástico».

Isla Saona

De repente, la música ambiental cesa y todo el grupo vuelve su mirada al horizonte para atisbar los primeros trazos de Isla Saona. La estampa es soberbia y nos deja sin habla: un entramado de palmeras que se retuercen formando un tupido bosque de cocoteros a los pies de kilométricas playas solitarias de finísima arena blanca. El color del agua recorre todas las posibilidades del azul, aquí más claro, allá más turquesa…

Panorámica Isla Saona

Palmeras en Isla Saona Isla Saona Agua de coco. Isla Saona

Aprovechando el silencio reinante, el capitán del catamarán da un golpe de efecto y nos empieza a relatar la llegada de Cristóbal Colón a esta tierra. Fue el 14 de septiembre del 1494, durante su segundo viaje, y la nombró Bella Savonesa en honor al savonés Michele da Cuneo, el primero en darse cuenta que se trataba de una isla independiente de la entonces ya nombrada La Española. Para los indígenas taínos, acostumbrados a llamarla Adamanay, el nuevo nombre resultaba muy difícil de pronunciar por lo que con el tiempo pasó a denominarse definitivamente Isla Saona.

También nos cuenta cómo el famoso cacique Cotubanamá, orgulloso jefe indígena de esta región, se refugió sin éxito en una de las numerosas cuevas de esta isla huyendo del las matanzas protagonizadas por los conquistadores españoles.

Así, entre pinceladas históricas que no hacen sino aumentar la emoción del momento, arribamos a la isla de mayor extensión del país. Estamos dentro del Parque Nacional del Este dispuestos a descubrir por qué ha sido elegida una de las Ocho Islas de Ensueño del Caribe por la prestigiosa revista Caribbean Travel & Life Magazine.

Gracias a un guiño del azar, la inmensa playa que discurre bajo nuestros pies está vacía, a excepción de un par de lugareños que nos ofrecen agua de coco. Instintivamente, el grupo se disuelve para colonizar un pedazo de arena blanca como el azúcar y disfrutar en solitario del espectacular entorno que nos rodea.

Más tarde, tras degustar una buena comida y sintiéndonos ya parte del paisaje, recorremos el poblado de Mano Juan, una pintoresca localidad de pescadores acostumbrados a ver interrumpida su tranquila vida con la llegada de los turistas.

Con la puesta de sol, llega el momento de regresar a nuestra embarcación. Atrás queda una larga jornada llena de experiencias inolvidables, de imágenes paradisíacas que conservaremos en nuestras retinas porque hemos comprobado que el paraíso en la tierra existe y se llama Isla Saona. ¿Valió la pena? Definitivamente, sí.