Mi primer paseo en globo: Segovia a vista de pájaro

Mi primer paseo en globo: Segovia a vista de pájaro

Una de las cosas que más me gustan es ir cumpliendo mi lista de asuntos pendientes. Es una sensación fantástica que te recuerda que estás viva y que alimenta las ganas de seguir haciendo realidad tus sueños. Pues bien, hace un par de semanas conseguí cumplir uno de los que estaban en las primeras posiciones de mi inventario aventurero: volar en globo. Siempre había querido hacerlo pero, por «respeto» y falta de tiempo, la ocasión no había llamado a mi puerta. Hasta que Samsung se cruzó en mi camino y me invitó a dar un paseo en globo por Segovia para comprobar en primera persona de qué es capaz el nuevo Galaxy S4 Zoom. Fue un telefónico rápido y rotundo. Quería hacerlo. Iba a hacerlo.

Confieso que tras colgar me asaltaron las dudas. Los que me conocen saben que precisamente no soy una Lara Croft. Más bien soy de naturaleza patosa, tengo vértigo y si mi cuerpo decide ir por libre y marearse, se marea. ¿Me frenaron estos aspectos tan simpáticos de mi fisiología? En absoluto. Estaba en la lista y la lista nació para cumplirse. Solo necesitaba activar mi modo open-minded y dejarme llevar.

Tras un madrugón de órdago y un desayuno más bien liviano -no quería ponérselo fácil a mi estómago por si pretendía rebelarse en el momento más inoportuno-, pusimos rumbo al campo de despegue. Segovia empezaba a desperezarse en compañía de un amanecer lento, tranquilo y relajante. Curiosidad, expectación, mariposas en el estómago…

Amanece camino de la zona de despege. Segovia

El equipo de Globos Boreal nos estaba esperando para iniciar las maniobras de montaje del globo aerostático que me permitió, nunca mejo dicho, tocar el cielo. Extender la vela, unir el quemador a la barquilla, revisar que todo funcione correctamente, empezar a inflar el globo, fotografiarnos en su interior… Cada fogonazo del quemador marcaba la cuenta atrás.

Extendiendo la vela. Segovia

Poco a poco el globo va tomando forma

Dentro de la vela

Nuestro globo visto desde dentro

Hinchando el globo

Con el globo ya listo, llegó el gran momento. Los 12 pasajeros nos subimos a bordo de la cesta de mimbre y empezamos a elevarnos. Con todos mis sentidos afanándose por captar cada instante, Segovia iba haciéndose pequeñita a mis pies. Con la sensación de que es la tierra quien se movía y no yo. Flotando suavemente en el aire. Como si estuviera suspendida dentro de una pompa de jabón. Por mucho que trate de describir ese instante, tienes que vivirlo para saber qué se siente. En mi caso, libertad, calma, emoción… «Nada de vértigo. Nada de miedo. La gente de @globosboreal lo hace todo muy fácil». Este fue uno de los primeros tuits que lancé desde las alturas.

Si te soy sincera no sé exactamente cuánto duró nuestro vuelo ni la altitud que llegamos a alcanzar. El tiempo se detuvo para mí sobrevolando la ciudad. Entre foto y foto. Feliz y emocionada. El Alcázar, la Catedral, el Acueducto… Segovia me mostraba la que seguramente sea su dimensión más impactante: a vista de pájaro.

Panorámica de Segovia

Sobrevolando el Alcázar de Segovia

La Catedral de Segovia a vista de pájaro

Probando el zoom  del Samsung S4 Zoom en pleno vuelo

Durante todo el vuelo, el equipo de rescate siguió nuestra travesía por tierra, atento a las directrices que nuestro piloto les marcaba por radio. Más pronto de lo que hubiese deseado, llegó el momento de empezar a descender y buscar una zona despejada y accesible para el vehículo de apoyo donde aterrizar. El aterrizaje fue muy suave y cuando quise darme cuenta ya nos habíamos posado en tierra. «¿Te ha gustado la experiencia?», me preguntó el piloto. «. ¿Cuándo repetimos?«, le contesté.

Entre fogonazos. Segovia

Sobre mi cabeza

Iniciamos el descenso

Nuestro piloto se comunica por radio con el equipo de tierra

El grupo al completo con nuestro piloto de Globos Boreal. Segovia

Recuerdo que mientras la gente de Globos Boreal iba recogiendo la vela, desmontando el quemador y cagando la barquilla en el remolque, mi cerebro iba rápidamente anotando notas mentales a modo de telegrama: Me ha encantado. Se me ha pasado volando. Quiero volver a volar. Esto tengo que contarlo. Ojalá salgan bien las fotos…

Deshinchando el globo

Cargando la barquilla en el remolque. Segovia

El colofón a mi bautismo de vuelo en globo llegó con un pequeño almuerzo al aire libre y, como manda la tradición tras cada paseo en globo, un brindis con cava. ¡A tu salud!

Tras aterrizar, un brindis con cava

CURIOSIDADES Y TIPS PARA VIAJAR EN GLOBO:

Así nos veían desde tierra Los hermanos Montgolfier fabricaron el primer globo en 1.782. Los primeros pasajeros de la historia fueron un gallo, un pato y una oveja.

La capacidad de dirigir el rumbo de un globo aerostático es muy limitada. Solo accionando los quemadores para elevarlo o bajarlo se puede tratar de modificar un poco la dirección jugando con las corrientes de aire. Dicho de otro modo: sabes dónde despegas pero no dónde vas a aterrizar.

Globos Boreal fue la primera empresa autorizada en España por Aviación Civil para realizar vuelos en globo con pasajeros.

¿Vértigo? Ninguno. Como el globo se desliza dentro de las corrientes de viento con mucha suavidad, la sensación de vértigo es nula.

Vestimenta: Viste ropa cómoda y acorde con la época del año en que vas a volar. Piensa que la temperatura durante el vuelo es muy similar a la del suelo. No olvides coger una gorra y llevar calzado deportivo.

¿Cuándo volar? Durante todo el año si las condiciones atmosféricas son favorables. La mejor hora es después de amanecer ya que es el momento más estable del día.

Aterrizaje: Estate atento a las instrucciones del piloto. Guarda todos tus gadgets. Sujétate a las asas interiores de la barquilla y flexiona las piernas. Nunca saques los brazos fuera de la cesta y no salgas de la barquilla hasta que el piloto lo autorice.

Duración total de la experiencia: Calcula de 3 a 4 horas entre el montaje del globo, el vuelo, el aterrizaje, la celebración y el regreso al punto de partida.

DESMONTANDO EL SAMSUNG GALAXY S4 ZOOM

Samsung S4 Zoom Mi pensamiento durante toda la mañana fue el mismo: en la pantalla del móvil las fotos se ven genial pero… ¿qué pasará cuando las descargue en el ordenador?, ¿mantendrán la misma calidad? A las pruebas me remito. Todas las fotos de este reportaje que llevan el logo del blog están hechas con el Samsung Galaxy S4 Zoom. Por eso, tras probarlo, puedo afirmar que la cámara compacta de este dispositivo coreano ha superado mis expectativas. Cuenta con un sensor CMOS 16 MP, zoom óptico 10x y la función de OIS ayuda a reducir el desenfoque y estabilizar la imagen. Además, es un móvil manejable -la lente no sobresale demasiado-, funciona bastante bien en situaciones con poca luz, y su batería le da una autonomía de hasta 9 horas en modo WI-FI (odio ir buscando enchufes cada dos por tres cuando viajo). Como podrás imaginar, el nuevo smartphone de Samsung hace todo tipo de virguerías: graba en Full HD, tiene 25 modos pre-establecidos (Smart Mode), control manual, permite hacer fotos animadas, etc. En mi opinión, no es un móvil con cámara, es una cámara con Android que además te permite llamar y, por supuesto, quemar megas. ¿Un buen compañero de viaje? .