Visitar Salobreña, el corazón de la Costa Tropical de Granada

Visitar Salobreña, el corazón de la Costa Tropical de Granada

Un microclima extraordinario fruto de su privilegiada ubicación, un casco antiguo que enamora, un litoral salpicado de playas y recónditas calas, y una gastronomía que tiene en la tierra y el mar la mejor de las despensas. ¿Necesitas más motivos para visitar Salobreña?  

Visitar Salobreña
La preciosa estampa de Salobreña invita a recorrerla con paso tranquilo

Viajar a Salobreña, un estupendo plan en cualquier época del año

Mar y montaña, un rico pasado que se resiste a caer en el olvido y toda la magia que uno espera de un pueblo andaluz. Así es Salobreña, santo y seña de la Costa Tropical y uno de los pueblos más bonitos de la costa granadina.

Casco antiguo de Salobreña
Casco antiguo de Salobreña

Y es que aquí la expresión «el entorno lo es todo» es más acertada que nunca. Para comprobarlo solo hay que fijarse en su magnífica estampa. La de un caserío blanco situado en lo alto de un impresionante peñasco coronado por el castillo, que contrasta con el verdor de los cultivos y con el azul del Mediterráneo que acaricia su litoral. Y, como telón de fondo, las altas cumbres de Sierra Nevada.

La Caleta, Salobreña
Pescador en La Caleta

¿La guinda del pastel? Un microclima subtropical que se traduce en 320 días de sol al año y una temperatura media de 20 °C gracias a su cercanía con el norte de África y al macizo montañoso que frena los vientos del norte. Esta es la receta que avala lo evidente: viajar a Salobreña es un estupendo plan en cualquier época del año. Así lo confirman los lugareños que ven cómo en pleno invierno los viajeros pueden esquiar y tomar el sol en la playa en un mismo día.

Vegas de Salobreña
Las exuberantes vegas de Salobreña

Qué visitar en Salobreña

El casco antiguo, un bálsamo para los sentidos

Angostas callejuelas, casas blancas engalanadas con flores, pasadizos, bóvedas, patios, portones, azulejos que recitan poesías… Este es el perfil del casco medieval de Salobreña, una delicia nazarí que huele a jazmín y azahar.

Calle de Salobreña
Salobreña y sus preciosas buganvillas

Que no te frenen las empinadas cuestas y escaleras que conducen al castillo. Es tal la fotogenia de sus rincones que te detendrás una y mil veces para tratar de capturar su belleza. Una esencia forjada a lo largo de los siglos por las diferentes culturas que la escogieron para establecerse como fenicios, griegos, romanos y árabes.

Casco antiguo. Salobreña
Salobreña, la blanca

Mi recomendación es que recorras este encantador laberinto sin rumbo fijo para dejar espacio a la sorpresa, a esa exclamación de asombro que aparece sin buscarla al girar una esquina. Así, sin pretenderlo, irán desfilando ante tus ojos sus principales atractivos en barrios como La Villa, el Brocal y el Albaycín que dejan clara su factura medieval.

Casco antiguo de Salobreña
Tras cruzar La Bóveda

Te hablo de coquetas plazas como la del antiguo Ayuntamiento, y de La Bóveda, un hermoso pasaje que se apoya en la antigua muralla y que conectaba el Albaycín con la antigua medina. Y, cómo no, de la iglesia mudéjar de Nuestra Señora del Rosario que se alzó sobre una mezquita musulmana y cuya puerta, decorada con azulejos árabes, es una de las imágenes más reconocibles de Salobreña.

Iglesia de Nuestra Señora del Rosario

Otro cautivador escenario es el Paseo de Las Flores que discurre entre zonas ajardinadas y vistas de escándalo. Precisamente aquí, en esta ladera situada bajo el castillo, una placa nos recuerda la leyenda de las tres princesas que Washington Irving inmortalizó en sus Cuentos de la Alhambra.

Paseo de Las Flores. Salobreña
Paseo de Las Flores y castillo de Salobreña

El castillo árabe, Salobreña a vista de pájaro

Tras una lenta subida entre casas encaladas que parecen emerger de la roca, llegamos al castillo. Aunque sus orígenes hay que buscarlos en el siglo X como fortaleza defensiva, alcanzó su mayor esplendor en la época nazarí, cuando los monarcas del Reino de Granada lo utilizaban como palacio de invierno. De hecho, sus baños son muy similares a los de la Alcazaba de La Alhambra.

Castillo de Salobreña
Castillo de Salobreña

Datos históricos al margen, el castillo es uno de los imprescindibles que sí o sí debes visitar en Salobreña. Y no solo para conocer cómo su apariencia ha ido mudando en el pasado. También es una increíble atalaya para contemplar el presente de la villa. Ese que se divisa desde sus torres y muros, de Sierra Nevada al mar, y que se vuelve mágico cuando el sol se esconde. ¿El mejor atardecer de Salobreña? Seguramente.

Atardecer desde el castillo de Salobreña
Atardecer -sin filtros- desde el castillo de Salobreña

La Caleta, sabor a azúcar y sal

Buena parte del encanto de Salobreña reside en La Caleta, un barrio de pescadores y trabajadores de la antigua fábrica de azúcar, hoy catalogada como Bien de Interés Cultural de Andalucía. La cercanía del mar, la blancura de las casas encajadas en la ladera, el silencio… Sería imperdonable visitar Salobreña sin callejear por esta tranquila barriada que mira al Mediterráneo.

La Caleta. Que ver en Salobreña
La Caleta
La Caleta.  Visitar Salobreña
Barcas de pesca en La Caleta

Consejos viajeros → Si quieres probar los dulces típicos de Salobreña, acude a la panadería artesanal Los Tolinos y pide una tarta de piononos (Ramblilla de La Caleta). Y si te gusta la cerámica artística, puedes visitar el taller de Emilio Alaminos (Casa de la Cultura de La Caleta). Recuerda que apoyar al comercio local es la mejor aportación que puedes hacer siempre que viajes.

Sus playas, un ‘must’ de Salobreña

Son muchos los que deciden visitar Salobreña por sus playas. No es de extrañar teniendo en cuenta que no suelen estar muy masificadas y que el clima en la Costa Tropical siempre juega a favor del viajero.

Descansar en una tumbona, comer junto al mar, pasear por entornos casi virginales, practicar deportes náuticos… Sea cual sea tu elección, en Salobreña encontrarás tu particular paraíso costero. ¿Mis favoritas?

Playa Punta del Rio. Visitar Salobreña
Playa Punta del Río

Punta del Río → Situada en la desembocadura del río Guadalfeo, esta playa es perfecta para iniciarte en el mundo del surf de la mano del centro de actividades náuticas 18 Nudos Surf Club, tomarte algo en su zona chill out y avistar aves. Dependiendo de la época del año, podrás ver especies como garzas reales, alcatraces, cormoranes y ruiseñores comunes.

La Guardia → Aguas tranquilas y arena oscura en un entorno único flanqueado por cañaverales que discurre entre el Peñón y la antigua azucarera. Si tienes oportunidad, da un paseo en paddle surf o en kayak por los acantilados de La Caleta con The Guardian Sea Club.

Playa de la Guardia. Salobreña
Paddle surf en la playa de La Guardia

El Caletón → Lo mío con esta cala de aguas cristalinas fue amor a primera vista. Pequeña, aislada, solitaria y rodeada de acantilados. ¿Se pude pedir más?

El Caleton. Salobreña
El Caletón, mi flechazo costero

De Salobreña al cielo: la ruta de los miradores

Si la fisonomía de Salobreña es una delicia visual con los pies en la arena, imagina cómo es verla desde las alturas. Podrás comprobarlo si te lanzas a recorrer los Miradores del Cielo, una ruta que se detiene en 9 miradores a cuál más hermoso. El más famoso, sin duda, es el dedicado a Enrique Morente, uno de los grandes renovadores del flamenco cuyo legado sigue vivo en este balcón que se alza sobre el tajo.

Mirador de Enrique Morente. Que visitar en Salobreña
«La libertad es el arte de vivir». Mirador de Enrique Morente

Pero esta no es la única atalaya del Albaycín, también está el Hoyo de la Frascunda y el mirador del Postigo. Este último antaño comunicaba la playa y el puerto con la villa, y nos ofrece una vasta panorámica que alcanza Sierra Nevada y el Pico Veleta, la cuarta cumbre más alta de España. El mirador del Paseo de la Iglesia, el del Gato y el del Paseo de las Flores, con sus zonas ajardinadas, son otras terrazas de esta ruta señalizada con códigos QR que también está disponible en la app cordobesa OK Located.

Consejo viajero → ¿Dónde dormir en Salobreña? Una buena opción es el Hotel Salobreña Suites. Está a 3 km del pueblo, pero esa distancia se compensa con creces con las fantásticas vistas que se divisan desde las habitaciones que dan al mar.

Senderismo en Salobreña

¿Más motivos para viajar a Salobreña? Disfrutar de su rico patrimonio natural que puedes descubrir a través de su red de senderos. Toma nota de alguno de ellos y lánzate a caminar en busca de los paisajes que la rodean:

Ruta de la Vega Baja de Salobreña y Motril → Prácticamente llana, esta ruta de 19 km discurre por caminos agrícolas y por el litoral que une la desembocadura del río Guadalfeo y el barrio de El Varadero de Motril.

Ruta de la Chirimoya → Adéntrate en la vega de Salobreña para ver de cerca las fincas en las que se cultivan sus apreciadas frutas tropicales.

Senda Mediterranea de Salobreña
Senda Mediterránea

Senda Mediterránea → Esta agradable ruta une el casco antiguo de Salobreña con el de Almuñécar sin apenas perder de vista el Mediterráneo. Si sus 14 km te parecen demasiada distancia a cubrir, puedes disfrutar de su paisaje de acantilados y especies endémicas recorriendo el tramo que va desde el hotel Salobreña Suites a La Caleta.

La gastronomía de Salobreña

Otra de las razones por las que vale la pena visitar Salobreña es por su gastronomía que se nutre de la huerta y el mar para complacer al más exquisito de los paladares. Y es que este rincón de Andalucía no solo destaca por deliciosas recetas del mar, como el pulpo seco, los espetos de sardinas o la zarzuela de marisco. También podrás probar excelentes frutas tropicales como mangos, papayas o aguacates que, gracias al mino de los agricultores de la zona, te trasladarán a paraísos como México, Cuba o Venezuela. Mención aparte merecen las chirimoyas que en su día llegaron de Ecuador y Perú, y que han dado lugar a una variedad autóctona de increíble sabor: Fino de Jete.

Frutas tropicales de Salobreña
Frutas tropicales de Salobreña

Finca ecológica Matagallares

Si quieres conocer sobre el terreno el origen y la forma de cultivo de estas frutas tropicales, te recomiendo visitar la Finca Ecológica Matagallares. Allí te espera su propietario, Juan Carlos Vinuesa, que desde el 2001 lleva a cabo una producción ecológica certificada. Consciente de que progreso y sostenibilidad han de ir de la mano, riega su hectárea con un sistema de goteo programado y localizado para que no se pierda ni una gota de agua, utiliza máquinas de biomasa y deja que la naturaleza y las gallinas que corren por su plantación hagan el resto.

Finca ecologica Matagallares. Que visitar en Salobreña
Finca ecológica Matagallares
Frutas tropicales de Salobreña

Un consejo más: concluye esta interesante visita agroturística con una degustación de sus productos porque esos sabores difícilmente los encontrarás fuera de la Costa Tropical de Granada.

Dónde comer cuando viajes a Salobreña: chiringuitos y restaurantes recomendados

A pesar de su pequeño tamaño, Salobreña cuenta con una variada oferta gastronómica basada en alimentos de temporada y de proximidad con tintes de las diversas civilizaciones que han pasado por ella a lo largo de los siglos.

Si te apetece comer a la vera del mar, tu destino es Casa Emilio, un chiringuito de toda la vida por donde desfilan contundentes zarzuelas, frituras de pescado, mariscos, pulpo a la Salobreña, paellas costeñas y, cómo no, la omnipresente ensalada tropical (Paseo Marítimo, 5. Abierto todo el año).

Casa Emilio. Salobreña
Casa Emilio, un clásico del Paseo Marítimo de Salobreña

Otra apuesta segura la encontrarás en el restaurante La Bahía que llena de sabor la playa del Peñón. Buen servicio, ingredientes locales y opciones vegetarianas, veganas y sin gluten. ¿Un bocado imprescindible? La ensalada Bahía: mango, queso de cabra, mezclum de lechugas, fresas, aguacate y helado de mango.

Restaurante La Bahia. Salobreña
La Bahía, el placer de comer o cenar junto al mar

Ya en el casco antiguo, se impone hacer un alto en el camino en la plaza del antiguo Ayuntamiento. En el número 10 está La Botica, un restaurante de cocina mediterránea en cuya carta no faltan recetas tradicionales como el atún rojo, el arroz caldoso o las almejas a la marinera. Si puedes, reserva mesa en su coqueto Sky Bar. Sus vistas serán el mejor condimento para una velada fantástica.

Y si buscas una cocina que fusione raíces y toques de vanguardia, acércate a conocer el proyecto gastronómico que el chef Francisco Izquierdo desarrolla en el restaurante Aráis. Sabores del mar que llegan de la cercana lonja de Motril, verduras y frutas de temporada, carnes de la sierra… Todo ello regado con una de las bodegas más completas de la Costa Tropical en la que destaca su propio ron: El Mondero.

Restaurante Arais. Salobreña
Restaurante Aráis, un auténtico paraíso foodie

Ir tapeo, un imprescindible de Salobreña

Otra de las cosas que sí os sí debes hacer cuando viajes a Salobreña es algo tan granadino como ir de tapas por el casco antiguo, La Caleta o la zona baja. El imprescindible El Cuesta, un bar de toda la vida donde probé el estupendo mosto Castillo de Salobreña- (Fuente C, 4), la fritura del Pesetas (Bóveda, 11), las elaboradas tapas del Antaño (Díaz del Moral), la fusión del Restobar Lolitalola (Guadalfeo, 3)… Y suma y sigue porque, como ya habrás imaginado, a Salobreña se viene a comer mucho y bien.

Tapear en Salobreña
El Cuesta y el Antaño, dos imprescindibles del tapeo salobreñero

Y hasta aquí este atractivo y variado listado de razones por las que deberías visitar Salobreña, un destino andaluz como mucho que ofrecer estación tras estación. ¿Ponemos rumbo al sur?

*Nota: Este artículo forma parte del blogtrip #ViveSalobreña organizado por la Oficina de Turismo de Salobreña. Como siempre que realizo este tipo de viajes, todas las opiniones vertidas son fruto de mi experiencia.

Qué ver en Valderrobres, la preciosa capital del Matarraña

Qué ver en Valderrobres, la preciosa capital del Matarraña

Dicen que es uno de los pueblos más bonitos de España, que su casco antiguo hipnotiza y que custodia la esencia de la comarca del Matarraña en sus paisajes, en sus mesas y en su gente. Lo dicen, es cierto, y voy a invitarte a descubrirlo. Viajeros y viajeras: qué ver en Valderrobres, Teruel.

Valderrobres
Valderrobres, uno de los pueblos mas bonitos de España

Qué ver en Valderrobres, donde los tópicos se hacen realidad

Valderrobres es uno de los culpables de que el Matarraña esté tan de moda. ¿Sus fieles? Los que huyen del asfalto, los que desean perderse y los que sueñan con una buena dosis de autenticidad. Todos ellos recalan en esta pequeña población turolense, a caballo entre Tarragona y Castellón, que aún se asombra con la llegada de los turistas.

Puente de piedra de Valderrobres

De postal, anclado en el tiempo, meca del slow travel, un lugar en el que desconectar para reconectar, la capital de la Toscana española… Todos estos clichés que aluden a lugares comunes se dan cita en Valderrobres, una villa que hay que descubrir sin prisa, tomándole el gusto paso a paso, y saboreando cada uno de sus rincones. Por algo forma parte de la asociación Los Pueblos Más Bonitos de España.

Reflejos que enamoran

Pero antes de empezar a desgranar el porqué de tanto piropo, permíteme una sugerencia: pasa, al menos, una noche aquí. Sería una pena que no vieras cómo luce iluminada, y cómo se despereza ante la llegada de un nuevo día. Recuerda: se trata de viajar despacio y hay mucho que ver en Valderrobres.

Valderrobres y el rio Matarraña

El centro histórico de Valderrobres: un “stendhalazo” en toda regla

Como ya habrás intuido por las imágenes que preceden a estas líneas, la bienvenida que nos brinda Valderrobres, una vez rebasada la zona nueva, no puede ser más espectacular.

El río Matarraña marca la frontera natural entre el arrabal y el casco antiguo que se desparrama desde lo alto de la colina hasta besar su orilla, hilvanando un hermoso laberinto medieval de calles empinadas, escaleras ribeteadas con flores y monumentos, declarado Conjunto Histórico.

Para alcanzarlo, solo hay que salvar el puente de piedra, una sólida construcción del siglo XIV, preparada para aguantar las crecidas del río, que antaño cobraba pontazgo a todo aquel que quisiera cruzarlo.

Puente de Valderrobres

Ahora, basta con sortear a los que buscan el mejor encuadre de Valderrobres bajo la atenta mirada de San Roque, su patrón, que preside uno de los siete portales de la antigua muralla.

Plaza España. Que ver en Valderrobres

Detrás espera la plaza España, un coqueto espacio que nos obliga a girar sobre nuestros pies para admirar su serena belleza. Dos edificios reclaman nuestra atención. El primero es el ayuntamiento, un bello ejemplo de palacio renacentista con sus muros de sillería, su lonja, sus arcos de medio punto y su alero de madera tallada. El segundo, la Fonda La Plaza, un caserón señorial de la baja Edad Media que conserva su antigua estructura, y que aún funciona como casa de viajeros ofreciendo platos tradicionales y descanso en alguna de sus 14 habitaciones.

Calles y rincones que parecen lienzos

A partir de aquí, conviene deshacerse del mapa -físico o virtual- para perdernos por el trazado original del viejo Valderrobres. Un recorrido de empinadas cuestas y escaleras empedradas que enlaza calles como San Antonio, San Roque o Santa Teresa entre muestras de arquitectura popular, paños de la antigua muralla, portales como el de Vergós, casonas nobiliarias y alguna que otra vivienda abandonada.

Casco antiguo de Valderrobres
Centro historico de Valderrobres

El gris de la piedra, el marrón de la madera, el negro de la forja, el azulete que se resiste al olvido, los rojos y rosas de las flores… Esta es la paleta de colores con la que se dibuja un pueblo que es un monumento en sí mismo.

Calles de Valderrobres

¿Su banda sonora? El ronroneo de los gatos, los requiebros de los foráneos, las campanas y, sobre todo, el chapurriau, la lengua de esta tierra limítrofe con Cataluña que se ha trasmitido de generación en generación a lo largo de los siglos, y que se resiste a ser fagocitada por el catalán.

Y es que, como me comentó un matrimonio del lugar cuando me colé en su conversación para interesarme por su patrimonio lingüístico: «Aquí hablamos chapurriau porque siempre ha sido así, porque nuestra historia y nuestra lengua siempre han ido de la mano. Somos y nos sentimos aragoneses que hablan chapurriau.»

Arquitectura popular

Con la lección aprendida nos disponemos a coronar la cima de la villa para admirar uno de los conjuntos góticos más bellos de todo Aragón: el formado por el castillo y la iglesia de Santa María la Mayor.

Para visitarlos, deberás adquirir tu entrada -o validarla si la compras online- en el Museo y Centro de Interpretación de Valderrobres, un espacio multidisciplinar clave para comprender todo el acervo patrimonial y natural del Matarraña. La entrada conjunta cuesta 7 euros e incluye audioguía.

Museo de Valderrobres

Como curiosidad, el museo también exhibe la obra escultórica de Carlos Orona y el legado de otra ilustre valderrobrense, Elvira de Hidalgo. Una talentosa soprano que ejerció como catedrática vitalicia del Conservatorio de La Scala de Milán y fue maestra de María Calas.

Elvira de Hidalgo

Iglesia de Santa María La Mayor

Al final de la calle Subida a la Iglesia, encontrarás uno de los rincones más fotografiados del pueblo. Se trata de la magnífica portada de Santa María la Mayor, compuesta por once arquivoltas y coronada por un impresionante rosetón.

Iglesia de Santa Maria La Mayor de Valderrobres

El interior de este templo construido en el siglo XIV tampoco te dejará indiferente ya que su factura es un magnífico ejemplo del gótico levantino aragonés. El altar, las capillas laterales, las bóvedas de crucería… Toda ella ha conservado su pureza estilística gracias a las labores de restauración, y junto al castillo forma un conjunto indisoluble que domina todo el municipio.

De hecho, la entrada al castillo se realiza actualmente desde la tribuna que años ha hacía las veces de capilla privada del arzobispo.

Capilla privada del arzobispo

El Castillo de Valderrobres: una visita imprescindible

El castillo-palacio de Valderrobres se edificó por mandato del arzobispo de Zaragoza al mismo tiempo que la iglesia. Se alzó donde correspondía: en la cima de una colina rocosa, con la montaña como cantera para sus muros.

Castillo de Valderrobres

La Sala Capitular, el Salón de las Chimeneas, la cocina, los restos de la vieja torre de defensa, las caballerizas que hoy en día albergan exposiciones temporales bajo su bóveda de cañón… Todo ello nos invita a viajar a los tiempos de los señores feudales y de la nobleza, cuando Valderrobres se propuso pasar a la historia por su monumentalidad.

Castillo de Valderrobres

Y luego están las estancias superiores donde se almacenaba el aceite y el grano, y el paso de ronda flanqueado por almenas y torreones. ¿La parte más atractiva de este monumento? Exacto. Por algo desde aquí se divisan unas interminables vistas del casco urbano, del río y de los Puertos de Beceite.

Valderrobres desde el castillo
Castillo de Valderrobres, Teruel

Y hasta aquí este paseo virtual por la capital del Matarraña. Ahora que ya sabes qué ver en Valderrobres, solo espero que te animes a visitarla para disfrutar de las bondades del turismo rural en suelo turolense.

Dónde y qué comer en Valderrobres

La filosofía slow también se cultiva en los fogones de Valderrobres siguiendo la tradición gastronómica del Matarraña. Así en las mesas de la villa no falta el jamón de Teruel con Denominación de Origen, los embutidos, las judías del terreno (fesols), el aceite de oliva, el vino de garnacha, los quesos, dulces típicos como los ametllats o los crespells y, por supuesto, el cordero, la carne estrella de la cocina aragonesa (imposible resistirse al sublime sabor del ternasco al horno).

Gastronomia

Todos estos manjares -algunos de ellos avalados por la Marca de Calidad Territorial Matarraña- podrás saborearlos en los bares y restaurantes de la céntrica calle Santiago Hernández Ruiz, y en los locales de la plaza Autonomía de Aragón donde el tapeo se convierte en un lujo gracias a su ubicación junto al río y con el casco antiguo como telón de fondo. ¿Mis recomendaciones? El Salt, la Fonda Angeleta y la terraza de La Charradeta.

Dónde dormir en Valderrobres

Como en todas las poblaciones que conforman el Matarraña, las diferentes propuestas de alojamiento son, en su mayoría, de gestión familiar, y se basan en principios fundamentales como la sostenibilidad y el respeto por el entorno.

En el caso de Valderrobres, lo primero que debes decidir es si quieres hospedarte dentro del casco antiguo o en la zona nueva. Yo, que soy muy de amaneceres y puestas de sol, optaría por la primera opción, aunque ello suponga subir y bajar las veces que haga falta. En la web del ayuntamiento puedes consultar toda la oferta disponible.

Área de autocaravanas de Valderrobres

Y si lo tuyo es viajar con la casa a cuestas, debes saber que Valderrobres cuenta con un área de servicio de autocaravanas gratuita. Está situada muy cerca del centro histórico, su capacidad es de 30 plazas y cuenta con servicios como agua potable y vaciado de aguas (Parking público Ribera río Matarraña; acceso por calle Elvira Hidalgo).

Qué ver en los alrededores de Valderrobres

Valderrobres es una magnífica base para descubrir los mil y un atractivos de la comarca del Matarraña. Toma nota de estas sugerencias:

  • Beceite, Cretas, Calaceite, Ráfales, La Fresneda, Peñarroya de Tastavins… Visita cualquiera de los 17 municipios que junto con Valderrobres forman este paraíso por descubrir. Están muy cerca unos de otros así que no hay excusa que valga.
  • El Salt, una impresionante cascada del río Tastavins, situada entre los términos de Valderrobres y La Portellada.
  • El Parrizal, un paraje excepcional donde las aguas del Matarraña se abren paso entre las montañas y las rocas (Beceite).
  • Embalse de Pena, una gran presa rodeada de montañas que puedes recorrer en kayak.

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Diez escapadas naturales por España perfectas para desconectar

Diez escapadas naturales por España perfectas para desconectar

Diez escapadas naturales por España perfectas para desconectar. Esta es la propuesta que te lanzo con motivo de la reciente celebración del Día de la Tierra. A algunos de estos destinos su fama les precede, otros son grandes desconocidos pero todos tienen dos nexos en común: ponen de relieve la diversidad de paisajes y ecosistemas de nuestro país, y son perfectos para olvidar el dictado de prisas, estrés y asfalto que impera en las grandes ciudades. Entornos volcánicos, idílicas playas, pueblos con encanto, enclaves kársticos, refugios de fauna salvaje, cascadas, pinturas rupestres… Podrían ser muchos más pero, de momento, estas son mis recomendaciones para que disfrutes del turismo de proximidad. Comenzamos.

Islas Cíes (Vigo)

Monte Agudo, O Faro y San Martiño. Las Cíes, tres islas ubicadas en las Rías Baixas, justo enfrente de la costa de Vigo, que conforman un archipiélago de dunas, matorrales autóctonos, fondos marinos y paradisíacos enclaves como la playa de Rodas, un precioso arenal que suele colarse en las lista de las mejores playas del mundo. Bucear entre bosques de anémonas, un relajado día de playa, recorrer senderos naturales en busca de miradores como el del Alto do Príncipe o el Faro de Cíes, observar aves e incluso acampar previa reserva son algunas de las tentadoras actividades que se pueden realizar en en este paraje natural que forma parte del Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Islas Atlánticas.

Islas Cíes. Escapadas naturales por España

Monfragüe (Cáceres)

Cigüeñas negras, alimoches, buitres leonados, águilas imperiales… Si te gusta la ornitología, Monfragüe, que este año celebra el décimo aniversario de su declaración como parque nacional, es tu destino. Y es que no solo está considerado uno de los grandes santuarios para observar aves, también es uno de los mejores ejemplos de bosque mediterráneo de nuestro país. ¿El resultado? Una rica vida animal y vegetal que se puede observar desde privilegiados enclaves como el Salto del Gitano en el que el vuelo de los buitres se enmarca en un magnífico paisaje vertebrado por el río Tajo. Otros puntos de interés son el merendero de la fuente del Francés -perfecto para hacer un alto en el camino- y el castillo de Monfragüe, desde donde se divisa una extensa panorámica del parque. En los alrededores puedes visitar Plasencia y Trujillo, dos municipios cacereños que destacan por su patrimonio monumental.

Monfragüe. Escapadas naturales por España

Torcal de Antequera (Málaga)

Emergió del mar de Tetis y fue modelándose por la erosión del agua, el hielo y el viento hasta conformar uno de los paisajes kársticos más importantes de Europa. Te hablo del Torcal de Antequera, una maravilla de la naturaleza situada a tan solo 30 kilómetros de Málaga, que me deslumbró con su asombrosa fisonomía: 1.171 hectáreas de torcas, desfiladeros y cuevas que componen un laberinto de piedra caliza salpicado de fósiles marinos, rocas de formas imposibles e impresionantes vistas panorámicas. ¿Una recomendación? Apura al máximo tu visita para contemplar el atardecer. La visión de este paraje cuando los últimos rayos de sol inciden en su abrupto perfil es realmente fascinante. Tampoco olvides acercarte al Mirador de las Ventanillas y recorrer el área expositiva del centro de visitantes donde podrás profundizar en el origen de este entorno poblado desde la Prehistoria que ostenta el título de Patrimonio de la Humanidad.

Torcal de Antequera. Paisajes naturales de España

Cap de Creus (Girona)

Mi pasión por la Costa Brava queda patente en mi siguiente propuesta: el Cap de Creus. Un parque natural enclavado en la provincia de Girona que nos ofrece una extraordinaria diversidad paisajística. En el litoral, vertiginosos acantilados que se pierden en el mar, islotes y recónditas calas en los que la tramuntana sopla con fuerza. En el interior, bosques y prados con más de 800 especies catalogadas y un valioso patrimonio cultural en el que destaca el monasterio de San Pere de Rodes y el dolmen de La Creu d’en Cobertella. Aprovecha tu visita al único parque marítimo-terrestre de Cataluña para conocer los municipios que lo conforman. La belleza marinera de Llançà, Roses, Cadaqués y El Port de la Selva, y el encanto rural de Vilajuïga, Pau, Palau-saverdera y La Selva de Mar. Si Dalí se enamoró de sus paisajes, tú no vas a ser menos.

Cap de Creus. Escapadas naturales por España

Más información: Cap de Creus, un espacio único de la Costa Brava entre la tierra y el mar

Desierto de Tabernas (Almería)

Áridas llanuras, cárcavas, torrenteras, taludes, endemismos exclusivos, reptiles, aves esteparias, microcráteres… Estos son solo algunos de los principales atractivos del Desierto de Tabernas, la única zona desértica propiamente dicha de todo el continente europeo. Un paraje natural situado al norte de la ciudad de Almería que Hollywood inmortalizó en legendarias películas como El bueno, el feo y el malo o La muerte tenía un precio. Hoy los que se retan son los amantes del turismo activo practicando actividades de multiaventura, escalada, paseos a caballo o senderismo. ¿Un imprescindible? Subir al imponente Cerro Alfaro para divisar desde su cima el desierto, Sierra Nevada, las sierras de los Filabres y de Alhamilla y el mar.

Desierto de Tabernas

Caldera de Taburiente (La Palma)

En este listado de escapadas naturales por España no podía faltar la isla de La Palma, Reserva Mundial de la Biosfera y destino ‘Starlight’ por la calidad de sus cielos. Aquí encontrarás playas vírgenes, salinas, exuberantes ecosistemas como el Bosque de los Tilos, y su joya más preciada, el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente. De origen volcánico, esta enorme depresión está formada por escarpados barrancos, coladas, vías de agua que brotan en forma de fuentes y preciosas cascadas, y miradores que nos regalan sobrecogedoras panorámicas. Si quieres ser consciente de toda su grandeza, sube al Roque de los Muchachos, el punto más alto de la isla. Allí, a 2.426 metros sobre el nivel del mar, tendrás una vista colosal de este hermoso rincón canario.

Más información: De ruta por La Caldera de Taburiente, la niña bonita de La Palma

Cerro del Hierro (Sevilla)

Otro paraje de origen kárstico que te recomiendo visitar es el Cerro del Hierro, un monumento natural situado en el Parque Natural de la Sierra Norte de Sevilla, entre los municipios de Constantina y San Nicolás del Puerto. La erosión y su pasado minero, que se remonta a la época romana y del que aún se conservan algunas infraestructuras, han dejado al descubierto un singular paisaje de simas, galerías y túneles que podemos conocer a pie o de forma más activa practicando espeleología, rappel o escalada. Su vegetación -un bosque de alcornoques, robles y helechos-, y la presencia de búhos reales y cigüeñas negras aumentan el valor ecológico de este paraje andaluz que en primera y otoño luce su mejor cara.

Cerro del Hierro. Monumentos naturales de España

El Nacedero del Urederra (Navarra)

A menos de una hora de Pamplona y en plena Sierra de Urbasa, se encuentra el Nacedero del Urederra, uno los enclaves más espectaculares de Navarra. Recorrer los escasos cinco kilómetros que llevan hasta su salida natural tiene recompensa. Verás un cauce de agua de un sorprendente color turquesa que juega con el terreno precipitándose en bonitas cascadas, filtrándose por las grietas o frenando su curso en numerosas pozas. Todo ello envuelto en un un tupido bosque de hayas, olmos y fresnos por el que sobrevuelan buitres, milanos reales y alimoches. Para preservar este espacio protegido, su aforo se limita a 450 personas al día así que te sugiero que reserves tu plaza online. La entrada es gratuita y solo deberás abonar 3€ si quieres dejar el coche en el parking.

Nacedero del Urederra

Más información: El Nacedero del Urederra, uno de los rincones más bellos de Navarra

Sierra del Segura (Albacete)

La Sierra del Segura, en Albacete, esconde encantadoras poblaciones como Nerpio, Riópar o Yeste que resultan perfectas para pasar un tranquilo fin de semana disfrutando de bonitos paisajes y buena gastronomía. Deja de lado la errónea imagen de que en esta comarca de Castilla La Mancha solo hay extensas llanuras. Porque las hay, sí, pero también altas cumbres, valles y embalses en los que practicar todo tipo de deportes en contacto con la naturaleza. Los castillos de Yeste y Taibilla, el trazado medieval de Letur y el conjunto rupestre de la Solana de las Covachas, cuyos abrigos forman parte del Parque Cultural de Nerpio, son solo una muestra del legado histórico y artístico de la Sierra del Segura.

Sierra del Segura

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Ullíbarri-Gamboa (Álava)

Mi última propuesta pone rumbo al norte para detenernos en Álava. Concretamente en el embalse de Ullíbarri-Gamboa que recoge las aguas de la cuenca del río Zadorra. Un entorno de alto valor ecológico y paisajes de gran belleza que cuenta con tres playas de interior ubicadas en los parques provinciales de Landa y Garaio. Yo tuve ocasión de recorrer el segundo cuando visité Vitoria-Gasteiz ya que está a tan solo 15 kilómetros de la capital alavesa y te aseguro que fue un agradable momento detox que me dejó muy buen sabor de boca por la labor de preservación de la naturaleza que están llevando a cabo en este lugar. Observar la flora y fauna silvestre, dar paseos a pie o en bicicleta, fotografiar su biodiversidad, realizar visitas guiadas, darte un buen baño… Si quieres desconectar, Garaio.

Ullibarri-Gamboa

Y hasta aquí este repaso por algunas de las maravillas naturales que nos ofrece nuestro país. ¿Qué otros paisajes crees que debo conocer? Cuéntamelo en los comentarios y haré todo lo posible por visitarlos.

Y si te has quedado con ganas de conocer más rincones de nuestra preciosa geografía, te recomiendo leer este artículo de Sofía Pozuelo: Los 20 pueblos más bonitos de España que deberías visitar cuando volvamos a ser libres. Seguro que encontrarás inspiración para tus futuros viajes entre todos los maravillosos destinos que nos propone.