Comer en León: gastronomía típica y tapas, una deliciosa combinación

Comer en León: gastronomía típica y tapas, una deliciosa combinación

Si estás pensando en viajar a la capital leonesa y te preguntas qué comer en León y dónde, este tour gastronómico es para ti. Un delicioso viaje sensorial que recala en los platos más típicos de su apreciada gastronomía y que te descubre una de sus tradiciones más arraigadas: ir de tapas por el casco antiguo como mandan los cánones. ¿Listo para hincarle el diente a esta ciudad a través del paladar?

Cocido maragato
El famoso cocido maragato del restaurante Castrillo

León, territorio «foodie»

Patrimonio, cultura, interesantes propuestas de ocio y una gastronomía de raíces capaz de satisfacer al más gourmet de los viajeros. Ésta bien podría ser la carta de presentación de León, una capital que ya lleva tiempo situada en el pódium de las ciudades españolas en las que mejor se come gracias al legado de su recetario tradicional y al soplo de aire fresco que aporta la nueva cocina de autor. Y es que recorrerla en clave gastronómica, combinando turismo y fogones, es el tándem perfecto para una escapada definitivamente deliciosa.

Casa Botines, Leon
Gaudí sentado frente a la imponente Casa Botines © Museo Casa Botines Gaudí

La recompensa no puede ser más gratificante ya que podrás deleitarte con especialidades típicas como el cocido maragato que se toma en tres vuelcos (carnes, garbanzos y sopa de fideos), sus famosos embutidos -entre los que destaca la omnipresente cecina, la morcilla y el chorizo-, la sopa de truchas o el bacalao al ajoarriero.

De tapas por Leon capital

Pero León no solo se nutre de elaboraciones tradicionales. Su universo gastronómico también engloba innovadoras propuestas de la mano de restaurantes como el LAV, Cocinandos o el restaurante Pablo -estos dos últimos con 1 estrella Michelin- y, cómo no, un vasto abanico de bares en los degustar sus famosas tapas.

Un apunte más de obligado cumplimiento: para maridar estas viandas se impone acompañarlas con los excelentes vinos de la Denominación de Origen León y Bierzo.

Dónde comer en León: ¿restaurantes o una ruta de tapas?

Tras una larga jornada visitando los principales puntos de interés de la capital leonesa, habrá quien prefiera sentarse a la mesa en alguno de los restaurantes mejor valorados y más populares de la ciudad.

Otros, en cambio, preferirán comer o cenar saltando de bar en bar. Y, por último, los amigos del buen yantar combinarán ambas experiencias para llevarse un magnífico recuerdo gastronómico de su visita: las tapas de aperitivo y los contundentes manjares locales sobre el mantel. Porque, que nadie se engañe, a León se viene a comer mucho y bien.

Tapa de morcilla. Cafe Bar Rua 11
Tosta de morcilla con piñones tostados y compota de manzana. Café Bar Rúa 11

Ir de tapas en León: una experiencia tan imprescindible como apetitosa

Si decides ir de tapas, debes saber que en León es toda una tradición. Una indiscutible seña de identidad de esta ciudad que disfrutan los oriundos en cualquier ocasión, y que aplauden los viajeros que recalan en ella al comprobar la calidad de las mismas y que, además, los hosteleros las ofrecen de forma gratuita con cada consumición.   

Tapeando en Leon

Como suele ser habitual, las zonas de tapeo más frecuentadas de León están ubicadas en las calles de los barrios históricos, dentro de la muralla y a la sombra de más de 2.000 años de arte y cultura.

Es aquí donde encontrarás las clásicas tascas de toda la vida y los bares que han hecho del tapeo toda una experiencia gourmet. Y es que en León no solo podrás probar las típicas tapas de morcilla, de cecina, de chorizo, de patatas o de picadillo. También vanguardistas y cuidadas elaboraciones que a modo obras de arte en miniatura derrochan sabor y originalidad a partes iguales. Tapeo de calidad que combina recetas tradicionales e innovadores propuestas. ¿Se puede pedir más? Imposible. Ya lo dijo el mismísimo Ferran Adrià en su día: “la tapa es una manera de entender la vida, de vivir y compartir».

De tapas por el barrio Húmedo

A los pies de la imponente catedral de Santa María despliega sus alas el emblemático barrio Húmedo. Su historia, forjada por las distintas culturas que recalaron aquí -romanos, cristianos, judíos y musulmanes-, se hace patente en cada rincón de este sorprendente enjambre de callejuelas por el que desfila el Camino de Santiago, y destacadas muestras de su patrimonio como la Plaza Mayor, que conserva el único mercado medieval de la ciudad, el palacio de los Condes de Luna, la preciosa plaza del Grano, la Casa de las Carnicerías o la plaza de San Martín.

Catedral de Leon
La Catedral de León, icono del arte gótico europeo

Pero este popular barrio no solo conserva el sabor del antiguo León, también del presente ya que es una de las zonas de tapeo más buscadas de la capital. Prueba de ello es la multitud de tabernas que te tentarán a cada paso con su variada oferta de tapas.

Tapear en Leon

De tapas por el barrio Romántico

Muy cerca de aquí, al otro lado de la peatonal calle Ancha, discurre el barrio Romántico que nos propone otra seductora combinación de arte y tapeo. Para abrir el apetito, nada mejor que acercarse al conjunto monumental que componen la Casa Botines -uno de los tres únicos ejemplos de la arquitectura de Gaudí fuera de Cataluña-, el Palacio de los Guzmanes, y la cercana Colegiata de San Isidoro que custodia piezas únicas como el Cáliz de Doña Urraca y extraordinarias pinturas románicas.

Real Colegiata de San Isidoro de Leon
Real Colegiata de San Isidoro

Ahora sí, una vez alimentado el espíritu, toca complacer al paladar concatenando barras y tapas. Pronto comprobarás que en este barrio, como en el Húmedo, los locales tradicionales comparten espacio con modernos bares que ofertan tapas más elaboradas.

Dónde probar las mejores tapas de León

Como hace tiempo -demasiado para mi gusto- que no voy de tapas por León, he consultado a mis amigos leoneses para sugerirte estos establecimientos que hacen del tapeo un arte. Una tarea harto complicada teniendo en cuenta que León es la ciudad que tiene más bares por habitante de toda España. En cualquier caso, aunque obviamente no están todos los que son, sí son todos los que están, así que toma nota de los locales en los que ir de tapas siempre es un acierto.

Café Bar Rúa 11: este acogedor bar, que también funciona como vermutería y vinoteca, destaca por sus tapas de autor que combinan materias primas de calidad y una esmerada elaboración, y por sus tostas. Cecina de vaca, boletus con foie, croquetas de morcilla con piñones… Todo ello en un ambiente tranquilo y con un trato excelente (La Rúa, 11).

Comer en Leon
Cecina con manzana y almendras

El Rebote: si te gustan las croquetas, deberías dejarte caer por esta taberna del barrio Húmedo porque, además de generosas, las elaboran con rellenos tan originales como pizza, beicon con queso cheddar o jalapeños, sin olvidar sabores tradicionales como las croquetas de cecina o de morcilla (Plaza San Martín, 9).

La trastienda del 13: una grata sorpresa en pleno centro. Así es este restaurante de cocina de mercado que también elabora sofisticadas tapas. Un plus: comer en León con las privilegiadas vistas de la catedral que se contemplan desde su terraza (Calle Ancha, 1).

La trastienda del 13
La trastienda del 13

La Trébede: en el corazón del barrio Húmedo te espera una de las tapas más demandadas de la capital: el picadillo con patatas que sirven en esta tasca que demuestra que la experiencia siempre es un grado (Plaza Torres de Omaña).

Ezequiel: una generosa tapa de embutido artesano, garbanzos con callos o patatas guisadas con pulpo con cada consumición. ¿Necesitas más motivos para acercarte a uno de los restaurantes más apreciados por los leoneses? (Calle Ancha, 20).

Como habrás comprobado, comer en León es una experiencia para los sentidos y un motivo más para lanzarte a descubrir esta seductora ciudad que navega entre su ilustre pasado y su atractivo presente.

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Código ético: Aunque este artículo está escrito en colaboración con Turismo de Leóntodo el contenido ha sido creado de forma independiente y bajo mi propio criterio.

¡Ponme un León! Descubre los magníficos vinos de la Denominación de Origen León y cómo disfrutarlos

¡Ponme un León! Descubre los magníficos vinos de la Denominación de Origen León y cómo disfrutarlos

Gracias al buen hacer de los viticultores y a los reconocimientos que premian su calidad, los vinos de la Denominación de Origen León están cada vez más presentes en las barras y mesas de nuestra geografía, donde ya es habitual escuchar «ponme un León». Descubre por qué, sus variedades, cuándo consumirlos y cómo maridarlos para crear experiencias gastronómicas que dejan muy buen sabor de boca.

Denominación de Origen León: un universo de vinos con mucha personalidad

Tradición e innovación, una tierra generosa para el cultivo de la vid, una media de 2.700 horas de sol al año y una decidida apuesta por el enoturismo. Estas son algunas de las claves por las que los vinos amparados por la Denominación de Origen León son cada vez más apreciados por los consumidores y por los viajeros del vino. Y es que cada vez son más los enoturistas que se acercan a conocer los atractivos de su zona de producción que engloba el sur de la provincia de León y que integra también una parte de la provincia de Valladolid.

Vinos de la Denominacion de Origen Leon
Vinos de la Denominación de Origen León

Variedades de uva y tipos de vinos de la D.O. León

La principal particularidad de los vinos de la Denominación de Origen León es la variedad autóctona Prieto Picudo. La producción de esta uva tinta abarca el 70% de los viñedos y es la base con la que se elaboran excelentes vinos tintos y rosados, junto a otras variedades como Mencía o las complementarias Tempranillo y Garnacha Tinta.

Prieto Picudo
Prieto Picudo, la variedad tinta por excelencia de la D.O. León

Respecto a las uvas blancas, el 3% de la superficie cultivada corresponde a la variedad Albarín Blanco que se complementa con las también autorizadas Verdejo, Godello, Malvasía y Palomino. ¿El resultado? Vinos blancos con un gran potencial aromático -afrutados y florales, principalmente-, buena graduación alcohólica y acertada acidez.

¿Un vino? Ponme un León

No hace falta que seas un experto para disfrutar de la calidad y el sabor de los vinos de la Denominación de Origen León. Simplemente debes tener en cuenta estos consejos a la hora de consumirlos, en función de si se trata de un blanco, un rosado o un tinto.

En el caso de los blancos y rosados, el secreto es que te los sirvan fríos para disfrutar de todos sus matices aromáticos. Si los vas a tomar en casa, mételos dos horas antes en la nevera o media hora en el congelador. En cambio, si tu elección es un tinto, se debe tomar entre 14 y 18 grados. O, dicho de otro modo, a temperatura ambiente a no ser que haga mucho calor.

Respecto al dilema vaso o copa, ni lo dudes, la copa siempre es la mejor opción. Eso sí, no vale cualquier tipo de copa. Debe ser de cristal -liso, transparente e incoloro-, de cuerpo o cáliz ancho y de cuello estrecho. Así, todos los aromas se concentrarán en la boca de la copa y podrás apreciarlos mejor.

Vinos de Leon

También debes saber que el vino tiene un ciclo de vida y que llega un momento en el que se estropea incluso dentro de la botella. Toma nota de cuándo disfrutar los vinos de León:

  • Blancos y rosados: en el año o año y medio tras su elaboración.
  • Tintos jóvenes: durante los 2 años siguientes a su añada.
  • Tintos con estancia en barricas, crianzas, reservas y gran reservas: hasta cinco años después de su elaboración.

Ahora sí, con estas pautas en mente, ya puedes acercarte a la barra y pedir un León o disfrutarlo cómodamente en casa.

Cómo maridar los vinos de la Denominación de Origen León

El término maridaje -que deriva del francés marriage (matrimonio)- es el arte de combinar un determinado plato con el vino adecuado para que juntos creen una armonía gustativa que resulte agradable al paladar. El objetivo, por tanto, es que ni el vino ni la comida pierdan protagonismo, y que podamos apreciar las características de ambos.

Para conseguir un buen maridaje, antes de hacer tu elección deberías valorar la unión de los aromas (notas cítricas, frutales, flores…), sabores (dulce, salado, amargo, ácido y umami), y la estructura de la comida y el vino (cuerpo liviano, mediano o firme).

Maridaje con vinos de la Denominacion de Origen Leon
Vinos de la Denominación de Origen León y gastronomía: el maridaje perfecto

Expresado así, puede parecer que conseguir esta sinergia entre sabores solo está en manos de un experto sumiller. Nada más lejos de la realidad. Siguiendo unas reglas básicas, podrás combinar los vinos de la Denominación de Origen León con tus platos favoritos sin temor a equivocarte.

¿Qué platos combinan mejor con los vinos leoneses?

Aquí tienes unos ejemplos para conseguir un buen maridaje tomando como base algunos de los manjares más típicos de la gastronomía leonesa:

  • Carnes rojas, embutidos y guisos: un solomillo de vacuno, un plato de cecina o el clásico cocido maragato deben acompañarse con un vino tinto de cuerpo firme.
  • Carnes blancas: la mejor opción para acompañar el delicioso pollo a la leonesa es un vino de cuerpo mediano como un rosado.
  • Platos salados: trata de elegir un vino con una acidez muy rica y pronunciada.
  • Comida picante: escoge un vino tinto que sea potente y que tenga una rica acidez. Por ejemplo, un prieto picudo marida a la perfección con algo tan típico de la gastronomía leonesa como son las sopas de ajo o los quesos del páramo leonés.
  • Balance de acidez: la acidez de los vinos rebaja la sensación grasa o aceitosa de algunos alimentos. ¿Un ejemplo? Un vino espumoso combina muy bien con una sopa de trucha.
  • Postres: elige un vino que sea más dulce que el propio postre para que no pierda sus características.

En cualquier caso, recuerda que cada paladar es un mundo así que confía en tu experiencia y no olvides que lo que realmente importa es que los disfrutes y que recuerdes con una sonrisa los momentos en los que los compartiste.

Enoturismo en la D.O. León: de la vid a la copa

El enoturismo es un plan perfecto para descubrir los encantos del sur de la provincia de León. Su rico patrimonio, la diversidad de sus paisajes, su contundente gastronomía y, cómo no, la arraigada tradición vitivinícola de estos pagos que se traduce en interesantes experiencias centradas en la cultura del vino. Todo tipo de planes con el fruto de la vid como protagonista que algunas bodegas de la D.O. León nos ofrecen en forma de paquetes enoturísticos.

Enoturismo en la Denominacion de Origen Leon
Enoturismo en la Denominación de Origen León

Es el caso de las bodegas Belote, Gordonzello, Casis, Fuentes del Silencio, Julio Crespo, Leyenda del Páramo, Meóriga, Pardevalles, Solotero, VILE La Finca y Vitalis que abren sus puertas para dar a conocer sus viñedos, su historia y sus instalaciones, a través de recorridos que suelen empezar a pie de viña para conocer las características de las variedades autóctonas, continuar en la bodega y concluir con una cata.

Brindando en el viñedo
Brindando en el viñedo

Hablando de catas, si quieres profundizar en el universo del binomio vino-comida, lo mejor es que te apuntes a una cata maridada. Te aseguro que es una gran experiencia para los sentidos.

Como también lo es acercarse hasta Valdevimbre para comer en alguna de sus bodegas subterráneas y visitar el Centro de Interpretación del Vino, seguir disfrutando de la belleza de estas tierras en Gordoncillo que, por cierto, también cuenta con un Centro de Interpretación de la Viña y el Vino, o recalar en Valencia de Don Juan, sede del Consejo Regulador, para conocer su imponente castillo.

Centro de Interpretacion de la Viña y el Vino de Gordoncillo
Centro de Interpretación de la Viña y el Vino de Gordoncillo

Todo ello en una tierra que sigue los dictados de la vid, que se saborea en los vinos de la Denominación de Origen León, y que tiene en la difusión de su cultura el mejor aliado para combatir la despoblación generando empleo y turismo sostenible y de calidad.

¿Necesitas más motivos para viajar al sur de esta sorprendente provincia de Castilla y León? Yo te espero tomándome un León.

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Código ético: Aunque este artículo está patrocinado por Turismo de León, todo el contenido ha sido creado de forma independiente y bajo mi propio criterio.

Museo del Vino de Pagos del Rey: enoturismo en Zamora

Museo del Vino de Pagos del Rey: enoturismo en Zamora

Si como bien dice Luis Fernando Olaverri el vino es la única obra de arte que se puede beber, no es de extrañar que muchos devotos de Baco levanten museos para difundir su cultura, su pasado y su presente. Como el que ahora te presento: el Museo del Vino de Pagos del Rey. Una cita imprescindible para los amantes del enoturismo situado en la zamorana población de Morales de Toro.

Detrás de este proyecto museístico, que ya se ha convertido en un potente recurso turístico de Castilla y León, está la familia Solís que ha hecho de su pasión su forma de vida. Centrados en la elaboración y comercialización de vinos desde 1952, hoy en día la compañía Pagos del Rey cuenta con bodegas en las principales Denominaciones de Origen de nuestro país: Ribera del Duero, Rioja, Rueda y Toro.

Degustando Centola, un gran albariño en el jardin del Museo del Vino de Pagos del Rey © Un viaje creativo

Precisamente al lado de esta última bodega está el museo que nos ocupa, un total de 3.000 m² dedicados al mundo de la viticultura que nos invita a conocer el proceso de elaboración del vino de Toro desde sus orígenes hasta nuestros días.

Mi consejo es que optes por hacer una visita guiada pero si prefieres descubrirlo por libre, te sugiero que empieces a sumergirte en la cultura del vino en su jardín. Y es que allí conocerás el origen de todo, desde las variedades de vid más características de la D.O Toro a los aperos, prensas de gran formato y medios de transporte que se han utilizado para su producción y distribución a lo largo del tiempo.

Museo del Vino de Pagos del Rey

Tras este agradable paseo, que yo acabé con la cata de un magnífico albariño de la casa como es el Centola, deberás encaminar tus pasos hacía lo que en su día fue la Cooperativa Virgen de las Viñas, un edificio de 1964 que aprovecha gran parte de sus antiguas instalaciones para enmarcar los fondos de su colección.

Un buen vino es como una buena película: dura un instante y te deja en la boca un sabor a gloria; es nuevo en cada sorbo y, como ocurre con las películas, nace y renace en cada saboreador» Federico Fellini.

Piezas del pasado que nos acercan al presente en el Museo del Vino de Pagos del Rey

Un buen ejemplo son los 28 depósitos de vinificación originales que se conservan en la planta baja y que enmarcan una zona de exposición que nos remonta a civilizaciones milenarias a través de piezas originales y reproducciones de la época. Todo ello con un soporte audiovisual de mesas de luz y pantallas táctiles que aporta un atractivo enfoque interactivo a la experiencia.

El discurso expositivo continúa en el interior de los antiguos depósitos de hormigón, en la sala de catas y en las cajas mágicas que repasan la historia de Toro y su relación con el vino. La vendimia, la fermentación, el calendario que impone la vid, las tradiciones… Cualquier aspecto relacionado con el vino está presente en este museo que guarda para el final una grata sorpresa: la sala de barricas de Pagos del Rey.

Sala de Barricas. Museo del Vino de Pagos del Rey

En este sugerente espacio que alberga más de 2.200 toneles de roble americano y francés es donde maduran los vinos de alta gama de la bodega y donde termina la visita a este museo que fusiona continente y contenido para ensalzar algo tan universal y tan cercano como es el mundo del vino. Una cultura que tiene en el auge del enoturismo la mejor muestra de su gran potencial.

Un vino es ideal cuando uno lamenta haber acabado la botella» Roberto Verino.

Esta apasionante inmersión en la cultura del vino probablemente despierte tu apetito. Si es así, te recomiendo sentarte a la mesa en La Panera, un encantador restaurante de estilo rústico situado en el centro de Morales de Toro. La atención es buena, el producto de calidad y la bodega marida a la perfección con la deliciosa cocina castellana que elaboran en esta antigua panera de 1761.

Restaurante La Panera. Morales de Toro

Para tu comodidad, el Museo del Vino de Pagos del Rey ofrece un pack que incluye la visita guiada con comida o merienda cena en este templo zamorano del buen comer (25€ por persona).

Música entre Barricas 2018 o cómo convertir una bodega en un espacio de promoción cultural

En su decidida apuesta por difundir la cultura del vino, los gestores del Museo del Vino de Pagos del Rey organizan de marzo a diciembre una serie de eventos que ya se han convertido en todo un referente cultural. Una de las joyas de su programación es Música entre Barricas, un ciclo de conciertos acústicos que transforma su sala de barricas en un intimista escenario en el que la música y el vino van de la mano.

Musica entre Barricas. Museo del Vino de Pagos del Rey

Tras dos exitosas ediciones, el certamen de este año, que tendrá lugar en mayo, vuelve con un cartel de lujo: Rulo y la Contrabanda, José Mercé y Kiko Veneno. Un vino de bienvenida en la terraza del museo, grandes artistas, aforo reducido y un singular formato para tres experiencias musicales que sin duda prometen. Entradas a la venta el 1 de marzo.

Zamora y Toro: dos excursiones a tiro de piedra

Para aprovechar al máximo tu escapada a este rincón de Castilla y León, te sugiero completar tu visita al Museo del Vino de Pagos del Rey con dos destinos cercanos y llenos de interés.

El primero es Zamora, una ciudad de estructura medieval que cuenta con un cuidado casco histórico en el que se alza el mayor número de iglesias románicas por metro cuadrado de Europa. Realmente te sorprenderá la belleza de esta capital de provincia en la que la vida discurre entre plazoletas, edificios modernistas, lienzos de murallas, puentes que salvan el Duero, y bares de tapas que se apiñan alrededor de la Plaza Mayor y en la zona de Los Lobos. Contemplar la puesta de sol desde Los Pelambres, conocer la tradición harinera en el conjunto de molinos de las Aceñas de Olivares y realizar una visita guiada por su imponente Catedral son solo algunos de los planes que te esperan en la “bien cercada”. Más información: Zamora en cuatro rutas.

Plaza Mayor de Zamora

Mi segunda propuesta te llevará a Toro donde ya se hacía vino antes de la llegada de los romanos. Sus tierras de cultivo, cubiertas de viñedos y regadas por el Duero, marcan el camino hasta esta histórica ciudad que fue sede real entre los siglos XII y XVI. Tras visitar lo más destacado de su patrimonio, como la Colegiata de Santa María con su impresionante Portada de la Majestad, la Torre del Reloj, el mudéjar de la iglesia de San Salvador de los Caballeros o el convento del Sancti Spiritus, en este reino medieval de piedras centenarias se impone ir de tapeo por los soportales de su Plaza Mayor. De tasca a mesón, de platos de cecina o chorizo a rabas y croquetas. Para bajar la comida, nada mejor que recorrer el Paseo del Espolón, un precioso mirador al valle del Duero que se extiende entre el Alcázar y los jardines de la Colegiata.

Toro. Zamora

Horario y tarifas del Museo del Vino de Pagos del Rey

Dirección: Av. de los Comuneros, 90. Morales de Toro, Zamora. Tel: +34 980 696 763

Horarios:

  • Enero-Marzo: De miércoles a sábado de 11 a 14h y de 16 a 19h. Domingos: De 11 a 14h.
  • Abril-Septiembre: De martes a sábado de 11 a 14h y de 16 a 20h. Domingos: De 11 a 14h.
  • Octubre-Diciembre: De martes a sábado de 11 a 14h y de 16 a 19h.Domingos: De 11 a 14h.

Hay visitas guiadas todos los días de apertura a las 12 y 17 h. Mínimo 5 personas por grupo. Sujeto a disponibilidad.

Tarifas: 

    • Guiada general: 6 euros (incluye visita guiada + degustación de vino y tapa).
    • Libre general: 4 euros (incluye visita libre + degustación de vino y tapa).
    • Menores de 12 años acompañados de un adulto: gratis.

Reservas online

 

Zamora en cuatro rutas: Románico, Modernismo, el Duero y una ronda de tapas

Zamora en cuatro rutas: Románico, Modernismo, el Duero y una ronda de tapas

Zamora es una ciudad tranquila y de discreta belleza que fusiona con acierto los dos tradicionales lugares de culto en España: las iglesias y los bares de tapas. Y lo hace con nota. Con un impresionante patrimonio monumental fruto del Románico y con un puñado de tabernas y restaurantes que elevan al cielo los paladares de propios y extraños bocado a bocado. Todo esto en este enclave castellano-leonés que tiene por vecino a un imponente Duero y que se enorgullece de formar parte, además, de la Ruta Europea del Modernismo. Una ciudad desconocida por muchos e injustamente relegada a un segundo plano a la que se sobran motivos para despertar tu atención. ¿Quieres conocerlos? Perfecto. Aquí los tienes en cuatro rutas que aúnan arte, leyendas y cosas del buen yantar para que vayas más allá del «Zamora no se ganó en una hora» y del «allí debe hacer mucho frío». Comenzamos.

Panorámica de Zamora

Ruta del Románico en Zamora

A Zamora, que se asienta sobre una meseta rocosa en la margen derecha del río Duero, se la conoce por derecho propio como ‘la ciudad de románico‘ ya que cuenta con el mayor número de iglesias de este estilo por metro cuadrado de Europa. No cometas el error de pensar que vista una, vistas todas, y súmate a una visita guiada. Son tantas las historias y leyendas que esconden sus muros y tanto el valor artístico que atesoran que de no hacerlo así pasarías de puntillas sobre un legado que lleva esperándote nueve siglos.

Detalle de la portada de la iglesia de La Magdalena. Zamora

Las recorrerás disfrutando de un casco histórico semipeatonal diseñado con mimo, con plazoletas, lienzos de murallas y espacios ajardinados que embellecen su estructura medieval forjada en piedra arenisca de color rojizo. Las encontrarás agradeciendo la calma que impera en sus calles y el ritmo pausado de esta pequeña capital de 65.000 habitantes en la que, en ocasiones, sentirás que el tiempo se detuvo.

Plaza de Viriato. Zamora

Monumento al Merlú. Plaza Mayor de Zamora

Como esto no es un tratado de arte románico zamorano, no voy a listar sus más de 20 iglesias y todos los monumentos que se conservan de esa época. Simplemente voy a mostrarte aquellos que me llamaron especialmente la atención.

El icono inconfundible de Zamora lo encontramos en la Catedral que está situada en el punto más alto de la ciudad. Te hablo de su famosa cúpula bizantina de 16 arcos dobles, una original muestra del buen hacer arquitectónico del siglo XII que pronto fue imitada en la Colegiata de Toro y en la Catedral Vieja de Salamanca. El otro elemento que define a esta catedral es la Puerta del Obispo, una de las pocas fachadas monumentales románicas que se conservan en España.

Fachada norte de la Catedral de Zamora

Puerta del Obispo. Catedral de Zamora

Ya en el interior, los estilos románico, bizantino y herreriano se cruzan a nuestro paso distribuidos en tres naves con bóvedas de crucería en las que se alzan capillas como la de San Ildefonso o la del Evangelio. El Museo Catedralicio, por su parte, alberga una magnífica colección de tapices flamencos y piezas únicas como una custodia procesional de 1515.

Capilla del Evangelio y retablo mayor. Catedral de Zamora

Interior de la cúpula de la Catedral de Zamora

Órgano de la Catedral de Zamora

Custodia de 1515. Museo Catedralicio. Zamora

Detrás de la Plaza de la Catedral, unos jardines decorados con obras del escultor zamorano de principios del siglo XX Baltasar Lobo, con conducen hasta el Castillo. Asentado sobre roca y adaptándose al irregular terreno, esta fortaleza que vivió sus días de esplendor en la Edad Media nos regala unas bonitas vistas de la Catedral.

Castillo de Zamora

Vistas de la Catedral desde el Castillo de Zamora

También en los alrededores de la Catedral podemos acercarnos a ver el Palacio de Arias Gonzalo también conocido como Casa del Cid ya que dicen que en este inmueble románico vivió Rodrigo Díaz de Vivar, y la Iglesia de San Isidoro que está situada junto al Portillo de la Traición (ahora de la Lealtad). Según el romancero zamorano, su nombre se debe a que fue a través de esta puerta por donde Vellido Dolfos entró en la ciudad después de haber dado muerte al Rey Sancho en 1072 durante el episodio del Cerco de Zamora que dio lugar a la famoso refrán «Zamora no se ganó en una hora». Se ganó tras siete meses y seis días de asedio.

Palacio de Arias Gonzalo. Zamora

Iglesia de San Isidoro. Zamora

Otra de las iglesias zamoranas que me sorprendió fue la Iglesia de San Pedro y San Ildefonso y no por su carácter románico ya que fue ampliamente reformada en el siglo XV. Lo que realmente me impactó fue descubrir que en pleno siglo XXI aún existen caballeros que custodian reliquias; en este caso las de San Ildefonso. Se trata de la Cofradía de los Caballeros Cubicularios, creada a finales del siglo XIII para custodiar los restos del santo y evitar que fueran trasladados de Zamora a Toledo. Otra curiosidad de esta iglesia es que posee una de las pocas imágenes que hay en España de la Virgen del Amor Hermoso a la que acuden las mujeres para pedirle un buen marido o como nos explicó nuestra fantástica guía «el mejor cuñado para mi hermana».

Iglesia de San Pedro y San Ildefonso. Zamora

Muy cerca de aquí, en la encantadora Rúa de Los Francos, se alza la Iglesia de Santa María Magdalena, un pequeño y proporcionado templo románico en cuya portada, una de las más decoradas de la ciudad, deberás encontrar la figura del obispo tumbado si quieres volver a Zamora.

Iglesia de La Magdalena. Zamora

San Juan de Puerta Nueva, Santa María la Nueva, San Vicente o Santiago el Burgo son otras de las iglesias que forman parte del rosario de templos románicos de Zamora junto a construcciones civiles como el precioso Puente de Piedra que salva el Duero o los restos de los tres recintos amurallados que llegó a tener la ciudad en el siglo XIII ganándose el sobrenombre de «la bien cercada».

San Juan de Puerta Nueva. Zamora

Santa María La Nueva y Museo de Semana Santa. Zamora

Puerta de Doña Urraca y restos de las murallas. Zamora

Ruta del Modernismo en Zamora

Un aspecto que desconocía de Zamora antes de visitarla es que pertenece al selecto grupo de ciudades que conforman la Ruta Europea del Modernismo, debido al notable número de edificios de este estilo que se levantaron a finales del siglo XIX y comienzos del XX. Y es que tras la atonía que siguió al esplendor del Románico, Zamora vivió una segunda edad de oro arquitectónicamente hablando gracias a figuras como el que fuera uno de los precursores del Modernismo, el barcelonés Francisco Ferriol, discípulo de Lluís Domènech i Montaner, que llegó a Zamora en 1808 como arquitecto municipal.

Casa atribuida a Francisco Ferriol. Plaza del Mercado

Calle Balborraz. Zamora

Muchos de estos edificios modernistas se concentran a lo largo de la calle Santa Clara como la Casa de Félix Galarza, el Casino, la Casa de Valentín Guerra, la Casa Francisco Antón o la Casa de Valentín Matilla. También vale la pena acercarse hasta la siempre animada calle Balborraz, una de las más antiguas de Zamora, para contemplar las fachadas de la Casa de Faustino Leirado y la Casa de Mariano López, y a la Plaza del Mercado para ver el original Mercado de Abastos que diseñó el benaventano Segundo Viloria.

Casa de Valentín Guerra. Zamora

Mercado de Abastos. Zamora

Ruta del Duero en Zamora

Sería un pecado abandonar Zamora sin ir al encuentro del Duero. La columna vertebral de Castilla y León a su paso esta tierra divide en dos la capital al tiempo que sus puentes la unen y cohesionan. El más antiguo, el Puente de Piedra que a pesar de sus muchas reformas sigue combatiendo las crecidas del río sin perder un ápice de su sólida belleza medieval. El más moderno, el Puente de Los Poetas. Discreto y ligero visualmente, para no robarle el protagonismo a la cercana Catedral.

Una buena opción para perder la mirada en sus aguas es acercarse hasta el mirador del Troncoso que se eleva sobre las peñas de Santa Marta regalándonos unas espectaculares vistas que alcanzan los dos puentes, la Fundación Rei Alfonso Henriquez y la Playa de los Pelambres, una zona de baño rebautizada como el Benidorm de Zamora.

Puente de Piedra. Zamora

Vistas del Duero desde el mirador del Troncoso. Zamora

Playa de los Pelambres. Zamora

Antes de llegar a ella, deberemos detenernos en las Aceñas de Olivares, un conjunto de molinos de origen medieval dedicados a la producción harinera que actualmente albergan el Centro de Interpretación de las Industrias Tradicionales del Agua.

Aceñas de Olivares. Zamora

Aceñas de Olivares, Zamora

Ahora sí. Llega el atardecer y Zamora nos regala su mejor estampa desde la margen izquierda del río. Los últimos rayos de sol iluminan su distinguida fisonomía, un hipnotizador lienzo presidido por la estampa de la Catedral, las viejas murallas y los reflejos plateados del Duero. Se impone sentarse en un banco y esperar la llegada de la hora azul a la vera de su cauce.

Vista de Zamora desde Los Pelambres

Puente de Los Poetas. Zamora

Anochece en Zamora

Ruta de tapas por Zamora

Aunque parezca osado, pues solo pasé 48 horas en Zamora, me lanzo a proponerte una pequeña ruta de tapas para que te lleves contigo su mejor sabor. Evidentemente es una selección muy personal que baso en la recurrente frase de no están todos los que son pero sí son todos los que están. ¿Por qué tapas? Porque no se me ocurre una forma mejor para confundirme con el paisanaje que me rodea que compartir sus usos y costumbres tapa y vino en mano. Y sí, además, como es el caso, son asequibles, mejor que mejor.

Plaza San Miguel. Zamora

Ayuntamiento de Zamora

Lo primero que debes saber es que las zonas de tapeo en Zamora son básicamente dos: los alrededores de la Plaza Mayor y la denominada zona de Los Lobos que debe a su nombre a un local famoso por sus pinchos morunos.

En los aledaños de la Plaza Mayor, que constituye el mejor escaparte de la ciudad, se encuentra Los Caprichos de Meneses que cuenta con un amplia selección de tostas y creativos caprichos. Yo me dejé tentar por tres de sus clásicos: blinis con foie, chupa chup y bacalao (Plaza San Miguel, 3). Tres agradables sorpresas para mi paladar.

Blinis con foie, chupa chup y bacalao. Los Caprichos de Meneses. Zamora

Muy cerca, en el nº 3 de la calle Herreros, está el Portillo de la Traición, un imprescindible en esta estrecha arteria copada por bares. Aunque mi visita coincidió con su tercer aniversario, el regalo me lo llevé yo en forma de croquetas de boletus y bacalao en tempura negra. Delicioso es decir poco y el ambiente es muy agradable. Un local del que me volvería asidua si no viviera a 250 kilómetros de Zamora.

Croquetas de boletus y bacalao en tempura negra. Portillo de la Traición. Zamora

¿Más tentaciones en esta zona? Los cojonudos y el solomillo al cabrales del Bar Kalima (San Andrés, 8), la tortilla de patatas con salsa del Chillón (Diego de Ordax, 6) y cualquiera de las tapas que elabora Luis Barbón en el Café Bar Viriato. En especial, el solomillo de ternera de Aliste y su versión del «dos y pringada», una comida típica del Domingo de Resurrección de la Semana Santa zamorana (Calle Viriato).

Cojonudo y solomillo al cabrales. Bar Kalima. Zamora

Café Bar Viriato. Zamora

Tortilla de patatas con salsa. Bar Chillón

Ya en la zona de Los Lobos, tres sugerencias: los pinchos morunos de El Lobo (Horno de San Torcuato) y de la Casa de los Pinchitos (Flores de San Torcuato, 5) y las patatas bravas y tiberios -mejillones en salsa- del Bambú (Flores de San Torcuato, 1).

Callos, pincho moruno y papas. La Casa de los Pinchitos

¿Algún zamorano en la sala para ampliar esta ruta?

Soria: un paseo a orillas del Duero

Soria: un paseo a orillas del Duero

Tras mostrarte el centro histórico de Soria, cumplo mi promesa y cierro mi paso por esta preciosa capital de provincia con un paseo por las orillas del Duero. Un río al que la ciudad durante mucho tiempo le dio la espalda hasta convertirlo en lo que es hoy. Una zona de esparcimiento y ocio para los sorianos. Una senda diseñada para caminar, aislarse de todo y dejar volar la imaginación. Un camino marcado una vez más por las huellas de aquellos que tantas veces se citaron aquí con las musas: Antonio Machado, Bécquer y Gerardo Diego.

El Duero a su paso por Soria

Y es que nadie como ellos supo cantar la belleza del curso alto de este río que a su paso por Soria nos regala su conocida curva de la ballesta. El propio Machado encontró en sus riberas la inspiración para forjar Campos de Castilla, en el Monte de las Ánimas ambientó Bécquer su leyenda, y Gerardo Diego le dedicó su Romance del Duero, un emotivo poema que aprendí de pequeña y que me acompañó a lo largo de este recorrido una fría y soleada mañana de diciembre.

Empezamos esta senda literaria junto al río en el Monasterio de San Juan de Duero, un magnífico ejemplo de la arquitectura cristiana medieval que destaca por la variedad de influencias que engloba. Sus orígenes debemos buscarlos en el siglo XII, cuando la Orden de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén se instaló aquí reformando la pequeña iglesia románica que ya existía y levantando el monasterio.

San Juan de Duero. Soria

Su claustro, fechado a principios del siglo XIII, es uno de los más singulares del arte románico español. Una sinfonía de arcos a cielo abierto que discurre en cuatro arquerías que combinan diferentes estilos arquitectónicos: el románico, el mudéjar y el árabe. Había visto su imagen en muchas fotografías pero nunca imaginé la magia de este lugar. Los capiteles esculpidos con escenas del medievo, los arcos entrelazados, los chaflanes rematados por arcos califales, la cercana presencia del Monte de las Ánimas… No sé cuánto tiempo pasé admirándolo con la sola compañía del silencio invernal que me rodeaba. Ojeando una u otra vez la guía de visita que nos facilitaron a nuestra llegada. Cada esquina tenía una foto, un misterio que desentrañar y, cómo no, un poema que evocar. En este caso el que Gerardo Diego dedicó a estos arcos: «¿Te levantó el techado ángel cojuelo? O quedaste inconcluso, criatura perfecta, como estás, abierto al cielo?».

Arcos de San Juan de Duero. Soria

Claustro de San Juan de Duero. Soria

Justo al claustro se encuentra una pequeña iglesia de una sola nave y ábside semicircular. Lo más llamativo es el efecto que causan los templetes que se alzan en su cabecera, uno con cúpula piramidal y el otro con cúpula semiesférica. Ambos lucen fantásticos capiteles que representan escenas bíblicas y seres fantásticos. Nota para futuros viajeros: los fines de semana la entrada a San Juan de Duero es gratuita.

Templete con cúpula semiesférica. San Juan de Duero. Soria

Capitel de la iglesia de San Juan de Duero. Soria

Tras admirar la belleza de los arcos entrelazados de San Juan de Duero, nos acercamos hasta el puente medieval que salva el Duero. Aunque no se conoce con exactitud la fecha de su construcción, todo apunta a que se levantó a la par que las murallas defensivas de la ciudad. Este puente antaño daba paso a la puerta principal de entrada a Soria, llamada también de Navarra. Cuantos lo cruzaban en la época feudal debían abonar a las arcas municipales el llamado «derecho de pontazgo» que se calculaba en función del número de personas o de los bienes que portaban a su paso.

Puente medieval. Soria

Siguiendo el cauce del río por su margen izquierda, el camino discurre hasta pasar por debajo de San Polo, un monasterio de origen templario, hoy vivienda particular, del que solo se conserva la antigua iglesia. Aquí de nuevo la literatura se cruza a nuestro paso puesto que es ente enclave, marcado por los ecos de los templarios, donde se desarrollan las inquietantes leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer El Rayo de Luna y El Monte de las Ánimas.

Monasterio de San Polo. Soria

Desde San Polo hasta San Saturio es Machado quien nos acompaña. El poeta andaluz frecuentaba a menudo este paseo que consideraba increíblemente inspirador: «He vuelto a ver los álamos dorados, álamos del camino en la ribera del Duero, entre San Polo y San Saturio, tras las murallas viejas de Soria.» Además de los versos de Machado, también nos acompaña un cielo despejado que no entiende de contaminación, la estela azulada de un río casi congelado y los álamos en los que los enamorados han seguido dejando sus inscripciones de amor.

Escultura El Olmo Seco dedicada a Machado. Soria

El Duero casi congelado. Soria.

Con tan grata compañía llegamos a la ermita de San Saturio. No me extraña que sea uno de los grandes atractivos de Soria. La combinación de naturaleza y arte con el río a sus pies da como resultado una imagen preciosa.

Vista de San Saturio desde el Duero. Soria

Según la tradición, Saturio era un noble soriano que en el siglo IV repartió sus riquezas entre los más necesitados y se retiró a vivir como un simple ermitaño a estas cuevas situadas junto al Duero. Cuando a finales del siglo XVI se encontraron sus restos, se desató la devoción de los fieles hacia este eremita hasta el punto de construir un templo en su honor y nombrarlo patrón de la ciudad.

El conjunto que podemos visitar hoy en día está formado por unas grutas naturales sobre las que se construyó el nuevo templo. Te recomiendo que te tomes tu tiempo para ver esta ermita porque lo merece. Y es que a medida que vayas subiendo las escaleras descubrirás espacios como el Cabildo de los Heros, el Oratorio de San Miguel -donde se afirma que fueron encontradas las reliquias del santo-, un pequeño museo y una sala que recrea el modo de vida de los diferentes santeros que cuidaron de la ermita.

San Saturio. Soria

Oratorio de San Miguel. San Saturio. Soria

Cabildo de los Heros. San Saturio. Soria

Dependencias del santero. San Saturio. Soria

Ya en el piso superior nos encontramos con dos salas capitulares que nos regalan unas preciosas vistas del paisaje que envuelve al río, la sacristía -con un Cristo crucificado de finales del XIII- y una pequeña capilla decorada con unos impresionantes frescos, obra del pintor soriano Juan Zapata.

Panorámica del Duero desde San Saturio. Soria

Bóveda de San Saturio. Soria

Tras visitar esta ermita roquera, cruzamos el puente y continuamos nuestro paseo por la otra orilla del río. Aquí comienza una ruta distinta, tal vez no con tanta carga poética pero absolutamente recomendable por los paisajes que nos ofrece. Hay zonas de recreo como Soto Playa con grandes praderas, fuentes y columpios, carteles que nos informan de la flora y fauna del lugar y de las murallas, un Ecocentro, un Museo del Agua… Seguro que Gerardo Diego estaría muy feliz al comprobar el cariño con el que los sorianos tratan a su río. Un río de aguas limpias que sí tiene quien lo acompañe y se detenga a oír su eterna estrofa de agua. Un río que no deja de ser un habitante más de Soria, una ciudad a la que estoy deseando regresar.

Museo del Agua. Soria

Puente medieval sobre el Duero. Soria

Soria: una ruta por el centro de la ciudad de los poetas

Soria: una ruta por el centro de la ciudad de los poetas

«Bécquer no era idiota, ni Machado un ganapán y por los dos sabrás que el olvido del amor se cura en soledad. A la ribera del Duero existe una ciudad. A la ribera del Duero, mi amor, te espero. Voy camino Soria, ¿tú hacia dónde vas?.»

Con permiso de Jaime Urrutia y compañía, y como buena hija de los ochenta, no he encontrado mejor forma para empezar este reportaje sobre la ciudad de Soria. Porque este tema de Gabinete Caligari la dibuja verso a verso, porque el sol tampoco calentaba cuando la visité a principios de diciembre, y porque, como no podía de ser de otra manera, era lo que sonaba en el coche cuando llegamos a este rincón castellano. Una pequeña capital de provincia que en invierno huele a leña y a castañas asadas, que cada fin de semana se rinde en masa al placer del cañeo y los pinchos, donde los poetas alzan su voz en cada esquina y el Duero es uno más de sus habitantes. Una ciudad nada vanidosa con motivos para serlo.

Puesto de castañas. Soria Plaza San Clemente. Soria

En esta primera etapa, voy a recorrer Soria siguiendo los pasos de Antonio Machado, las leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer y las rimas de Gerardo Diego, pararemos para ir de tapeo y descubriremos con tempo lento sus calles, parques, iglesias y plazas. ¿Y el Duero? El Duero, querido viajero, merece su propio capítulo.

La Soria de Machado

Antonio Machado llegó a Soria para ocupar la cátedra de francés del que hoy es su instituto en un vagón de tercera y ligero de equipaje. Corría el año 1907. Poco a poco, el indulgente profesor se fue adaptando al tranquilo ritmo del día a día soriano entre sus aprobados, aprobadillos y aprobadejos. Un año después se trasladó a la casa de huéspedes de doña Isabel Cuevas donde conoció a su hija, Leonor Izquierdo. Una niña de trece años que le robó el corazón. A golpe de cartas de amor consiguió conquistarla y, salvando la desaprobación de la familia, la pareja se casó en el verano de 1909. Él tenía 34 años, ella 15. Dos años más tarde, el matrimonio se trasladó a Paris pero allí Leonor contrajo tuberculosis y decidieron volver a Soria para ver si allí mejoraba. No fue así y en agosto de 1912 la joven Leonor falleció. Tras su muerte, Machado abandonó Soria.

Estatua de Antonio Machado. Plaza del Vergel. Soria

Años después, Machado expresó en una carta lo que significaron estos cinco años en Soria: «Si la felicidad es algo posible y real -lo que a veces pienso- yo la identifico mentalmente con los años de mi vida en Soria y con el amor de mi mujer». De esos días a nosotros nos queda su legado, Campos de Castilla, y una emotiva ruta para descubrir los rincones vinculados al poeta de la Generación del 98:

Instituto Antonio Machado. En pleno caso urbano, al lado de las antiguas murallas de la ciudad, está el instituto en el que Machado impartió clases durante cinco años. Aún se conserva un aula tal y como la dejó el poeta. Otro de sus ilustres profesores fue Gerardo Diego quien años más tarde enseñaría literatura en este mismo lugar.

Iglesia de Santo Domingo. Esta iglesia en mi opinión es una de las más bonitas de Soria. Un templo románico del siglo XII cuya fachada está presidida por un gran rosetón y por escenas bíblicas del Génesis y de la vida de Cristo. Aquí es donde acudía Leonor a rezar los domingos y aquí es donde acuden oriundos y foráneos para comprar los dulces que elaboran sus actuales moradoras, las monjas clarisas.

Iglesia de Santo Domingo. Soria

Casino Círculo Amistad Numancia. Si nos acercamos hasta la calle principal de Soria, El Collado, fácilmente daremos con la estatua de Gerardo Diego que preside la entrada al Casino Círculo Amistad Numancia. Antaño, este hermoso edificio del XIX albergaba dos instituciones que acabaron fusionándose: el Casino de Numancia, fundado en 1.848 por miembros de la burguesía soriana, y el Círculo de la Amistad en el que se reunía el pueblo llano. Por este histórico escenario de tertulias desfilaron las grandes figuras de nuestra literatura entre las que destaca, una vez más, la terna Machado, Bécquer y Gerardo Diego. De hecho, en la planta superior hay un museo dedicado a ellos. El acceso a la cafetería es libre de 10 a 14h. y de 20:30 a 23h. por lo que te aconsejo que te tomes algo allí si en el colegio, como yo, memorizaste algunos de sus poemas. Abre bien los ojos, recítalo en tu mente y siente como la historia te cala hasta los huesos.

Estatua de Gerardo Diego.  Soria. Casino Círculo Amistad Numancia. Soria

Plaza Mayor. En la Plaza Mayor de Soria, sobria y castellana como ella sola, se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora de la Mayor, donde el poeta y su amada Leonor contrajeron matrimonio, y el Palacio de la Audiencia que luce en su fachada el famoso reloj que tantas veces inspiró a Machado. Los otros edificios destacables que acuñan su perfil son el Palacio de los Doce Linajes -actual Ayuntamiento- y la Casa del Común. El arco que atraviesa esta casa, conocido como Arco del Cuerno, es por donde entraban y salían los toros cuando la plaza hacía de coso.

Plaza Mayor. Soria Casa del Común y Fuente de los Leones. Plaza Mayor. Soria

Paseo y Ermita del Mirón.  Cuando regresaron de París, la pareja alquiló una casita en el Paseo del Mirón para que Leonor pudiera respirar aire puro y recuperarse. Aconsejados por el médico, cada día paseaban hasta la ermita barroca del mismo nombre. Un trayecto rodeado de árboles y envuelto en silencio que desde entonces quedó ligado a sus vidas. Si sigues el pequeño camino que hay detrás de la ermita, enseguida llegarás al mirador de Los Cuatro Vientos desde el que se divisa una de las mejores vistas de Soria: su caprichosa orografía, los márgenes del Duero, el puente, la imponente silueta del Monasterio de San Juan de Duero… Fíjate en el monumento que lo preside, son las siluetas de la pareja.

Ermita del Mirón. Soria Mirador de los Cuatro Vientos. Soria

Si tienes ocasión, intenta visitar la ermita por dentro. No tiene un horario fijo de apertura ya que la encargada de su mantenimiento es una seglar que, si el tiempo lo permite, suele abrirla por las tardes. Nosotros estábamos alojados en el Hotel Leonor Mirón, justo enfrente, y no fue hasta el último día, con el coche ya cargado, que vi su puerta abierta. No sé si fue por lo emocionada que entré o por llevar una cámara en la mano pero el caso es que la buena mujer nos la enseñó de arriba a abajo y hasta nos recitó con orgullo el Romance Mudo a Nuestra Señora del Mirón. ¿Un momento mágico? Sin duda y, como suele ser, protagonizado por las gentes del lugar, esos personajes que te encuentras por capricho del azar y que te enriquecen como viajero y como persona.

Cúpula de la Ermita del Mirón. Soria Un romance mudo con voz propia. Ermita del Mirón. Soria

Iglesia del Espino, olmo seco y cementerio. Dicen que la patrona de la ciudad guarda el sueño eterno de Leonor en su iglesia, un imponente edificio del siglo XVI, situado muy cerca del otro cerro de la ciudad, el del Castillo. En su atrio está el olmo seco. Un olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido del que Machado espera otro milagro de la primavera. Y unos pasos más allá, el cementerio donde reposan los restos de su esposa. En su sencilla lápida podemos leer: A Leonor, Antonio.

Iglesia del Espino y olmo seco. Soria Estatua y tumba de Leonor Izquierdo. Soria

En la tapia de enfrente hay un buzón con el nombre de Leonor para que los que lo deseen puedan dejar sus cartas y poesías siguiendo la misma iniciativa que se llevó a cabo en el cementerio de Coillure donde descansa Machado. Es inevitable preguntarse… ¿Dónde irán a parar esas cartas? ¿Quién las leerá?

Buzón de Leonor. Cementerio de Soria

La Soria más nobiliaria

Alrededor de la ya mencionada calle El Collado, por donde pasean, compran y se dejan ver los sorianos, se articula un centro histórico que lucha por mantener el esplendor de la Soria medieval.  Un pasado ya lejano que podemos revivir en calles nobiliarias como la calle RealZapatería, en la calle Aduana Vieja -con los Palacios de los Ríos y Salcedo, del Vizconde de Eza o de Don Diego Solier- y en la calle Caballeros donde, además de mansiones y casonas de alta alcurnia, se encuentran el Palacio de la Diputación y la iglesia de San Juan de Rabanera. Este templo, declarado Monumento Nacional, es un bello ejemplo del románico más sobrio y castellano.

Cartel de Bécquer en la calle El Collado. Soria Calle Aduana Vieja. Soria Iglesia de San Juan de Rabanera y Palacio de la Diputación. Soria

Como enumerar todos los conventos, casonas y edificios civiles que encontramos por toda la ciudad podría ser eterno, te dejo con dos recomendaciones finales: el Palacio de los Condes de Gómara, hoy Audiencia Provincial y joya de la arquitectura civil soriana, y la Concatedral de San Pedro, Monumento Nacional que conserva el claustro románico del templo primitivo.

Palacio de los Condes de Gómara. Soria Interior de la Concatedral de San Pedro. Soria

De tapas por Soria

Los sorianos son gente de calle. Están acostumbrados al frío y por muy bajas que sean las temperaturas, el momento caña no lo perdonan. Sobre todo los domingos, a la hora del aperitivo, cuando es prácticamente imposible encontrar hueco en cualquier barra ni en las mesas de la calle. Además de en la Plaza Mayor, el cañeo se concentra en dos plazas. Oficialmente son la Plaza Ramón Benito Aceña (Herradores para los de casa) y la Plaza San Clemente (El Tubo). Por cierto, en la Plaza de Ramón Benito Aceña vivieron los hermanos Bécquer y Gustavo Adolfo sufrió el dolor del adulterio de su esposa. Al igual que Machado, el poeta sevillano se sintió profundamente atraído por esta tierra que inmortalizó en alguna de sus Leyendas más populares como El rayo de luna o El monte de las Ánimas.

Plaza Ramón Benito Aceña. Soria

Volviendo al tema que nos ocupa, aquí tienes una selección de locales en los que se tapea de vicio:

Bar Poli (Plaza San Clemente, 3.) Un bar de toda la vida que se pone hasta la bandera. Las tapas están buenísimas, los preciosos son baratos (2€ tapa y caña) y el ambiente es el que se espera en este tipo de locales: comandas a voz en grito, botellines y cañas arriba y abajo y el mismo estrés que se respira en la ciudad, cero. Imprescindibles: champiñones y cojonudos.

Bar Patata (Plaza, San Clemente, 1). Con ese nombre no hace falta mucha más explicación pero te lo confirmo, aquí se viene a comer raciones que llevan patatas y pinchos tan originales como el solomillo de canguro o las mini hamburguesas de kobe.

Calamares de Antigua Casa Apolonia y champiñones del bar Poli. Soria

Antigua Casa Apolonia (Plaza Ramón Benito Aceña, 8). En el bar más antiguo de Soria (1850) lo propio es pedir una ración de calamares. ¡Riquísimos!

Mesón Castellano (Plaza Mayor, 2) La barra del Mesón Castellano es el paraíso de las tapas: montaditos, ensaladillas, chorizo y, sobre todo, torreznos. Los mejores que he probado en Soria. A destacar: siempre es agradable que te sirvan camareros de la vieja escuela.

Torreznos del Mesón Castellano. Soria

Tres últimas tentaciones: para comer comer, el propio Mesón Castellano y el Asador Ecus donde preparan un cochinillo y un cordero asado delicioso (Numancia, 4). Y para tomarte un buen chocolate con churros o cualquier exquisitez artesana preparada con la famosa mantequilla de Soria, la Pastelería Nueva York (El Collado, 16).

La Soria verde

Responde al nombre de Alameda de Cervantes pero todo el mundo lo llama La Dehesa. Es el corazón verde del casco urbano la ciudad. Un auténtico jardín botánico, con más de cien especies vegetales, cuajado de rincones con nombre propio. Como la ermita de la Soledad, con su Cristo del Humilladero, la Fuente del Niño, la pradera o la rosaleda. Una nota curiosa: los columpios de la zona de juegos infantiles fueron un regalo de la productora Metro Goldwyn Mayer tras rodar en Soria la película Doctor Zhivago.

Alameda de Cervantes. Soria

También merece le pena subir hasta el Parque del Castillo para disfrutar de las preciosas panorámicas que nos ofrece y ver los restos de lo que fue una gran fortaleza capaz de dar cobijo a gran parte de la población. Alrededor de las pocas ruinas que quedan nació este parque que domina la ciudad. Enseguida reclama nuestra atención la estela plateada del Duero, unos arcos románicos y una ermita situada a orillas del río. Ellos serán los protagonistas de la segunda entrega de mi paso por Soria.

Más reportajes sobre Soria:

La Laguna Negra, uno de los parajes más bellos de la provincia de Soria

Descubriendo el yacimiento arqueológico de Numancia

Castilla y León: una sabrosa combinación de cultura y enogastronomía

Castilla y León: una sabrosa combinación de cultura y enogastronomía

El mes pasado asistí a la presentación en Madrid de la oferta turística de Castilla y León para este año, cuyo eje principal es la combinación de cultura y enogastronomía. Durante el evento, al que asistieron la Consejera de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León, presidentes de distintas instituciones gastronómicas y dos de los chefs del programa televisivo Top Chef (Antonio Arrabal y Miguel Cobo), entre otros, pude comprobar que la gastronomía de Castilla y León está en uno de sus mejores momentos gracias al gran nivel de sus cocineros y a la diversidad de sus productos. Prueba de ello es el sabroso menú que nos ofrecieron tres restaurantes castellanoleoneses conocidos por su buen hacer: Víctor Gutiérrez (Salamanca), Cocinandos (León) y La Botica (Matapozuelos, Valladolid). El dulce colofón lo puso Julián Arranz de la Pastelería Arranz (Valladolid).

Presentación en Madrid de Castilla y León, un evento gastronómico. Foto Miguel A. Munoz Romero.

Castilla y León cuenta con más de 5.000 restaurantes, un recetario que suma casi 12.000 creaciones, 60 Figuras de Calidad, 10 Denominaciones de Origen, tres zonas de Vino de Calidad, más de 150 bodegas visitables y la mayor producción micológica de España. Es lógico que apuesten por la buena mesa, tienen todo lo necesario para consolidarse como un destino gastronómico de referencia.

Un calendario cuajado de eventos culturales y gastronómicos

Si hay algo que destaca de Castilla y León es que durante todo el año nos permite disfrutar de una variada oferta de actividades que combinan cultura, patrimonio y enogastronomía. De ahí que nos presenten esta región como un gran evento cultural donde la gastronomía juega un papel fundamental. Algunas de estas citas son los Días de Tapas en Castilla y León, el Congreso Soria Gastronómica, las jornadas Buscasetas, y otros momentos que reivindican su carácter gastronómico como son la Semana Santa o la Red de Festivales de las Ciudades Patrimonio (Titirimundi, Fácyl o Cir&co).

Mención especial merece la exposición de Las Edades del Hombre que, bajo el título de Eucharistía, se celebrará de mayo a noviembre en la localidad burgalesa de Aranda de Duero. Para potenciar este producto enocultural, que combina una de las Denominaciones de Origen vitivinícola más relevantes del mundo, Ribera del Duero, con este ciclo expositivo de arte sacro, se pondrá en marcha la tarjeta turística Edades del Hombre que permitirá combinar la visita a la exposición con descuentos en distintos establecimientos de Aranda de Duero.

Iglesia de Santa María La Real y cartel de la exposición Eucharistía. Aranda de Duero

Pero son muchos más. En concreto, cerca de 300 eventos culturales y gastronómicos. Fiestas de la matanza como las de El Burgo de Osma o Guijuelo, jornadas micológicas, fiestas de la vendimia en Toro o Rueda, fines de semana de pinchos…

CYL Gastronomía: una app para comérsela

Hablando de citas gastronómicas, durante la presentación de la oferta turística de Castilla y León pudimos conocer la nueva app CYL Gastronomía. Una herramienta con la que podrás estar al tanto de todo lo que se cuece en esta región. Yo he estado probándola y es muy práctica. Recoge todos los eventos enogastronómicos del año y puedes consultarlos por fechas, por provincias y por tipo de convocatoria (declarados de interés turístico, festividades, jornadas, micología, tapas, vendimia, etc.). Además, incluye algunas de las recetas más típicas de cada provincia por si te animas a hacerlas en casa. Puedes descargarla gratuitamente en App Store y Google Play.

APP CYL Gastronomía

Camarero, por favor…

Si tienes pensado conocer alguna de las nueve provincias de Castilla y León, toma nota de estas sugerencias para saber qué no debes dejar de probar en cada una de ellas. No están todos los hitos gastronómicos de la región pero sí algunos de sus platos más destacados:

ÁVILA: patatas revolconas, chuletón de Ávila, tostón asado de Arévalo, cabrito guisado y yemas de Santa Teresa.

BURGOS: olla podrida, lechazo asado, bacalao a la burgalesa, panzo de Las Merindades y postre del Abuelo.

LEÓN: cocido maragato, congrio o bacalao al ajoarriero, cecina de chivo, botillo berciano y sopas de trucha del Órbigo.

PALENCIA: menestra palentina, guiso de cangrejos, lechazo entreasado, pichones estofados y olla ferroviaria.

Patatas revolconas y chuletón de Ávila

Migas pastoriles y olla podrida

SORIA: migas pastoriles, caldereta de cordero, trufas de Soria (sopa de trufa), bacalao de Ágreda y somarro al horno.

SALAMANCA: caldereta bejarana, tostón de Peñaranda, hornazo, cabrito cuchifrito y patatas meneadas.

VALLADOLID: lechazo asado, cochinillo asado de Medina del Campo, pichones escabechados, patatas a la importancia y sopa castellana con pan de Valladolid.

SEGOVIA: cochinillo asado, caldereta de cordero, judiones estofados, lechazo Asado y ponche segoviano.

ZAMORA: arroz a la zamorana, pulpo a la sanabresa, bacalao a la tranca, mollejas a la zamorana y cañas zamoranas.

Tierra de vinos: una gran opción para practicar enoturismo

Hablar de Castilla y León es hablar de sus vinos. Los tintos de la Ribera del Duero, los blancos de Rueda, los rosados de Cigales, los vinos del Toro…  Así hasta diez Denominaciones de Origen que engloban más de 400 bodegas repartidas por todo el territorio. Un mapa repleto de villas y pueblos volcados en el oficio del vino que además cuentan con un gran patrimonio cultural y natural que hace de Castilla y León una de las mejores opciones para la práctica del enoturismo. Su oferta es más que tentadora: adentrarte en alguna de sus centenarias bodegas, realizar una cata, alojarte en hoteles y casas rurales con vistas a los viñedos, rendirte ante sus propuestas de cocina popular y de autor, relajarte con un tratamiento de spa y vinoterapia, practicar turismo activo…

En la actualidad, Castilla y León tiene certificadas por ACEVIN (Asociación de Ciudades Españolas del Vino) la Ruta del Vino de Ribera del Duero, y la Ruta del Vino Enoturismo en El Bierzo y está pendiente de certificación la Ruta del Vino de Arlanza y la Ruta del Vino de Rueda.

Turismo de calidad y sostenible, respetuoso con las tradiciones… Castilla y León es un destino muy atractivo que espero seguir explorando próximamente. ¿Por qué? Porque tiene un gran potencial y porque no hace falta irse muy lejos para vivir grandes experiencias.

 

Descubriendo el yacimiento arqueológico de Numancia

Descubriendo el yacimiento arqueológico de Numancia

Tras mi escapada a tierras sorianas, he podido comprobar que el eslogan «Soria: Ni te la imaginas» es totalmente cierto. He vuelto sorprendida por su diversidad paisajística, por su rico patrimonio histórico y por la gastronomía de una región que injustamente todavía hoy sigue siendo una gran desconocida para muchos viajeros. Es por ello que después de mostrarte el increíble paraje de la Laguna Negra quiero invitarte a un viaje en el tiempo que se inicia hace algo más de 2.000 años y que hoy podemos revivir en el yacimiento arqueológico de Numancia.

Este yacimiento, símbolo de la resistencia y valentía de un pueblo frente a la poderosa Roma, está situado a 7 km. de Soria capital, en lo alto del Cerro de la Muela, que se eleva sobre la llanura en las inmediaciones de la población de Garray. Aunque puede visitarse por libre, siguiendo los paneles que encontrarás durante el recorrido, mi consejo es que realices una visita guiada porque si no, te dejarás por el camino muchos aspectos, anécdotas y curiosidades de la historia de Numancia (4€).

Numancia. Soria

Antes de empezar el itinerario por los restos de la ciudad celtíbera, en el centro de recepción de visitantes podrás ver un documental de siete minutos de duración en el que el Duero, en primera persona, te dará una visión global de lo acontecido en estas tierras.

Una historia que merece ser contada

Numancia fue fundada a principios del siglo II a.C. por los arévacos, la tribu más poderosa de los celtíberos, según relata el historiador romano Apiano. Esta ciudad encabezó la resistencia contra Roma a lo largo de 20 años, dos décadas de luchas y enfrentamientos en los que la historia se convirtió en leyenda. Y es que Numancia era una plaza vital por su estratégica ubicación. Situada en las confluencias del río Duero con el Tera y el Merdancho, era el nexo de comunicación entre el valle del Ebro y el valle del Duero.

Vista del Moncayo desde el recinto arqueológico de Numancia. Soria

El primer cónsul que fracasó en su intento de conquistar Numancia fue Nobilior en el año 153 a.C. De nada le sirvió el gran ejército ni los diez elefantes que trajo consigo de África. Según cuentan las crónicas, los numantinos lograron alcanzar con una piedra la cabeza de uno de esos elefantes que, enfurecido, contagió a los demás y se volvieron contra las tropas romanas. 6.000 romanos murieron en esta batalla el 23 de agosto, día consagrado a Vulcano. A partir de entonces, Roma declaró este día como «nefasto» de manera que ningún general romano volvió a librar una batalla en esa fecha.

En los años siguientes, los numantinos vencieron sucesivamente a los generales que Roma fue enviando. A su favor tenían su armamento ligero, su estrategia de guerrilla, con movimientos rápidos y por sorpresa de ataque y huida, y un terreno que dificultaba la movilidad del ejército romano acostumbrado al combate en formación. Por no hablar de que ellos sí estaban acostumbrados al frío invierno soriano. De hecho, con el inicio de las guerras celtibéricas, Roma decidió adelantar el comienzo de su año oficial de marzo a enero, de modo que los cónsules que se nombraran cada año para luchar en Hispania tuvieran tiempo suficiente para llegar e iniciar las campañas en primavera. Este cambio de fechas fijó el inicio de nuestro año actual. Curioso, ¿verdad?

Recinto arqueológico de Numancia. Soria

Desgraciadamente, la suerte de los numantinos cambió en el 134 a.C. A estas alturas, Roma no podía permitir que una simple ciudad celtíbera pusiera en jaque el prestigio de sus tropas y por ello envío a Numancia a su general más famoso, Publio Cornelio Escipión. Éste, en vez de iniciar un ataque directo contra la ciudad, lo que hizo fue aislarla con un férreo cerco, formado por siete campamentos, levantados en los cerros que rodean Numancia y unidos por un sólido muro de 9 km de perímetro. Ahora solo era cuestión de esperar.

Durante los once meses que duró el asedio, los numantinos trataron en varias ocasiones de plantarle cara al invasor pero sin éxito. Estaban sitiados, sin alimentos ni ganado, y la población se moría de hambre. Ante la inminente derrota, algunos guerreros numantinos lucharon entre ellos para morir en batalla como todo buen guerrero, otros optaron por suicidarse. Finalmente, la ciudad cayó por inanición en el verano del 133 a.C. Numancia fue arrasada, su territorio se repartió entre los indígenas que habían ayudado a Escipión y los pocos supervivientes fueron vendidos como esclavos. Pese a este trágico final, la actitud heroica de los numantinos nunca cayó en el olvido y fueron los propios romanos quienes a través de sus crónicas dieron a esta hazaña una dimensión universal. Ahora ya sabes por qué una de las definiciones del adjetivo numantino según la RAE es «que resiste con tenacidad hasta el límite, a menudo en condiciones precarias».

Recorrido por el recinto arqueológico

Para visitar el recinto arqueológico, contratamos una visita guiada. Antonio, nuestro guía, nos relató con todo lujo de detalles la historia de Numancia con tanta pasión que consiguió trasladarnos a aquellos tiempos. Además, hay que reconocer que lo tienen muy bien preparado porque a cada uno de nosotros nos dieron un receptor para escucharle sin problemas aunque nos alejásemos.

Receptor

Así fuimos descubriendo cómo, tras la conquista romana, los nuevos pobladores de Numancia empezaron a construir sobre la antigua ciudad dando como resultado lo que podemos ver hoy en día: la superposición de dos ciudades, la celtíbera y la romana. Su trazado no varió mucho respecto al de la anterior ciudad celtíbera cuyas calles estaban diseñadas de manera que pudiesen cortar el viento norte.

Para hacer más ilustrativa y didáctica la visita, se han reconstruido dos viviendas que nos permiten entender los cambios que se produjeron de una etapa a otra.

La casa celtibérica y la casa romana

Las viviendas celtibéricas, construidas con piedra, madera y adobe y techadas con una cubierta de paja, eran de planta rectangular y se dividían en tres estancias: una delantera destinada a labores artesanales -con una trampilla en el suelo para bajar a la bodega-, una habitación central donde comían y dormían, y otra trasera destinada a despensa. En cuanto a la comida, los celtíberos se alimentaban principalmente a base de cereales, frutos secos y legumbres, y bebían caelia, una cerveza hecha con trigo fermentado que, según narran las crónicas, era de «sabor áspero y calor embriagador». ¿Una curiosidad? Hoy en día puedes probar una Caelia, una cerveza artesanal, sin conservantes ni colorantes, que se fabrica en Soria tomando el testigo de los pobladores de Numancia.

Casa celtibérica. Numancia. Soria

Interior casa celtibérica. Numancia. Soria

Las casas romanas, por su parte, eran más grandes que las celtibéricas y estaban hechas de piedra. A través de un patio abierto, se accedía a un pequeño vestíbulo que daba paso a la cocina y a las habitaciones. La última estancia estaba destinada a granero y almacén de útiles agrícolas y comunicaba con un pequeño corral exterior para los animales.

Casa de época romana. Numancia. Soria

Interior casa romana. Numancia. Soria

La muralla celtibérica, los aljibes y el barrio sur

Justo al lado de la casa celtibérica, se ha reconstruido un tramo de la potente muralla celtibérica que rodeaba la ciudad. Desde lo alto se puede contemplar una buena panorámica de los cerros donde estaban los campamentos romanos -hoy señalizados con postes blancos- y de todo el conjunto del yacimiento arqueológico. Durante el recorrido, también se pueden observar pequeños baños, varios aljibes donde almacenaban el agua, y lo que se ha podido recuperar del llamado barrio sur. En esta zona del cerro, la más protegida de los vientos fríos del norte, es donde la clase dirigente romana construyó sus viviendas. Como se puede apreciar en los ruinas que quedan, muchas tenían un patio delantero rectangular con un pórtico de columnas.

Muralla celtibérica. Numancia. Soria Aljibe con escalera. Numancia. Soria

Casa con patio porticado. Numancia. Soria

Y hasta aquí este viaje en el tiempo que te proponía al principio de este reportaje. Un periplo cargado de heroicidades, de vencedores y vencidos, que puedes revivir si te animas a visitar el yacimiento arqueológico de Numancia.

INFORMACIÓN PRÁCTICA

Tarifas de entrada: Básica: 0,60€. Reducida: 0,30€ (grupos, previa solicitud). Entrada gratuita sábados y domingos. Visita guiada: 4€

Horario: Octubre – Marzo: de 10 a 14 y de 16 a 18h. Abril – Septiembre: de 10 a 14 y de 16 a 20h. Domingos y festivos: de 10 a 14h. Lunes cerrado, excepto festivos y vísperas de festivos.

Dirección: Ctra. Nacional 111 (a 7 Km. de Soria). Garray.

La Laguna Negra, uno de los parajes más bellos de la provincia de Soria

La Laguna Negra, uno de los parajes más bellos de la provincia de Soria

Durante el pasado puente de diciembre, por fin he podido conocer un destino que tenía pendiente desde hace mucho tiempo. Te hablo de Soria, esa pequeña gran desconocida, situada en el este de Castilla y León, que las plumas de Bécquer, Machado y Gerardo Diego inmortalizaron para siempre. Han sido solo tres días que realmente me han sabido a poco pero suficientes para descubrir el gran atractivo de estas tierras vertebradas por el Duero. Quería conocer su encantadora capital, sumergirme en la historia recorriendo el yacimiento arqueológico de Numancia y, sobre todo, comprobar con mis propios ojos si cuanto había leído sobre la Laguna Negra era cierto.

Rumbo a la Laguna Negra

A medida que nos acercábamos a Soria, la carretera se difuminaba entre espesos bancos de niebla que, junto a las bajísimas temperaturas que marcaba el termómetro del coche, casi nos hacen desistir en el intento de subir a la laguna. Pero la ilusión y el espíritu aventurero ganaron la partida y enfilamos los 50 kilómetros que separan Soria capital y el Parque Natural Laguna Negra y Circos Glaciares del Urbión.

El trayecto desde Soria hasta la laguna es realmente bonito ya que atraviesa el pinar del monte Valonsadero y pasa al lado del embalse de la Cuerda del Pozo. Un mar de agua dulce rodeado de bosques y montañas también llamado embalse de la Muedra, en memoria del pueblo que quedó anegado por el pantano en 1941. Este embalse, el único que regula el río Duero en su cabecera, abastece de agua a la ciudad de Soria y en verano es uno de los lugares preferidos por los sorianos ya que se puede practicar todo tipo de deportes náuticos, pescar y además cuenta con una serie de playas como la famosa Playa Pita. Unos kilómetros más adelante, con la compañía de las vacas al borde de la carretera, se llega al pueblo de Vinuesa desde donde parte una pista forestal que desemboca en el aparcamiento de la Laguna Negra.

Plano del embalse de la Cuerda del Pozo. Soria

Embalse de la Cuerda del Pozo. Soria Vacas junto a la carretera. Soria

Cuando llegamos enseguida nos dimos cuenta que no éramos los únicos que habían decidido empezar el puente visitando la Laguna Negra. De hecho, el parking estaba hasta la bandera y nos tocó aparcar en un lateral de la carretera. Nada más bajar del coche empezamos a intuir el encanto del entorno. La frondosa vegetación de los pinos centenarios y hayas, los matices cromáticos, pequeños arroyos casi congelados y un manto de nieve cubriendo los laterales del camino. Una explosión de naturaleza en estado puro.

Aparcando en la Laguna Negra. Soria

Un arroyo entre la nieve. Laguna Negra. Soria

Para entrar en calor, tomamos un café con leche en la pequeña cabaña de madera que hay al inicio de la ruta. Allí nos informaron de la campaña de recogida de firmas que han puesto en marcha los hosteleros de Vinuesa para exigir que la limpieza de la nieve en los accesos a la Laguna Negra se mantenga durante todo el periodo invernal y no sólo en fechas señalas. Por supuesto, firmamos para contribuir a fomentar las visitas a uno de los parajes más hermosos de España que he visto hasta la fecha.

Justo enfrente de la cafetería está la parada del autobús público que recorre los 1.800 metros que hay desde el parking hasta la laguna. El precio de ida y vuelta es de 1,20 euros. ¿Lo cogimos? La respuesta es que sí. Pero no por vaguería sino por llegar antes. Cada vez iba llegando más gente -más de 400 personas según leímos en la prensa al día siguiente- y queríamos disfrutar de la laguna con toda la tranquilidad que fuera posible.

Cafetería de la Laguna Negra. Soria.

El autobús que sube hasta la Laguna Negra. Soria

Desde donde nos dejó el autobús hay poco menos de 300 metros hasta llegar a los pies de la laguna. Imagino que en primavera y verano este trayecto se debe cubrir en un pispás pero la nieve y las placas de hielo que cubrían el sendero, sobre todo en el último tramo, lo hacían prácticamente intransitable. Todos íbamos en fila india, agarrados a las barandillas y casi sin levantar la vista del suelo para evitar una mala caída.

Panel de información de la Laguna Negra. Soria

Ascendiendo por el sendero a la Laguna Negra. Soria

Ni que decir tiene que el pequeño esfuerzo valió la pena. La Laguna Negra, encajada a unos 2.000 metros de altura, entre paredes de oscura roca gris y farallones, es un lugar fascinante y mágico en el que el tiempo parece haberse detenido. Su poderosa grandeza enseguida me envolvió y un escalofrío de emoción recorrió todo mi cuerpo. Estaba helada, teñida de blanco, y todos los adjetivos que había oído de ella se quedaban cortos para expresar tanta belleza.

Laguna Negra. Soria

Vistas de la Laguna Negra. Soria

Hace unos dos millones de años, la Laguna Negra estaba dentro de un glaciar que se iniciaba en las proximidades del Pico Urbión y que descendía por el cinturón rocoso que la circunda hasta llegar al valle del Revinuesa. Los acantilados, al encontrarse más expuestos al sol, fueron sometidos a sucesivos hielos y deshielos que provocaron el desprendimiento de los grandes bloques de piedra que se ven sobre la laguna. Pero la Laguna Negra no es la única laguna glaciar de la sierra de Urbión. Hay dos más, la Larga y la Helada, que se encuentran a mayor altitud.

Pasarelas. Laguna Negra. Soria

Bordeando la laguna hay una serie de pasarelas de madera, salpicadas de miradores, en los que puedes perder la noción del tiempo haciendo fotos y disfrutando del juego de sombras y luces que se reflejan en sus heladas aguas. Nos hubiera gustado llegar al sendero que culmina en una de sus cascadas pero el espesor de la nieve -a mí me llegaba hasta las rodillas- nos lo impidió. Lo que sí pudimos hacer, con mucha cautela, fue llegar hasta la orilla para admirar este espectacular paraje natural desde otra perspectiva y, de paso, dar unos pasos sobre su superficie congelada.

La Laguna Negra helada. Soria

Siguiendo el consejo de los agentes medioambientales, la vuelta la hicimos por la senda del Arroyo de la Laguna ya que el camino estaba en mejores condiciones. Para volver al parking esta vez no cogimos el autobús. Ya no era necesario. Yo tenía mis fotos y la avalancha de personal que seguía llegando a la laguna ya no era un problema. Así que iniciamos el descenso con toda la calma del mundo, disfrutando de un paisaje agreste que guardaré en mi memoria toda la vida.

Iniciamos el descenso. Laguna Negra. Soria

Paisaje del Parque Natural Laguna Negra. Soria

Una de las muchas leyendas que envuelven a esta laguna cuenta que se llama Laguna Negra porque el lago no tiene fondo y de ahí su color oscuro, pero en realidad su nombre obedece al reflejo que provocan en sus aguas las enormes rocas que la cercan. Será cuestión de comprobarlo en primavera, porque volver, pienso volver.

Cómo llegar a la Laguna Negra desde Soria capital:

Desde Soria a la Laguna Negra hay 50 kilómetros. Tienes que coger la N-234 dirección Burgos hasta llegar a Cidones. Al final de este pueblo, hay que tomar el desvío a mano derecha dirección Vinuesa. Cerca de esta localidad ya verás los letreros que indican el camino hasta la Laguna Negra.