Sitges: paisajes, arena, cultura y fiestas en la Costa del Garraf
por el 30 Ago, 2013 • . Actualizado 30 Ago, 2013 • 14 comentariosNo exagero al decir que lo mío con Sitges es puro vicio. Hay destinos que te atrapan, con los que conectas enseguida, que te hacen sentir bien y a los que siempre volverías. Ya sabes de qué hablo… Sitges para mí es uno de ellos. Esta pasión, querencia, o como quieras llamarlo, me ha acompañado desde siempre. De pequeñita, aprendiendo a nadar en sus aguas. Con la carrera terminada, cuando me las ingeniaba para acreditarme en el Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya y me colaba en los jardines del hotel Meliá Sitges para observar a la gente del cine que pululaba por allí. O cuando me escapaba con mi jefe de la redacción de la revista de viajes en la que trabajaba y nos íbamos al Port d´Aiguadolç para salir a navegar. Y también ahora, un presente en el que aprovecho cualquier vuelta a casa para volver a reencontrarme con esta villa que sigue seduciéndome y que no me canso de recomendar cuando me preguntan qué visitar cerca de Barcelona.
Mi respuesta es siempre la misma. Alquila un coche, toma la C-31 y bordea la costa. Disfruta del serpenteante trazado de la carretera. Sin prisas. A tu derecha, el macizo del Garraf. A tu izquierda, el Mediterráneo. Frente de ti, un puñado de miradores que te permitirán disfrutar de Sitges desde la distancia. No cometas el error de ir por la autopista de peaje Pau Casals (C-32). Es más rápido sí, pero nadie ha invitado a doña prisas a este viaje.
Una vez allí, hazte amigo de la cara de Sitges que más sintonice con tu forma de ser y de viajar. Tienes mucho donde elegir. ¿Algunas sugerencias?
Recorre el casco antiguo
Sitges es una localidad a escala humana en la que todo está cerca. Empieza a conocerla desde sus orígenes, recorriendo las encantadoras calles del centro. A tu paso encontrarás antiguas casas de pescadores, restos de la muralla y rincones tan especiales como el “Racó de la Calma”. A pesar de estar en obras, este espacio que comunica el Palau Maricel y el Cau Ferrat con la iglesia de Sant Bartomeu y Santa Tecla sigue haciendo honor a su nombre y nos traslada al ambiente artístico, bohemio y creativo del Sitges de finales del XIX. Unos años en los que Sitges se convirtió en la musa de escritores y pintores como Santiago Rusiñol, quien fijó aquí su residencia -el Cau Ferrat- y colocó a Sitges en el punto de mira internacional con sus conocidas fiestas modernistas. A su muerte, legó a la ciudad sus colecciones de pintura, cerámica y hierro forjado que forman parte del Museo Cau Ferrat.
El Palau Maricel, por su parte, fue construido en 1910 junto al Cau Ferrat por otro enamorado del modernismo, el financiero norteamericano Charles Deering. Su intención era construir una residencia que también fuera museo. Los Museos Cau Ferrat y Maricel permanecen actualmente cerrados por labores de restauración.
El Ayuntamiento, el Carrer Major, las estrechas callejuelas que desembocan en el mar, el baluarte Vidal i Quadras -con sus fantásticas vistas sobre la playa de Sant Sebastià- o el legado arquitectónico que los llamados “americanos” dejaron en calles como el Carrer de l’Illa de Cuba son otros de los imprescindibles del centro de Sitges. Hablando de aquellos que se fueron a América en busca de fortuna, quizá el más famoso sea Facundo Bacardí, fundador de esta conocidísima marca de ron cuya historia puedes revivir en la Casa Bacardí (Plaça Ajuntament, 11).
Disfruta de sus playas
Más de 300 días de sol al año y cuatro kilómetros de litoral dan para mucho. Calas pequeñas y tranquilas, playas urbanas y familiares como Sant Sebastià o la Ribera, con redes de volei y campos de fútbol como la Fragata, naturistas como Cala Morisca o Balmins, artificiales como Les Anquines –perfecta si viajas con niños pues al estar protegida por dos espigones apenas hay oleaje-, zonas de ambiente gay como la playa de la Bassa Rodona o L’home mort… Un total de 17 playas, situadas tanto fuera como dentro de la población, con ambientes muy diferentes pero con un denominador común: su arena dorada, fina y clara. ¿Una curiosidad? En el Paseo de la Ribera, a pie de playa, se encuentra el primer local de España que fue bautizado con el nombre de ‘Chiringuito’.
Tómate una copa en la calle del Pecado
Si quieres descubrir por qué Sitges es todo un referente en ocio nocturno, solo tienes que sentarte en una de las muchas terrazas que se apiñan a lo largo del Carrer del Pecat. Salvo los lugareños, bien pocos saben que el verdadero nombre de esta calle es Primer de Maig. En cualquier caso, lo dicho, pide tu consumición, arrellánate en tu silla y disfruta con el desfile de razas y credos que discurre a tu alrededor. Pueden pasarte mil cosas, salvo una: aburrirte. Otras zonas para exprimir las noches sitgetanas las encontrarás en el frente marítimo y en el Port de l’Aiguadolç donde, por cierto, está el primer Pachá del mundo que abrió sus puertas hace ahora 46 años.
Un xató, si us plau
Sitges, además de ser la capital gastronómica del Garraf, es una de las paradas obligatorias de la Ruta del Xató: una propuesta que une turismo y gastronomía en las comarcas del Alt Penedès, el Baix Penedès y el Garraf. Esta delicia culinaria es un plato frío que se elabora con escarola, bacalao, atún, anchoas y aceitunas arbequinas, y que se acompaña con una salsa a base de ajo, frutos secos, ñoras escaldadas, pan frito, bicho, aceite, vinagre y sal. ¿Más propuestas? Ranxos marineros y suquets y arròs a la sitgetana.
Escoge tu momento
Aunque para mí cualquier momento es bueno para dejarse caer por Sitges (en pleno invierno es una gozada pasear bien abrigada por la playa), debes saber que Sitges ofrece más de 40 propuestas culturales, religiosas y festivas al año. Mis preferidas, a continuación:
- Carnaval (febrero): celebrado desde hace más de un siglo, el Carnaval sitgetano congrega a miles de personas que se acercan a Sitges para participar en sus rúas y bailes de disfraces. Aquí realmente verás que todo es posible por Carnaval.
- Gay Pride Sitges (junio): el carácter tolerante y la mentalidad abierta de sus gentes ha posicionado a Sitges como uno de los mejores destinos gayfriendly de Europa. Y es que aquí la diversidad ha sido siempre bienvenida. Sin distinguir entre nacionalidades, religiones ni inclinaciones sexuales. Un lugar para la convivencia que se viste de fiesta cada verano con la llegada del Pride. Conciertos, desfiles, espectáculos… Cinco días de auténtica locura en los que el paseo marítimo se transforma en el “Gay Village”.
- Festa Major de Sitges (agosto): Sitges no tiene una sino dos fiestas mayores. Una por patrón. La primera, en honor a Sant Bartomeu, se celebra a finales de agosto y es una oportunidad estupenda para acercarte al mundo del castellers, la sardana, las habaneras y la bebida que mejor las acompaña: un buen cremat.
- Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya (octubre): nació en 1968 como homenaje al cine fantástico. Hoy, con más de 40 ediciones a sus espaldas, es todo un referente internacional para los amantes de este género. Este año se celebra entre el 11 y el 20 de octubre.
Tentado quedas. Busca un hueco en tu agenda viajera y acércate a Sitges. Ya me contarás si te seduce tanto como a mí.
CÓMO LLEGAR A SITGES DESDE BARCELONA
En coche: Sitges está a 38 km de Barcelona.
Por la carretera C-31 (Costa de Garraf)
Por la autopista C-32 Pau Casals (peaje) dirección Sitges, Tarragona. Salida 30.
Toma nota: En el centro de Sitges es bastante difícil dejar el coche aunque sea en zona azul, pero hay una red de aparcamientos públicos y otros parkings privados y municipales. Para saber dónde aparcar te aconsejo consultar la web del ayuntamiento.
En tren: Línea de Cercanías (Rodalies) R2 Sud. Trenes directos cada media hora desde las estaciones de Passeig de Gràcia, Sants y Estació de França. Duración del trayecto: 30 minutos aprox. Ver horarios Renfe