Lovaina: un deseado reencuentro en Flandes
por el 31 Oct, 2013 • . Actualizado 20 Dic, 2016 • 22 comentariosQue una de las estatuas más famosas de Lovaina sea la de un estudiante que está leyendo un libro mientras vierte sobre su cabeza un vaso de cerveza ya dice mucho del carácter de esta ciudad. Es Fonske, la fuente de la sabiduría, y nos habla del pasado y el presente de esta ciudad vitalista y animada a más no poder. 40.000 estudiantes. Ellos son los que marcan el ritmo de Lovaina, el motor que hace vibrar a la ciudad universitaria por excelencia de Flandes.
La primera vez que estuve en Lovaina fue en 1997. Hace dos semanas y casi por sorpresa, volví a pisar de nuevo en sus calles. Digo casi por sorpresa porque cuando me presenté al concurso que convocó Turismo de Bélgica: Flandes y Bruselas para viajar a Lovaina y Brujas en compañía del fotoperiodista Rafa Pérez no pensé que iba a ser yo quien protagonizase esta aventura flamenca. Pero así fue. Lovaina y yo volveríamos a encontrarnos. Lo primero que hice tras conocer la noticia fue buscar las viejas fotos de aquel primer viaje. Uno a uno, los recuerdos en 10×15 fueron tomando forma, enfocándose en mi memoria. ¿Seguiría siendo Lovaina aquella ciudad joven, bonita y divertida que yo recordaba?
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Qué ver en Lovaina
No tardé mucho en saberlo. Nada más bajar de la estación, a medida que caminaba por la Bondgenotenlaan rumbo al casco histórico, empecé a notar lo mismo que sientes cuando te reencuentras con un viejo amigo. La capital de la provincia de Brabante Flamenco, en esencia, seguía siendo la misma. Con nuevas muestras de arquitectura moderna, sí, pero conservando intacta su condición de ciudad acogedora y cercana que se mueve al compás de sus miles de bicicletas.
Así la sentí cuando llegamos a la Grote Markt y giré sobre mis pasos para contemplar su preciosa fisonomía. El objetivo de este viaje era aprender a plasmar las mejores vistas de Lovaina con la ayuda de mi experto y eso es lo que traté de hacer, sin perder de vista el ojo de Rafa, centrándome en lo que él miraba. Así, a través del visor mi cámara, fui descubriendo nuevas perspectivas de uno de los ayuntamientos góticos más famosos del mundo. Su armonioso conjunto, las esbeltas torres que lo flanquean y, sobre todo, el fabuloso encaje escultórico que forman las 236 estatuas que tapizan su fachada. Reyes, científicos, artistas, santos patronos… Todos aquellos que han desempeñado un papel fundamental en la historia de esta ciudad están aquí representados y nos retan a levantar la mirada para tratar de adivinar quién es quién. Un consejo: si tienes tiempo, visítalo por dentro, recorre sus salones y déjate sorprender por lo monumentales lienzos y retratos que cubren sus paredes.
La imponente Iglesia de San Pedro es otro de los edificios que presiden la Plaza Mayor. Esta iglesia gótica fue construida entre 1425 y 1497 bajo la supervisión del arquitecto Sulpicius Van Vorst quien también colaboró en la construcción del Ayuntamiento. Viendo lo magnífica que luce hoy en día, cuesta imaginar la devastación que sufrió durante los bombardeos de las dos guerras mundiales. Si tuviera que escoger una de las muchas obras de arte que alberga en su interior, sin duda, la elegida sería La última cena del pintor flamenco Dirk Bouts.
Tras un alto en el camino en una de las animadas terrazas de la Grote Markt y acercarnos a fotografiar la Biblioteca Central, continuamos nuestro recorrido en la Naamsestraat para tratar de captar el ambiente universitario que se respira en esta larga calle, cuajada de residencias y facultades como el Colegio del Espíritu Santo, el Pabellón Universitario o el Colegio Arras. Aquí la presencia de los estudiantes que llegan a Lovaina atraídos por el prestigio de su Universidad y por su famoso ambiente juvenil se nota en cada esquina. Muchos al ser viernes van cargados de maletas porque vuelven a casa, otros acarrean carpetas arriba y abajo o se reúnen en las plazas para charlar, wasapear y planear el fin de semana.
Al sur de la ciudad está el Groot Begijnhof, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y en mi opinión uno de los más bonitos beaterios de Flandes. Callejuelas empedradas, casas de ladrillo, conventos, plazoletas, jardines, puentes que salvan el río Dijle… Seis hectáreas en las que el silencio es casi absoluto. Durante su apogeo llegó a albergar a unas 360 beatas, mujeres que en la época de las cruzadas se quedaron viudas, huérfanas o solteras y que se juntaban aquí para vivir en comunidad y que a diferencia de las monjas no estaban obligadas a cumplir los votos de pobreza. Desde que lo adquirió la Universidad, se utiliza para a alojar a estudiantes, empleados y profesores extranjeros.
Aunque es mucho más pequeño, de hecho es solo una calle principal y dos callejones sin salida, también merece la pena visitar el Klein Begijnhof. No solo por ver la treintena de casas de estilo flamenco tradicional que aún se conservan en este beaterio sino porque al lado se encuentra la Iglesia de Santa Gertudis. Su torre, incluyendo la aguja, se construyó íntegramente en piedra, sin utilizar ni un solo clavo de unión, y por eso está considerada una de las siete maravillas de Lovaina.
Cambio de tercio, nos vamos de cervezas
Uno, dos, tres, veinte… Si has llegado a contar hasta 45 bares, no lo dudes, estás en la Oude Markt. No sé si como dicen es la barra de bar más larga de Europa, pero te puedo asegurar que la hilera de terrazas que copan la plaza con más marcha de Lovaina parece eterna. Es más, seguro que si Fonske pudiera bajar de su pedestal correría hasta aquí para disfrutar de una buena cerveza y, de paso, hacerle compañía a la Kotmadam, una estatua que rinde homenaje a todas las caseras que además de alquilar habitaciones a los estudiantes los cuidaban como si fueran sus propios hijos.
Pero no creas que la ruta cervecera de Lovaina acaba aquí. Más bien empieza. Si quieres descubrir por qué a esta ciudad se la conoce como la capital de la cerveza tienes muchos más sitios a los que acudir. ¿Algunos ejemplos? Puedes visitar la fábrica de Stella Artois, intentar alcanzar la barra de The Capital, un local nuevo situado en la Grote Markt donde tienen ni más ni menos que 3000 tipos de cervezas, o dejarte caer por la cervecería Domus para tomarte una de sus cervezas artesanales y realizar una visita guiada en la que te sorprenderá ver cómo la cerveza fluye directamente de la fábrica al surtidor del bar.
La hora azul en Lovaina
Para concluir este reportaje sobre Lovaina, te dejo con estas dos fotografías tomadas en la llamada hora azul. Esos minutos mágicos en los que ya se ha puesto el sol y el cielo va oscureciéndose poco a poco al tiempo que se encienden las luces de la ciudad. No lo hago porque esté orgullosa de ellas, al contrario, me queda muchísimo por aprender y practicar. Solo trato de mostrarte lo bonita que luce Lovaina al anochecer. Un motivo más que espero te anime a conocer esta encantadora ciudad en tu próximo viaje a Flandes. Por su historia, su arquitectura, su gastronomía, su ambiente… Porque Lovaina lo merece.
Nota: Además de a los organizadores de este viaje (Turismo de Bélgica: Flandes y Bruselas en España, Visit Flanders, Turismo de Lovaina y Turismo de Brujas), quiero darle las gracias a Rafa Pérez por su compañía, su paciencia y, sobre todo, por enseñarme a ver Lovaina con otros ojos.
INFORMACIÓN PRÁCTICA PARA VIAJAR A LOVAINA
Cómo llegar a Bélgica
Hay 5 compañías aéreas que conectan España con Bélgica: BrusselsAirlines, Iberia, Air Europa, Ryanar y Vueling. Todas vuelan al aeropuerto de Bruselas, excepto Ryanair que vuela al a Charleroi (a 60 km de la capital). Yo volé desde Madrid con Air Europa (2h 25 min.)
Cómo ir del aeropuerto de Bruselas a Lovaina
La mejor opción es el tren. Lo puedes coger en el mismo aeropuerto en la planta -1 de la terminal de llegadas. El trayecto directo hasta Lovaina dura unos 20 minutos y cuesta 8,10€ en los que está incluido el suplemento Diabolo (suplemento que se cobra para todos los trayectos en tren con llegada hasta o salida desde el aeropuerto de Bruselas). Puedes consultar los horarios y comprar tus billetes con antelación en la web de los ferrocarriles belgas.
Moverse por Lovaina
Aunque puedes utilizar los autobuses de la compañía De Lijn para desplazarte rápidamente por la ciudad, mi consejo es que te olvides de ellos y descubras Lovaina a pie. Al ser una ciudad pequeña todo está muy cerca. ¿Un ejemplo? Desde la estación de tren al centro solo hay diez minutos caminando. Además, no tiene pérdida si tomas la Bondgenotenlaan, una calle comercial que en línea recta te dejará en plena Grote Markt. Al lado del Ayuntamiento está la Oficina de Turismo (Naamsestraat, 3) .
Dónde dormir en Lovaina
En Lovaina encontrarás diferentes opciones de alojamiento que se adaptan a todo tipo de bolsillos: hoteles, bed and breakfast, albergues juveniles… Yo me alojé en el Park Inn, un hotel moderno y funcional situado justo detrás de plaza Martelarenplein, en el renovado barrio de la estación.
Más información: Turismo de Bélgica: Flandes y Bruselas