Descubriendo Gran Canaria, una isla con infinitas posibilidades
por el 19 Dic, 2014 • . Actualizado 22 Sep, 2020 • 24 comentariosAcabo de regresar de Gran Canaria, un paraíso en forma de isla que, como dicen los lugareños, es todo un continente en miniatura que fascina por sus contrastes. Ahora puedo dar fe de ello. Y es que, a pesar de su reducidas dimensiones, Gran Canaria es una sorpresa a cada paso que combina sus codiciadas playas con la variedad paisajista que le confiere su posición central dentro del archipiélago canario. Palmerales, dunas, acantilados, caminos reales, profundos barrancos… Regalos que la naturaleza ha otorgado a esta tierra y que la UNESCO ha sabido reconocer declarando el 46% de la isla Reserva de la Biosfera.
Durante los cuatro días que he pasado allí, formando parte del blogtrip #GranCanariaExperience, he podido captar buena parte de su magia a través de una serie de experiencias diseñadas para sentir y vivir Gran Canaria con los cinco sentidos. Actividades de lo más diversas que iré desgranando en próximos artículos y que ahora te presento a modo de pequeñas pinceladas que espero sirvan como aperitivo para despertar tu interés por esta isla. Comenzamos.
Momentos únicos en plena naturaleza
El singular relieve orográfico de Gran Canaria hace de esta isla un enclave perfecto para la práctica del senderismo en cualquiera de sus 33 espacios naturales protegidos por los que desfilan una vasta red de senderos y caminos reales. Una de estas rutas es la que discurre en la parte oeste del municipio de San Bartolomé de Tirajana conectando la Presa de Chira con la Presa de Soria.
La llegada a la Presa de Chira no pudo ser más emocionante ya que recorrimos en 4×4 una complicada pista de tierra que nos permitió contemplar, entre traqueteo y traqueteo, algunos de los paisajes más bonitos de la isla.
Una vez allí iniciamos una caminata de cinco kilómetros salpicada de originales formaciones rocosas y barrancos de impresión que pusieron a prueba mi vértigo y mi pericia al transitar por los tramos más complicados. Eso sí, cada parada era un regalo para la vista. Sensacionales panorámicas que alcanzaban el Roque Nublo -símbolo natural de Gran Canaria-, caseríos como La Palma, pequeños embalses naturales y, cómo no, la imponente Presa de Soria con sus 120 metros de altura sobre el cauce del barranco de Arguineguín. ¿Valió la pena el esfuerzo? Júzgalo tú mismo con estas imágenes.
Gran Canaria desde el mar
La excusión marítima entre Puerto Rico y Mogán fue uno de mis momentos estrella de este viaje. Solo fueron 30 minutos de travesía pero, para alguien que en Madrid se siente como una sirena varada en tierra, contemplar la isla desde el mar fue todo un regalo. La cálida brisa sobre mi rostro, los acantilados que recuerdan su origen volcánico, calas solitarias, las playas de Amadores, del Cura, Taurito, Mogán…
No es de extrañar que el sur sea la zona turística por excelencia de Gran Canaria. Las montañas del interior son una barrera natural que frenan las nubes del norte dando como resultado días despejados que invitan a realizar todo tipo de actividades náuticas. Pesca deportiva, vela, surf y bodyboard, windsurf, submarinismo…
¿Un bautizo de submarinismo? ¿Por qué no?
Debo confesar que cuando leí que nuestro programa incluía un bautizo de submarinismo pasé de la sorpresa al respeto en un segundo. Iba ser mi primera vez y temía que mi claustrofobia y mi habitual torpeza me jugaran una mala pasada. No fue así y desde aquí quiero agradecer a Álvaro Ojeda, mi instructor del Zeus Dive Center, la infinita paciencia que tuvo conmigo y el cariño con el que me trató en todo momento.
Con su ayuda me enfundé el traje de neopreno, las aletas y el resto del equipo, y me sumergí en las aguas de la playa de Amadores. La verdad es que al principio cuesta adaptarte al respirador y aprender a contrarrestar la flotabilidad del traje pero, si te relajas, respiras con calma y te concentras solo en disfrutar del momento, es una experiencia única que te deja con ganas de repetir.
Pero esta no fue la única actividad que realizamos en la playa. Aunque no pudimos practicar parascending por el viento, la alternativa que nos propuso la organización no pudo ser más divertida. En plan supervivientes, tuvimos que construir una balsa para llegar desde la playa de Mogán al Big Bang Jet Boat que nos estaba esperando. La sensación de surcar el mar a una velocidad tremenda a bordo de esta lancha rápida es fascinante. Te sientes como si estuvieras en un rally pero en el agua, saltando del asiento cada dos por tres y dando trompos de 360º. Un subidón de adrenalina en toda regla.
Un paseo por el Puerto de Mogán
El Puerto de Mogán es uno de los rincones más pintorescos de la isla. Su entramado de callejuelas peatonales y canales de agua salada, los pequeños puentes, el olor de las buganvillas que decoran cualquier recodo, sus coquetas casas, los muelles donde comparten espacio lujosos yates y barcas de pesca, las terrazas con vistas al mar, su peculiar ubicación… Se diría que en este barrio marinero, situado en el suroeste de Gran Canaria, todo está diseñado para ser disfrutado con calma. Y más al atardecer, cuando el sol acaricia con suavidad su litoral.
Por cierto, según tengo entendido, el municipio de Mogán en una de las zonas con mejor clima de todo el archipiélago y los fondos de su costa son muy apreciados entre los submarinistas por su belleza y diversidad.
Perder la mirada en un mar de dunas
La Playa de Maspalomas, con sus tres kilómetros que van desde el Faro hasta la punta de Maspalomas, donde muda su nombre por Playa del Inglés, alberga la Reserva Natural Especial de las Dunas de Maspalomas. Un enorme mar de arena dorada a la vera del océano que no deja indiferente a nadie por su belleza y en el que recalan todos aquellos que visitan la isla.
No es para menos. Ya sea desde el paseo marítimo o hundiendo tus pies en la arena, la sensación de estar en un espacio de excepcional valor te invade y podrías pasarte mil horas contemplando las dunas. Sus matices de color, sus formas, las huellas que otros dejaron antes que tú…
Descubriendo los secretos de la cocina canaria
Sazona tu alma. Condimenta tu felicidad. Sonríe cocinando. Este es el inspirador lema de Smile Cooking, un aula de cocina donde aprendí a elaborar, de la mano del cocinero Roberto Bernal, platos tan típicos como las papas arrugadas y el gofio, pescados como la sama y deliciosas salsas como el mojo verde y el mojo rojo.
Fue una experiencia culinaria muy recomendable porque el ambiente que se creó entre los fogones, con una buena copa de vino en la mano y participando en cada una de las elaboraciones, resultó tan íntimo como enriquecedor. Además de seminarios de cocina local, en Smile Cooking realizan talleres de gastronomía marroquí, libanesa, japonesa… Este punto de encuentro creado para disfrutar del placer de cocinar cuenta también con una tienda gourmet de productos exclusivos. Si te animas a ponerte con las manos en la masa, solo tienes que acercarte al barrio de Triana en Las Palmas de Gran Canaria (C/ Travieso, 22).
Vegueta bajo la luna
Las Palmas de Gran Canaria, fundada en 1478, cuenta con un interesante casco histórico cuajado de muestras de arquitectura tradicional. Su nombre es Vegueta y recorrerlo supone adentrarse en la historia de la capital. Un buen punto de partida para conocer este atractivo espacio urbano es la Plaza de Santa Ana. Este conjunto monumental, que mezcla con armonía diversos estilos, fue la primera plaza mayor planificada en España y su modelo se exportó a toda la América Colonial.
Desde su construcción fue ideada como espacio cívico y administrativo y por ello en torno a la plaza podemos ver la Catedral, las Casas Consistoriales, el Obispado, la Casa Regental, el Tribunal Superior de Justicia de Canarias y el Archivo Histórico. Sus guardianes son unos perros de bronce que se instalaron a finales del siglo XIX. La plazoleta del Espíritu Santo, la Casa de Colón o la plaza de Santo Domingo son otros rincones de Vegueta que conservan el ambiente de la vieja ciudad.
Hubiera deseado tener más tiempo para recorrer este barrio que junto al de Triana conforman los más antiguos de la ciudad. En cualquier caso, este paseo nocturno cumplió su objetivo: despertar mis ganas de volver algún día a Las Palmas de Gran Canaria.
Disfrutando de la dolce vita canaria
Todo viaje que se precie precisa algún momento de relajación, una pausa en el camino para recuperar fuerzas y disfrutar con calma de las bondades de la tierra que pisas. Y más en Gran Canaria, una isla que gracias a la benevolencia de su clima y a sus aguas se ha convertido en un destino de salud y bienestar reconocido internacionalmente. Yo tuve ocasión de relajarme y desconectar del mundo en el Siam Spa, un auténtico spa tailandés ubicado en el hotel Bohemia Suites & Spa. ¿Mi elección? El Bali Massage.
Imagina conmigo. Una cabina deliciosamente decorada. Silencio. Aromas a mandarina, romero y naranja dulce que en forma de aceites van recorriendo tu cuerpo mientras unas manos expertas presionan tu espalda con las palmas de las manos, haciendo hincapié en los puntos claves de energía. Un lujo asiático para recuperar el equilibrio basado en la sabiduría popular de los balineses.
Si quieres vivir una experiencia como ésta, te recomiendo que visites la web de la asociación Gran Canaria Spa, Wellness & Health donde encontrarás una amplia oferta de centros donde cuidarte y mimarte.
Acostarme y despertarme con el rumor de las olas
Eso es lo que hice durante mi estancia en Gran Canaria. Mi amplia y luminosa habitación del Seaside Palm Beach fue mi hogar y mi refugio, el lugar perfecto para descansar tras largas jornadas recorriendo la isla. No voy a extenderme en contarte más sobre este exquisito y acogedor hotel porque próximamente voy a dedicarle una reseña. El motivo es simple: sencillamente me encantó. Como adelanto, te dejo con las vistas desde mi terraza.
Nota: Este artículo forma parte de mi viaje a Gran Canaria durante el blogtrip #GranCanariaExperience organizado por Nautalia Viajes, el Patronato de Turismo de Gran Canaria y Turismo de Canarias en colaboración con Hoteles Seaside y Air Europa.