Planes alternativos en Gante, la ciudad más auténtica de Flandes
por el 19 Dic, 2017 • . Actualizado 9 Sep, 2021 • 10 comentarios¿Planes alternativos en Gante? Sí, porque tras navegar por sus canales, emocionarte con su arquitectura medieval y sucumbir al placer del chocolate y la cerveza, querrás volver a esta ciudad que muestra como ninguna la esencia de Flandes. Sin la presión de la primera ver. Para verla cara a cara y no tras el visor de la cámara, para no tener que tachar sus imprescindibles a contrarreloj.
Simplemente para vivirla como un stroppendrager más. Tomar ese café que no llegaste a pedir, entablar aquella conversación que quedó pendiente, regalarte el lujo de ver la vida pasar junto al Lys… Pero, sobre todo, porque tiene lo que a Brujas, su hermana más famosa, le falta. Un toque de cercanía, autenticidad y naturalidad que la hace única, que te deja con ganas de más.
Para ese más, para esa segunda visita, he compilado esta lista de momentos que viví hace poco. La razón es simple, uno siempre quiere volver donde se sintió bien, y yo no soy una excepción. De todos modos, tranquilo, encontrarás las mismas imágenes de postal. Solo pretendo que las vivas de un modo diferente. Comenzamos.
Índice de contenidos
- 1 Planes alternativos en Gante
- 2 Ver la restauración del Cordero Místico en el MSK
- 3 Gante a través del arte urbano
- 4 Los jueves, a comer veggie
- 5 Compras alternativas. Hay vida más allá del chocolate
- 6 Los gofres de Max, al infierno de cabeza
- 7 ¿Cervezas? Las que quieras, pero no olvides las jenevers
- 8 Gante iluminada, por supuesto, pero también all night long
Planes alternativos en Gante
Ver la restauración del Cordero Místico en el MSK
Si contemplar la Adoración del Cordero Místico entre los muros de San Bavón emociona, imagina qué supone ser testigo de la restauración de la obra más importante de la historia del arte en Flandes. Para ello solo tienes que acercarte al Museo de Bellas Artes (MSK) entre semana. Dos tercios del políptico siguen en la majestuosa catedral que Carlos V no llegó a ver terminada pero el resto tablas está aquí, recuperando su esplendor gracias a un equipo de expertos que lleva trabajando en la obra cumbre de los hermanos Van Eyck desde 2012.
Tras esta experiencia, que cualquier esteta calificaría de única, te espera un espacio que combina sin complejos las obras de los antiguos maestros con piezas contemporáneas. El resultado: un sorprendente paseo por la evolución de las artes plásticas desde la Edad Media hasta la primera mitad del siglo XX que se complementa con exhibiciones temporales.
Gante a través del arte urbano
Si preguntas a cualquiera que haya estado en Gante sobre arte urbano, seguro que te envía a Werregarenstraat, una callejuela que ofrece sus muros a todo aquel que quiera tirar de spray. Pero esta explosión de creatividad en forma de de tags y dibujos, que tal vez mañana ya no estén, es solo una pequeña muestra del interés de esta ciudad por potenciar y poner en valor este tipo de expresiones artísticas. Murales, grafitis, más zonas de tolerancia… Todas ellas forman parte de Sorry, not Sorry, un proyecto promovido por el departamento de cultura que ha acabado configurando una ruta que nos invita a conocerla a través del street art.
A pie, en bici o en transporte público. Siguiendo un mapa físico o vía app. Tú decides como prefieres ver estas obras de naturaleza temporal o permanente firmadas por grafiteros internacionales y reconocidos artistas locales como ROA, A Squid Called Sebastian (ASCS), BLUE the warrior o Mr. Mong. Una prueba más de que Gante ha sido y es una increíble fuente de inspiración.
Los jueves, a comer veggie
Siguiendo el refrán de donde fueres, haz lo que vieres, olvida la carne y el pescado y súmate a los jueves vegetarianos, una iniciativa que desde 2009 anima a la población a seguir un estilo de vida saludable y sostenible. Sí, también sostenible. Consumir productos vegetales un día a la semana, además de mantener a raya el colesterol, ayuda a reducir el efecto invernadero.
Para pensar y paladear en verde lo tienes muy fácil porque la ciudad está volcada con esta sana filosofía. Tres sugerencias: las ensaladas, bocadillos, sopas y demás propuestas veganas de Mie Vie (Serpentstraat, 28); BEO Versbar, un acogedor mercado biológico situado en el centro en el que puedes probar todo tipo de platos y deliciosos smoothies (Heilige Geeststraat, 30), y el restaurante Volta donde te espera el menú veggie que prepara el chef Davy De Pourcq con verduras orgánicas de su propia huerta. Es un pequeño lujo pero te aseguro que merece la pena (Nieuwe Wandeling, 2b). Además, en la capital vegetariana de Europa hay cadenas como Tasty World y EXKi que sirven comida rápida saludable.
Compras alternativas. Hay vida más allá del chocolate
Sé que vas a comprar un cargamento de chocolate y más de un souvenir al uso pero, si quieres salirte del guión, recuerda que bajo su velo medieval late el Gante más vanguardista y underground. Para encontrarlo, además de callejear por la Veldstraat, hay que darse una vuelta por las tiendas de Burgstraat, Hoornstraat o Serpentstraat. ¿Ideas?
Moda: Jo De Visscher, la flagship store de una de las diseñadoras belgas más conocidas (Hoornstraat, 6), y Mieke, con su colección de marcas independientes que apuestan por la ropa sostenible o, como dicen ellos, por la non evil fashion. Aquí descubrí el concepto calzado vegano (Burgstraat, 87).
Libros y vinilos: Paard Van Troje, libros, cafés y actuaciones en directo en una de las mejores librerías de la ciudad (Kouter, 113). De Poort, la meca del cómic (Nederkouter, 137). Vynilla, discos nuevos y joyas de coleccionista (Sint-Kwintensberg, 38).
Vintage y diseño: A’pril, objetos de decoración y originales regalos en una preciosa tienda del XIX (Burgstraat, 27). The Fallen Angels, carteles vintage, juguetes, postales y todo lo que se te ocurra con aire retro (Jan Breydelstraat, 29). Piet Moodshop, artículos de diseño seleccionados por el interiorista Christophe Verbeke (Sint-Pietersnieuwstraat, 94).
Los gofres de Max, al infierno de cabeza
Lo mires por donde lo mires, Gante tiene madera de hedonista. No contenta con sus brutales lienzos del Medievo, su ambiente y sus propuestas culturales, la más flamenca de la región escala posiciones para convertirse en el gran destino gastronómico de Bélgica. El tradicional waterzooi, la potente mostaza de Tierenteyn-Verlent, las mermeladas de Callas Confiture, los quesos de Het Hinkelspel, un RoomeR en el aperitivo, la cocina de vanguardia de sus reputados chefs…
Como el jueves has sido “bueno”, ahora toca pecar. Pero nada de pecados veniales, no, a lo grande. Tu destino, el número 3 de Goudenleeuwplein. Tu objetivo, probar el mejor gofre de la ciudad. Espolvoreado con azúcar glas, crujiente y con un toque de mantequilla. Te lo preparará Yves, descendiente directo de Max Consael que en 1839 creó esta delicia conocida como los “gofres de Bruselas”. Dos siglos los separan pero su receta es la misma, como las planchas que utiliza para hornearlos, como el exquisito trato que dispensan los camareros.
Vale, perfecto, pero… ¿qué hay de alternativo en este plan? Siéntate en una mesa junto a la ventana, apaga el móvil, olvida el reloj y mimetízate con el encantador art noveau que te rodea. Con cada bocado retrocederás en el tiempo hasta llegar a los años 20, como veinte son los cuadraditos que saboreas. Si acabas viendo en blanco y negro, no es por la glucosa, es porque te has dejado llevar por la magia de Max.
Dos sugerencias más para sibaritas. El café, en Barista (Hippoliet Lippensplein, 25); bombones zen, en Yuzu (Walpoortstraat, 11a).
¿Cervezas? Las que quieras, pero no olvides las jenevers
Trapense, de abadía, rubia, ámbar, negra flamenca, ale amarga, la omnipresente Lambic… En Bélgica, un país con más de 1500 variedades, es normal que quieras probar el mayor número de cervezas.
Lo que no sería tan normal es que pasarás por alto las ginebras de Gante. El hombre que buscas es Pol. Lo encontrarás en t Dreupelkot, un pequeño y céntrico local por cuya barra desfilan más de doscientas clases de ginebra, entre ellas 50 de la casa. Aunque también hay sitio para las tradicionales, el personal -al que no le importa esperar en la cola lo que haga falta- se vuele loco con las de sabores. Vainilla, cactus, tiramisú, nueces, café, coco, limón, chocolate, naranja sangrienta… Por mucho que las sirvan en vaso de chupito, no te vengas muy arriba porque algunas llegan a los 53° y el canal está muy cerca (Groentenmarkt, 12). Gezondheid!
Gante iluminada, por supuesto, pero también all night long
He dejado para el final el mejor consejo que puedo darte: pasa al menos una noche en Gante. No seas de los que le dedican solo unas horas y apenas llegan se dan cuenta de su error.
Quiero que recorras sus calles al anochecer y me digas si no es una de las ciudades mejor iluminadas que has visto nunca. Y es que el premiado plan de alumbrado que se puso en marcha en 1998 en el centro, para abarcar años más tarde los barrios periféricos, cumple con nota su objetivo: realzar un paisaje urbano que, tras coquetear contigo de día, te desarma sin remedio mientras duerme el sol. El castillo de los Condes, la iglesia de San Nicolás, el Belfort, la Ópera, el puente de San Miguel, Graslei y Korenlei…
Deberás hacerlo como Cenicienta, antes de la medianoche, porque a las doce en punto la iluminación decorativa deja paso al alumbrado funcional. Dicen que es por reducir el consumo energético pero, como estamos en un cuento de hadas, yo creo que es para adecuar la luz al as que Gante guarda en su manga, sus noches eternas.
Como sucede en la encantadora Lovaina, de lunes a viernes mandan los universitarios por lo que toca ir a su feudo, la zona de Overpoortstraat. Si buscas música electrónica y famosos Djs, acude a la discoteca Decadence. Para ambiente cien por cien Erasmus y happy hours, The Porter House, Pi-Nuts, y Pink Flamingo´s, kitch y divertido como él solo. Gante es la ciudad con mayor número de estudiantes de Bélgica, más de 70.000. Dicho de otro modo, la fiesta está asegurada día sí y día también.
El fin de semana, en cambio, la movida se traslada al centro. Como t Dreupelkot ya lo he mencionado, una noche de lo más ecléctica podría empezar entre los troles y cervezas de De Trollekelder o dejando tu zapato en prenda si pides la Max de 1,2 litros de Dulle Griet. Si aguantas, lo suyo es continuar en el popular Bar des Amis o en el alternativo Kinky Star, y acabar en dos locales que no pasan de moda, el Charlatan y el Club 69.
Y hasta aquí esta visión alternativa de Gante, un encantador alambique en el que se destila el Flandes más auténtico. Una ciudad cuyo atractivo, te aseguro, no solo es monumental. Y sí, ese ‘no solo’ es el que te hará volver.
Más información: Visit Gent y Turismo de Flandes.