Museo Guggenheim Bilbao, un sueño de titanio con alma de cultura
por el 20 Jul, 2017 • . Actualizado 16 Sep, 2019 • 14 comentariosCuando el Museo Guggenheim de Bilbao abrió sus puertas, en 1997, pocos podían imaginar lo que iba a suponer para la capital de Vizcaya. Este hito de la arquitectura del siglo XX, ideado por el arquitecto estadounidense Frank Gehry, propició, cual ave fénix, que aquella ciudad gris y contaminada se convirtiera en lo que es hoy: un atractivo foco para el turismo a escala mundial.
Si, como afirma el propio Gehry, «los edificios tienen una identidad en la Historia», la del Guggenheim en Bilbao es innegable. Y es que ante la crisis del sector industrial de los ochenta, las administraciones vascas apostaron por transformar Bilbao en una ciudad de servicios impulsando este proyecto cultural que inició la gran renovación del Botxo y que devolvió a los bilbaínos las márgenes de la ría del Nervión.
Este año el museo, pieza clave en la escena artística internacional, celebra su XX aniversario viendo como la afluencia de visitantes no deja de crecer. ¿Las claves de su éxito? Su innovador diseño, la calidad de las exposiciones y las interesantes actividades multidisciplinares que se desarrollan a lo largo del año. Grandes bazas a las que yo añadiría una más: la experiencia vital que supone navegar entre obras de arte que se ubican en un espacio único que juega con diferentes formas y volúmenes.
Un juego en el que se nos invita a participar tomando como punto de partida la curiosidad intelectual de cada uno. Sin un itinerario preestablecido y con total libertad de movimientos para que cada visitante viva su experiencia de una forma muy personal. Emocionándose ante su colosal arquitectura, admirando el arte que en él se exhibe, buscando el mejor ángulo para inmortalizarlo…
Índice de contenidos
La experiencia Guggenheim Bilbao desde el exterior
Desde la ría, el Museo Guggenheim de Bilbao parece un barco atracado junto al puente de La Salve. Un enorme navío, rodeado de paseos y plazas que nos permiten descubrir su potente fisonomía desde distintas perspectivas. Las 33.000 planchas de titanio que lo cubren y que cambian de color en función de la hora del día y las condiciones meteorológicas, el remate de la piedra caliza, el gran lucernario en forma de flor metálica… Su audaz diseño no deja indiferente a nadie porque cuando te plantas ante él, inevitablemente, algo se mueve en tu interior.
Recorriendo su perímetro descubrimos las primeras obras de arte. El gran árbol y el ojo de Anish Kapoor que nos habla del carácter efímero de nuestro mundo a través de sus esferas; Mamá, una araña gigantesca con la que Louise Bourgeois quiso plasmar el carácter de guarida y jaula que implica la maternidad; y las optimistas y descomunales obras de Jeff Koons: Tulipanes, un ramo de flores en el que el acero da forma a globos de colores, y Puppy, el perro más famoso e imponente de Bilbao que desde 1992 hace guardia a las puertas del museo.
La experiencia Guggenheim Bilbao en su interior
24.000 m² de superficie -11.000 de ellos destinados a exposiciones-, cortinas de vidrio que conectan grandes volúmenes, espacios de diferentes escalas que suponen un reto para los artistas, paredes curvas sin ningún ángulo recto… Si el continente levanta pasiones, el complejo contenido arquitectónico del Museo Guggenheim de Bilbao no se queda atrás.
Basta con situarse en el centro del atrio y alzar la mirada para ser consciente de ello. Estamos en el corazón del museo, un espacio diáfano que bombea los visitantes hacia las galerías que se distribuyen a su alrededor. En tres niveles que a su vez están conectados por pasarelas curvilíneas, ascensores de cristal y escaleras.
El atrio también funciona como área expositiva y acoge algunas obras de su colección permanente como la Instalación para Bilbao de Jenny Holzer; una composición formada por columnas de leds cuyos aforismos evocan temas universales como la frágil frontera que separa lo público de lo privado, y el conjunto escultórico de Richard Serra La materia del tiempo.
Esta última fue, sin duda, la obra que más me impresionó. Una elipse doble, una espiral, sinuosas torsiones… Ocho esculturas de acero que puedes rodear o formar parte de ellas adentrándote en su interior a través de estrechos pasadizos, y que encuentran cobijo en una enorme galería libre de columnas. Tras hacerla un poco tuya, dejándote envolver por la sensación de movimiento que emana, contémplala al completo desde el mirador de la segunda planta. Sencillamente es una imagen espectacular.
El resto de la colección propia, que cronológicamente arranca en la segunda mitad del siglo XX, nos muestra destacados iconos de la modernidad firmados por artistas como Mark Rothko, Yves Klein, Clyfford Still, Eduardo Chillida y Andy Warhol, entre otros.
Por su parte, la calidad de las exposiciones temporales del Guggenheim de Bilbao hace que sean de las más visitadas del mundo. Como la actual Paris, fin de siècle: Signac, Redon, Toulouse- Lautrec y sus contemporáneos que nos acerca al universo de los neoimpresionistas y simbolistas.
Algunas curiosidades del Museo Guggenheim de Bilbao
- ¿Sabías que el titanio no fue la primera opción que barajó Gehry? Así es. Primero lo intentó con acero inoxidable pero las maquetas parecían muertas en los días nublados. Tras la frustración, la casualidad quiso que encontrara un pequeño trozo de titanio en su taller que clavó en un poste fuera de su oficina. Ese día llovió y al ver cómo adoptaba un precioso tono dorado lo tuvo claro: la piel del Guggenheim sería de titanio.
- Para facilitar la construcción de las formas curvilíneas, se recurrió a un avanzado software que ya se había probado en la industria aeroespacial.
- Su primer visitante fue Antonio Ligero, un profesor de música que llegó tres horas antes de su apertura por confundirse de hora.
- Algunas obras de grandes dimensiones se transportan por vía marítima y otras llegan al museo por la noche porque su formato hace necesario desmontar los semáforos.
- Según la revista Widewalls, la del Guggenheim Bilbao es una de las 10 mejores tiendas de museos del mundo.
- Puppy, el West Highland terrier gigante de 15 toneladas de peso, está cubierto por más de 60.000 plantas en flor que se conservan vivas gracias a un sistema de irrigación permanente.
Sorprendente, magnífico, íntimo, impactante… Así es el Guggenheim Bilbao, una experiencia museística única que nos acerca a la cultura plástica; que conmueve al más impasible, que convence al más escéptico. El germen de las grandes actuaciones urbanísticas y arquitectónicas que configuran el Bilbao del siglo XXI.
Información para visitar el Museo Guggenheim Bilbao
Dirección: Avenida Abandoibarra, 2
Horario: De martes a domingo de 10 a 20h. Lunes cerrado excepto el 2 de enero, 10 y 17 de abril, 1 de mayo, todos los lunes de julio y agosto, 4 y 11 de septiembre y 4 de diciembre de 2017. La taquilla cierra media hora antes del cierre del museo.
Precio de la entrada: Adultos 16€, jubilados 9€, estudiantes menores de 26 años 9€, niños gratis. Recuerda que las tarifas pueden variar en función de la exposiciones. Durante los cambios y debido al cierre de salas, se aplican tarifas reducidas. El precio de la entrada incluye audioguía.
Venta de entradas: Puedes comprar la entrada en las taquillas o en la web del museo.
El museo cuenta con Zero Espazioa -una sala de orientación al visitante con todas las claves para aprovechar al máximo la visita-, dos restaurantes, cafetería y tienda-librería.
El Guggenheim Bilbao está adaptado para personas con movilidad reducida. También ofrece visitas guiadas en lengua de signos, para personas con discapacidad intelectual y visitas táctiles para personas ciegas.
No se permite la entrada con bultos grandes (paraguas, mochilas, etc.). Se deben dejar en el guardarropa.
Dada la temperatura del museo es conveniente llevar una prenda de abrigo en los meses de verano.