Un puro divertimento literario con ínfulas de robarte una sonrisa que debe ser leído como se pergeñó: con mucha ironía, desenfado y un toque gamberro. Una hipérbole mayúscula llena de típicos y tópicos que coloca bajo mi microscopio la figura del rey de los viajes. ¿Existe realmente este personaje? Y lo más divertido… ¿Llevamos todos un pequeño monarca en nuestro interior? Comprobémoslo.

Mundo viajero

Vaya por delante que el rey de los viajes no tiene un origen geográfico específico. Puede hablar como Cervantes, Shakespeare o Fu Manchú. Su savoir faire no conoce fronteras y hace gala de una personalidad muy concreta que permite identificarlo en poco y menos. Para muestra, un puñado de botones.

Que le llamen turista

¿Perdona? ¿Tengo pinta de ser un ochodías-sietenoches? Bienvenido al debate más estereotipado, absurdo y cansino de la historia. Abordémoslo ahora y así nos lo quitamos de encima: buscar nuevas rutas, huir de las agencias o tirarte dos meses en un destino no hace que tu viaje sea más “pro”, lo hace, simplemente, diferente. El currito de a pie que tiene los días de vacaciones contados y se embarca en un todo incluido no es peor ni mejor que tú, que exhibes los sellos del pasaporte a lo John Wayne como si fueran las muescas de tu culata. Y si no te cabe en la cabeza que hay tantas formas de viajar como tipos de personas, disculpa, pero el problema lo tienes tú que eres tan turista como yo. ¿Más auténtico? No, Weissmuller, por favor, no vayas por ahí o no me quedará otra que imaginarte en taparrabos en medio de la selva diciendo: yo viajerotú, turista.
Turistas

El postureo viajero y las fotos chorras

En todo grupo de viajeros que se precie está el payaso/a (RAE: persona que hace reír con sus dichos o gestos). El cierrabares, el que menos duerme y luce sin pudor alguno su borrachera de sueño -síndrome parecido a una cogorza exenta de resaca, fruto de no chafar la oreja lo que se debiera. Un individuo muy apreciado por la manada al que le encanta hacer fotos grupales lúdico-festivas. Al rey de los viajes ese rollo no le va. Pondrá mala cara y se quejará hasta que se vea obligado a posar jaleado por el resto. Curiosamente, enseguida te pedirá que se la pases por wassap para ser el primero en difundirla en las redes sociales tirando de hashtags como #quélocuradeviaje o #cómoloestamosgozando.

Postureo viajero

Imprimir los billetes. Habrás dejado las gallinas en el pueblo, ¿no?

De turista neopaleto y el neo porque tienes impresora. Esa es la cara que se te queda cuando apareces en el mostrador de facturación con tus hojitas llenas de datos y códigos de barras.

– ¿No lo llevas en el móvil?
– No, cosas mías… La batería puede fallar…
– Sabes que con el DNI es suficiente, ¿verdad?
– Sí, en este tipo de vuelos sí.
– ¿Entonces? Eso no es nada eco…

Entonces, entonces… Entonces es cuando le espetarías a la cara : Mira, si me tengo que subir a una sequoia para que no la talen, yo, la primera, pero los he impreso porque soy una romántica cagueta que no se fía de la tecnología, porque me da buenas vibraciones, porque así la tinta no se seca y porque.. ¿Por qué demonios te estoy dando explicaciones?

Anglicismos al poder

Da igual si va con españoles a Almendralejo o a Pernambuco. Este individuo no factura, hace check-in y lo que lleva en la mano no es una tarjeta de embarque; a él le han dado una boarding pass. Él no hace una escala, lo suyo es un stopover, y tampoco descansa, se toma un break. ¿Efectivo? Demasiado old-fashioned; de llevar, lleva cash.

Enhorabuena. Si te ha venido la imagen Gabino Diego como portavoz estadounidense en Amanece que no es poco, lo has pillado: ¡este tipo nos toca las pelotas! Más aún cuando se queja del deterioro de nuestro idioma y retira el saludo a quien le suelta un “ola k ases?”

Diccionarios

Usar un mapa

Sí, de papel. De esos que una vez has extendido ya no hay forma de volver a plegar. O de carreteras. A este crack nombres como la guía Campsa o Michelín le suenan al jurásico. Ahora estás muy out si no dejas que la voz metálica del Maps te diga cómo llegar a tu destino. Si es a un callejón sin salida o a los pies de un acantilado, las reclamaciones, al maestro armero, digo, San Google.

Cansarse

No sé si tiene algo que ver con los genes de su DA (en el caso de los blogueros de viajes Domain Authority; no confundir con ADN que eso lo llevamos todos de serie), pero no falla. Le verás dormido de pie, bostezando como si no hubiera mañana, boqueando tras una actividad física y elevando al cielo una mirada en la que se lee cuándo leches acaba esta tortura. Aún así, al acabar la jornada, cuando le preguntes si está cansado, obtendrás una condescendiente respuesta tipo “¿Yo? para nada, tengo cuerda para rato”. Será el primero en retirarse pero no porque no dé para más. Tendrá que revisar el correo, cerrar un tema pendiente o hacer una llamada que no puede esperar. Eso sí, en pijama.

Sorprenderse

Y si lo hace, es “para adentro”. Nunca lo dirá en voz alta porque sorprenderse no es guay. Los hoteles siempre están bien. La comida, correcta. La disposición del guía, aunque sea un absoluto encanto, la esperada. ¿Qué hacen con los adjetivos calificativos positivos? ¿Cotizan a la baja en el universo de los muy viajados?

Ir a un McDonald´s

“¿Pretendes comer en un McDonald’s? Por nuestra señora de Kazajistán… Estás en el culo del mundo, te has pasado mil horas encajonada en un avión, tienes un universo de aromas y sabores al alcance de la mano y quieres fast food, ¿en serio?” Sí, me apetece, y por no decirte que tras once días de viaje estoy hasta la peineta de fideos soba o cuscús, te dejo ojiplático soltándote que estoy preparando un artículo titulado Mc Royals por el mundo. Con un par.

Una hamburguesa nipona

Pues yo en “X”… (también llamado el pisa-anécdotas)

Ponte en situación. Estás tomando algo y decides amenizar el rato con un lance, chascarrillo o historieta, no necesariamente viajera, que de repente has recordado. Te pones a ello y cuando crees que has captado la atención de todos los contertulios… ¡Zasca! Alza su voz con su clásico “pues yo en X”….” Esa “X” rellénala con cualquier destino que no sepas muy bien dónde ubicar en el mapa. Él sí lo sabe. Él ha estado. Tú no. No queda otra que envainarte la anécdota que ibas a contar, esperar a que él acabe la suya y rezar para que no las concatene. En tu interior puede que escuches algo parecido a: ¿a este tipo solo le pasan cosas cuando viaja?

El mundo

Viajar a destinos top

No lo admite porque, como he apuntado, nuestro Willy Fog de marras ya ha estado en todas partes. “¿Cuba? Sí hombre, solo faltaba Obama y los Rolling para que aquello se convierta en un parque temático”. “¿Myanmar? La época buena ya ha pasado, ahora está plagado de turistas”. ¿Palma de Mallorca, qué interés puede tener Alemanialand? Apuff… Pues el que yo quiera darle, ni más ni menos. Cuando encuentres una máquina del tiempo que funcione, avisa y me subo en tu DeLorean.

No sin mi mochila, no sin mi Samsonite

La mente de este grande entre los grandes solo funciona en blanco o negro. Para él no hay escala de grises que valga. O es mochilero o es maletero. El destino es lo de menos y pensar que existe una raza de marcianos que eligen cómo transportar sus pertenencias en función de las características del viaje como que no.

Maletas

Viajar con todo programado versus carpe diem

Más de lo mismo. Nuestro sujeto a examen no suele ser de términos medios. O te prepara una agenda al milímetro más apretada que el abdomen de la Obregón posando en la playa, o pan para hoy y hambre para mañana. Hay que dejar espacio a la improvisación, slow travel, mejor todo programado que luego hay sorpresas o dónde queda la aventura son sus muletillas preferidas en función del bando en que milite. ¿Y si combinamos unos gramos de previsión y una pizca de espontaneidad? Bah, eso no es ni chicha ni limoná…

Su maleta da un poco de grima

Llámalo grima, llámalo envidia cochina. Este campeón del Tetris se distingue por lucir una maleta impecable. El summum del orden. La perfección hecha equipaje. No lleva la ropa interior por un lado y el resto por otro como el común de los mortales. Usa bolsas de plástico transparentes que contienen todo lo que va a poner cada día. ¿Ves qué práctico y cómodo? Sí, gran visionario… Al rey lo que es del rey.

El tonto que todo lo sabe dando el dato

Da igual el tema que se trate. Estamos ante un experto en todo. Ese todo, ese todo… Ese todo es lo que le lleva a traspasar la delgada línea entre el tipo interesante y culto, y el Petete arrogante al que le desearías, desde el cariño y el respeto, una buena afonía temporal.

“Aquí no hay nada que ver” o “esto ya está visto”

Si el rey de los viajeros te lanza una de estas perlas, agárrate los machos. Básicamente porque él se ha erigido como el único capaz de determinar si vale la pena. ¿El qué? Todo, evidentemente. Desde madrugar para ver un amanecer, hacer una ruta, visitar un museo, determinar el tiempo que se pasa en cada lugar, etc. Da igual si lo que le apetece es una auténtica soplapollez para el resto, tirará de su rango y tratará de imponer sus preferencias a toda costa.

El “me cuelo en todos tus encuadres”

Para finalizar este listado de virtudes de las que hace gala nuestro monarca, uno de sus rasgos que más me repatea. Si lleva una buena cámara no solo se considerará fotógrafo sino que, además, estará todo el viaje dándote lecciones que no has pedido. Si, por el contrario, luce un smartphone, aunque sea de alta gama, lo primero que te dirá es aquello de “ya me pasarás alguna”. Hasta ahí todo correcto, somos de naturaleza generosa. El problema viene cuando tras haberle explicado que estás de trabajaciones (trabajo + vacaciones) decide no respetar tu faceta laboral y colarse en todos tus encuadres. La primera vez se lo dices con una sonrisa, la segunda con una mueca, la tercera con una mirada amenazante y si hay una cuarta… Houston, tenemos un problema.

Esto es todo amigos...

Hasta aquí este repaso, porque lo he dejado fino, al rey de los viajes. Vuelvo a recogerme la melena, abandono mi acento de psicóloga argentina y escondo mi perfil más irreverente. Si como viajero te has sentido identificado en algún punto, tranquilo (#sabesquepodíapasar, #dealwithit). Yo misma puedo estar detrás de estos pecados y alguno más que solo confesaré en presencia de mi abogado. Nadie es perfecto… Eso sí, nunca olvides esto: #viaja y #dejaviajar. Si es con una sonrisa, mejor que mejor.