Justo ahora, hace un año, me encontraba en una de las ciudades más seductoras que se han cruzado en mi camino hasta la fecha: la dulce y serena Kioto, la antigua capital imperial, aquella que custodia el alma del país del sol naciente. La cálida resaca emocional que dejó en mí aún sigue viva y recordar los días que pasé descubriendo la quintaesencia de la belleza nipona aún me roba una sonrisa.
Y lo hace a miles de kilómetros, en un pequeño pueblo de Teruel ubicado en la Comarca de Gúdar-Javalambre, la más meridional de Aragón. Tierra de apreciadas trufas negras, de jamón con Denominación de Origen que no necesita mayor presentación, de cielos libres de contaminación lumínica en los que casi es posible tocar las estrellas con las manos, de gentes nobles que saben apreciar y conservar la belleza natural de sus sierras.
Lo hace en La Puebla de Valverde, un municipio que no llega a los 600 habitantes y que durante el verano duplica su población con la llegada de los veraneantes. Gentes que como yo no conciben un lugar mejor para perderse y encontrarse, descansar, y dibujar, día a día, uno de los viajes más especiales que puede hacer cualquier persona: el regreso a los orígenes. Gentes que, como yo, saben valorar lo que significa tener pueblo.
Aquí, en estas calles de aires serranos que me vieron crecer verano tras verano, que enmarcaron primeros amores y vivencias que me acompañarán hasta la vejez, es donde germinó la persona que soy hoy en día. Donde encuentro mi refugio y me reencuentro con mis raíces, donde disfruto del presente junto a los míos. Mayores que aún recuerdan los estragos de la Guerra Civil y en cuyos rostros la historia cobra vida; amigos de siempre, de verdad, de los que te preguntan ¿cómo estás? y se paran a escuchar con interés tu respuesta; sus hijos, que me permiten ejercer de tía postiza y malcriarlos cuanto puedo, y mis padres, a los que no veo tanto como quisiera aunque trato de salvar la distancia Madrid-Barcelona a la menor ocasión.
Un viaje deliciosamente slow, sin despertador, sin prisas ni calendario. Donde las tranquilas mañanas dan paso a tardes cuajadas de conversaciones eternas y risas bañadas con cervezas. Un viaje que anhelo revivir y recrear cada agosto porque me da todo lo que necesito, acercándome bastante a aquello que llamamos felicidad.
Un viaje, pintado de lugares comunes, que se transforma en la más placentera de las escalas. Un merecido stopover que necesito tanto como respirar. Para cargar las baterías más importantes, aquellas que no necesitan enchufes, para pararme y desear volver a arrancar, para paladear los grandes momentos que me han regalado el invierno y la primavera. Ver una aurora boreal en la Laponia Noruega, regresar a Finlandia, descubrir el Territorio de la Sidra y la gran fiesta del txotx en Guipúzcoa, recorrer la provincia de Sevilla y la de Cuenca, regresar a casa para volver a enamorarme de mi añorada Costa Brava…
Para volver a sentir el tacto de un libro en mis manos, para tropezar con nuevos destinos y tentaciones a través de mis blogs de cabecera, para seguir trasteando con mi Nikon, para volver a visionar mis joyas del cine en silencio, con la única banda sonora del tañido de las campanas. Para olvidarme de las analíticas y sus compinches, para desconectar lo que me permita mi profesión, para saborear el valor de esas pequeñas cosas que a la postre son las más grandes.
De aquí estas líneas que no tienen nada de despedida. Solo es un hasta pronto, un punto y seguido que seguirá hilvanando historias viajeras muy pronto. Porque, como bien sabes, no sé hacer otra cosa que viajar y contarlo. Seguirás aquí a mi vuelta, ¿verdad?
¡Feliz verano!
Sin duda Alícia tus palabras me evocan al verano que hoy dejo atrás con nostalgia…;)
Recuerda lo mejor, Mar. El sitio de nuestro recreo seguirá el año que viene 😉
Preciosas palabras… para dejarnos a todos con la miel en los labios y desear seguir leyéndote! Jejejeje Así dan ganas de que nunca te tomes vacaciones, que nunca nos dejes de escribir… tus palabras rezuman la paz de tu pueblito y la serenidad de tu alma en ese volver a las raíces! Pásalo bien, disfruta que aquí estaremos a tu regreso… Deseando leerte! Besos!!
Mil gracias, Vero. Un besazo!
Qué grande Alicia… Describir y escribir con tanto amor por algo.. Disfrútalo. Fantástico… Mil gracias
Me alegra saber que te ha gustado, Elsa. Gracias por pasarte por mi rincón viajero
Sííí, esa Puebla que nos engancha!! Ahora toca descansar y disfrutar del verano junto a los tuyos!! Te espero a la vuelta! Sé feliz
Mil gracias, Ana. Un abrazo 🙂
Magnífico artículo y a disfrutar de ese grandísimo pueblo y de su magnífica gente. Disfruta a tope de tus merecidas vacaciones.
Muchísimas gracias, Joserra. Quien tiene pueblo tiene un tesoro 😉
Otro muy buen artículo, y que suerte veranear en un pequeño pueblo de Teruel.
Un lujo, Luis, un lujo. ¡Feliz verano!
Maravilloso artículo, seguiré a la vuelta y siempre.
Gracias, Mónica. Saber que estás siempre al otro lado me roba una sonrisa
Estos veranos en el pueblo tienen un sabor muy muy especial. Disfruta, desconecta, aléjate de la rutina y vive la calma del pueblo. Nos cuentas en vivo dentro de poco 😉 Un abrazo muuuuy fuerte!
Es todo lo que pretendo hacer, Cristina. Estoy deseando ejercer de anfitriona. Un abrazo enorme y nos vemos en breve 🙂
Nada más que un «forano» pueda añadir a lo que ya has dicho sobre un sitio y una gente que no conocía hace unos años y que ahora no podría ni querría suprimir de mi vida. Enhorabuena por plasmarlo en palabras
Gracias, Jose. Es el efecto «La Puebla»
Gracias por contar pequeñas y grandes sensaciones de este modo
Gracias a ti por pasarte por mi pequeño rincón viajero, Amparo 🙂
Feliz retiro espiritual y que encuentre usted el reflejo de su sonrisa en la de sus amigos 🙂
Muchas gracias. Descuide que así será 🙂
Mis mejores veranos los de la Puebla, esos ya no volverán pero como muy bien dices son nuestros orígenes, nuestra adolesciencia y ahora nuestra madurez. Los amigos verdaderos. ¡Cuánto hemos vivido juntas! Nos vemos prontito amiga!
Deseando que llegue ese momento, preciosa. Te echo de menos 🙂
Como siempre leerte es un placer, y cómo no, las fotos preciosas… Disfruta de tu merecido descanso y hasta la vuelta!
Gracias, Puri. Descansar para volver a arrancar 😉
Precioso relato. Estaré a la vuelta y siempre porque leerte es pura magia
Mil gracias, Alberto. Un saludo
Claro que seguiré a la vuelta, como siempre deseando leer tus aventuras viajeras 😀
Cuento con ello, querido «solucionador» 😉
Disfruta todo lo que puedas en ese lugar tan especial para ti. Y lo mejor, disfruta de los tuyos, que seguro que te echan de menos el resto del tiempo en el que te dedicas a seguir tu sueño, tu objetivo, viajar. Feliz verano!!
Gracias, Silvia. Desconectar de vez en cuando viene de perlas. ¡Feliz verano!
Precioso artículo. Ahora sí que me has tocado el corazoncito. Gracias Alicia
Gracias a ti por leerme, Pedro. Un abrazo