Viajar: conjugando el más generoso y adictivo de los verbos

Viajar: conjugando el más generoso y adictivo de los verbos

21 julio, 2016

Hoy vuelvo al cole. Recupero mi bata de cuadros azules con un Alícia bordado a la altura del pecho, me siento en mi pupitre y espero que llegue mi turno. Ayer la profesora de lengua nos encargó escoger nuestro verbo favorito para enunciarlo delante de toda la clase, o lo que es lo mismo, frente de ti que ahora me lees. Escogí viajar, para mí, el más generoso y adictivo de todos. Un verbo que todos deberíamos tener derecho a conjugar y no dejar como asignatura pendiente. Porque esperar a septiembre no vale. Porque ayer ya pasó y mañana está por ver. Porque el momento, tal vez, sea ahora.

Viajar, el más generoso de los verbos, aquel que te da absolutamente todo a cambio de algo tan básico y preciado como el respeto. Por las gentes, culturas y credos que halles a tu paso, por la naturaleza que te rodee, por este mundo en el que nos ha tocado vivir, tan cuajado de defectos como henchido de virtudes. Respeto, una sustantivo que no debería tener ni un ápice de abstracto y sí un universo de realidad por más que hoy cotice a la baja en la bolsa de muchos.

Hora de viajar

Viajar, el más adictivo de los verbos. Porque una vez que empiezas a sentir su presencia en las venas, como parte de tu ADN, crea una necesidad irrefrenable, poderosa y vital de seguir conjugándolo. Un sí o sí que da paso al más excitante de los hábitos. A no poder ni querer estar varado mucho tiempo, a soñar con nuevos horizontes, con lenguas desconocidas, con pueblos por conocer. Una bendita costumbre que se enfrenta como un titán a la rutina. La del día a día, la del dictado del despertador, el trabajo y las facturas. A esas semanas que parecen una mala fotocopia de la anterior, que pasan sin pena ni gloria, que nos convierten en autómatas del asfalto.

Igual que dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver, no hay peor enfermo que aquel que no quiere sanar. Así que si tu mal es el virus viajero, ríndete, asúmelo, ve a por todas y cómete el mundo. No te resistas. No hay cura para esta enfermedad. No hay vacuna. Solo un antídoto que te permitirá seguir sintiéndote vivo, un remedio en forma de verbo: viajar.

Yo viajo, tú viajas, él viaja…

Tú decides el cuándo, el cómo y el dónde; en indicativo, en subjuntivo, en condicional o en imperativo. ¿Mi consejo? Salta del sofá y aparca tu zona de confort con el presente, destierra el pretérito imperfecto de tu vocabulario, recuerda maravillosos momentos con el indefinido, y haz que el condicional se transforme en un inexplorado futuro. Tienes el mundo en tus manos. Experimenta, siente, disfruta cada uno de sus regalos y ofrécele tú, en justo agradecimiento, la mejor versión de ti mismo.

Yo viajo
Yo viajo

Si estás leyendo estás líneas, bien lo sabes. Soy una yonki de los aeropuertos, una enamorada del tren, una coleccionista de kilómetros. Viajar es mi pan y mi sal. El trapecio que me impulsa a saltar entre fronteras, el que me templa y evita que me aburra de mi nombre puesto que en cada viaje descubro alguno nuevo, un cariz de mí misma que antes no conocía. Es cierto, todo viaje es un descubrimiento, una exploración. En continente y en contenido.

Viajar es la cálida red que me abraza para crecer como persona, para pasar del no soy capaz al sí, puedo. El trampolín que me permite tomar distancia y llegar a mi particular nirvana. Ese momento en el que te olvidas de todo, con el vello erizado e incluso tal vez con una lágrima bajando por la mejilla. Ese instante en el que te sientes la persona más feliz del planeta porque estás donde querías estar, viendo lo que deseabas ver, viviendo lo que anhelabas vivir.

Yo viajo porque pretendo, cuando ya no pueda hacerlo, mirarme al espejo y hallar el más especial de los mapas. Ni en papel ni en pdf. En mi rostro. Lleno de pliegues, de grietas que al nacer no estaban. No las llames arrugas, no lo son. Son surcos de lejanas vías, las huellas de sendas que un día pisé. Son el cauce de los ríos, mares y océanos que surqué. Cada uno un amanecer, una carcajada, una conversación reconstruida mil veces en mi mente, una puesta de sol, un escalofrío, una experiencia, una vida.

Caminos que forjan una vida Tú viajas

Porque te hace sentir libre, revitalizado, porque te pone romper cadenas. Porque primero conoces y luego juzgas. Porque te encantan los caminos, trillados o no, y ponerte en la piel del otro, calzarte sus zapatos y comprender la realidad que discurre a tu alrededor. Porque sabes que incluso a nivel neuronal es beneficioso para ti ya que el cerebro se vuelve más permeable y creativo en ruta. Y porque el único miedo real que sientes, el único que te paraliza, es pensar que pueda suceder algo en tu ausencia. Porque no eres un inconsciente ni un loco despreocupado y actúas con cautela, sí, pero también sabes que si admites otros miedos por decreto, ellos ganan y el mundo no debería tener dueños.

Mapa de ideas
Viajas, porque no tienes nada que perder y mucho que obtener. Porque a la vuelta compruebas satisfecho que un tu mano siempre llevabas una escalera de color al as. Contra lo imprevisto, plan b. Contra el error, una nueva enseñanza. La banca, tu alma, tu yo, siempre gana.

Él viaja

Gracias a la influencia de sus padres, porque llegó tarde al reparto del inmovilismo al nacer o por ciencia infusa. Da igual. Él viaja y seguirá haciéndolo porque en sus ojos aún luce el destello del niño que fue. El inquieto, el preguntón, el curioso… Viaja porque es capaz de hallar los matices que hacen único dos paisajes aparentemente iguales, porque necesita ser el patrón de su existencia aunque solo sea unos días al año. Porque aunque lo haya visto en foto, online o en esos documentales de La2 que todo viajero que se precie asegura ver, es capaz de emocionarse ante el efecto de la luz colándose en un templo, ante un glaciar, una aurora boreal, un sabor nuevo, o frente a un maestro alfarero que trabaja el barro. Porque sabe trazar un lenguaje propio, un diálogo personal a dos bandas con cada tierra que pisa, con cada mano que estrecha.

Manos Ellos (deberían) viajar

Los estrechos de mente. Los reyes de los prejuicios. Los que no conciben más moral que la suya. Los cuadriculados que tienen el ombligo desdibujado a fuerza de tanto mirárselo. Los fieles a la máxima del sota, caballo y rey. Los que se quedan en los titulares de los informativos y nunca se preguntan ni porqué ni que hay detrás. Los que temen el color de las banderas, un tono de piel diferente, la mirada de un extraño que, casi siempre, solo necesita un gesto amable para salvar la barrera que supuestamente tanto nos diferencia.

…………………………………..

Concluyó mi tiempo de exposición. Acabó la clase y con un aprobado raspado me doy por satisfecha. O lo que es lo mismo, si te ha gustado lo relatado, róbame una sonrisa repitiendo conmigo: “Yo viajo, tú viajas, él viaja...”

#viajaydejaviajar

18 Comentarios

  1. Sara de Viajar Lo Cura Todo

    Aquí otra yonki de aeropuertos y que necesita dosis de trenes. ¿aprobado raspado? Eso es que la profesora no lo ha probado todavía ¡Preciosa reflexion, me encanta lo de nada que perder y mucho por obtener, auqnue mucha gente no lo vea así

    Responder
    • Alícia Bea

      Gracias, Sara. Un placer tenerte por aquí 😉

      Responder
  2. luis

    Gracias a tus inigualables relatos y a tu indiscutible reputación, ya he hecho dos viajes siguiendo tus consejos. !Qué gran guía eres!

    Responder
    • Alícia Bea

      Comentarios como este son los que dan vida a mi rincón viajero. Mil gracias por tus palabras, Luis.

      Responder
  3. Mónica

    Genial Alicia. Repito contigo: yo viajo, tú viajas, él viaja… Dejamos de lado los prejuicios y ensayamos gestos amables.

    Responder
    • Alícia Bea

      Esa es la idea, Mónica #viajaydejaviajar 🙂

      Responder
  4. Mª Carmen

    Me ha encantado la redacción…. para mí matrícula de honor!!! 😀 Qué bonitas palabras para describir lo que siente un viajero cuando descubre un nuevo lugar, aprende nuevas culturas…y es que eso es lo que se siente cada vez que viajamos. Yo tampoco quiero una cura, así que seguiré conjugando el que también es mi verbo favorito: viajar… Viajé, viajo y viajaré.

    También quiero robarte una sonrisa: «Yo viajo, tú viajas, él viaja, …»

    Responder
    • Alícia Bea

      Gracias por la sonrisa que me has regalado, viajera. Un placer tenerte en mi rincón viajero. Saludos

      Responder
  5. Lourdes Valle

    Sencillamente inspirador. Me ha encantado. Un saludo

    Responder
    • Alícia Bea

      Gracias por tus palabras y por pasarte por mi rincón viajero, Lourdes. Un saludo

      Responder
  6. Miguel en Ruta

    Yo viajo y si el cuerpo y la mente me lo permite viajaré siempre. Solo, en pareja, con la familia o con cualquiera que esté dispuesto a abrir su mente y mirar con nuevos ojos y energía renovada a un inmenso planeta con lugares maravillosos por descubrir.

    Gracias Alicia por esa estupenda exposición de lo que es una gran pasión, una fantástica enfermedad y una razón de ser, estar, pensar y muchas otras cosas más… ¡VIAJAR!

    Responder
    • Alícia Bea

      Gracias a ti Miguel. Sé que compartimos la misma filosofía viajera. Un fuerte abrazo

      Responder
  7. Ana M.

    Muy bien conjugado, Alicia.
    Yo viajo, tú viajas, él viaja…
    Espero poder robarte no una, sino millones de sonrisas

    Responder
    • Alícia Bea

      Mil gracias, Ana. Leyéndome ya me has robado una 😉

      Responder
  8. victoria

    Desde las tierras del sur, de viaje o viajando, gracias por tu estupenda narración! Para mi sobresaliente!!

    Responder
    • Alícia Bea

      Un saludo desde el caluroso asfalto madrileño, Victoria. Gracias por tu comentario

      Responder
  9. Elsa

    Yo viajo… Yo adoro viajar….

    Responder
    • Alícia Bea

      Gracias por conjugar conmigo el más maravilloso de los verbos, Elsa. Un saludo

      Responder

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18 Comentarios

  1. Sara de Viajar Lo Cura Todo

    Aquí otra yonki de aeropuertos y que necesita dosis de trenes. ¿aprobado raspado? Eso es que la profesora no lo ha probado todavía ¡Preciosa reflexion, me encanta lo de nada que perder y mucho por obtener, auqnue mucha gente no lo vea así

    Responder
    • Alícia Bea

      Gracias, Sara. Un placer tenerte por aquí 😉

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  2. luis

    Gracias a tus inigualables relatos y a tu indiscutible reputación, ya he hecho dos viajes siguiendo tus consejos. !Qué gran guía eres!

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    • Alícia Bea

      Comentarios como este son los que dan vida a mi rincón viajero. Mil gracias por tus palabras, Luis.

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  3. Mónica

    Genial Alicia. Repito contigo: yo viajo, tú viajas, él viaja… Dejamos de lado los prejuicios y ensayamos gestos amables.

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    • Alícia Bea

      Esa es la idea, Mónica #viajaydejaviajar 🙂

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  4. Mª Carmen

    Me ha encantado la redacción…. para mí matrícula de honor!!! 😀 Qué bonitas palabras para describir lo que siente un viajero cuando descubre un nuevo lugar, aprende nuevas culturas…y es que eso es lo que se siente cada vez que viajamos. Yo tampoco quiero una cura, así que seguiré conjugando el que también es mi verbo favorito: viajar… Viajé, viajo y viajaré.

    También quiero robarte una sonrisa: «Yo viajo, tú viajas, él viaja, …»

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    • Alícia Bea

      Gracias por la sonrisa que me has regalado, viajera. Un placer tenerte en mi rincón viajero. Saludos

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  5. Lourdes Valle

    Sencillamente inspirador. Me ha encantado. Un saludo

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    • Alícia Bea

      Gracias por tus palabras y por pasarte por mi rincón viajero, Lourdes. Un saludo

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  6. Miguel en Ruta

    Yo viajo y si el cuerpo y la mente me lo permite viajaré siempre. Solo, en pareja, con la familia o con cualquiera que esté dispuesto a abrir su mente y mirar con nuevos ojos y energía renovada a un inmenso planeta con lugares maravillosos por descubrir.

    Gracias Alicia por esa estupenda exposición de lo que es una gran pasión, una fantástica enfermedad y una razón de ser, estar, pensar y muchas otras cosas más… ¡VIAJAR!

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    • Alícia Bea

      Gracias a ti Miguel. Sé que compartimos la misma filosofía viajera. Un fuerte abrazo

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  7. Ana M.

    Muy bien conjugado, Alicia.
    Yo viajo, tú viajas, él viaja…
    Espero poder robarte no una, sino millones de sonrisas

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    • Alícia Bea

      Mil gracias, Ana. Leyéndome ya me has robado una 😉

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  8. victoria

    Desde las tierras del sur, de viaje o viajando, gracias por tu estupenda narración! Para mi sobresaliente!!

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    • Alícia Bea

      Un saludo desde el caluroso asfalto madrileño, Victoria. Gracias por tu comentario

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  9. Elsa

    Yo viajo… Yo adoro viajar….

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    • Alícia Bea

      Gracias por conjugar conmigo el más maravilloso de los verbos, Elsa. Un saludo

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