Motos de nieve, raquetas y trineo de perros: aventuras invernales en la Laponia noruega

Motos de nieve, raquetas y trineo de perros: aventuras invernales en la Laponia noruega

Trekking con raquetas, motos de nieve, esquí, trineo de perros… Uno de los principales atractivos de la Laponia noruega son sus actividades invernales. No podría ser de otra manera en uno de los últimos espacios salvajes de Europa, en una virginal región en la que la naturaleza es capaz de despertar nuestro espíritu más aventurero. Practicar cualquiera de estos deportes, rodeado de infinitos paisajes níveos, hará que nunca olvides una tierra tan sorprendente y atractiva como esta.

Paisaje de la Laponia noruega Excursión con raquetas de nieve. Laponia Noruega Lo sé. Deseas viajar a este confín del mundo para contemplar una aurora boreal. Nada sorprendente teniendo en cuenta que la propia NASA confirma que es el destino europeo donde se puede ver con mayor frecuencia este hipnótico espectáculo del firmamento. Probablemente así será y te quedarás prendado de su belleza en las frías noches de la Laponia noruega pero, hasta que llegue ese momento, déjame tentarte con el resto de actividades que te esperan en Finnmark, por encima del Círculo Polar Ártico. Para los noruegos disfrutar de la naturaleza al aire libre es un pasatiempo nacional así que, siguiendo el refrán de donde fueres haz lo que vieres, vamos a divertirnos.

Trekking con raquetas de nieve, siente y respira el Ártico en la Laponia noruega

Si te desplazas hasta la pequeña ciudad de Kirkenes, conocida como la capital de la región del estrecho de Barents, descubrirás un paisaje invernal, prácticamente desértico, tan mágico como las aventuras que recuerdan los libros de historia. Hazañas épicas de exploradores polares de origen noruego como Roald Amundsen, el primer hombre que llegó al Polo Sur, o Fridtjof Nansen, que en 1888 atravesó el interior de Groenlandia.

Raquetas de nieve. Laponia noruega Trekking con raquetas de nieve. Laponia noruega Ponerte en la piel de estos héroes no será difícil si optas por realizar un trekking con raquetas de nieve, adentrándote en los bosques que rodean esta población situada muy cerca de la frontera rusa. El ritmo pausado de esta actividad te permitirá paladear el silencio blanco, sentir cómo el Ártico inunda tus pulmones en cada bocanada, dejar tu huella impresa junto a las de los animales que antes que tú hollaron la nieve… Rodeado de vistas de escándalo, bajo un inmaculado cielo azul, entre abedules que esperan la llegada de la primavera para resurgir y lienzos propios de un cuento de Navidad que querrás inmortalizar una y otra vez para captar la inhóspita fisonomía de los inviernos del norte.

Caminata con raquetas de nieve. Laponia noruega Raquetas de nieve en la Laponia noruega

No te preocupes demasiado por tu estado físico ya que hay rutas para todo tipo de públicos con diferentes escalas de extensión, dificultad e intensidad. Si la urbanita que te habla pudo hacerlo sin gran esfuerzo, tú no vas a ser menos. Tampoco por el frío si vas convenientemente abrigado.

¿El colofón a esta experiencia en la que sentí que dirigía mi propia expedición? Degustar un reconfortante bidos, el tradicional guiso de reno del pueblo sami, en una lavvo, la típica tienda que desde tiempos inmemorables ha utilizado la minoría étnica más importante del país para combatir los rigores de la tundra noruega.

Tras el trekking con raquetas de nieve, un reconfortante bidos. Laponia noruega

Sea cual sea la actividad que realices, recuerda ser respetuoso con la naturaleza y no dejar el menor rastro de tu presencia. Preservar la belleza de esta tierra es responsabilidad de todos

Motos de nieve, un auténtica aventura nórdica

Cuando en 1959 Joseph A. Bombardier inventó las motos de nieve para sustituir a los trineos tirados por perros seguro que no imaginó que este nuevo medio de transporte, ideado para mejor la calidad de vida en las regiones nevadas, acabaría siendo una disciplina deportiva que en el caso de Noruega cuenta con una fiel legión de seguidores, y mucho menos una experiencia que todo el que recala en estos lares desea probar.

Motos de nieve en la región de Tromsø. Laponia noruega En tu mano queda decidir si prefieres una excursión diurna o nocturna. En mi caso yo sentí la fuerza de un motor rugiendo entre mis piernas al caer el sol en la región de Tromsø. Concretamente en el Camp Tamok de la empresa Lyngsfjord Adventure. Tras equiparme concienzudamente y asistir a una breve clase de conducción, nuestra caravana inició la travesía internándose en un bosque que bajo la luna parecía un espectral escenario de luces y sombras.

En el lago helado con Lyngsfjord Adventure. Laponia noruega. © Gøril Ovesen

La emoción de avanzar por un entorno desconocido y el nerviosismo inicial dio paso a una tremenda descarga de adrenalina que alcanzó su punto álgido sobre las heladas aguas del lago de Finn, a 900 metros sobre el nivel del mar. Allí, en medio de la nada y por tanto lejos de cualquier peligro, se desató la locura entre vertiginosos giros y carreras. Diversión y libertad son los mejores términos para definir qué se siente a lomos de una moto de nieve. Imagina cómo debe ser si se cruza a tu paso una aurora boreal. Algo parecido a lo que refleja esta imagen captada por el equipo de Lyngsfjord.

Safari nocturno en motos de nieve. Laponia noruega

* La duración de esta activad, incluyendo el transporte desde el puerto de Tromsø y la posterior cena en el campamento, es de siete horas. Su precio por persona: 1850 NOK (unos 200€).

Más información: Auroras boreales en Noruega Ártica

Trineo de perros o cómo enamorarte de la Laponia noruega

He dejado para el final la que para muchos, auroras al margen, es la actividad estrella del invierno en Laponia: un paseo en trineo de perros. Una experiencia con mayúsculas que te permite disfrutar de la exultante naturaleza noruega del modo más íntimo que puedas imaginar.

Trineo tirado por perros. Actividades en la Laponia noruega Alaskan husky. Trineo de perros. Laponia noruega

Aunque ya lo relaté en su día con todo lujo de detalles, aquella mañana de marzo sigue viva en mi memoria. El calor de un cachorro en mi pecho, los penetrantes ojos azules de los Alaskan huskies que tiraban de mí, sus ladridos antes de iniciar la marcha, el viento del norte, el sonido de las cuchillas deslizándose por la tierra helada, las salvajes llanuras cubiertas de nieve, los largos fiordos cuyas aguas no llegan a congelarse gracias a la calidez de la corriente del Golfo… Demasiadas sensaciones para un corazón acostumbrado al asfalto, las prisas y el ruido del tráfico, demasiadas virtudes para esquivar el flechazo, para no sucumbir ante una región que te gana la mano y se adueña de tu alma sin artificios, blandiendo su mejor arma, la sobrecogedora belleza con la que fue bendecida.

  • La duración de esta activad con la empresa Tromsø Villmarksenter, incluyendo el transporte desde Tromsø y la comida, es de cuatro horas. Su precio por persona: 1590 NOK (unos 170€).

Y no. No he olvidado tu sueño, las luces del norte. Solo he pretendido mostrarte que la Laponia noruega no es solo tierra de auroras, que hay otros guiones en esta película de marcado carácter ártico que busca protagonista. ¿Quieres el papel?

Nota: Todas estas experiencias fueron posibles gracias a la Oficina de Turismo de Noruega en colaboración con Northern Norway y Norwegian.

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Trineo de perros en la Laponia noruega. Créeme, tienes que vivirlo

Trineo de perros en la Laponia noruega. Créeme, tienes que vivirlo

Recorrer infinitos paisajes nevados en un trineo de perros. Sentir que la naturaleza te tiende la mano, el calor de un cachorro entre tus brazos, el frío en la cara. Suena bien, ¿verdad? Suena a una experiencia única que puedes vivir en la Laponia noruega, rodeado de la salvaje y sobrecogedora fisonomía de los inviernos del norte.

Trineo de perros en la Laponia noruega

Trineo de perros, la mañana en la que empecé a enamorarme de la Laponia noruega

A las seis de la mañana ya estaba mirando por la ventana. El culpable, ese fiel trío que me acompaña en cada viaje. Doña curiosidad, la señorita emoción y don nervios. Cuatro en una, en pijama, empañando con mi respiración el cristal helado. En Tromsø, buscando en el amanecer el horizonte que la noche me negó. La silueta de las montañas nevadas, las gélidas aguas del mar, el puerto… Por fin, veía cómo era el lugar donde iba a empezar mi periplo por esta región del norte de la vieja Europa, a 350 kilómetros al norte del Círculo Polar Ártico. La puerta de entrada a un confín del mundo que se reveló fascinante.

Volví a repasar el programa. 08.45: Salida para realizar una de las actividades más atractivas de la Laponia noruega, el trineo de perros. Divertida, espectacular, imprescindible y muy recomendable, añadían en TripAdvisor. Un desayuno rápido y al autocar rumbo a la isla de Kvaløya, una de las más grandes de Noruega. Imposible olvidar aquellos escasos 25 minutos de trayecto que me mostraban, a golpe de mar, páramos y cumbres, el rostro una tierra apenas poblada gobernada por las leyes de la naturaleza.

El rostro de los inviernos del norte. Laponia noruega

Mi destino, el centro Tromsø Villmarksenter, una de las mayores empresas de aventura de Noruega. Una cálida bienvenida, el paso por los vestuarios para equiparnos y esquivar las bajas temperaturas y otra imagen que nunca olvidaré. Un manto blanco cuajado de casetas donde esperan tranquilos los auténticos protagonistas de esta experiencia: los perros nórdicos.

Perros nórdicos en Tromsø Villmarksenter. Laponia noruega A pesar del fiero aspecto que puede presentar una raza como la Alaskan husky, todo es fachada. Son canes acostumbrados a la presencia del hombre, que se dejan acariciar mientras se desperezan, que se alegran al ver aparecer a sus cuidadores. Hermosas bestias que te cautivan con su mirada a las que nunca dejarías de fotografiar.

Raymond Larsen, integrante de Tromsø Villmarksenter. Trineo de perros. Laponia noruega Alaskan husky. Trineo de perros. Laponia noruega Imposible resistirse a hacerse una foto. Trineo de perros. Laponia noruega

Un miembro de la empresa reclama mi atención. ¿Prefiero ponerme en la piel de un musher y conducir o ir sentada? Opto por lo segundo aunque permanezco atenta a las instrucciones de manejo del trineo. Cómo frenar, cómo tomar las curvas, la posición del cuerpo para mantener el equilibrio…

Instrucciones para el manejo de un trineo de perros. Laponia noruega Listos para la travesía. Trineo de perros. Laponia noruega

Con los equipos ya formados me dirijo hacia la hilera de trineos y me sorprendo al ver cómo la calma anterior se torna excitación. Los atronadores ladridos de los perros retumban en el gran vacío blanco. Ya llevan los arneses y ocupan el lugar que les corresponde en la fila. Están listos para cumplir su misión y ansiosos por oír la orden que les permita hacer lo que más desean: correr. Al grito de ‘Let’s start my friends!’ se inicia la travesía y se obra la magia. La jauría ya no aúlla. Se hace el silencio. Un silencio estremecedor que solo rompe el roce de las cuchillas con la tierra nevada.

El mejor de los miradores. Trineo de perros. Laponia noruega

Y allí estoy yo, en mi trono lapón, bajo un virginal cielo azul en una soleada mañana de marzo. Deslizándome por un inhóspito paisaje en el que la desolada nada blanca da paso a un tímido bosque en su rumbo hacia el mar. Viendo como tiran de mí una decena de musculosos y atléticos huskies. Rememorando el origen de esta práctica, crucial para las civilizaciones árticas desde hace más de 4.000 años, y afirmándome en la idea de que estos perros fueron los auténticos héroes de las grandes epopeyas de los exploradores polares.

Trineo tirado por perros. Laponia noruega Bordeando el mar a bordo de un trineo de perros. Laponia noruega Los perros, los grandes protagonistas de esta experiencia en la Laponia noruega Adentrándonos en el bosque. Trineo de perros. Laponia noruega

Lo que ven mis ojos es pura belleza. Dejo que el frío inunde mis pulmones y acaricie mi cara, busco diferentes encuadres, hago mil fotos. Hasta que decido dejar la cámara y el móvil y simplemente sentir. Los baches del camino, el viento del norte, el jadeo de los perros, la nieve que levantan con sus patas… Y sí, deseo poner el mundo en pausa, congelarlo. Quiero detener el tiempo para alargar la sensación de paz que me invade. En menos de una hora, a mis siempre deseados desiertos les ha salido un duro competidor: la magia de los paisajes de la Laponia noruega.

La seductora belleza natural de la Laponia noruega La sombra de mi trineo reflejada en la nieve. Laponia noruega

Llega el fin de la travesía y con él otra experiencia que deja huella: sentir en el pecho el calor de un cachorro que juega a mordisquearte mientras lo abrazas. Poco tiempo porque no conviene separarlos de sus madres. Una muestra más del trato que reciben estos animales por parte del equipo de expertos que los cuida, alimenta y mima con auténtica devoción. No hace falta añadir nada más, la sonrisa de los allí presentes lo dice todo.

Un adorable cachorro. Trineo de perros. Laponia noruega Jugando con los cachorros. Trineo de perros. Laponia noruega

Un momento de soledad buscando el calor del fuego, un par de fotos a la nueva caravana que se acerca, un último vistazo a los perros que descansan tras el paseo, y de vuelta a los vestuarios.

Un momento de soledad al calor del fuego. Trineo de perros. Laponia noruega Huskies descansando tras el paseo. Trineo de perros. Laponia noruega Tromsø Villmarksenter. Trineo de perros en la Laponia noruega

Al contrario de lo que pueda parecer a simple vista, salgo más protegida de lo que entré. Me abrigan un puñado de imágenes de postal que enmarcan placenteros sentimientos. Me abriga el latir de un corazón que recién empieza a enamorarse de la tierra que pisa. Antes incluso de emocionarse frente a una aurora boreal, de pescar un cangrejo real, subir en moto de nieve, hacer un trekking con raquetas o pasar la noche en un hotel de hielo. Antes de conocer a los samis, guardianes de la cultura de los nativos del norte. Y es que experimentar el encanto de una ruta en trineo de perros es solo una de las muchas razones que harán que desees conocer la Laponia noruega, Créeme, tienes que vivirlo.

Información práctica sobre la travesía en trineo de perros

¿Cuánto dura esta experiencia? Cuatro horas contando el trasporte desde el Radisson Bu Hotel de Tromsø, el recorrido en trineo y la posterior comida en la que probarás un reconfortante bidos, el tradicional guiso de reno del pueblo sami. La travesía en sí, unos 50 minutos.

¿Cuánto cuesta? Con esta empresa, a partir de 1590 NOK por persona (unos 170€ aproximadamente). Los niños de entre 4 y 12 años pagan la mitad. El precio por montar o conducir es el mismo y no hay que pagar ningún tipo de suplemento por la equipación (mono térmico, guantes y botas de nieve). No olvides llevar unos calcetines gruesos, un gorro y gafas de sol.

¿Necesito tener experiencia previa? No. Sigue las indicaciones de los guías y preocúpate solo de disfrutar.

La temporada para realizar dog sledding empieza con la llegada de la nieve que se produce normalmente a primeros de noviembre y concluye a finales de abril.

Tromsø Villmarksenter también realiza safaris para ver auroras boreales, travesías nocturnas y expediciones de dos o cinco días en trineo de perros.

Dirección: Straumsvegen 601. 9105 Kvaløysletta.

Nota: Este experiencia ha sido posible gracias a la Oficina de Turismo de Noruega en colaboración con Northern Norway y Norwegian.

Más información: La aurora boreal en Noruega

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Dormir en un hotel de hielo, una experiencia única en la Laponia noruega

Dormir en un hotel de hielo, una experiencia única en la Laponia noruega

¿Te has preguntado alguna vez cómo deber ser dormir en un hotel de hielo? ¿Qué se siente al descansar entre efímeras paredes de nieve helada? Yo hallé la respuesta por encima del Círculo Polar Ártico, en la Laponia noruega, una generosa región dispuesta a darte lo mejor de sí misma. Regalos envueltos en un inmaculado papel blanco, el de sus paisajes gobernados por la naturaleza, que custodian en su interior experiencias inolvidables. Regalos que lucen un lazo verde, como la esperanza de que una aurora boreal se cruce en tu camino permitiéndote sentir el roce de la felicidad.

Kirkenes Snowhotel. Hotel de hielo

Mi experiencia en un hotel de hielo

Aquel domingo de mediados de marzo saludé al nuevo día más nerviosa de lo habitual. La travesía en trineo tirado por huskies, la ruta nocturna en moto de nieve, el ancestral respeto por la naturaleza que profesan los samis… A la dulce resaca emocional de tantos grandes momentos vividos en la salvaje y sobrecogedora Laponia noruega iba a sumarse el mejor broche níveo: dormir en un hotel del hielo al tiempo que invocaba a Odín, a Ull y a cuantas deidades nórdicas conocía para poder presenciar el mayor espectáculo del firmamento.

¿Pasaré frío? ¿Lograré dormir? ¿Vendrá por fin a mi encuentro esa dama esquiva y caprichosa de nombre aurora y apellido boreal? Estas preguntas asaltaban mi mente mientras me rendía una vez más a la belleza del invierno noruego realizando un trekking con raquetas de nieve. Bajo un sol radiante y un virginal cielo azul, paladeando el silencio y poniéndome en la piel del mismísimo Amundsen porque yo también estaba explorando el gran vacío blanco.

Raquetas de nieve en la Laponia noruega

Tras saborear un reconfortante bidos, el tradicional guiso de reno del pueblo sami, pusimos rumbo al Kirkenes Snowhotel que se construye cada año a finales de diciembre muy cerca de la población que le da nombre. A tan solo 15 kilómetros de la frontera con Rusia.

Instalaciones del Kirkenes Snowhotel. Hotel de hielo

Recuerdo, como si fuera ahora, que mientras nos explicaban las características de este singular alojamiento, agasajándonos con una típica salchicha, la emoción crecía y crecía. Consciente de que iba a vivir una experiencia que solo han probado unas 50.000 personas, volví a ser la niña pequeña que fui en la víspera de reyes. Sabía que algo grande estaba por llegar y quería abrir cuanto antes mi regalo.

Bienvenida en el restaurante Gabba. Kirkenes Snowhotel

Crónica de la noche más fría y cálida de mi vida

El Ice bar fue mi primera toma de contacto con este capricho arquitectónico en cuya construcción se emplean más de 15 toneladas de hielo. ¿Era como lo había imaginado? No. Las fotos, por buenas que sean, no pueden transmitir la fascinación que supone verte inmerso en un cuento de agua sólida. En una sorprendente fábula decorada por los mejores escultores chinos que cada año embellecen con sus creaciones las paredes del Kirkenes Snowhotel.

Acceso al Ice bar. Kirkenes Snowhotel. Hotel de hielo

Ice bar. Kirkenes Snowhotel. Hotel de hielo

La barra central, los sillones cubiertos de pieles, las esculturas… Aunque todo podría asombrar al más apático de los mortales, mi mirada no podía apartarse de aquel triángulo horadado en la nieve que nacía tras un puñado de escalones. Impaciencia, más preguntas y mariposas en el estómago bailando al son de un licor de bienvenida.

Pasillo central del Kirkenes Snowhotel. Hotel de hielo

Aquel largo pasillo, iluminado por colores suaves que aportaban calidez al gélido espacio, daba acceso a las 20 habitaciones del hotel. Descorrer cada una de las cortinas que a modo de puerta las flaqueaban era ir de sorpresa en sorpresa. Personajes de la película Frozen, tallas de Charlot o Marilyn Monroe, escenas de animales o, como en mi caso, un precioso palacio oriental que velaría mi sueño a una temperatura constante de 4 grados bajo cero.

Acceso a las estancias del hotel de hielo

Habitacion del hotel de hielo en Kirkenes

La cama, un saco térmico, unos almohadones y un trabajado cabecero. Nada más. Solo lo esencial para enmarcar la noche más fría y cálida de mi vida.

Del hotel de hielo al calor de la madera, del sueño a la realidad

Al final del túnel, el hielo da paso a la madera, omnipresente en las instalaciones fijas del hotel. En la sala común en la que dejas tus pertenencias, en la zona de duchas y aseos o en el restaurante Høyloftet donde me sirvieron una reconfortante cena de sabores locales tras enseñarme cómo ponerme correctamente dentro del saco de dormir.

Sala de descanso. Kirkenes Snowhotel

Aprendiendo a usar el saco de dormir. Hotel de hielo

Cena en el hotel de hielo

Un nuevo vistazo a la app de Norway Lights en la acogedora sala de descanso. La pantalla sigue diciendo go, probabilidad máxima de ver auroras boreales dentro de una hora. No estoy en la mejor de las ubicaciones por la contaminación lumínica pero no importa. Es esta noche. Tiene que serlo. El reloj parece haberse congelado para llevarle la contraria a un corazón que galopa a toda máquina. No puedo estar quieta. Salgo al exterior y me entretengo inmortalizando la estampa nocturna del edificio principal y las cabañas de madera que acogen a los viajeros que quieren disfrutar el invierno ártico de otro modo.

Cae la noche en el hotel de hielo

Cabañas de madera. Hotel de hielo

Mis ojos van del visor al cielo. Del cielo al móvil. Sigue allí esa anhelada palabra que me anima a no desfallecer pese a las bajas temperaturas. Me alejo cuanto puedo del hotel. Mis pies se hunden en la nieve una y otra vez hasta que hallo una zona sólida en la que plantar el trípode. Hace frío, no sé cuánto durarán las baterías y los minutos se eternizan. La gran dama del norte se hace esperar. Hasta que aparece vistiendo con sus haces de luz la oscuridad, danzando para mí, una minúscula espectadora que la observa como quien ve un espejismo. Tiritando, enfoco al infinito y me sorprendo al ver cómo la cámara capta mucho más de lo que veo. Verdes, naranjas, destellos rojizos… 10 fotos, 20, 30. Ya basta. Ni periodista, ni aprendiz de fotógrafa, ni bloguera de viajes. Ahora solo soy Alícia. Apago el equipo y miro al firmamento directamente. El escalofrío que me atraviesa es ajeno al termómetro. Es el reflejo de algo muy cercano a la felicidad.

Más información:  Auroras boreales en Noruega

Aurora boreal en Kirkenes. Laponia noruega

¿Cómo es dormir en un hotel de hielo?

Tras conquistar las luces del norte, regresé al hotel. Reinaba el silencio. Probablemente era la única huésped que seguía en pie. Era tarde y debía dormir, sí, pero necesitaba unos minutos para relajarme.

Kirkenes Snowhotel. Dormir en un hotel de hielo

Decidí aprovechar el tiempo recargando también todo mi equipo, sentada en el suelo de la sala que daba acceso a aquel pasillo helado. Fue entonces cuando fui plenamente consciente del momento que estaba viviendo. “Algo bueno he debido hacer en otra vida si en esta acabo de ver una aurora boreal y voy a dormir en un hotel de hielo”, pensé mientras me cambiaba y vestía mi cuerpo con unas finas mallas, una camiseta y unos calcetines de lana.

Mi palacio oriental en el Kirkenes Snowhotel

Al llegar a mi congelado refugio encontré a mis compañeras durmiendo plácidamente. Mi habitual torpeza hizo que me costará un poco enfundarme en el saco. La sábana higiénica iba por un lado, mis piernas por otro… Salvado el puzle, me tumbé con la mirada fija en el techo. Estaba cómoda, no tenía frío y aún así me resistía a cerrar los ojos. A pesar del cansancio por tanto vivido, quería hacer más mío aún ese momento. Además, iba a ser incapaz de pegar ojo con aquel pasamontañas que más que un alivio era un incordio. Quitármelo fue lo último que recuerdo antes de que el sonido de una campanilla anunciara el nuevo día. Me desperté envuelta en una cálida sensación de paz, relajada y con una sonrisa dibujada en el rostro. La misma que mantuve desayunando, frente a un ventanal panorámico que enmarcaba unas impresionantes vistas del fiordo.

Restaurante Høyloftet. Kirkenes Snowhotel

La vida física de un snowhotel es efímera, de hecho, mi habitación, como el resto de infraestructuras de hielo, desaparecería con la llegada de la primavera. No así en mi memoria porque la experiencia de pasar la noche en un hotel de hielo es, sencillamente, imborrable.

Para dormir en un hotel de hielo necesitas saber que…

Por muy friolero que seas, no vas a pasar frío. Los sacos de dormir resisten temperaturas de hasta -30 grados. Haz caso a las recomendaciones y no te abrigues en exceso o acabarás pasando calor.

Aunque a simple vista lo parezca, la cama no es de hielo. Tiene un colchón al uso con una capa de aislamiento térmico adicional.

Las luces de la habitación, como las del resto del complejo, permanecen encendidas toda la noche. Tenlo en cuenta porque tal vez necesites un antifaz para dormir.

Si no puedes vivir sin el móvil, puedes meterlo dentro del saco sin miedo a que se estropee. El resto de tus pertenencias, a no ser que quieras que se congelen, en consigna.

Sacos térmicos. Hotel de hielo

¿Necesitas ir al baño? Sé valiente, sal de saco y trata de llegar cuanto antes al edificio principal.

En el hipotético caso de que no puedas conciliar el sueño, puedes optar por pasar la noche recostado cómodamente en los sofás de las zonas comunes.

Si viajas con niños, debes saber que en el caso del Kirkenes Snowhotel la edad mínima es de 7 años.

El precio medio de una habitación doble aquí ronda los 280€ por persona (2.500 coronas noruegas).

Este hotel permanece abierto del 20 de diciembre al 20 de abril.

Más información: Kirkenes Snowhotel

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¿10 razones para viajar a la Laponia noruega? Podrían ser muchas más pero una decena bastará para que desees conocer esta región del norte de Europa. Paisajes eternos cubiertos de nieve, caminos sin trillar, auroras boreales, actividades que despiertan tu espíritu más aventurero, un cálido abrazo de paz y libertad que te protege del frío… Si te gusta conquistar nuevos horizontes, los deportes al aire libre y vivir experiencias únicas que te acompañarán para siempre, sigue leyendo. La Laponia noruega es tu próximo destino.

Kirkenes. Laponia noruega

Laponia noruega

Abróchate el cinturón. Despegamos. ¿Destino? Northern Norway, el lugar donde se cumplen los sueños.

Paisajes infinitos que te hacen sentir minúsculo

Si sigues mis idas y venidas por el mundo, ya sabrás que soy enamorada de los desiertos. Pues bien, tras mi viaje a la Laponia noruega he hallado un nuevo amante en la fisonomía de los inviernos del norte. Un rostro de páramos solitarios, bosques, islas, fiordos y lagos helados en los que la vida se abre paso enfrentándose a un entorno tan salvaje e inhóspito como sobrecogedor. Por encima del Círculo Polar Ártico, el paralelo con el que sueña todo viajero. En una región apenas poblada donde la naturaleza es la reina y señora de cuanto sucede a su alrededor.

La seductora belleza natural de la Laponia noruega

Caminos sin trillar. Laponia noruega

Mi momento: Detener el paso y otear con calma la virginal estampa que me rodea. El gran vacío blanco, la desolada nada helada. Con el cuerpo adaptándose a las bajas temperaturas que se alía con los latidos del corazón para que nada enturbie la sensación de paz que me embarga. Sintiendo cómo la más hermosa de las punzadas atraviesa mi alma.

Tromsø, el punto de partida de la gran aventura ártica

Oslo-Gardermoen (OSL)-Tromsø (TOS). Dos horas de vuelo con Norwegian para dejar atrás Oslo, la atractiva y vital capital de Noruega, y aterrizar a 350 kilómetros al norte del Círculo Polar Ártico, en Tromsø. Su sobrenombre, la Puerta del Ártico. Su apellido: boreal. Un adjetivo que la acompaña cuando hablamos del jardín botánico, la fábrica de cerveza o la catedral más septentrionales del mundo. Una ciudad que vio partir a los grandes exploradores noruegos a finales del siglo XIX. Una ventana abierta a escenas únicas que reclaman ser rodadas y protagonizadas aquí y desde aquí. En el norte del norte.

Tromsø desde mi habitacion en el Scandic Ishavshotel. Laponia noruega

Tromsø. Laponia noruega

Mi momento en dos tomas: La primera, dejar las maletas en el hotel, caminar un par de metros, plantarme frente al puerto, que en plena noche no es más que un puñado de luces amarillentas, e imaginar qué paisajes esconderá el horizonte. La segunda, despertar al amanecer sin alarma alguna, acercarme a la ventana de la habitación y comprobar por primera vez, viendo la silueta de las montañas nevadas, que es real, que estoy en el lugar donde empieza el inolvidable periplo ártico, en este fascinante confín del mundo llamado Laponia noruega.

Trineo tirado por huskies, un imprescindible de la Laponia noruega

Una experiencia con mayúsculas y una de las grandes bazas de la Laponia noruega invernal. No hay mejor modo de definir lo que supone dar un paseo en trineo tirado por perros. Por Alaskan huskies de ojos azules, para ser exactos, cuyos atronadores ladridos retumban en la inmensidad de un manto blanco hasta que logran su objetivo, que comience la travesía. Entonces se obra el hechizo. Ya no hay gemidos, se hace el silencio. Un silencio que, sin embargo, tiene su propia banda sonora: el roce de las cuchillas deslizándose por la tierra helada. Y allí estás tú, un discreto espectador, con los sentidos alerta para hacer tuyo este instante en el que sientes que la naturaleza te tiende la mano.

Trineo tirado por perros. Laponia noruega

Alaskan husky. Laponia noruega

Mi momento: Aquel en el que decido, tras concluir mi trabajo, liberarme de la cámara y el móvil, ausentarte del mundo y simplemente sentir. El frío en la cara, el viento del norte, el jadeo de los canes, la nieve que levantan con sus patas, los baches del camino… Recostada en el trineo, como una princesa nórdica, bajo un sol radiante y un inmaculado cielo azul.

Motos de nieve, una descarga de adrenalina en el norte de Noruega

¿Sabías que en la Laponia noruega la corriente del Golfo hace que la temperatura sea más templada de lo que debería? Así es. Un bendito guiño oceánico que permite seguir realizando todo tipo de actividades cuando el sol se esconde. Como penetrar en la grandiosidad de un bosque a lomos de una moto de nieve. Que no te frene el miedo a pasar frío. Imposible sentirlo con todo el equipo que te suministran. Lo único que debes hacer es estar atento a las instrucciones de su manejo, ponerte al volante y jugar con los caballos de su potencia mientras te internas en la noche rumbo a lo desconocido.

Motos de nieve en la región de Tromsø. Laponia noruega

En el lago helado con Lyngsfjord Adventure. Laponia noruega. Foto de Gøril Ovesen

Mi momento: Los árboles han desaparecido de repente. Ninguna muestra de vida alrededor. ¿Dónde estamos? Encima de un enorme lago helado. La expedición se detiene y nos dejan dar unas vueltas por libre. La descarga de adrenalina es tremenda; más aún si tu piloto -gracias, Luca Bocci- además de un avezado conductor quiere que vivas esta experiencia a lo grande y pisa el acelerador, obligándote a agarrate bien fuerte cuando toma las curvas. Con tanto bote pierdo mi condición de princesa del ártico, sí, pero me convierto en el más afortunado de los paquetes al recibir este potente presente que me regala la región de Troms.

Pescar cangrejos reales en Kirkenes

Un avión de hélices operado por la compañía regional Widerøe nos traslada hasta Kirkenes, una pequeña población situada a tan solo 15 kilómetros de la frontera con Rusia. Llegamos en busca del cangrejo real, un delicioso invasor que emigró desde Alaska para convertirse en el soberano de las frías aguas de la región de Finnmark. Todo bon vivant convendrá conmigo que solo por saborear su exquisita carne vale la pena viajar a este recóndito rincón del planeta. Más aún si la experiencia incluye capturarlo, serrando un agujero en un fiordo helado. No te resistas, acabarás haciéndote la típica foto para ponderar su peso que puede llegar a alcanzar los 15 kilos.

Pesca del cangro real en Kirkenes. Laponia noruega

El cangrejo real, un imprescindible de la gastronomía de la Laponia noruega

Mi momento: Concluida la pesca. En una encantadora cabaña de madera caldeada por una chimenea. Alejada del frío que contemplo desde la ventana. Con una copa de vino blanco y unas patas de King Crab recién cocidas en mi plato. ¿La vida que nos merecemos? Exacto.

Trekking con raquetas de nieve, deporte y naturaleza

Ir convenientemente abrigado, calzarte un par de raquetas y asirte a los bastones de marcha. No necesitas nada más para disfrutar de una buena caminata por los paisajes nevados del norte de Noruega. Tampoco hacer gala de un envidiable estado físico ya que hay rutas para todo tipo de públicos. Más largas, más cortas, de baja dificultad, de mayor intensidad… Escojas el sendero que escojas el resultado será el mismo: acabarás sintiendo algo parecido a lo que pudo experimentar el mismísimo Roald Amundsen, el explorador polar de origen noruego más importante de la historia, o Fridtjof Nansen que en 1888 emprendió su propia aventura en el Ártico.

Raquetas de nieve en la Laponia noruega

Paisaje de la Laponia noruega

Mi momento: Dejar que el grupo avance un buen puñado de metros. Los suficientes para no perderlos de vista. Los necesarios para que sus voces no empañen mis pasos. Para paladear el silencio blanco, llenar los pulmones de aire puro, fijarme en las huellas de los animales que quedaron impresas tras su paso, para inmortalizar vistas de escándalo, para sentir cómo la fuerza de la Laponia noruega se adueña de cada milímetro de mi ser.

Tierra de samis

Estas tierras laponas no serían lo que son sin la presencia de los sami, la minoría étnica más importante del país que las ha poblado desde hace milenios demostrando una extraordinaria adaptación al entorno. Un pueblo, orgulloso de sus raíces y con parlamento propio, que nos obliga a quitarnos el sombrero ante el ancestral respeto que profesan por la naturaleza. ¿Dos ejemplos? Su idioma recoge más de cien palabras para referirse a la nieve y los renos, más que los animales que los trajeron hasta aquí, son parte indivisible de su identidad. Ya son pocos los que en la actualidad siguen pastoreándolos estación tras estación, eso sí, con motos de nieve, embarcaciones y GPS, pero estos conatos de modernidad no han afectado a los pilares de su forma de vida como guardianes de la cultura de los nativos del norte.

Sami. Laponia noruega

Reno. Laponia noruega

Mi momento: Tras el trekking con las raquetas, degustar un reconfortante bidos, el tradicional guiso de reno del pueblo sami, en una lavvo, la típica tienda que desde tiempos inmemorables han utilizado como refugio en la tundra noruega.

Los sabores del norte

Cocina local y sostenible que encuentra su despensa natural en los sabores de la tierra y el mar. El ya mencionado cangrejo real o el reno, que preparan de cuantas formas puedas imaginar, comparten mesa con el omnipresente salmón, el bacalao -fresco o secado al viento-, el lenguado o la caballa, a los que se suman en menor medida carnes de cordero, cerdo o buey que pueden disparar los precios de una buena comida. Como comenté a mis compañeros -gracias por todos esos fantásticos momentos que compartimos-, este es el primer viaje en el que no he perdido peso. ¿La razón? Todo lo que probé era excelente, tanto en forma como en contenido.

Bidos, el tradicional guiso de reno del pueblo sami. Laponia Noruega

Bacalao. Laponia noruega

Mi momento: En el restaurante Fiskekompaniet de Tromsø, especializado en pescados y mariscos. Allí descubrí la lengua de bacalao, toda una delicatessen de la gastronomía noruega, y la mejor sopa de marisco que he catado en la vida.

Dormir en un hotel de hielo en la Laponia noruega

“¿Vas a pasar la noche en un hotel de hielo? ¿Tú, con lo friolera que eres a menos cinco grados? Estás loca”. No, lo irracional e imperdonable sería no haber querido formar parte de los 50.000 privilegiados que hasta la fecha han vivido esta experiencia que aúna una buena dosis de aventura y un punto muy atractivo de curiosidad. Hallé mi morada helada en el Kirkenes Snowhotel que se construye cada año a finales de diciembre para desaparecer con la llegada de la primavera. Una vida físicamente efímera que se vuelve inmortal en la memoria de sus huéspedes. La respuesta a la pregunta del millón es sí. Se duerme y además calentito gracias a un saco térmico que resiste temperaturas de hasta -35 grados.

Ice bar. Kirkenes Snowhotel. Laponia noruega

Mi habitación en el Kirkenes Snowhotel. Laponia noruega Mi momento: Tras probar un licor típico en su Ice bar y dar buena cuenta de la cena, llegó la hora. Me enfundé en el saco cual crisálida y empecé a recorrer con la mirada cada rincón de mi gélida habitación. Algo fallaba y no era el frío. Iba a ser incapaz de pegar ojo con aquel pasamontañas que me agobiaba y no me dejaba respirar. Decidí quitármelo y el instante en que mi melena cayó por mi cuello es lo último que recuerdo. No fue Morfeo sino Ull, el dios nórdico del hielo, quien vino a buscarme y me retuvo con él hasta que una campanilla anunció la llegada del nuevo día. Desperté como me habían augurado que sería, con una sonrisa. La de una princesa, esta vez oriental, en su palacio de hielo.

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Aurora boreal, en busca de la gran dama

Go, go, go… La palabra fetiche que cada noche esperaba encontrar en Norway Lights, una bola de cristal en formato app de Turismo de Noruega indispensable para saber cuándo y dónde cazar una aurora boreal. Para la ciencia, la colisión de las partículas solares con los gases de la atmósfera de la tierra; para los esquimales, un sendero que conduce a las regiones celestiales; para los vikingos, la armadura de las míticas valkirias; para los samis, la luz audible. Para el que la contempla, el mayor espectáculo del firmamento, algo que todo el mundo debería presenciar al menos una vez en la vida en la Laponia noruega, el destino europeo donde se ven más auroras boreales.

Aurora boreal en Kirkenes. Laponia noruega

La magia de una aurora boreal. Laponia noruega

Mi momento: Nos saludó desde la ventanilla del avión, a lo lejos, difusa, pero innegablemente real, coqueteó con nosotros en Tromsø y se hizo de rogar hasta la última noche en Kirkenes. Llámame optimista, soñadora o crédula pero estaba convencida. Acudiría a nuestro encuentro. Con su delicada danza, sus haces de luz tiñendo la oscuridad con verdes, naranjas y reflejos rojizos, rodeada de hielo y nieve, y haciéndome sentir la partícula más pequeña del universo. Cuando se cruce en tu camino, mira al cielo, emociónate y trata de capturar su magia en un puñado de píxeles, sí, pero reserva un instante para ver la cara de aquellos que te acompañan. ¿No sabes cómo definir qué expresan sus rostros? Te ayudo. Se llama felicidad.

Más información: La aurora boreal en Noruega

Mi periplo por estas seductoras y atractivas razones de peso concluye aquí. Si he conseguido animarte a hacer las maletas y emprender la aventura de tu vida en la Laponia noruega, objetivo cumplido. Brindo por ello y porque yo pueda volver.

Skål!

Un brindis en la Laponia noruega

Nota: Este viaje ha sido posible gracias a la Oficina de Turismo de Noruega en colaboración con Northern Norway y Norwegian. Mi agradecimiento a todos ellos y en especial a Gøril Ovesen, magnífica anfitriona y embajadora de la Laponia noruega.

Mundo nieve: novedades de las estaciones de esquí catalanas

Mundo nieve: novedades de las estaciones de esquí catalanas

La semana pasada, la Asociación Catalana de Estaciones de Esquí y Actividades de Montaña (ACEM) y la Agencia Catalana de Turismo (ACT) presentaron en Madrid la nueva temporada de nieve para el invierno 2013-14. Tanto si nunca has esquiado en Cataluña como si eres un auténtico fan de las pistas catalanas, sigue leyendo porque esta nueva campaña viene cargada de novedades muy interesantes.

¿Por qué esquiar en Cataluña?

Para empezar debes saber que Cataluña cuenta con una larga tradición en la práctica del esquí, de hecho, la primera estación que se inauguró en España fue La Molina en 1943. Cuatro años más tarde abrió sus puertas la estación de Vall de Núria y en los años 60 y 70 el número de estaciones no dejó de crecer. Hoy en día operan 16 estaciones, 10 de esquí alpino y 6 de esquí nórdico. ¿El resultado? 600 kilómetros de pistas, o lo que es lo mismo, el mayor dominio esquiable en España en el que cada caño se dan cita más de dos millones de esquiadores.

Baqueira Beret

Las 10 estaciones de esquí alpino de Cataluña son: Baqueira Beret ((Val d’Aran), Boí Taüll Resort (Alta Ribagorça), Port Ainé y Espot (Pallars Sobirà), La Molina (La Cerdanya), Masella (La Cerdanya), Port del Compte (Solsonès), Tavascan (Pallars Sobirà), Vall de Núria (Ripollès) y Vallter 2000 (Ripollès).

Por su parte, las 6 estaciones de esquí nórdico son: Aransa, Guils Fontanera y Lles (La Cerdanya), Sant Joan de l´Erm y Tuixent-La Vansa (Alt Urgell) y Virós Vallferrera (Pallars Sobirà).

A esta completa oferta de esquí alpino y nórdico, hay que sumarle una gran variedad de actividades lúdicas y deportivas: telemarc, raquetas de nieve, excursiones y paseos en trineos tirados por perros, motos de nieve, quads, heliesquí y hasta vuelos panorámicos en helicóptero, entre muchas otras. Sin olvidarnos de otro de los puntos fuertes del Pirineo catalán, sus espectaculares escenarios naturales con enclaves como la Vall de Núria, el Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici o la Val d’Aran. Además, en los alrededores de las estaciones de montaña encontrarás todo tipo de alojamientos entre los que destacan pequeños hoteles y casas rurales con encanto.

Y lo más importante de todo: los expertos coinciden en que este año va a ser excepcional  porque estamos ante el mejor inicio de temporada de los últimos años. No solo hay nieve en todas las estaciones sino que además las bajas temperaturas favorecen su conservación y facilitan la producción de nieve con los cañones. Desde el pasado fin de semana, la mayoría de estaciones ya han abierto sus puertas y el resto lo harán en los próximos días. ¡Empieza la temporada!

Boí Taüll

Principales novedades de la temporada 2013/2014 

Para esta nueva temporada, las estaciones catalanas han invertido casi seis millones de euros enfocados a promover la práctica del esquí, recuperar a aquellos esquiadores que se decantaban por el Pirineo francés, incrementar el número de esquiadores del resto de España y promover el esquí escolar y familiar. En cuanto a infraestructuras, las partidas más importantes se han destinado a optimizar las instalaciones, mejorar las pistas, reforzar las redes de producción de nieve y a algo que aprecian mucho los esquiadores, extender la presencia de telesillas desembragables.

Pero, sin duda, lo que hace más atractivo la elección del Pirineo catalán para esquiar este invierno es que, conscientes de la crisis, la mayoría de estaciones han congelado el precio de los forfait e incluso algunas, como la Vall de Núria, Vallter 2000 o Espot y Port Ainé, los han bajado. Además, en todas las estaciones del Grupo FGC se podrá pagar a plazos los forfait de temporada y las estaciones de esquí de fondo van a potenciar el forfait de temporada “Tot Nòrdic” con acuerdos con estaciones de fondo del Pirineo francés.

Por otro lado, durante 2014 las estaciones catalanas acogerán importantes eventos y competiciones. Se organizarán dos etapas de la Vuelta Ciclista a Cataluña, la Copa del Mundo FIS de Snowboard SBX, la Copa de Europa para personas con discapacidad y las finales de la Copa del Mundo de Snowboard SBX, también para personas con discapacidad.

Como no quiero extenderme más, ya que puedes consultar el resto de nuevas propuestas, como la diversificación de los paquetes y los precios, en las webs de las estaciones, te dejo con la novedad que creo que más te puede interesar: la apertura del área de esquí nocturno en Masella. Y es que en esta estación se han iluminado un total de 13 pistas que suman 10 km esquiables, enlazados por 7 remontes, en las que se podrá alagar la jornada de esquí durante todos los viernes y sábados de la temporada. Con estas muevas instalaciones, Masella se posiciona como el dominio de esquí nocturno más grande de todo el sur de Europa.

Masella

Informado quedas. Nieve de calidad, variedad de actividades, una gran oferta complementaria y precios competitivos. Esta es la tentadora oferta que nos proponen las estaciones catalanas. ¿Nos vamos a esquiar a Cataluña?

Esquiar en Cataluña: nuevos forfaits ATOTANEU 6.0 y 5.0

Esquiar en Cataluña: nuevos forfaits ATOTANEU 6.0 y 5.0

Si tienes pensado esquiar en Cataluña este invierno, te interesará saber que las estaciones gestionadas por el Grupo FGC (Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya) han lanzado dos nuevos forfaits de temporada que triplican la cantidad de kilómetros esquiables sin tener que pagar más. Con la compra de estos forfaits tendrás acceso, además, a numerosos descuentos y promociones en alojamientos, restaurantes, museos, tiendas, clases de esquí, etc.

  • ATOTANEU 6.0 Este nuevo abono permite esquiar en las estaciones de La Molina, Vall de Núria, Espot, Port Ainé, Vallter 2000 y Tavascan a un precio único. El precio de este forfait de temporada para adultos es de 530 o 610 euros, dependiendo de si se compra antes o después del 25 de noviembre. Para los niños es de 405 o 465.
  • ATOTANEU 5.0 Una opción más económica que engloba las estaciones de Vall de Núria, Espot, Port Ainé, Vallter 2000 y Tavascan. Igual que ocurre con el Atotaneu 6.0, su precio varía si se compra antes o después del 25 de este mes. Adultos: 360 o 450 euros. Este abono incluye un descuento del 50% en el forfait de día de La Molina.