Descubriendo Petra, la ciudad perdida de los nabateos

Descubriendo Petra, la ciudad perdida de los nabateos

Emocionarte hasta cotas que aún no conocías, sentir el peso de la historia sobre tus hombros y bajo tus pies, maravillarte a cada paso, rendirte ante su magia y sus misterios. Poder decir he estado allí y recordar toda la vida que estuviste allí. Estas son solo algunas de las sensaciones que transmite Petra, la ciudad perdida de los nabateos, una meta soñada por muchos que yo alcancé en primavera al tiempo que descubría Jordania, un fascinante país que me regaló momentos únicos como el que voy a relatarte ahora.

El Tesoro. Petra. Jordania

Pero antes, retrocedamos más de 2000 años para conocer a los artífices de una de las siete nuevas maravillas del mundo, los nabateos, una tribu árabe que estableció su capital en Petra convirtiéndola en una próspera encrucijada en la que confluían las rutas comerciales de caravanas que unían Oriente y Occidente. Un pueblo sabio que supo forjar un sistema de cisternas y canalizaciones para que el agua nunca faltase en un entorno rodeado por el desierto y que hizo suyas las influencias de otras culturas plasmándolas en sus monumentos. Un reino nativo, rico y poderoso, que vivió momentos de esplendor incluso tras su conquista por el Imperio Romano. Pero el cambio de las rutas comerciales y la expansión del comercio marítimo alrededor de la Península Arábiga iniciaron su decadencia y paulatinamente Petra fue abandonada. Durante siglos no se supo nada de ella hasta que en 1812, el viajero y arqueólogo suizo Johann Ludwig Burckhardt, atraído por las leyendas que hablaban de la mítica ciudad rosada, la redescubrió al mundo. Desde entonces se han vertido ríos de tinta y caudales de imágenes sobre este poderoso imán que está presente en la mente de muchos viajeros. Aquí va un afluente más. Mi experiencia en Petra.

Visitar Petra por la noche, el más espectacular de los anticipos

Debo reconocer que cuando llegué a Wadi Musa Jordania ya me había conquistado. Lo consiguió callejeando por Amán y visitando su Ciudadela, descubriendo el laberinto de paisajes de Wadi Rum por tierra y aire, pasando la noche cual beduina en el desierto, practicando snorkel en las aguas del Mar Rojo, disfrutando del carácter amable y hospitalario de sus gentes, haciéndome sentir segura… Lo hizo antes de mostrarme su bien más preciado, para muchos la principal razón para viajar hasta allí, Petra.

Las ocho de la tarde. Nunca un instante fue tan deseado. A esa hora debía dejar mi hotel para hacer realidad un sueño que llevaba años dormitando en mi mente. Ya no sería necesario que nadie me lo contase ni imaginar que habría más allá del encuadre de una foto. La noche jordana, bajo un cielo de estrellas, me esperaba para guiar mis pasos a la luz de las velas por el Siq, ese espectacular desfiladero que finaliza frente a la fachada del Tesoro.

El Siq a la luz de las velas. Petra. Jordania

Tal vez haya quien prefiera recorrer primero Petra de día y dejar la visita nocturna para otro momento. Te aseguro que yo no, y más si esperas a que entre todo el mundo para disfrutar de este impresionante cañón natural en soledad. Como comenté en su día, estaba tan emocionada que me costó horrores hacerme con los controles de mi cámara para inmortalizar el soberbio escenario que intuía me rodeaba, retándome desde la oscuridad a calibrar la magnitud de los guardianes de roca que se cernían sobre mi cabeza, invitándome a tratar de desvelar sus secretos entre sombras y más sombras.

Lo recuerdo como si fuera ahora. El ritmo de mi respiración se aceleraba acompasando mis furiosos latidos. Las piernas me flaqueaban. Sencillamente no podía creer que a tan solo unos metros me esperaba Al-Khazneh, el Tesoro. Por eso, cuando el estrecho paso que lo custodia me permitió ver un retazo suyo, me quedé paralizada. Solo mis ojos fueron capaces de reaccionar materializando en un par de lágrimas las sensaciones que me embargaban. Sí, el mundo está lleno de rincones que desprenden un halo de intensidad y magnetismo difícil de explicar. El Tesoro es uno de ellos y contemplar su fachada excavada en la piedra sobre un manto de velas solo te deja una opción: sucumbir ante su belleza.

El Tesoro por la noche. Petra. Jordania

Petra by night. Jordania

El camino de vuelta decidí hacerlo sola. Fue fácil porque no éramos muchos los convocados a esta cita que se conoce como Petra by night. No me apetecía hablar con nadie. Quería templar mis emociones, convencerme de que lo que acababa de ver no era un espejismo y armarme de paciencia a la espera del día siguiente, cuando visitaría Petra a la luz del día.

Visitar Petra de día, un sueño cumplido

Todas las incógnitas que fui acumulando la noche anterior empezaron a difuminarse a media que mis pasos volvían a recorrer el Siq. A primera hora de la mañana, aquellas visiones imposibles de identificar se tornaron obeliscos, templos, terrazas agrícolas y canales que jalonan sus más de 1,200 metros de longitud entre imposibles formaciones geológicas. La garganta en sí ya es abrumadora, pero no menos que los colores que la tiñen: mil tonos de marrones, ocres, vainillas, grises… Ni el más ducho de los pintores hubiera seleccionado una paleta mejor para tintar las paredes de estos acantilados que nunca te cansas de fotografiar sorteando turistas y carruajes. Buscando, en vano, el mejor ángulo que capte este capricho de la naturaleza cincelado por el hombre.

Recorriendo el Siq. Petra. Jordania

El cañón del Siq. Petra. Jordania

Carruaje tirado por caballos en el Siq. Petra. Jordania

Y así te plantas de nuevo ante la fachada del Tesoro e, inevitablemente, la imagen de Burckhardt, el primer europeo en ver la joya de la corona jordana, se cuela en tus pensamientos. ¿Su cara sería parecida a la del resto de turistas que me rodean? Lo dudo. Él tendría que disimular su asombro mayúsculo para no ser descubierto y expulsado de inmediato de Petra.

Al-Khazneh. Petra. Jordania

Las palabras de nuestro guía me devolvieron a la realidad. Con ellas descubrí la mezcla es estilos que componen esta filigrana esculpida de arriba a abajo, su cornisa formada por 30 flores como días tiene el mes, leones y águilas -símbolos de la riqueza y el poder de los nabateos- y, cómo no, las huellas de los balazos de aquellos que tirotearon su urna desde sus monturas en busca de riquezas sin saber que Al-Khazneh era el verdadero tesoro. ¿Tumba de un importante rey nabateo? ¿Templo? Hermoso enigma para los historiadores. A mí me basta con saber que se ha mantenido en pie hasta nuestros días para mostrarnos su grandeza arquitectónica.

Pero el Tesoro, aunque resulte imposible apartarlo de tu mirada, solo es el acto inicial de una obra colosal que en forma de parque arqueológico alberga 800 monumentos tallados en piedra y cientos de tumbas que se cruzan en el camino. Una enorme ciudad que permaneció oculta a los ojos del mundo occidental durante siglos, resistiendo terremotos, combatiendo guerras, enfrentándose a las tormentas del desierto y a las inundaciones… Alcanzando la eternidad.

Calle de las Fachadas. Petra. Jordania

A medida que recorría la calle de las Fachadas, con su fila de tumbas nabateas, me fui haciendo una idea de cómo fue Petra en la antigüedad, una ciudad que llegó a tener más de 20.000 habitantes, con mercados, talleres, templos e incluso un teatro excavado en la sólida roca que dirías es romano pero que fue construido por los propios nabateos en el siglo I d.C.

Teatro construido por los nabateos. Petra. Jordania

Las Tumbas Reales, que sin el envite de la erosión seguro podrían competir en grandeza con el mismísimo Tesoro, la tumba del gobernador romano Sextius Florentinus, los restos del ninfeo, la calle columnada que conduce al centro de la ciudad, la puerta romana de Temenos, Qsar al-Bintel…

Tumbas Reales. Petra. Jordania

Calle Columnada. Petra. Jordania

Puerta de Temenos. Petra. Jordania

Plano de situación. Petra. Jordania

Kilómetros y kilómetros de ruinas de una antigua civilización donde no faltan evidentes reminiscencias helénicas y romanas pero también egipcias, persas, asirias… Un atractiva mezcolanza de monumentos y naturaleza imposible de abarcar en una sola mañana. Ese era mi tiempo y no más. Apenas cuatro horas caminando bajo un sol de justicia, esquivando las ráfagas de arena, hidratándome cada dos por tres para que mi cuerpo aguantara el ritmo, subiendo por caminos menos trillados en busca de nuevas perspectivas…

Caminando por Petra. Jordania

Anillos de Liesegang en las rocas de Petra. Jordania

Lagarto azul endémico de Petra. Jordania

Petra, la ciudad perdida de los nabateos

Aún así me dejé tanto por ver… Sobre todo, el Monasterio cuya imagen sigue siendo para mí solo una fotografía. Hasta que regrese, porque igual que me sucedió con Estambul, deseo volver a Petra sin el lastre de la primera vez, con todo el tiempo del mundo, sin prisas que te hacen acelerar el paso. Para captar más escenas cotidianas ajenas al trasiego de turistas como un conductor de carruajes que se detiene para rezar o un beduino descansando en un roca. Para revivir momentos que trastocaron mis sentidos y dejarme sorprender por lo aún no contemplado.

Toca rezar en Petra. Jordania

Souvenirs y turistas en Petra. Jordania

Beduino en Petra. Jordania

Consejos para visitar Petra

Reserva al menos dos días completos para visitar Petra. Precio de la entrada: 1 día 50 JD, dos días 55 JD y tres días 60 JD. Espectáculo Petra by night: 17 JD.

Viste ropa adecuada: calzado cómodo, gorra, pañuelo y no olvides usar protección solar.

A lo largo del camino encontrarás pequeñas tiendas de souvenirs donde podrás comprar bebida. Hidrátate constantemente si no quieres empezar a ver espejismos.

Sé un turista responsable con los animales. Aunque a la entrada un cartel nos anime a comprobar si los caballos, burros y mulas tienen un aspecto saludable antes de utilizarlos como medio de transporte, verás que el trato que reciben, sobre todo los burritos, es inaceptable. Sus guías a menudo los golpean mientras un turista con sobrepeso se hace un sonriente selfie. No entres en ese juego. A Petra se la conquista caminando así que, a no ser que tengas problemas de movilidad, olvida los carruajes, caballos, dromedarios y burros y gánatela paso a paso.

Sé responsable también con los niños que se acercarán para venderte postales o cualquier baratija. Te costará mucho no darles una monedas porque son adorables pero ese no debería ser su sitio. Su sitio está en la escuela.

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El desierto de Wadi Rum por tierra y aire, una experiencia única en Jordania

El desierto de Wadi Rum por tierra y aire, una experiencia única en Jordania

Uno de los benditos culpables que hizo que volviera completamente fascinada de Jordania fue el desierto de Wadi Rum. Un área protegida que cubre algo más de 700 kilómetros cuadrados situada al sur del país y que a menudo queda injustamente relegada a un segundo plano frente a la eterna ciudad nabatea de Petra. Yo tuve el privilegio de exprimir su belleza y su dramática soledad al máximo. Hundiendo mis pies en su arena, a bordo de un todoterreno, y a vista de pájaro desde un globo aerostático, tras pasar la noche durmiendo en un campamento que me permitió conocer más a fondo la vida de los beduinos.

Wadi Rum. Jordania
El embrujo de Wadi Rum es innegable

Wadi Rum, un desierto único

Cada uno de estos momentos solo me confirmó lo que ya intuía desde la primera imagen que me regaló. Wadi Rum es un desierto muy especial y totalmente diferente a los que he visto hasta el momento. Nada que ver con las dunas infinitas del Sáhara que todos tenemos en mente. Por eso decidí incluirlo en mis 11 razones para viajar a Jordania y por eso me lanzo ahora a relatarte mi experiencia. ¿Mi objetivo? El mismo de siempre; tentarte para que desees forjar tu propia aventura en el seductor Reino Hachemita de Jordania, un país moderno, estable y pacífico que recibe al viajero con los brazos abiertos y la mano tendida. Porque desiertos hay muchos pero Wadi Rum solo uno.

La arena rojiza de Wadi Rum. Jordania
Hundiendo los pies en la arena rojiza de Wadi Rum

Lawrence de Arabia y los rostros del desierto

Visionar Lawrence de Arabia, una de las grandes aportaciones de David Lean a la historia del cine, es una buena forma de aproximarse al universo de sensaciones y emociones que provoca Wadi Rum. Y es que la mayor parte de esta película de corte épico se rodó en este desierto que conjuga kilómetros y kilómetros de fina arena roja y enormes montañas de arenisca y granito que llegan a alcanzar los 1.750 metros de altura.

Los paisajes de Wadi Rum. Jordania
Paisajes de Wadi Rum

Como dije en su día, el mismo Thomas Edward Lawrence, más conocido como Lawrence de Arabia, lo describió así “inmenso, solitario… como tocado por la mano de Dios”. A pesar de no profesar fe alguna, no puedo estar más de acuerdo. Wadi Rum es para muchos el desierto más bello del mundo y Jordania no sería lo mismo sin este hipnótico paisaje declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO por sus valores naturales y culturales, entre los que se encuentran los antiguos petroglifos dibujados por los nabateos en sus paredes rocosas.

Petroglifos en Wadi Rum. Jordania
Petroglifos tallados hace cuatro mil años

Una tierra hostil y áspera, en la que establecieron su sede el rey Faisal Bin Hussein y el propio Lawrence durante la Revolución Árabe contra los otomanos en la Primera Guerra Mundial, y cuyas hazañas, además de quedar reflejadas en su libro Los siete pilares de la sabiduría, ya forman parte del folklore local.

Relieve de Lawrence de Arabia. Que ver en el desierto de Wadi Rum
Relieve de Lawrence de Arabia en el desierto de Wadi Rum

Un entorno difícil al que dan vida los beduinos que lo habitan y que pertenecen a diferentes grupos tribales entre los que destaca la tribu Zalabia que vive en Rum, el único pueblo que hay en el interior de esta reserva natural. Esta tribu se encarga de muchas de las rutas en jeep y camello y los beneficios que obtienen por su trabajo revierten en la población local. Algo parecido ocurre con el otro grupo predominante, los Zweideh, que se asientan en los pueblos de Disi y que combinan el turismo con la agricultura. Sweilhieen, Omran, Godman y Dbour son el resto de tribus que mantienen vivo el estilo de vida beduina tradicional a pesar de que solo unos pocos continúan siendo nómadas.

Beduino en Wadi Rum. Jordania
Beduino en Wadi Rum
Camellos en Wadi Rum. Jordania
Camellos en Wadi Rum
Los rostros del desierto de Wadi Rum. Jordania
Los rostros del desierto

Recorrer Wadi Rum en 4×4

Hacer una ruta en 4×4 es algo más que obligado en Wadi Rum y más si es en un todoterreno tipo pick-up. Da igual cual sea su duración, cualquiera de ellas se te hará muy corta al recorrer este paisaje que parece fruto de la imaginación de Julio Verne. Cada recodo de este inmenso mar de arena guarda una sorpresa, cada parada te roba una cara de asombro. Montañas de formas imposibles que la erosión ha ido cincelando a su antojo, grandes cañones, paredes verticales, cimas… Los kilómetros se suceden mientras tomas fotos que inmortalizan lo que ven tus ojos y luchas porque el viento no se lleve tu sombrero.

Wadi Rum en 4x4. Jordania
La sombra de nuestro todoterreno en la arena rojiza de Wadi Rum
Wadi Rum. Que ver en Jordania
Gigantes de piedra moldeados por la erosión
En Wadi Rum cada recodo guarda una sorpresa. Jordania
En Wadi Rum cada recodo guarda una sorpresa

En un momento dado, nuestro guía nos invita a subirnos a una de sus cumbres para esperar la llegada del ocaso. Para contemplar cómo el sol se va poniendo en el horizonte tornando maravillosos tonos rojos y ocres.

Y allí estás tú, recogida, ocupando el mínimo espacio. Una postura que sale de forma natural, sin artificios, porque tu cuerpo expresa lo que cuece en tu alma: la sensación de sentirte más pequeña que un grano de arena. Y tratas una y otra vez de poner la mente en blanco para que el sonido de tus pensamientos no emborrone esos instantes.

En mi caso sin éxito. Soy presa fácil de los atardeceres y el que pude contemplar en este rincón del planeta nunca lo olvidaré. A miles de kilómetros de casa, en silencio y con la mirada perdida, no podía dejar de pensar que estaba al borde de la felicidad absoluta.

Wadi Rum al atardecer. Jordania
El desierto de Wadi Rum al atardecer
Contemplando la puesta de sol en Wadi Rum. Jordania
Contemplando la puesta de sol en Wadi Rum
Atardecer en Wadi Rum. Jordania
Atardecer en Wadi Rum

Descubrir Wadi Rum en globo

La mejor forma para ser consciente de porqué se le conoce como el Valle de la Luna es verlo despertar a vista de pájaro. Nunca madrugar merecerá tanto la pena.

Volar en globo en el desierto de Wadi Rum. Jordania
Acabando de montar el globo en el desierto de Wadi Rum

Para mí fue mi tercer paseo en globo y, aunque ya conocía la mecánica y los pasos a seguir, fue tan emocionante como la primera vez. De hecho, me vi reflejada en los ojos de aquellos compañeros que se estrenaban en la adictiva experiencia de dejarte merecer por el viento. Disfrutando de una maravillosa sensación de libertad, de calma, de un sosiego que solo perturba el estruendo del quemador mientras a tus pies discurre un terreno que ya conoces pero que cobra una dimensión diferente desde las alturas.

Vuelo en globo en el desierto de Wadi Rum. Jordania
Entre fogonazos
Volando en globo sobre el desierto de Wadi Rum. Jordania
Nuestro piloto comunicándose con el equipo de tierra

Los gigantes de piedra que pueblan este océano de arena parecen más altos, sus fisuras más profundas y los espacios que los separan más vastos. Y sí, por supuesto, vuelves a sentirte muy pequeña ante esta soberbia producción de la naturaleza.

Wadi Rum en globo
Wadi Rum desde las alturas
Rocas de Wadi Rum. Jordania
Las imponentes rocas de Wadi Rum
Sobrevolando Wadi Rum en globo. Jordania
Sobrevolando Wadi Rum en globo
Volar en globo en el desierto de Wadi Rum
Wadi Rum bajo mis pies
El desierto de Wadi Rum
El desierto de Wadi Rum a vista de pájaro

Como ves hay muchas formas para exprimir los atractivos de Wadi Rum: excusiones a pie, en 4×4, en camello, pasando la noche en una tienda beduina… Mi consejo es que experimentes cada una de ellas. Porque como te dije al principio, desiertos hay muchos pero Wadi Rum solo uno y te espera en Jordania.

Más información: Turismo de Jordania.

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11 razones para viajar a Jordania que harán que te preguntes por qué aún no lo has hecho

Petra, la ciudad perdida de los nabateos

Feynan Ecolodge. Reserva de la Biosfera de Dana. Jordania

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Asombrada, completamente seducida y con ganas de volver. Así es como he regresado de Jordania, un país que siempre había deseado conocer y que ha superado con creces todas mis expectativas. ¿Quieres saber cómo surgió la fascinación que ahora siento por esta joya de Oriente Próximo? Perfecto. Aquí te presento 11 razones para viajar a Jordania que te harán que te preguntes por qué aún no lo has hecho.

Recorriendo el Siq. Petra. Jordania
Recorriendo el Siq

Recorrer el Siq y cumplir el sueño de visitar Petra, descubrir el laberinto de paisajes de Wadi Rum por tierra y aire, ver atardecer en la Reserva de la Biosfera de Dana, bañarte en el Mar Muerto, callejear por Amán, nadar en los impresionantes fondos marinos del Mar Rojo, dormir en el desierto, disfrutar de la hospitalidad y amabilidad de sus gentes… Un listado de momentos únicos y experiencias inolvidables que solo podrás protagonizar en este sorprendente y atractivo país, y que recoge un mensaje muy claro. No lo dudes, no lo pienses. Regálate el lujo de viajar a Jordania.

11 razones para viajar a Jordania:

Recorrer el Siq, el desfiladero más hermoso que he conocido

El mundo está lleno de rincones que desprenden un halo de magia difícil de explicar. Lugares en los que el peso de la historia y la naturaleza comulgan hasta alcanzar la perfección. Y tú lo único que puedes hacer es sucumbir ante tanta belleza.

Es lo que sentí cuando empecé a caminar a la luz de las velas por el Siq, el desfiladero que custodia la entrada a la antigua ciudad nabatea de Petra. Apenas podía distinguir la grandeza del escenario que me abrazaba y mi vista, en una noche cerrada, trataba de enfocar la maraña de escarpadas paredes que en poco más de un kilómetro me llevaría hasta una de las siete maravillas del mundo moderno.

El Siq. Petra. Razones para viajar a Jordania
La magia de El Siq es única

Reconozco que estaba tan emocionada como una niña en la víspera de reyes. Con la sangre al galope y peleándome con los controles de mi cámara para captar esos guardianes de piedra y roca que llegan a alcanzar los 80 metros de altura. Y sí, cuando a través de un estrecho paso alcancé a ver un retazo del Tesoro, tuve que arreglármelas para no soltar una lágrima que expulsara el cóctel de sensaciones que me paralizaba. De felicidad, de sueño cumplido, de saber que estaba allí.

A la mañana siguiente, mi abanico de imágenes borrosas desapareció bajo un sol radiante, y gracias a Hamada, nuestro fantástico guía, descubrí que el Siq es un tesoro en sí mismo. Una colosal garganta que se abre paso entre imposibles formaciones geológicas en las que se suceden de templos, nichos, obeliscos y canales de agua tallados en los acantilados bajo una paleta de rojos, naranjas, grises y ocres que las palabras no tienen el poder de describir.

Cañon del Siq. Petra. Jordania
Cañón del Siq
Siq. Petra. Jordania
Un elefante o un pez. Depende de cómo lo mires
Carruaje tirado por caballos en el Siq. Petra
Evita usar los carruajes que recorren el Siq para no ser cómplice del maltrato que sufren los caballos

Petra, la mayor razón para viajar a Jordania

Cuando finalmente me planté frente al Tesoro (Al-Khazneh) y vi ante mí su inmensa fachada excavada en la roca alzándose sobre un campo de velas, sentí que me faltaba la respiración. Apenas éramos cien personas contemplando este obra de arte del pueblo nabateo, una civilización que se asentó en este valle escondido entre montañas hace más de 2.000 años.

Visitar el Tesoro por la noche es una de las grandes razones para viajar a Jordania
El Tesoro por la noche
Visita nocturna a Petra. Jordania
Visita nocturna a Petra

Aunque la energía que desprende es increíble y ejerce como un poderoso imán que te impide avanzar, el Tesoro es solo es una pequeña pincelada de esta enorme ciudad que permaneció oculta a los ojos del mundo occidental durante siglos. Resistiendo el paso del tiempo, combatiendo las tormentas del desierto, las lluvias y los fuertes vientos. Una «ciudad perdida« situada al sur del país en la que confluían hasta siete rutas comerciales que trasportaban sedas y especias, y cuya prosperidad quedó reflejada en sus magníficos edificios tallados en piedra arenisca. Las Tumbas Reales, el teatro, la calle columnada, la puerta romana de Temenos, el Monasterio, el resto de caminos sin trillar que no aparecen en las guías… Te faltarán horas e incluso días para descubrir este gran tesoro arqueológico cuya visita justifica por sí sola una escapada a Jordania.

Puerta de Temenos. Petra. Jordania
Utilizar un camello para recorrer Petra no es ser un turista responsable con los animales
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El desierto de Wadi Rum

Thomas E. Lawrence, más conocido como Lawrence de Arabia, lo describió como “inmenso, solitario… como tocado por la mano de Dios”. Así es el desierto de Wadi Rum. Único, infinito y capaz de regalarte momentos tan especiales que ya nunca olvidarás.

Yo ya llevo algún que otro desierto a mis espaldas y puede asegurarte que nunca he visto nada igual. Imagínate recorriendo el más grande y hermoso de los paisajes desérticos de Jordania en un todoterreno tipo pick-up mientras desfilan ante ti kilómetros y kilómetros de fina arena roja en la que se asientan enormes rocas monolíticas que recortan el cielo a 1.700 metros de altura creando el más precioso skyline que la naturaleza ha sido capaz de forjar.

Imagínate encaramándote a una de estas cumbres para contemplar como el sol se pone cambiando los rojos por ocres y los marrones por grises. Escuchando el silencio. Con la mirada fija en el horizonte. Incluso tendrás que parpadear más de una vez para pensar que no es sueño.

Te pido un último esfuerzo: imagina contemplar como este hipnótico paisaje, en el que se gestó la Revolución Árabe contra los otomanos, despierta a un nuevo día desde el aire, dejándote mecer por el viento a bordo de un globo. Te sentirás libre y tremendamente afortunado por vivir esta experiencia que solo Wadi Rum puede regalarte.

Dormir en medio del desierto

Dormir en pleno desierto es una de esas cosas que hay que experimentar al menos una vez en la vida y más si puedes hacerlo en el Captain’s Desert Camp, un campamento situado en la zona de Disi donde podrás acercarte al modo de vida de los beduinos. Cenar un exquisito cordero cocinado bajo la propia arena del desierto, fumar en shisha bajo las estrellas con música árabe tradicional de fondo, descansar en una preciosa tienda con baño, alejarte del complejo para admirar la cúpula celeste jordana sin apenas contaminación lumínica y pedir un deseo a las estrellas fugaces que cruzan el cielo, ver cómo amanece mientras el resto de huéspedes duerme… Sugerente, ¿verdad?

Aqaba y los fondos marinos del Mar Rojo

Si te gustan los deportes acuáticos como el buceo o el snorkel o simplemente el hecho de salir a navegar, no olvides incluir Aqaba en tu itinerario para descubrir los impresionantes fondos marinos del Mar Rojo. Y es que las tranquilas aguas y el benigno clima de la única salida al mar de Jordania, en el sudoeste del país, crean un ecosistema perfecto para la vida marina en el que se dan cita más de 200 especies de corales y más de 1.000 ejemplares de peces. Por algo dicen que su flora y fauna se encuentran entre las más espectaculares del mundo.

Además, en muchos puntos de inmersión los arrecifes nacen prácticamente en el borde del agua de modo que si no estás habituado a estas prácticas podrás disfrutar de ellos a pocos metros de la orilla sintiéndote seguro.

La Reserva de la Biosfera de Dana, desconectar en la naturaleza

A pesar de su pequeño tamaño, Jordania cuenta con numerosas reservas naturales que ponen de manifiesto sus grandes contrastes paisajísticos. Yo tuve la suerte de conocer la Reserva de la Biosfera de Dana, la única que aglutina las cuatro zonas biogeográficas del país (mediterránea, la sáharo-arábiga, la irano-turaniana y la sudanesa).

En este espectacular entorno que fusiona belleza, historia y biodiversidad a partes iguales se halla Feynan Ecolodge, uno de los mejores hoteles ecológicos del mundo, premiado por su aportación a la conservación de la naturaleza y por su compromiso con las economías locales y el turismo sostenible. Te aseguro que no encontrarás un mejor lugar para desconectar que éste. Sin apenas electricidad, durmiendo y cenando a la luz de las velas. Sin ordenadores, móviles o cualquier otro tipo de gadget que te impidan disfrutar de la serenidad que te rodea, de atardeceres impresionantes, montañas de mil colores, antiguas ruinas arqueológicas, del honor de ser invitado a tomar un café árabe con una familia beduina…

La gastronomía jordana, sabores de Oriente

El Reino Hachemita de Jordania también te conquistará por el gusto. Su gastronomía, muy cercana a la cocina turca, siria y libanesa, es muy rica y sana y utiliza las mejores materias primas del país. Lo primero que tienes que saber es que la comida es un aspecto muy importante de la cultura jordana, un ritual que traspasa el hecho de alimentarse para convertirse en un acto social en el que las prisas no son bienvenidas.

A modo de entrantes encontrarás una gran variedad de aperitivos tales como aceitunas, ensaladas de todo tipo, hummus o el baba ganush, una exquisitez parecida al hummus pero hecha con berenjenas que también se toma untándolo en pan.

El mansaf, especialidad beduina de cordero o pollo que se acompaña de arroz arábigo y de una salsa hecha con yogur seco, es el plato típico de Jordania, sin olvidar los sabrosos kebabs y el fasoliyeh, un estofado de habichuelas con una base de tomate y servido con arroz. Para rematar este festín de sabores nada mejor que degustar unos deliciosos baklavas mientras saboreas un té con hierbabuena o un buen café árabe.

Amán, la capital

Entre el desierto y el fértil valle del Jordán nos encontramos con Amán, la capital de Jordania y la puerta de entrada al país. Una ciudad asentada originalmente sobre siete colinas cubiertas de un compacto manto de edificios blancos y beiges que le aportan una uniformidad cromática muy especial.

Aman. Un gran motivo para viajar a Jordania
Amán, la fascinante capital jordana

Sus mejores vistas nos la regala su punto más alto, la Ciudadela, un enclave arqueológico donde podrás conocer la larga historia de una de las ciudades más antiguas del mundo. Rabbath-Ammon en la Edad de Hierro, Filadelfia durante la época nabatea, romana y bizantina, y Amán a partir de la llegada de omeyas y abbasíes. El Templo de Hércules, el Palacio de los Omeyas y las ruinas de una iglesia bizantina son algunas de las huellas de su pasado que mejor se conservan. Desde aquí también podrás ver el cercano teatro romano de finales del siglo II d.C.

La Ciudadela de Aman. Razones para visitar Jordania
La Ciudadela de Amán
Teatro romano de Amán. Motivos para viajar a Jordania
Vista del teatro romano desde la Ciudadela

Dejando a un lado su patrimonio, Amán es hoy en día una urbe moderna en la que reside casi la mitad de la población que vive en Jordania. En ella se dan cita grandes hoteles, galerías de arte, tiendas de moda y joyerías, coffee shops, centros comerciales y mercados tradicionales de frutas y verduras en los que se respira su tranquilo ritmo de vida. Una sugerencia: si vas a hacer noche en Amán, déjate caer por la animada Rainbow Street para cenar en el Sufra Restaurant. Exquisita cocina en un entorno sencillamente encantador.

Mercado de frutas y verduras. Jordania
Mercado de frutas y verduras
Sufra Restaurant. Jordania
Sufra Restaurant

Disfrutar de la dolce vita en el Mar Muerto: otra razón de peso para viajar a Jordania

¿Se te ocurre una mejor forma de despedirte de Jordania que a orillas del Mar Muerto? A mí te aseguro que no y por eso forma parte de estas 11 razones para viajar a Jordania. El escenario ya de por sí es soberbio. A un lado, las desnudas paredes del Valle de Rift, al otro, las colinas de Jerusalén, y en medio, un enorme lago de 80 kilómetros de largo situado a 410 metros bajo el nivel del mar, en el punto más bajo y oxigenado de la Tierra.

Mar Muerto. 11 razones para viajar a Jordania
Mar Muerto

Un relajante baño disfrutando de la agradable sensación de flotar y sentir que no puedes hundirte por más que quieras, cubrir tu cuerpo con sus famosos lodos curativos por los que la mismísima Cleopatra quiso conquistar la baja Jordania, contemplar el atardecer en el que está considerado el spa natural más grande que existe…. No me extraña que Sodoma y Gomorra se establecieran aquí. Puestos a pecar, que fuera a lo grande.

Winter Valley Warwick Resort & Spa. Mar Muerto. Jordania
Winter Valley Warwick Resort & Spa
Mar Muerto.  11 razones para viajar a Jordania
Flotando en el Mar Muerto

Tal vez en otra vida yo también hubiese acabado convirtiéndome en una estatua de sal. Pero, ese sábado de junio que marcó el final de mis horas en Jordania fue bien distinto. Me relajé en la piscina del Winter Valley Warwick Resort & Spa. Con cientos de hermosas imágenes revoloteando por mi cabeza que propiciaban esa agridulce emoción que te dejan solo algunos países. La mezcla de felicidad por haber estado allí y de tristeza porque ya acabó.

Momento de relax en la piscina del Winter Valley Warwick Resort & Spa. Mar Muerto. Jordania
Momento de relax en la piscina del Winter Valley Warwick Resort & Spa. Mar Muerto

Viajar a Jordania es seguro

¿Vas a ir a Jordania? ¿Estás segura? ¿Con todo lo que está pasando en esa zona? Estas fueron las preguntas a las que tuve que enfrentarme una y mil veces antes de subirme al avión de Royal Jordanian que me llevaría hasta Amán. Sí, sí y sí. Esas fueron mis respuestas.

Una decisión que reforcé recordándoles que el propio Ministerio de Asuntos Exteriores asegura que tanto Amán como las principales localidades y regiones turísticas del país no suelen presentar problemas de seguridad, siempre que se tomen las precauciones adecuadas.

Y es que pese a la conflictiva situación que vive Siria, la situación actual de Jordania es de estabilidad gracias al papel que ejerce la monarquía constitucional del rey Abdullah II quien, siguiendo los pasos de su padre, el Rey Hussein, sigue trabajando para promover la paz en Oriente Próximo al tiempo que aboga por las libertades civiles haciendo de Jordania uno de los países más progresistas de la zona.

Volando rumbo a Jordania con Royal Jordanian
Volando rumbo a Jordania con Royal Jordanian

Por supuesto que verás presencia militar en las zonas fronterizas y tendrás que pasar por los controles de seguridad de los hoteles. Pero, estas medidas básicamente se llevan a cabo para que te sientas seguro y el miedo no monopolice ni uno solo de tus pensamientos. No hay que olvidar que el turismo es una de las principales fuentes de ingresos de la economía jordana.

Tras seis días recorriendo el país puedo decir que no me sentí insegura, incómoda ni intimidada en ningún momento. Siempre fui con mi cámara colgada del cuello y sin ocultar mi condición de turista. Eso sí, como forma de respeto, sobre todo frente al pueblo beduino, mi vestimenta fue la adecuada. Nada de camisetas ceñidas ni pantalones demasiado cortos. 

La amabilidad y hospitalidad del pueblo jordano

Por muy hermoso que sea un país y únicos sus atractivos, solo conseguirá llegarte al alma a través de sus gentes. El motor que lo mantiene vivo y en muchas ocasiones el factor que determinará tu regreso.

Mi estancia en Jordania ha sido breve, sí, pero la imagen que me traigo es la de un pueblo cálido, amable, educado, honesto y hospitalario que te recibe con los brazos abiertos y la mano tendida. Gentes de espíritu tolerante y fieles a su religión -más del 92% son musulmanes suníes. Y que agradecen que te intereses por su cultura y sus costumbres. Lo puede comprobar hablando con los vendedores del mercado, comprando algún souvenir, fumando una shisha, tomando un té… Cualquier momento es bueno para mezclarse con la población local y volver a casa con algo más que una postal.

Aman. Jordania
Callejeando por Amán
Una pareja en el teatro romano de Aman. Jordania
Una pareja en el teatro romano de Amán
Tomando un te en Dana. Jordania
Tomando un té en Dana

¿Sabías que hay una costumbre beduina que acoge al que llega de fuera de forma desinteresada durante tres días? Pues es solo una pequeña muestra del talante de este pueblo árabe que me conquistó desde el primer momento. Cuando pedí permiso para hacer una fotografía y obtuve una sonrisa por respuesta. 

Esta es la última de mis 11 razones para viajar a Jordania con las que pretendo animarte a descubrir este fascinante país. Aunque en próximos artículos seguiré tentándote hablándote más extensamente de sus principales atractivos, espero que este anticipo sea capaz de cumplir su objetivo. No lo dudes, no lo pienses, regálate el lujo de viajar a Jordania.