Santa Sofía, mucho más que la joya bizantina de Estambul

Santa Sofía, mucho más que la joya bizantina de Estambul

3 noviembre, 2015

Santa Sofía…Tan solo con citar su nombre me emociono. Mi piel reacciona, mi pulso se acelera y una sonrisa con trazos de nostalgia ilumina mi mirada. ¿Crees que es posible que un lugar te cale tan hondo como para pensar que una parte de ti se quedó vagando entre sus muros? A mí me sucedió con Santa Sofía, esa joya arquitectónica que escogió a Estambul para maravillar al mundo.

Lamparas y vidrieras de Santa Sofia. Estambul
Lámparas y vidrieras de Santa Sofía

Como comenté en su día, Estambul se ha convertido en la niña de mis ojos, en la ciudad a la que anhelo regresar para escribir nuevos capítulos de una historia de amor que se inició hace un año. Quiero contemplar más atardeceres desde Üsküdar, surcar otra vez las aguas del Bósforo hasta las puertas del Mar Negro, volver a escuchar el quejumbroso canto del muecín llamando a la oración, contemplar el Cuerno de Oro con un té entre mis manos, sentir el dulzor de los baklavas, ver la vida pasar en el Puente Gálata… Pero, sobre todo, deseo volver a rendirme ante el sueño de Justiniano, ante la obra más hermosa y sagrada de la época bizantina. Ante Santa Sofía.

La magia de Santa Sofía

Recuerdo como si fuera ahora aquella mañana de primavera. Llovía sobre la Plaza Sultanahmet, el corazón de la antigua Constantinopla, y un cielo plomizo cubría la que fue capital de tres imperios. Estaba frente a ella, repasando con mi mirada su sólido y austero exterior de tintes rosados, sus minaretes, su ingrávida cúpula… Calibrando las dimensiones de uno de los espacios más prodigiosos creados jamás por el hombre que conmueve incluso desde la distancia.

Exterior de Santa Sofia. Estambul
Exterior de Santa Sofía

Aguanté estoicamente la larga cola de acceso y me dirigí a la entrada. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo al toparme con el más famoso de sus mosaicos bizantinos, el Cristo Pantocrátor, situado encima de la puerta del Emperador. Caminé entre el gentío hasta la nave central y me quedé paralizada, absorta ante una belleza que se forjó en 1.500 años de historia.

Nartex de Santa Sofia, Estambul
Nártex de Santa Sofía

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El paso del tiempo, los avatares de la propia ciudad, la fusión de culturas y credos… Todo estaba allí para mí, como si Santa Sofía me hubiese estado esperando toda la vida para doblegarme a fuerza de imágenes y sensaciones que aún retumban en mi memoria. Para someterme a su magia, tan difícil de plasmar con palabras.

Nave central de Santa Sofia, Estambul
Nave central de Santa Sofía aún con andamios
Mosaico del emperador Komnenos. Santa Sofía. Estambul
Mosaico del emperador Komnenos

El altar, con sus magníficos candelabros aportados por el por el gran visir Ibrahim Pasha, el mihrab, una de las mejores obras en mármol de la época otomana del siglo XVI, las grandes cisternas de alabastro, los preciosos pabellones, los ocho enormes medallones con caligrafía cúfica que nos hablan de Alá, Mahoma y los primeros califas, la Biblioteca de Mahmud I, el Omphalion donde se coronaba a los emperadores, los azulejos, la tribuna del sultán, los estrados para la lectura del Corán, los mosaicos bizantinos recuperados en la segunda mitad del siglo XIX, las imponentes columnas, su enorme cúpula que marcó un hito en la historia de la arquitectura y que parece flotar sobre tu cabeza…

Altar y minbar de Santa Sofia
Mimbar de Santa Sofía
Biblioteca de Mahmud I. Santa Sofía, Estambul
Biblioteca de Mahmud I
Cisterna de alabastro
Cisterna de Alabastro
Cupula de Santa Sofia. Estambul
Cúpula de Santa Sofía

Y su luz. La luz de Santa Sofía. Tan única y tantas veces ensalzada. Regalo de sus numerosas ventanas y vidrieras y de las incontables lámparas de bronce que alumbran su colosal fisonomía. Su luz. Un juego de reflejos que iluminan, de sombras que difuminan el camino y te obligan a detenerte, convirtiendo el interior de este templo es un universo tan etéreo que parece irreal, en un delirio visual que estremece al más crédulo. En mi caso, este éxtasis de emociones se plasmó en una lágrima. Inmóvil en medio de la inmensa nave central, abstrayéndome de los cientos de turistas que me rodeaban, olvidando mi cámara y dejando que Santa Sofía se colase por cada rendija de mi alma.

Mosaico de la Virgen Maria en Santa Sofia
Mosaico de la Virgen María, el primero figurado creado después del período iconoclasta de Santa Sofía

Lo hizo. Tanto como para sentir la necesidad de salir al exterior, pasear, respirar y buscar mi espacio. Para relajar mis sentidos tomando un zumo de granada, para repasar su longeva trayectoria en busca de datos reales que me impidieran pensar que lo que estaba viviendo era una ilusión.

Fuente de las abluciones de Santa Sofia
Fuente de las abluciones

Sancta Sophia, Haghia Sofia, la iglesia de la Sagrada Sabiduría, Museo Ayasofya…. Datos que me trasladaron a la primera Santa Sofía construida el año 360 por orden del emperador Constantino y que acabó destruída por un incendio. A los tiempos de Teodosio en los que, de nuevo, su destino fue ser pasto de las llamas durante la Revuelta de Nika en el año 532 y a su estructura actual, diseñada por arquitectos griegos bajo la supervisión personal de Justiniano que la convirtió en la mayor iglesia del mundo cristiano de la época. “Gloria a Dios que me ha juzgado digno de semejante obra. ¡Salomón, te he vencido!”, cuentan que exclamó el emperador bizantino al inaugurar en el 537 la basílica de Santa Sofía.

Tras la toma otomana de Constantinopla en 1453, el sultán Mehmet II hizo de ella la mezquita principal de Estambul durante 400 años. Y en 1935 el presidente Ataturk, padre de la actual Turquía, la convirtió en museo.

Medallones de Santa Sofia. Estambul
Medallones de Santa Sofía
Planta superior de Santa Sofia
Cualquier rincón es bueno para admirar la belleza de Santa Sofía

Iglesia, mezquita, museo… Poco importa su estatus oficial mientras siga en pie, mientras quien dirija su destino la cuide como se merece y permita que gentes llegadas de todo el mundo puedan ser testigos de su grandeza. Ese era el pensamiento que me acompañó cuando enfilé mis pasos hacia la rampa que da acceso a la galería superior. Para admirarla desde una nueva perspectiva, para imaginar cómo sería sin la presencia de andamios, para detenerme ante los impresionantes mosaicos que la etapa musulmana encaló y que se recuperaron en las posteriores rehabilitaciones. Como el del emperador Komnenos, el mosaico de la emperatriz Zoe o el de la Deesis -considerado el comienzo del Renacimiento en el arte pictórico bizantino. Para fijarme en los cuatro ángeles que bordean la cúpula, para ver la Mezquita Azul casi a vista de pájaro, para seguir sintiendo su carga eléctrica…

Galeria superior de Santa Sofia, Estambul
Recorriendo la galería superior de Santa Sofía, Estambul
Vista de la nave central de Santa Sofia
Vista de la nave central de Santa Sofía desde la galería superior

Miré el reloj. Aunque para mí el tiempo se detuvo en cada uno de sus rincones habían pasado más de cuatro horas desde mi entrada. Cuatro horas que volaron en un suspiro, en un viaje a través de la historia y las emociones que tantos otros contaron antes que yo. Debía marchar y despedirme de este hipnótico edificio de la única forma posible, con una sonrisa agridulce que auguraba un adiós y soñaba un reencuentro. Para paliar mi tristeza, introduje mi dedo en el angosto agujero de la Columna de los Deseos, famosa por tener efectos curativos. Ya imaginas qué pedí: que cuidara la parte de mí que se quedó vagando entre sus muros. Entre los muros de Santa Sofía.

Pidiendo mi deseo
Pidiendo mi deseo

Y, de nuevo, mezquita

[Actualización] En julio de 2020, mudó otra vez de estatus y regresó de nuevo a su papel de mezquita, preservando, según apuntaron las autoridades, su identidad histórica. Polémicas al margen, como pude comprobar en mi última visita, sigue abierta al público y se puede visitar de la misma manera que la Mezquita Azul. Eso sí, aunque los iconos y mosaicos cristianos siguen allí, durante las oraciones se cubren con cortinas. Un ejemplo son ​los mosaicos de la Virgen María con el Niño Jesús y del Arcángel Gabriel que se encuentran en el ábside del templo y que están orientados hacia La Meca.

La mezquita de Hagia Sophia
Así luce actualmente la mezquita de Hagia Sophia
Actual mezquita de Ayasofya
Tras la retirada de los andamios, se aprecia mejor la armonía de la actual mezquita

Horarios e información para visitar la mezquita de Hagia Sophia

Ubicación: Ayasofya Meydani No:1. Sultanahmet

Entrada: Gratuita

Horario de visita: Evita visitar la mezquita en los momentos de oración (cinco veces al día).

Etiqueta de visita de turista: Todos los visitantes deben quitarse los zapatos antes de entrar a Hagia Sophia y las mujeres, además, deben cubrirse la cabeza. Hay pañuelos disponibles en la entrada sin cargo. Se pueden hacer fotos pero no de personas que estén rezando.

Transporte: Tranvía: Sultanahmet, línea T1

Seguro de viaje: Recuerda que tu seguridad y tranquilidad es lo primero, así que, si vas a viajar a Estambul, haz como yo y contrata un seguro de viajes con Chapka. Para estancias inferiores a 90 días, te recomiendo el Cap Trip Plus por sus amplias coberturas.  Además, si lo contratas a través de mi web, obtendrás un 7% de descuento usando el código OBJETIVOVIAJAR. No lo dudes, contrata aquí tu seguro de viajes y disfruta de una aventura asegurada.

Todo lo que necesitas saber para viajar a Estambul

Guía práctica y consejos para viajar a Estambul
Dónde comer en Estambul
Crucero por el Bósforo
Üsküdar, el mejor atardecer de Estambul
Sultanahmet, el corazón de la fascinante Estambul
Volar con Pegasus airlines a Estambul

18 Comentarios

  1. Aleph

    Me has dejado sin palabras. Y dos veces. La primera con el texto introductorio, me ha encantado. La segunda, con el anuncio de seguros que ha cortado todo el texto introductorio. Una pena priorizar ciertas cosas, la verdad.

    Responder
    • Alícia Bea

      Entiendo muy bien lo que dices, no imaginas cuánto. Pero mi realidad es que soy una periodista de viajes freelance que, como todos, necesita pagar las facturas a fin de mes. De ahí esa inserción publicitaria que corta el hilo de mi artículo, igual que ocurre cuando lees una revista y te topas con una página de publicidad o te cortan un peliculón con anuncios. ¿Reduce su calidad? En mi opinión, no. ¿Lo podría haber puesto al final? Pues seguramente y no descartes que acabe haciéndolo. En cualquier caso, muchas gracias por pasarte por mi rincón viajero y dejarme tu reflexión. Un saludo

      Responder
  2. Sergio

    Alicia, increible cómo describes los mismos sentimientos que yo tuve hace 23 años cuando fui a Santa Sofía y en general tus impresiones sobre Estambul. Tu forma de relatarlo me ha emocionado por momentos… Después de visitar unas cuantas ciudades más, sigo pensando que Estambul es la ciudad más fascinante del mundo. En Enero volveré con mi mujer que no la conoce y estoy seguro que ella también se enamorará. He tomado nota de sitios que no conocí, no había Internet, gracias a tus magníficos relatos. Gracias.

    Responder
    • Alícia Bea

      Gracias a ti por tus palabras, Sergio. Créeme cuando digo que me has emocionado. Os deseo el mejor de los viajes a Estambul, mi ciudad favorita del mundo. Un saludo

      Responder
  3. Eva

    Que bonito reportaje Alicia. Me he trasladado hasta Estambul leyéndote…

    Responder
    • Alícia Bea

      Gracias, Eva. Si ha sido así, como suelo decir, objetivo cumplido

      Responder
  4. Miguel Ángel Otero Soliño

    Hermoso paseo por uno de los monumentos más espectaculares de la humanidad, solo el hecho de que pensar que cuando se construyeron muchas de las grandes catedrales europeas como por ejemplo San Pedro del Vaticano Santa Sofía ya llevaba un milenio en pie ya lo dice todo. No tiene comparación, ni siquiera los grandes arquitectos otomanos como Sinan fueron capaces de replicar su belleza y altura.

    Es una fuente de inspiración, un paseo por la historia ilustrado o sencillamente un regalo para el alma de un viajero. Un beso y gracias por tu artículo

    Responder
    • Alícia Bea

      Muchísimas gracias, Miguel Ángel. Coincido plenamente contigo, Santa Sofía es un única por muchos motivos. Un beso

      Responder
  5. miguel

    Muy interesante, mira que no conozco Estambul.

    Responder
    • Alícia Bea

      Pues ya tardas, Miguel. Es una de mis ciudades favoritas. Un abrazo

      Responder
  6. Avistu

    Si incluso un día gris y nublado transmite esas sensaciones, tiemblo al pensar lo que debe ser en un día en que su brillo compita con el del sol. Me pasaría otras cuatro horas en el exterior.

    Apuntado «para cuando viaje a Turquía»

    Responder
    • Alícia Bea

      Tú lo has dicho, temblarías… No sé qué esperas para conocer Estambul 😉

      Responder
  7. jordi (milviatges)

    Desde luego es una de las joyas del arte mundial. Casi 1000 años siendo el templo más grande de la Cristiandad, allí es nada.
    Nosotros le dedicamos un post conjunto con la Mezquita Azul, pero desde luego, merece uno solito para ella!

    Responder
    • Alícia Bea

      Una joya que derrite al más crédulo, sí. Yo estoy deseando volver para sentir de nuevo su magia. Una abraçada, Jordi

      Responder
  8. Antonio Quinzán Bueno

    Uno de los lugares que más me ha impactado por su enormidad, por su concepto arquitectónico rompedor, por su antigüedad, por su belleza, por los 1.500 años de Historia a sus espaldas, por…todo. Una visita imprescindible en Estambul. Inolvidable, única, especial…

    Responder
    • Alícia Bea

      Para mí también es uno de los lugares más especiales que he conocido. A tu impecable lista añado, además, esa luz tan especial que tiene Santa Sofía

      Responder
  9. Kate de Viajamos Juntos

    ¡Apuntado! Parece que a todo el mundo le encanta Santa Sofía de Estambul. Será verdad que tiene magia…. 🙂

    Responder
    • Alícia Bea

      La tiene, Kate. Es un lugar realmente especial

      Responder

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  1. Aleph

    Me has dejado sin palabras. Y dos veces. La primera con el texto introductorio, me ha encantado. La segunda, con el anuncio de seguros que ha cortado todo el texto introductorio. Una pena priorizar ciertas cosas, la verdad.

    Responder
    • Alícia Bea

      Entiendo muy bien lo que dices, no imaginas cuánto. Pero mi realidad es que soy una periodista de viajes freelance que, como todos, necesita pagar las facturas a fin de mes. De ahí esa inserción publicitaria que corta el hilo de mi artículo, igual que ocurre cuando lees una revista y te topas con una página de publicidad o te cortan un peliculón con anuncios. ¿Reduce su calidad? En mi opinión, no. ¿Lo podría haber puesto al final? Pues seguramente y no descartes que acabe haciéndolo. En cualquier caso, muchas gracias por pasarte por mi rincón viajero y dejarme tu reflexión. Un saludo

      Responder
  2. Sergio

    Alicia, increible cómo describes los mismos sentimientos que yo tuve hace 23 años cuando fui a Santa Sofía y en general tus impresiones sobre Estambul. Tu forma de relatarlo me ha emocionado por momentos… Después de visitar unas cuantas ciudades más, sigo pensando que Estambul es la ciudad más fascinante del mundo. En Enero volveré con mi mujer que no la conoce y estoy seguro que ella también se enamorará. He tomado nota de sitios que no conocí, no había Internet, gracias a tus magníficos relatos. Gracias.

    Responder
    • Alícia Bea

      Gracias a ti por tus palabras, Sergio. Créeme cuando digo que me has emocionado. Os deseo el mejor de los viajes a Estambul, mi ciudad favorita del mundo. Un saludo

      Responder
  3. Eva

    Que bonito reportaje Alicia. Me he trasladado hasta Estambul leyéndote…

    Responder
    • Alícia Bea

      Gracias, Eva. Si ha sido así, como suelo decir, objetivo cumplido

      Responder
  4. Miguel Ángel Otero Soliño

    Hermoso paseo por uno de los monumentos más espectaculares de la humanidad, solo el hecho de que pensar que cuando se construyeron muchas de las grandes catedrales europeas como por ejemplo San Pedro del Vaticano Santa Sofía ya llevaba un milenio en pie ya lo dice todo. No tiene comparación, ni siquiera los grandes arquitectos otomanos como Sinan fueron capaces de replicar su belleza y altura.

    Es una fuente de inspiración, un paseo por la historia ilustrado o sencillamente un regalo para el alma de un viajero. Un beso y gracias por tu artículo

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    • Alícia Bea

      Muchísimas gracias, Miguel Ángel. Coincido plenamente contigo, Santa Sofía es un única por muchos motivos. Un beso

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  5. miguel

    Muy interesante, mira que no conozco Estambul.

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    • Alícia Bea

      Pues ya tardas, Miguel. Es una de mis ciudades favoritas. Un abrazo

      Responder
  6. Avistu

    Si incluso un día gris y nublado transmite esas sensaciones, tiemblo al pensar lo que debe ser en un día en que su brillo compita con el del sol. Me pasaría otras cuatro horas en el exterior.

    Apuntado «para cuando viaje a Turquía»

    Responder
    • Alícia Bea

      Tú lo has dicho, temblarías… No sé qué esperas para conocer Estambul 😉

      Responder
  7. jordi (milviatges)

    Desde luego es una de las joyas del arte mundial. Casi 1000 años siendo el templo más grande de la Cristiandad, allí es nada.
    Nosotros le dedicamos un post conjunto con la Mezquita Azul, pero desde luego, merece uno solito para ella!

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    • Alícia Bea

      Una joya que derrite al más crédulo, sí. Yo estoy deseando volver para sentir de nuevo su magia. Una abraçada, Jordi

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  8. Antonio Quinzán Bueno

    Uno de los lugares que más me ha impactado por su enormidad, por su concepto arquitectónico rompedor, por su antigüedad, por su belleza, por los 1.500 años de Historia a sus espaldas, por…todo. Una visita imprescindible en Estambul. Inolvidable, única, especial…

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    • Alícia Bea

      Para mí también es uno de los lugares más especiales que he conocido. A tu impecable lista añado, además, esa luz tan especial que tiene Santa Sofía

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  9. Kate de Viajamos Juntos

    ¡Apuntado! Parece que a todo el mundo le encanta Santa Sofía de Estambul. Será verdad que tiene magia…. 🙂

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    • Alícia Bea

      La tiene, Kate. Es un lugar realmente especial

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