Dormir en una jaima en el desierto de Marruecos: una experiencia inolvidable

Dormir en una jaima en el desierto de Marruecos: una experiencia inolvidable

29 abril, 2015

Dormir en una jaima en el desierto de Marruecos, rodeada de kilómetros y kilómetros de arena. Ese siempre fue uno de mis grandes sueños viajeros. De hecho, podría apropiarme de las palabras de Antoine de Saint-Exupéry: «Siempre he amado al desierto. Uno puede sentarse sobre una duna de arena sin ver ni escuchar y, sin embargo, siempre hay algo que brilla en el silencio.» También de otra de las frases célebres del autor de El Principito: “Haz de tu vida un sueño, y de tu sueño una realidad”. Y así lo hice. Pasar la noche en el desierto marroquí dejó de ser un espejismo para encabezar el listado de los grandes momentos vividos en Marruecos.

Durante siete días recorrí este sorprendente y fascinante país, una franja norteafricana que me sedujo por sus contrastes, por el calor de sus gentes, porque me hizo sentir bien en todo momento. En su día traté de tamizar las mejores vivencias de este viaje que bauticé como el de las mil sonrisas. Hoy me centro en una de ellas. En las que tal vez fueron las catorce horas más intensas de mi viaje por Marruecos.

A las puertas del desierto. Marruecos
A las puertas del desierto

Tras una larga jornada en 4×4 recorriendo el Valle del Dades, las espectaculares Gargantas del Todra,  Erfoud  y Rissani, y disfrutando del color ocre y rojo de las kasbahs y ksours que se cruzaban a nuestro paso, llegamos a Merzouga, frente a las altas dunas de Erg Chebbi.

La primera visión de este campo de dunas móviles que pueden llegar a alcanzar los 150 metros de altura me dejó sin palabras. Justo en ese momento el sol bañaba su silueta desplegando un abanico de dorados y naranjas que difícilmente una cámara puede inmortalizar.

Erg Chebbi. Dormir en una jaima en el desierto de Marruecos
Erg Chebbi

A lo lejos divisé una caravana que se internaba hacia el desierto. Ojalá que vayamos solas, pensé. Y así fue. Cuando bajamos del todoterreno, solo había dos dromedarios esperándonos al cuidado del que sería nuestro guía.

Caravana de dromedarios en Erg Chebbi
Caravana de dromedarios en Erg Chebbi

Mientras me acomodaba en mi montura, recordé la leyenda de las dunas de Erg Chebbi que había leído en alguna parte. Según cuenta la tradición oral, fueron creadas por Dios para castigar a una rica familia de Merzouga que se negó a dar cobijo a una mujer y a su hijo durante un festival local. Para condenar su falta de hospitalidad -algo impropio de un pueblo como el marroquí- sepultó a toda la familia bajo grandes montículos de arena. Bendita condena. Recorrer un tramo de esta espectacular extensión de 22 kilómetros situada en la frontera con Argelia fue uno de los mejores regalos que Marruecos pudo hacerme.

Como comenté en su día, literalmente teníamos el desierto para nosotras y allá donde posábamos la mirada iban apareciendo diferentes estampas de este hipnótico mar de dunas que iba cambiando de tono siguiendo los designios de un día que se iba apagando. Y sí, lo reconozco, también me asaltó la imagen de Peter O’Toole encarnando a Lawrence de Arabia. Trotamundos y cinéfila, así soy.

Recorriendo Erg Chebbi. Marruecos
Adentrándonos en Erg Chebbi

TE PUEDE INTERESAR Excursión de 3 días al desierto de Merzouga: en esta excursión te adentrarás en Erg Chebbi, la parte más sorprendente del desierto del Sáhara, y disfrutarás de los contrastes de Marruecos. El itinerario -con guía que habla español- incluye: la Kasbah de Ait Ben Haddou, Ouarzazate y la Kasbah de Taourirt, el Valle del Dades y las increíbles Gargantas del Todra, el palmeral de Jorf, Erfoud, Merzouga, Rissani, Tizi N’Tfrkhin y Ouarzazate.

Atardece en Erg Chebbi. Marruecos
Atardece en Erg Chebbi

La única pega, esa que sufrimos todos los viajeros que nos empeñamos en contar nuestras idas y venidas por el mundo, fue tener que romper el hechizo del momento para conseguir un soporte visual con el que acompañar estas líneas. Suerte que nuestro guía era un bendito y aguantó estoicamente cuantas paradas le obligamos a hacer. También los dromedarios, de aspecto saludable y dóciles, pusieron su granito de arena deteniéndose sin mayor problema para que pudiéramos tratar de captar la belleza que nos rodeaba. Mi sueño de dormir en una jaima en el desierto de Marruecos estaba a punto de cumplirse.

Dormir en una jaima en el desierto de Marruecos

Cuando llegamos al campamento ya era noche cerrada y costaba distinguir la silueta de las tiendas que teníamos a un puñado de metros. Todo estaba en silencio, diríase que deshabitado, salvo por la tímida luz de las lámparas que iluminaban un camino de alfombras. ¿Estamos solas?, pregunté. No, hay una mujer catalana alojada aquí, obtuve por respuesta. Miré a Sara y no pude evitar sonreír. Aquella chica era Anna, una viajera de la vieja escuela, comprometida y solidaria, que por unas horas se convirtió en nuestra germana de dunes (hermana de dunas).

Tras saludar a todo el equipo de Jaimas Madu, a cual más políglota, nos acompañaron a nuestra jaima. En pleno corazón del desierto me encontré con una tienda llena de comodidades: baño y ducha privado, agua caliente, electricidad y una cama enorme que alejaba la idea de pasar frío con solo mirarla. La noche en el desierto de Marruecos prometía y mucho.

Dormir en una jaima en el desierto de Marruecos
Mi preciosa jaima

De repente, el sonido de unos timbales mezclado con ininteligibles canturreos llamó nuestra atención. La cena estaba lista en una acogedora jaima. Entre animadas conversaciones sobre lo humano y lo divino fueron desfilando una sopa de verduras que nos devolvió la vida, arroz, kefta, pollo con limón…

Dormir en el desierto de Marruecos
Jaima comedor
Cenando en Jaimas Madu. Marruecos
Cenando en Jaimas Madu

Después salimos al exterior para disfrutar de un pase de música y canciones bereberes alrededor de una fogata. Ya puedes imaginar el resto. Al abrigo de la nocturnidad, la fiesta acabó entre chistes subidos de tono, refranes catalanes y con una servidora aporreando cualquier instrumento que cayera en sus manos. Un heterogéneo grupo de desconocidos convertidos en amigos por la magia del desierto.

Musica tradicional en el desierto de Marruecos
Música tradicional en el desierto de Marruecos

Cuando todo el mundo se retiró, me quedé unos minutos más sentada sobre una alfombra. Hecha un ovillo. En silencio. Saboreando la soledad y mirando al cielo que a pesar de ser un enorme manto negro dejaba entrever algún fragmento de su bóveda celeste. Estaba allí, cumpliendo mi sueño de pasar la noche en el desierto y sentí el cálido roce de la felicidad.

Pasar la noche en una jaima en el desierto de Marruecos
Disfrutando de la soledad en el desierto

Debo confesar que no dormí mucho esa noche. Más bien la pasé en una dulce duermevela, navegando entre las imágenes que asaltaban mi mente a modo de flashback. No fue el frío ni la ausencia de un lecho confortable. Era yo. Nerviosa y excitada. Como una niña pequeña en la noche de reyes esperando su regalo: el amanecer en el desierto marroquí.

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Hubiera deseado verlo en lo alto de una duna pero remolonear cinco minutos de más bajo los edredones me robó el escenario. No así el momento. Descubrí la enorme alfombra que resguardaba la jaima y allí estaba, imponiéndose sobre el horizonte, el nacimiento de un nuevo día.

Salida del sol en el desierto de Marruecos
Sale el sol en el desierto de Marruecos

Me puse lo primero que pillé sobre el pijama, cogí la cámara y salí corriendo hacia las dunas. Hacía muchísimo frío pero la sangre al galope por mis venas me dio el calor que los primeros rayos de sol me negaban. Tras dormir en una preciosa jaima en pleno desierto marroquí, un nuevo amanecer me daba los buenos días.

No sé cuánto tiempo pasé con mis pies enterrados en la arena. Ensimismada frente a las dunas. Sintiendo como mi cuerpo se iba enfriando. Al contrario que mi alma, encendida por un hervidero de sensaciones que no me canso de recordar. Y, sí, de nuevo sentí el roce de la felicidad.

Ensimismada en el desierto. Marruecos
Ensimismada en el desierto

El «yalla, yalla» de nuestro guía me devolvió a la realidad. La estancia en el desierto tocaba a su fin. Un copioso desayuno al aire libre, una cordial despedida y de vuelta al 4×4 rumbo a nuestro siguiente destino: Marrakech.

Desayunando en el desierto. Marruecos
Desayunando en el desierto

Aviso para navegantes: ten en cuenta que Erg Chebbi es un destino bastante turístico así que si quieres vivir una experiencia similar a la mía y dormir en una jaima en el desierto de Marruecos sin mucha gente, trata de ir fuera de temporada para evitar encontrarte con decenas de autobuses y auténticas caravanas de todoterrenos. Las mejores épocas son noviembre, enero y febrero.

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Guía práctica y consejos para viajar a Marrakech
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14 Comentarios

  1. esther

    Me ha gustado mucho leer tu artículo y quería consultarte sobre el viaje en 4×4. Tengo la vista delicada y hay quien me dice que viajar en 4×4 quizás no me convenga por los vaivenes que puede implicar para la cabeza, saltos bruscos y demás. A ti qué te pareció??
    Vamos a Marruecos el día 16 y nos han ofrecido un paseo en 4×4 a las dunas y pasar la noche.
    Gracias

    Responder
    • Alícia Bea

      Hola, Esther. Como desconozco qué dolencia tienes en la vista, solo te daré mi punto de vista. Dormir en el desierto es una experiencia increíble que todo el mundo debería probar al menos una vez en la vida. Deberías informarte si el paseo en 4×4 es obligatorio para llegar al campamento o es una actividad que se realiza una vez allí. Si es el último caso, que te expliquen cómo es el recorrido y si no lo ves claro, no lo hagas. Siempre puedes adentrarte en las dunas caminando, la experiencia es igual de maravillosa. Esto es lo que haría yo en tu caso pero la decisión es tuya. Ya me contarás como acaba la aventura, ¿sí?. Un saludo y muchas gracias por pasarte por mi rincón viajero

      Responder
  2. ELENA

    Fue una experiencia inolvidable. Llegar hasta ahí montando camello, ver las estrellas, la cena deliciosa, el desayuno exquisito. Inolvidable y totalmente recomendable.

    Responder
    • Alícia Bea

      Exactamente es así como lo recuerdo. Gracias por pasarte por mi rincón viajero, Elena

      Responder
  3. Mercedes

    Hola Alicia, están muy bonitas las fotos de tu viaje. Estoy organizando mi viaje a Marruecos en octubre y tengo dos preguntas: tu organizaste todo o hubo un guía que se encargó de tu transportación y hoteles?. Como contactaste el campamento?

    Me gustaría si me puedes pasar el contacto.

    Muero por dormir en el desierto

    Responder
    • Alícia Bea

      Hola, Mercedes. La excursión de tres días por Marruecos, que incluía pasar la noche en el desierto, la contratamos con Evaneos, una plataforma que pone en contacto a los viajeros con las agencias locales. Como puedes personalizar tu escapada, tu presupuesto dependerá de la elección de fechas, hoteles y recorrido. Tienes el enlace a su web en la nota que cierra este post. Un saludo y gracias por pasarte por mi rincón viajero

      Responder
  4. Mari Carmen

    Qué chulada la experiencia! Cuando estuve en Marrakech no nos dio tiempo a ir al desierto y poder dormir en una jaima… Pero la próxima vez seguro que cae!!

    Responder
    • Alícia Bea

      Fue absolutamente mágico, Mari Carmen. Tanto que estoy deseando repetir. Un fuerte abrazo

      Responder
  5. Alicia

    Qué bonito es el desierto, cuánto me gusta… aunque me sorprende muchísimo cómo han cambiado las cosas allí. Antes las jaimas eran muchísimo más humildes, no había baños ni duchas, y llevabas tu saco y punto. La cena la llevábamos ya cocinada en uno de los camellos, aunque aún llegó caliente y estaba riquísima.
    Yo decidí dormir sobre la duna, sacando una colchoneta, y otros de mis compis me imitaron. Era Septiembre y fue una noche despejada de nubes, uno de los lugares donde más estrellas he visto.
    Como tú, nunca logro dormir profundamente porque los nervios y la excitación no me dejan, porque sé que estoy allí y es increíble.
    Sé que nunca me cansaré.
    Te recomiendo una experiencia un poco más «auténtica», algún día podrás y verás que no echarás de menos ni el somier, ni el baño, ni la ducha, y que te sentirás sorprendentemente plena y feliz con muy poco. Quizá algún día, juntas!! 😉

    Un beso
    Alicia

    Responder
    • Alícia Bea

      Gracias por tu súper comentario, Alicia. Me encantaría volver contigo y dormir al aire libre pero no en enero que es cuando fuimos. Coincido en que tiene que ser mucho más auténtico pero para una primera vez en el desierto debo reconocer que estuvo muy bien. Y sí, hay campamentos de diferentes categorías pero nos apetecía darnos un capricho que de vez en cuando no viene mal. Un beso de vuelta, tocaya.

      Responder
  6. Kate de Viajamos Juntos

    Pero ¡qué lujo! Las jaimas y el desayuno un espectáculo. ¿Y qué te pareció el paseo en dromedarios? ¿cómodo?

    Responder
    • Alícia Bea

      Pues la verdad es que sí, Kate. Nuestro campamento era una maravilla y nos trataron muy bien. El paseo en dromedario cómodo, lo que se dice cómodo, no es y menos si tienes una mano ocupada con la cámara o el móvil 😉

      Responder
  7. Núria

    ¡Qué experiencia más chula! La verdad es que entre las fotos y tus explicaciones parecía que estaba viendo en una peli… Me ha gustado mucho

    Responder
    • Alícia Bea

      Gracias, Núria. Me alegra saber que te ha gustado. Pasar la noche en el desierto es algo mágico. Saludos

      Responder

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14 Comentarios

  1. esther

    Me ha gustado mucho leer tu artículo y quería consultarte sobre el viaje en 4×4. Tengo la vista delicada y hay quien me dice que viajar en 4×4 quizás no me convenga por los vaivenes que puede implicar para la cabeza, saltos bruscos y demás. A ti qué te pareció??
    Vamos a Marruecos el día 16 y nos han ofrecido un paseo en 4×4 a las dunas y pasar la noche.
    Gracias

    Responder
    • Alícia Bea

      Hola, Esther. Como desconozco qué dolencia tienes en la vista, solo te daré mi punto de vista. Dormir en el desierto es una experiencia increíble que todo el mundo debería probar al menos una vez en la vida. Deberías informarte si el paseo en 4×4 es obligatorio para llegar al campamento o es una actividad que se realiza una vez allí. Si es el último caso, que te expliquen cómo es el recorrido y si no lo ves claro, no lo hagas. Siempre puedes adentrarte en las dunas caminando, la experiencia es igual de maravillosa. Esto es lo que haría yo en tu caso pero la decisión es tuya. Ya me contarás como acaba la aventura, ¿sí?. Un saludo y muchas gracias por pasarte por mi rincón viajero

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  2. ELENA

    Fue una experiencia inolvidable. Llegar hasta ahí montando camello, ver las estrellas, la cena deliciosa, el desayuno exquisito. Inolvidable y totalmente recomendable.

    Responder
    • Alícia Bea

      Exactamente es así como lo recuerdo. Gracias por pasarte por mi rincón viajero, Elena

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  3. Mercedes

    Hola Alicia, están muy bonitas las fotos de tu viaje. Estoy organizando mi viaje a Marruecos en octubre y tengo dos preguntas: tu organizaste todo o hubo un guía que se encargó de tu transportación y hoteles?. Como contactaste el campamento?

    Me gustaría si me puedes pasar el contacto.

    Muero por dormir en el desierto

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    • Alícia Bea

      Hola, Mercedes. La excursión de tres días por Marruecos, que incluía pasar la noche en el desierto, la contratamos con Evaneos, una plataforma que pone en contacto a los viajeros con las agencias locales. Como puedes personalizar tu escapada, tu presupuesto dependerá de la elección de fechas, hoteles y recorrido. Tienes el enlace a su web en la nota que cierra este post. Un saludo y gracias por pasarte por mi rincón viajero

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  4. Mari Carmen

    Qué chulada la experiencia! Cuando estuve en Marrakech no nos dio tiempo a ir al desierto y poder dormir en una jaima… Pero la próxima vez seguro que cae!!

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    • Alícia Bea

      Fue absolutamente mágico, Mari Carmen. Tanto que estoy deseando repetir. Un fuerte abrazo

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  5. Alicia

    Qué bonito es el desierto, cuánto me gusta… aunque me sorprende muchísimo cómo han cambiado las cosas allí. Antes las jaimas eran muchísimo más humildes, no había baños ni duchas, y llevabas tu saco y punto. La cena la llevábamos ya cocinada en uno de los camellos, aunque aún llegó caliente y estaba riquísima.
    Yo decidí dormir sobre la duna, sacando una colchoneta, y otros de mis compis me imitaron. Era Septiembre y fue una noche despejada de nubes, uno de los lugares donde más estrellas he visto.
    Como tú, nunca logro dormir profundamente porque los nervios y la excitación no me dejan, porque sé que estoy allí y es increíble.
    Sé que nunca me cansaré.
    Te recomiendo una experiencia un poco más «auténtica», algún día podrás y verás que no echarás de menos ni el somier, ni el baño, ni la ducha, y que te sentirás sorprendentemente plena y feliz con muy poco. Quizá algún día, juntas!! 😉

    Un beso
    Alicia

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    • Alícia Bea

      Gracias por tu súper comentario, Alicia. Me encantaría volver contigo y dormir al aire libre pero no en enero que es cuando fuimos. Coincido en que tiene que ser mucho más auténtico pero para una primera vez en el desierto debo reconocer que estuvo muy bien. Y sí, hay campamentos de diferentes categorías pero nos apetecía darnos un capricho que de vez en cuando no viene mal. Un beso de vuelta, tocaya.

      Responder
  6. Kate de Viajamos Juntos

    Pero ¡qué lujo! Las jaimas y el desayuno un espectáculo. ¿Y qué te pareció el paseo en dromedarios? ¿cómodo?

    Responder
    • Alícia Bea

      Pues la verdad es que sí, Kate. Nuestro campamento era una maravilla y nos trataron muy bien. El paseo en dromedario cómodo, lo que se dice cómodo, no es y menos si tienes una mano ocupada con la cámara o el móvil 😉

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  7. Núria

    ¡Qué experiencia más chula! La verdad es que entre las fotos y tus explicaciones parecía que estaba viendo en una peli… Me ha gustado mucho

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    • Alícia Bea

      Gracias, Núria. Me alegra saber que te ha gustado. Pasar la noche en el desierto es algo mágico. Saludos

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